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Cómo Decir Amen
Cómo Decir Amen
cristianamente (Apoc 5:14)
Los rabinos enseñaban que quien decía amén rectamente, recibiría de Dios una rica
recompensa. En sus comentarios sobre Nm 5.22, el juramento de la mujer acusada
de adulterio, los rabinos insistían en la necesidad de leerle las amonestaciones en el
lenguaje que ella entiende, para que pueda contestar amén. San Pablo insiste
también en que el amén tiene que ser coherente e inteligente (1Co 14.15-16); no se
puede decir amén a lo que no se ha entendido. Sería contradictorio e inconcebible
que se dijera "amén" por pura rutina, sin ni siquiera haber entendido lo dicho. Dada la
inmensa solemnidad del "amén", es claro que pronunciarlo ligera y frívolamente es
sacrilegio.
Cuando el barbero de Martín Lutero, Maestro Pedro, le hacía muchas preguntas sobre
la oración, Lutero decidió escribirle un librito muy pastoral, titulado "para mi barbero
Pedro, una manera simple de orar". Cuando llegó al Amén final de la oración
dominical, Lutero escribió estas bellas palabras para su barbero:
Finalmente, nota bien esto: siempre debes hacer el Amén bien fuerte, sin
dudar nunca que Dios te está escuchando con toda su gracia y diciendo
"Sí" a tu oración. Recuerda que tú no estás ahí solo, de rodillas o de pie,
sino que toda la cristiandad, todos los cristianos devotos, están presentes
ahí contigo y tu con ellos, en una sola y unánime oración unida que Dios
no puede de ninguna manera desoír. Y nunca dejes tu oración sin haber
dicho o pensado: "Ahí pues, esta oración ha sido escuchado por Dios: esto
lo sé con toda seguridad. Eso es lo que significa "Amén".