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UN ENEMIGO INVISIBLE TRATA DE DESTRUIRNOS, COMO ESTAR ALERTAS

El año 2020 quedará registrado en los anales de la historia de la humanidad, como


unos de los más oscuros y trágicos, como uno de los más devastadores en la historia. Si
nosotros estuviéramos viendo esto a través de una pantalla de televisión o del cine,
diríamos que sólo es ciencia ficción, o que se trata de la imaginación de los
productores de Hollywood. Sin embargo es algo que nos ha tocado que vivir en carne
propia. Se trata de un virus letal que amenaza con diezmar a toda la humanidad. Nos
han informado que es una PANDEMIA, Y QUE ESTA pandemia se propaga por todo el
mundo, a pasos agigantados, que aunque se le cierren las puertas, penetra sin ser
invitado y sin previo aviso, provocando el caos y el temor colectivo...Y todo esto ha
sido provocado por un minúsculo e invisible enemigo altamente mortal que trata de
destruirnos.
No podemos negar el esfuerzo que los gobiernos han hecho para tratar de detenerlo,
muchas vidas han sido sacrificadas en esta guerra contra el enemigo invisible, muchos
guerreros y guerreras de la salud han tenido que sacrificar sus propias vidas por
enfrentársele, sin embargo aquello que comenzó en un poblado de China, aun sigue
siendo una amenaza mortal, con consecuencias todavía mucho más graves.
Pero esto no es nuevo, ni algo que de lo que no estemos advertidos en las Escrituras.
Jesucristo dijo: “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis,
porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se
levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y
terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”. Además, en la
carta a los efesios en el capítulo 6 y el verso 12 se nos declara “Pues no luchamos
contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades
del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra
espíritus malignos de los lugares celestiales.”.
Si hay una verdad detrás de todo esto, es que hay un enemigo invisible y mortal que
siempre ha tratado de destruir a la humanidad. Jesucristo, nuestro Señor lo manifestó
de una manera clara y contundente, cuando dijo: “El ladrón solamente viene para
robar, matar y destruir. Yo vine para que la gente tenga vida y la tenga en
abundancia.”
Esto entonces nos pone en un contexto y una perspectiva diferente a la que nos
plantean los medios masivos de comunicación social, porque nos lleva más allá del
posible brote de un virus en un lugar específico en el mundo, nos lleva al origen mismo
de toda la maldad: la presencia de satanás y su deseo de destrucción.
Desde el principio mismo de la humanidad esto ha sido así, La Escritura nos registra de
un hecho que marcó el inicio de la PANDEMIA MÁS DEVASTADORA DE TODO EL
MUNDO, ese fue UN DÍA NEGRO Y TERRIBLE, QUE MARCÓ LA HISTORIA DE LA
HUMANIDAD. Quiero llamar su atención a esa tragedia que tuvo como primeras
víctimas a dos personas, luego muchos otros siguieron en los años posteriores y a lo
largo de la historia todos los seres humanos hemos sido afectados e infectados por lo
que ocurrió este día. Me estoy refiriendo ahora del día en que el pecado entró en el
mundo. La Biblia lo dice: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron” (Romanos 5:12). Ese día las primeras víctimas fueron Adán y Eva, en el
huerto del Edén, quienes desobedecieron al mandamiento de Dios de no comer del
árbol del medio del huerto. Las consecuencias se hicieron ver de inmediato: mal (Gn.
3:5), vergüenza (v. 7), miedo (v. 10), engaño (v. 13), maldición (v. 14), enemistad (v.
15), dolor (v. 16), frustración (v. 18), muerte (v. 19) y por último, pero la más grave de
todas, la separación de la comunión con Dios (vv. 23-24). Estas son sólo algunas de las
consecuencias que sufrieron Adán y Eva al pecar, pero no fueron las únicas, ya que sus
descendientes también verían el odio, la envidia, el rencor, y toda clase de depravación
espiritual y moral, como lo vemos en nuestro mundo actual.
De ninguna manera podríamos pensar que las cosas han mejorado desde el brote de
ese virus letal, ni que tampoco comenzarán a mejorar a partir de ahora. El mundo se
ha descarriado en la maldad. Hay muchos versículos que nos confirman esto Romanos
3:10 “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de
áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus
pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos;
y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Romanos
3:17-19). Realmente es una descripción trágica y triste de la presencia del pecado en el
mundo y sus terribles consecuencias...
Pero esto no acaba aquí, escuche esta advertencia dada en los días del apóstol Pablo,
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que
tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:1-5).
Esto nos afecta a todos, hemos nacido en un mundo contaminado por el pecado y
practicamos el pecado a diario. Le incluye a usted y me incluye a mí. Se trata de
nosotros.
Lo que me temo sinceramente, es que después que esto del CORONAVIRUS pase, y
que todo vuelva a la “normalidad” LA VIDA CONTINÚE SU RITMO NORMAL. Todo EL
MUNDO se levantará por la mañana sin ninguna preocupación por lo que ha ocurrido o
continúa ocurriendo. Las personas saldrán a sus trabajos, las escuelas, las plazas y
calles, todos los trabajadores volverán a cumplir su jornada laboral, como si nada
hubiese pasado. Así nos relata La palabra de Dios justo antes que Sodoma y Gomorra
fueran destruidas en los días de Abraham “Asimismo como sucedió en los días de Lot;
comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot
salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día
en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17:28-30)
Así mismo ocurre con muchas personas el día de hoy. La vida sigue normal y nadie
parece darle importancia al asunto del pecado y la salvación. Esto es verdad aún entre
aquellos que nos llamamos hijos de Dios. El día a día tiene muchas ocupaciones y
preocupaciones como para estar pensando en la Biblia, el pecado, Dios, la eternidad.
Siguen viviendo como si nada estuviera pasando, quizás porque lo ignoran, o porque
piensan que no es algo importante a lo cual es necesario prestar atención. ¿Es este tu
caso?
Pero el asunto del pecado es más bien lo más importante en tu vida, porque tiene no
solamente consecuencias en esta vida sino también por la eternidad. “La paga del
pecado es muerte” (Romanos 5:23). Con todo el dolor y sufrimiento que el pecado ha
traído a los seres humanos nada es de compararse con ese “algo peor” que el pecado
trae, que es la muerte y condenación eterna en el infierno. Es inevitable el castigo para
una persona que permanece en sus pecados. Es necesario un Salvador.
El Señor Jesucristo es ese verdadero HEROE DE TODA LA HUMANIDAD, Él es aquel que
SACRIFICÓ SU VIDA Y LA OFRECIÓN EN UNA CRUZ PARA SALVAR A TODA LA
HUMANIDAD. EL NO BUSCÓ EVADIR la cruz, ni trató de defenderse para salir libre, sino
que aceptó el precio de su sufrimiento. Fue rechazado, burlado, golpeado, azotado,
coronado de espinas y clavado en un madero, donde no solamente sufrió el dolor que
los hombres le dieron sino que también la ira de Dios fue sobre Él, siendo castigado
por Dios, no por los pecados que Él hubiese cometido por cuanto Él era sin pecado,
sino sufriendo por los pecados suyos y los pecados míos. “Quien llevó él mismo
nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos
a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”; “Mas él herido
fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz
fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (1 Pedro 2:24; Isaías 53:5).
Fue Jesucristo quien nos libertó de las terribles consecuencias de esa temible
pandemia provocada por ese enemigo invisible y letal. Gálatas 1:4 dice: “Jesucristo dio
su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la
voluntad de nuestro Dios y Padre” (Jesús entregó su vida para librarnos de nuestros
pecados según el deseo de Dios nuestro Padre para rescatarnos de esta época de
maldad en que vivimos.). Y lo hizo, para que libertados del pecado vivamos ahora
como siervos de la justicia, como hijos verdaderos de Dios que hemos sido llamados a
una vida de servicio y de entrega al Señor. Si eso no ha sido el caso suyo, entonces
necesita arrepentirte de sus pecados y obedecer a Cristo, sometiéndose a Él y
creyendo en Él como su Señor y Salvador. Él lo hizo todo en la cruz, clamó “consumado
es”, dando a entender que no faltaba más por hacer en cuanto a la salvación del alma.
Solamente tienes que poner tu fe en Él y aceptar que su obra en la cruz fue para salvar
tu alma. Él tiene poder para salvar, “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Miguel Mosquera

UN ENEMIGO INVISIBLE Y ALTAMENTE MORTAL


INTRODUCCIÓN
CHERNOBYL
Dos operadores murieron aquella noche, debido a la explosión del reactor #4,
veintiocho fallecieron en los días siguientes. Por los próximos siete meses más de
quinientas mil personas trabajarían para tratar de controlar la situación, muchas de las
cuales murieron por quedar expuestas a niveles letales de radiación. Lo más difícil de la
batalla que libraron estas personas aquel día era que peleaban contra un enemigo
invisible y altamente mortal. Las cifras de muertes reportadas oficialmente debido a
esta tragedia varían, llegando hasta unas 985 mil muertes por cáncer prematuro entre
1986 y 2004, debido a exposición a radiación. Treinta años después de la explosión en
Chernóbil, la tragedia nuclear más grande de la historia, no ha sido posible erradicar
completamente los efectos de lo que allí ocurrió.

26 DE ABRIL DE 1986
Nada parecía fuera de lo normal aquella noche del 25 de abril, el pueblo de Pripyat,
Ucrania, dormía tranquilamente. A unos tres kilómetros del pueblo estaba la planta
nuclear de Chernóbil, una de las más grandes del mundo, donde el equipo de
operaciones se preparaba para hacer unos ensayos en el reactor #4 que permitirían
ahorrar energía en el futuro. Ya era la madrugada del 26 de abril cuando una serie de
detonaciones se escucharon y toda la planta quedó sin electricidad. El suelo del reactor
#4 comenzó a temblar y a la 1:26am el reactor #4 produjo una explosión que elevó las
llamas, en forma de columna, hasta casi un kilómetro de altura. Dos operadores
murieron en el momento y los restos del reactor comenzaron a liberar enormes
cantidades de radiación al ambiente. Reportes posteriores que investigaron las causas
del accidente atribuyen una buena parte de la responsabilidad al error humano,
personas que no estaban suficientemente entrenadas para la actividad que estaban
realizando.

La respuesta de los bomberos fue inmediata, derramando grandes cantidades de agua


aunque, sin darse cuenta, estaban siendo expuestos a niveles de radiación por muy por
encima de lo permitido por el cuerpo humano, exponiéndose a la muerte. No sabían lo
que estaba ocurriendo ni estaban preparados para ese tipo de crisis.

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