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Tercero de Filosofía
Profesor:
La ética es una disciplina filosófica que tiene como objeto de estudio la reflexión sobre el
valor moral de los actos humanos. A este objeto de estudio la ética pretende hacer una
profunda y exhaustiva indagación, para llegar solo por los medios de la razón natural a
determinar el fundamento de lo bueno, lo conveniente, lo perfecto para la vida del
hombre. Esta indagación llevada a cabo por parte de la ética esta sin lugar a dudas
sometida a la evolución en el tiempo y el espacio, como lo está el hombre ya que este es
el único organismo capaz de una ética. Por tal motivo la ética al igual que la especie
humana a sufrido transformaciones que revelan el progreso gnoseológico respecto a la
conducta humana y en ultimo termino sobre lo que es la especie humana .por tal motivo,
esta evolución histórica es la columna vertebral de este trabajo. En el buscamos dilucidar
un recorrido histórico sintético pero no por eso superficial. El cual nos permita conocer
con claridad las diferentes etapas de esta ciencia, para así lograr tener un horizonte lo
suficientemente amplio de los principios básicos de la conducta humana, con el fin de
poder aplicar nuestros conocimientos en el ámbito pastoral.
Síntesis Éti ca
Ética de virtudes: la máxima aspiración del hombre consiste en la felicidad, que no puede
encontrarse sino en DIOS, y esta felicidad se alcanza mediante el ejercicio de las virtudes.
Esta ética se encuentra en los griegos. Sócrates, platón y Aristóteles, son sus máximos
representantes. La Ética a Nicómaco es sin duda el libro de ética más importante de la
antigüedad. El hombre esta orientado por su naturaleza hacia la felicidad (eudemonía) y
el bien, por eso no podemos decir que un ser humano nació malo o nació para hacer el
mal. La felicidad es el bien supremo y fin último del hombre, la felicidad se alcanza
mediante la práctica de las virtudes, que son actitudes de equilibrio en todos los ámbitos
de la vida humana. La contemplación de la verdad es el ideal superior de vida virtuosa.
Aristóteles: Suele calificarse la ética aristotélica como una ética teleológica porque se
construye a partir del fin, té/os, propio de la vida humana. Buscar el bien, perseguir el
propio fin, equivale a buscar la felicidad, ya lo hemos dicho. La ética aristotélica es una
ética hedonista. No se construye a partir de la noción de deber o de una serie de
obligaciones, sino a partir de la felicidad, porque lo que hay que conseguir es estar bien
con uno mismo y con los demás.
Epicureísmo: el placer constituye una aspiración generalizada entre los hombres de todos
los tiempos. La teoría que desarrolla esta tendencia como criterio ultimo de moralidad es
denominada hedonismo, Hedonismo es una palabra procedente del griego (hedoné) que
significa «placer». Según esta teoría ética, los hombres buscan el placer en todos sus actos
y eso sería, para los seguidores de esta teoría, lo bueno. Epicúreo es su máximo
representante, para epicúreo el principio de todo bien se halla en el placer. Teniendo claro
que el placer que hace verdaderamente dichoso al hombre es un placer tranquilo,
equilibrado. Los placeres corporales cuando no se saben controlar llevan consigo al
sufrimiento, la moral de epicúreo es más bien una ascética del placer.
Aristóteles: Suele calificarse la ética aristotélica como una ética teleológica porque se
construye a partir del fin, té/os, propio de la vida humana. Buscar el bien, perseguir el
propio fin, equivale a buscar la felicidad, ya lo hemos dicho. La ética aristotélica es una
ética hedonista. No se construye a partir de la noción de deber o de una serie de
obligaciones, sino a partir de la felicidad, porque lo que hay que conseguir es estar bien
con uno mismo y con los demás.
San Agustín: Agustín hace suya dicha teoría y afirma que, a pesar de la caída, el ser
humano quiere ser feliz. Lo que tiene es aprender a ser buena persona, es decir, a querer
el bien. A causa del pecado, los humanos tienden intrínsecamente hacia el mal, pero es
posible superar esa tendencia y
Encontrará Dios. Para ello, la máxima que debe prevalecer es el ordo amoris: el precepto
del amor por encima de cualquier deseo. «Ama y haz lo que quieras» es la máxima firma,
la que hacer que resume la moral agustiniana.
Pedro Abelardo: Lo importante para que haya acción moral, según Abe ardo, es la
intención del sujeto. Es la intención, o la conciencia, la que determina el carácter de la
acción al consentir o dejar de hacerlo sobre el bien o el mal. Por lo mismo, si un acto
realizado de mala fe es malo, un acto realizado con buena intención nunca podrá ser
malo; incluso la ignorancia puede eximir de culpa. Cuando se actúa mal por ignorancia o
por error, podemos hablar de pecado pero no de culpa. No fueron culpables, en
consecuencia, quienes ejecutaron a Cristo en la cruz, porque no sabían qué estaban
haciendo y sólo obedecían órdenes.
Martin Lutero: La justificación por la fe y no por las obras es la doctrina que Lutero
suscribe y que, más allá de los cambios en la estructura eclesiástica, constituye el núcleo
de la Reforma protestante. Lutero es «fideísta», porque pone por delante la fe, entiende
que una fe firme es lo único que debe exigírsele al creyente, dado que éste no puede
esperar que sus obras lo rediman y lo santifiquen. «Pecca [ortiter sed crede [ortius» («Peca
fuerte, pero cree con más fuerza») es la frase que sintetiza la propuesta luterana. Según
Lutero, la salvación de los pecados le adviene al ser humano sólo por la fe en Dios, no por
las obras que realice para redimirse, ya que éstas nunca dejarán de ser imperfectas y
estarán lejos de coincidir con la ley moral.
Hume: Percibe la evidencia de que lo que mueve a los humanos son las pasiones, más que
La razón:
«Puesto que la moral influye en las acciones y afecciones se sigue que no puede ser
derivada de la razón, y ello porque la razón sola no puede tener tal influencia»
Kant: a ley moral no refleja lo que hacemos, sino lo que debemos hacer; no se refiere al
ser, sino al deber ser. En todo caso, ha de servir para juzgar la moralidad de las
costumbres, no para identificarse con ellas. La fuerza del deber moral tiene que residir en
algo permanente, más fuerte que la diversidad empírica, en un poder que sólo reside en la
razón.
Hegel: Hegel abandona por completo una moral de la intención, como era la kantiana.
Para él, los resultados son más importantes que los buenos propósitos. Sólo las reglas
objetivas e
Interpersonales pueden ser válidas. Desconfía, asimismo, de la capacidad del individuo
para pensar sólo racional e impersonalmente, de ahí que busque la legitimidad ética en el
juicio interpersonal. Rechaza un «punto de vista moral» opuesto a la naturaleza y a la que
se trata de dominar. No cree que el ser moral tenga que procurar la total dominación de la
naturaleza sensible, pues esa dominación nunca será posible.
Marx: se opone a los términos moralizantes -justicia, deber, moral- porque cree que sólo
sirven para enmascarar la injusticia y la inmoralidad. De otra forma, es lo mismo que
pronto y a su manera dirá también Nietzsche. El advenimiento de la sociedad sin clases es,
para él, una verdad científica porque lo concibe como históricamente necesario. Esa visión
excluye la comprensión del propio pensamiento marxista como una moral o como un
compromiso para la instauración de un mundo mejor. La superación de las
contradicciones hacia un mundo de total libertad es un deber ser, no en el sentido moral
del término, sino en el sentido determinista.
Kierkegaard: la apuesta por la ética, el segundo estadio, es la opción por la seriedad que
representa la ley, contra la frivolidad del estadio estético. El modelo de esta etapa es la
figura del Juez, que se guía por normas generales. Es el estadio en que se sitúa el hombre
que hace suyo lo que hay de común en el género humano, el lado opuesto de la aventura
romántica.
Nietzsche: explica cómo los judíos sustituyen la moral autoafirrnativa de los griegos
(bueno =noble) por una moral de la sumisión. Lo hacen ensalzando todas las virtudes del
débil: el sacrificio, la humildad, la pobreza, la opresión. De esta forma, sólo se consigue la
aniquilación del hombre, la negación de uno mismo en nombre de una realidad superior.
Pero lo peor es que esa transformación es causada por el resentimiento de los débiles,
que no ven otra forma de afianzar su poder que proclamando los únicos valores que les
son dados, los valores de la esclavitud. Al reconocer que no son nobles, como lo eran los
aristócratas griegos, exaltan los valores de los pobres. Nacen así los ideales ascéticos que
personifica el sacerdote cristiano. La única manera de acabar con esa moral será
aniquilando su fundamento: «Dios ha muerto»
Max Scheler: El resentimiento deforma los valores, a juicio de Scheler, porque nace de la
contradicción entre el deseo de tener algo y la impotencia de alcanzarlo. Tal como
Nietzsche pensaba, el resentimiento es un síntoma de la debilidad de la vida y produce un
trastorno axiológico que destruye la verdadera moral o la moral objetiva.
Sin duda la ética no es la única ciencia que estudia la conducta humana. Muchas ciencias
biológicas o médicas y muchas ciencias sociales se ocupan también del estudio científico
del obrar humano. Sin embargo, todas ellas consideran la conducta humana desde un
punto de vista particular y restringido, que es distinto del punto de vista de totalidad que
adopta la ética.
Conclusiones
Después de haber realizado este trabajo podemos afirmar de forma directa que la ética ha
pasado por un largo proceso de progreso desde la antigüedad hasta nuestros días.
Permitiéndonos a su vez comprender la urgencia necesaria de una revaloración de esta
ciencia en todas las dimensiones del ser humano y en especial en los distintos campos
científicos, para hacer del mundo un lugar más justo y armonioso. En último término la
ética desde una perspectiva cristiana nos permite entender los principios mismos para los
cuales el hombre fue creado: la Verdad y el Bien.