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ANNE-MARIE SLAUGHTER
Anne-Marie Slaughter, a former director of policy planning in the US State
Department (2009-2011), is President and CEO of the think tank New
America, Professor Emerita of Politics and International Affairs at Princeton
University, and the author of Unfinished Business: Women Men Work Family.
JAY NEWTON-SMALL
Jay Newton-Small is a correspondent for TIME and author of Broad Influence:
How Women Are Changing the Way America Works.
Con tantas líderes femeninas, ya nos estaríamos haciendo esta pregunta: ¿qué
sucede cuando las mujeres gobiernan el mundo? ¿Sería el mundo mejor para las
mujeres? ¿Sería diferente?
Según los sociólogos, hay dos tipos de líderes femeninas: la “abeja reina”, menos
propensa a colaborar con el avance de otras mujeres, y la “mujer justa”, para
quien dicho avance es una prioridad. En su mayoría, las pioneras, como Margaret
Thatcher en el RU, Indira Gandhi en la India y Golda Meir en Israel, fueron abejas
reina; todas ellas rehuían del feminismo. Pero más tarde predominaron las
mujeres justas. Líderes como Cristina Kirchner en Argentina, Dilma Rousseff en
Brasil y Jóhanna Sigurðardóttir en Islandia buscaron, de un modo u otro,
empoderar a las mujeres y ayudarlas a avanzar en sus respectivos países.
Merkel y May han sido más del tipo abeja reina, mientras que Clinton, Lagarde,
Clark y Georgieva son más del tipo mujer justa. Pero es necesario decir que a
menudo la primera mujer que lidera en una cultura dominada por los hombres
tiene que mostrarse más “masculina” que aquellos mismos: tratar de promover el
avance de otras mujeres puede resaltar su propia femineidad y debilitarlas. Por
ejemplo, Clinton fue la tercera mujer que ocupó la secretaría de estado de los
Estados Unidos, pero la primera que se sintió suficientemente segura para
defender la causa de las mujeres y las niñas en todo el mundo. Prometió que de
ser elegida presidenta, la mitad de su gabinete serían mujeres, y que continuaría
las iniciativas lanzadas por el Departamento de Estado bajo su dirección.
En términos generales, las decisiones de una líder mujer no son más predecibles
que las de un hombre. Las mujeres no son monolíticas: sus antecedentes
ideológicos y estilos de gobierno varían. Pero cuando el mundo finalmente llegue
a un punto en el que la presencia de mujeres en las mesas del poder no sea una
rareza, cuando su cantidad alcance un punto de inflexión, sus voces serán oídas
de otro modo y sus opiniones tendrán más peso entre sus compañeros hombres.
En 2016 las mujeres estuvimos más cerca que nunca de llegar a ese punto de
inflexión. Pero tal vez aún tengamos que esperar décadas para saber qué pasará
cuando por fin lo hagamos.