La humanidad se encuentra estancada en un punto, donde las grandes mentes de
las potencias mundiales es más importante el poder y la superioridad que ellos puedan llegar a tener, que el pensar en la humanidad inocente de las guerras y los avances de tecnología en armas de destrucción masiva. Esto se puede describir cómo el final de la existencia humana por la cantidad de armamento nuclear y resultados bélicos, donde atraen catástrofes naturales por el mal uso del poder y el mal uso de estas armas. El resultado del mal uso del poder y de las armas nos tienen encaminados por un sendero de desigualdad social, donde la financiación para aumentar un arsenal bélico y destructor es lo más importante para suplir las necesidades básicas y demostrar un poder a nivel mundial y así generar un respeto ante las demás potencias, este poder nos vende la idea de comprarnos unos a otros y de tener aires de superioridad y se presente el hecho de que pueda llegar a ocurrir una posible aniquilación o extinción desproporcionada sin control de la vida humana. Para llegar a tener una idea de donde pueden estar el inicio de superioridad basta con entender los conflictos políticos, económicos, sociales donde estos son llevados a los campos de guerra destruyendo miles de hogares de gente inocente e indefensos porque a las personas se les mira los defectos y no las cualidades, solo ven personas como rivales de guerra de los que hay que defenderse, donde nuestros hijos sienten que hay más oportunidades en un ejército que en un colegio donde crezcan y se formen para servir al prójimo y no para hacerle daño. Hay que empezar a forjar políticas para tomar medidas acerca de los recursos económicos que se invierten en la utilización de la industria de armamento masivo y mejor destinarlos a proyectos de investigación donde se garantice el futuro de niños, adultos, personas en general y se incentive la paz y la convivencia en todas las comunidades del mundo.