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lo reciente

carmelo lisón tolosana (ed.)


Antropología: horizontes estéticos
Barcelona: Anthropos Editorial, 2010. 252 páginas.

E l libro editado por Carmelo Lisón


Tolosana es el variado conjunto de
artículos y autores producto de un “sym-
La forma desaparece cuando uno no se
da cuenta de los problemas. Pero cuando
aparece, como en cuestiones de etiqueta,
posium” organizado por Petra M.a Pérez hay incomodidades. Y las incomodidades
Alonso-Geta en Valencia, a mediados del en la lectura de este libro tienen que ver
2007. Consta de diez capítulos y un prólo- con diferentes asuntos editoriales. Unos
go del editor. Los autores, españoles con de orden político y otros puramente for-
excepción de un italiano, se reunieron males. Entre los últimos, molesta la falta
con la excusa de la antropología y la esté- de coherencia en la citación, que surge tan
tica. Hay, sin embargo, enormes altibajos pronto como se intenta navegar en las re-
de capítulo a capítulo. Navega el lector en- ferencias de cada autor. Incluso uno de los
tre hermosas reflexiones sobre Goya como artículos no tiene bibliografía al final. Las
antropólogo (Lisón), aburridos reportes imágenes que acompañan algunos capítu-
de gestión cultural en un museo (De la los no están debidamente identificadas y,
Calle), crípticas discusiones sobre estética en la mayoría de los casos, son tan peque-
en la tradición de Occidente aplicadas al ñas que dejan de ilustrar los argumentos.
consumo cultural contemporáneo (Pérez, Debajo de la seria presentación de la co-
Colom), recorridos alucinantes de Picasso lección de la que hace parte y que decide,
a Hulk, pasando por Jekyll y Peter Pan a la postre, la portada y la caja editorial,
(Sanmartín); revisiones que descubren la es evidente el descuido en el tratamiento
invención del hispanomorisco (González), del conjunto, que luce más como producto
críticas del arte posmoderno (Granés), el del cuidado de cada autor que de una di-
uso de etiquetas tan equívocas como “an- rección editorial dedicada. Esto ya se in-
tropología androide y biónica” (Buxó) o volucra con “la política” de las ediciones
tan atractivas como “antropología teatral” similares a esta. Ciertamente, la organiza-
(Giacchè) y, finalmente, cuidadosas excur- dora del simposio que originó el trabajo es
siones por el paisaje como producto de la autora de uno de los artículos, pero ello no
mirada del otro (Mairal). la hace editora y tampoco aparece como
Me pregunto, luego de leerlo, por la tal. El editor, seguramente obedeciendo a
estética de un libro de antropología y por “razones prácticas” que se atienen al peso
la estética en la antropología. Más general de los nombres, es un reconocido antropó-
lo primero y extraña cuestión lo segundo. logo español formado en Oxford y director

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· n.� 24 · 2010 · issn 0120-3045

de un conjunto de trabajos de primer or- muy complicado escribir y leer etnografía


den en la lengua castellana. El prólogo, un en este tipo de producto.
tanto anecdótico, devela, entre otros asun- Arribo, entonces, a la segunda cues-
tos, su distancia de la mayoría de los tra- tión. Creo que el único camino por el que
bajos publicados. Es una vieja costumbre la antropología puede abordar el proble-
de las ciencias sociales la edición de con- ma de la estética empieza y termina con
juntos de artículos como producto final la etnografía. Hacer etnografía implica
de seminarios, mesas de congresos y otros desde el comienzo una fuerte puesta en-
eventos a medio camino entre la cena for- tre paréntesis del gusto en el nivel más
mal y la fiesta. Y es vieja la costumbre de elemental. Desde aquello que considera-
dar más al que tiene más presentando en mos buena comida, el tipo de escena que
la carátula un nombre conocido como ga- esperamos encontrar en el hogar, hasta la
rantía de ventas. certeza de cómo deberían ser las cosas:
Estos conjuntos de artículos suelen ser la voz, el vestido, las relaciones sociales,
poco coherentes, aunque tienen la posibi- la escatología; todo aquello que a nues-
lidad de presentar parte de investigaciones tro parecer “está al derecho” y “podría es-
mayores en un conjunto con el que dialo- tar al revés”; y que estando al derecho o
garían (cosa que ocurre más bien pocas al revés nos emociona o nos aterra. La es-
veces). De los trabajos que presentan este tética podría definirse como todo lo con-
tipo de ediciones uno extraña la elabora- cerniente a la legalidad del espíritu. Esto
ción misma de la antropología. Es sabido hace que uno extrañe algún trabajo etno-
que vivimos en una época tacaña. Cuando gráfico en estricto sentido en el conjunto
publicamos son excepcionales los lugares de artículos de Antropología: horizon-
que dan más de treinta páginas a un autor. tes estéticos. Más aún cuando varios au-
Y cuando leemos queremos toda la infor- tores tienen la intención de dialogar con
mación en la brevedad de un artículo. Por el canon de Occidente. Sostengo que el ca-
no decir ya de los trabajos de campo. Eso mino por el cual podemos construir teo-
es paradójico, por lo menos, en una dis- ría antropológica, nos lo ha enseñado y
ciplina como la antropología, que requie- nos lo enseñará la etnografía.
re tiempo y espacio. La forma de este tipo La reseña, por otra parte, de este tipo
de publicaciones hace creer a un número de producción resulta si no imposible, sí
creciente de antropólogos que la disciplina muy difícil. Sus virtudes dependen un
puede vivir de relámpagos de inspiración poco del azar, de los intereses concretos
crítica, que es lo que suele ocurrir con un del lector, de las modas académicas... Yo
artículo. Un artículo tiene la enorme limi- encuentro fascinante el brevísimo tex-
tación de que no puede enseñar el proce- to de Lisón, riguroso y claro el de Mairal,
so de investigación y, sobre todo, suele ser interesante el de Sanmartín, crítico en

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justa medida el de Granés, retorcido el de creo que el resultado es ambiguo. Presenta


Giacchè, innecesariamente elevados ha- estudios sobre contextos de los que la vie-
cia la abstracción otros. Pero no encuen- ja antropología no se ocupó. Olvida la
tro un conjunto. Preferiría haber leído un necesaria reflexión etnográfica que se re-
solo estudio largo. Pero esto es muestra monta hacia la teoría para re-evaluar lo
del tipo de publicaciones de antropolo- que podríamos generalizar. Pero sobre
gía que estamos consumiendo y produ- todo, salvo excepciones, el conjunto poco
ciendo. Incluso hay estudios largos que se atreve a jugar con la belleza y la fealdad
se publican completamente, pero que se en la construcción de textos sobre estética
reducen a una sofisticada crítica de tex- y antropología. Si es plausible ver a Goya
tos de la cual resulta difícil desenmarañar como etnógrafo y como antropólogo ¿no
experiencias concretas o vidas viviendo. sería deseable que algún antropólogo as-
¿De qué otra manera podremos llegar pirara a ser goyesco? Tal vez sea demasia-
a dudar de lo que creemos que es como do pedirle a una disciplina que produzca
debe ser? ¿O ampliar el horizonte de la es- textos bellos, ¡pero cuánta falta hacen!
tética desde la antropología? LUIS ALBERTO SUÁREZ GUAVA
Si la intención es ampliar los hori- Universidad Externado de Colombia
zontes estéticos de la antropología misma

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