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Principios y conceptos del desarrollo sostenible ambiental y personal

A partir de la década de 1970 los científicos empezaron a darse cuenta de que muchas
de sus acciones producían un mínimo impacto sobre la naturaleza, por lo que algunos
especialistas señalaron la evidente pérdida de la biodiversidad y elaboraron teorías para
explicar la vulnerabilidad de los sistemas naturales 
El ámbito del desarrollo sostenible puede dividirse conceptualmente en tres
partes: ecológico, económico, y social. Se considera el aspecto social por la relación
entre el bienestar social con el medio ambiente y la bonanza económica. El triple
resultado es un conjunto de indicadores de desempeño de una organización en las tres
áreas, pero que tiene cuatro dimensiones básicas:
 Conservación del medio ambiente para no poner en peligro las especies de flora
y fauna.
 Desarrollo apropiado que no afecte sustantivamente los ecosistemas.
 Paz, igualdad, y respeto hacia los derechos humanos.
 Democracia.

Se deben satisfacer las necesidades sociales y de la población, en lo que concierne


a alimentación, vestimenta, vivienda, y trabajo, pues si la pobreza es habitual, el mundo
estará encaminado a catástrofes de varias clases, incluidas las ecológicas y las
humanitarias. Asimismo, el desarrollo y el bienestar social están limitados por el nivel
tecnológico, los recursos del medio ambiente, y la capacidad del medio ambiente para
absorber los efectos de la actividad humana.
Ante esta situación, se plantea la posibilidad de mejorar la tecnología y la organización
social, de forma que el medio ambiente pueda recuperarse al mismo ritmo que es
afectado por la actividad humana, para de tal forma evitar un déficit de recursos.

El objetivo del desarrollo sostenible es definir proyectos viables y reconciliar los


aspectos económico, social, y ambiental de las actividades humanas; se trata de
progresar en estos ámbitos sin tener que destruir el medio ambiente. Los "tres pilares"
que deben ser tenidos en cuenta tanto por las empresas, como por las comunidades y las
personas:
 Sostenibilidad económica: se da cuando la actividad que se mueve hacia la
sostenibilidad ambiental y social y es financieramente posible y rentable.
 Sostenibilidad social: basada en el mantenimiento de la cohesión social y de su
habilidad para trabajar en la persecución de objetivos comunes. Implica la mitigación de
impactos sociales negativos causados por la actividad que se desarrolla, así como la
potencialización de los impactos positivos. Se relaciona también con el hecho de que las
comunidades locales reciban beneficios por el desarrollo de la actividad desarrollada en
aras de mejorar sus condiciones de vida. Lo anterior se deben aplicar para todos los
grupos humanos involucrados en la actividad. Por ejemplo, en el caso de una empresa,
debe cubrir a los trabajadores (condiciones de trabajo, nivel salarial, etc.), los
proveedores, los clientes, las comunidades locales y la sociedad en general.
 Sostenibilidad ambiental: compatibilidad entre la actividad considerada y la
preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas, evitando la degradación de las
funciones fuente y sumidero. Incluye un análisis de los impactos derivados de la
actividad considerada en términos de flujos, consumo de recursos difícil o lentamente
renovables, así como en términos de generación de residuos y emisiones. Este último
pilar es necesario para que los otros dos sean estables

Los límites de los recursos naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los
ritmos para dicho desarrollo

1. Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su


generación.
2. Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser
reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente.
3. Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la
necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.

Según algunos autores, estas tres reglas están forzosamente supeditadas a la inexistencia
de un crecimiento demográfico. Se llama desarrollo sostenible aquel desarrollo que es
capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y
posibilidades de las futuras generaciones. Intuitivamente una actividad sostenible es
aquella que se puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la
repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo no es sostenible
con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo
a partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no
son sostenibles a medio y largo plazo tal y como hoy en día están planteadas. A lo largo
de la historia, el ser humano ha utilizado sus conocimientos del medio natural y las
herramientas disponibles para extraer y transformar los elementos de la naturaleza que
nos sirven para satisfacer sus necesidades

Desarrollo sostenible en Panamá


La sostenibilidad define la capacidad de cualquier actividad para conservarse o
reproducirse por sus propios medios, sin necesidad de apoyo externo. Para un país,
incorporar en su gestión la sostenibilidad como eje transversal a través de políticas
públicas, estrategias y decisiones que coordinen lo económico, lo social y lo ambiental
es un verdadero reto para todos sus ciudadanos.
Después de los Objetivos de Desarrollo Milenio de 2000, la ONU introdujo en 2015 el
concepto de desarrollo sostenible para trabajar en 17 objetivos, incluyendo el
fortalecimiento institucional y las alianzas sociales necesarias para obtener resultados.
Entender el alcance y las propuestas asociadas a esos objetivos y sus metas es laborioso
por la cantidad y naturaleza técnica de la información.

Evaluar a Panamá en materia de desarrollo sostenible con modelos econométricos o


estadísticas frías resultaría algo complicado y hasta engañoso o distorsionador, por lo
que preferimos el análisis de los rasgos y las tendencias de nuestra realidad, como país,
y sacar nuestras propias conclusiones.
En lo económico, los buenos resultados son evidentes. Los beneficios monetarios
derivados de la administración eficaz y profesional de nuestro Canal, incluyendo su
expansión; un sistema portuario líder en movimiento de carga en la región; una
conectividad robusta, confiable y de última tecnología en telecomunicaciones; una
oferta inmobiliaria dinámica, novedosa y moderna en algunos puntos de la ciudad; la
inversión en importantes obras de infraestructura y transporte; la atracción de capitales
extranjeros y el surgimiento de algunas actividades no tradicionales son elementos que
explican el sano crecimiento de la economía durante estos años.
Casi todas estas actividades se basan en el aprovechamiento de nuestra posición
geográfica y, a pesar de estar huérfanas de un sistema integral de planificación y
coordinación, sus bondades individuales contribuyen de manera positiva al desarrollo
del país.
En lo social no podemos sentirnos tan orgullosos. Además de satisfacer las necesidades
básicas de alimentación, vivienda, salud y trabajo, el concepto de sostenibilidad exige
disminuir la pobreza, establecer la participación ciudadana en los procesos de toma de
decisiones, mejorar la calidad de vida de la gente, asegurar la inclusión de todos los
estratos de la sociedad. No obstante, un crecimiento que refleja estilos y patrones de
consumo idénticos a países desarrollados, y que a la vez aumenta la inequidad en la
distribución de la riqueza y consolida las condiciones de pobreza, debiera alertarnos que
vamos en la dirección opuesta.
Durante muchos años los políticos han preferido atender las necesidades sociales con
subsidios, dádivas y prebendas, lo que ha propiciado en la población una adicción a lo
gratis, pero peor aun, ha generado en la gente una desmotivación por el esfuerzo y el
trabajo digno y honesto. Nada más perverso para alejarnos de un balance entre lo
económico y social.
En lo ambiental, seguimos oyendo los gritos de los ambientalistas para salvar un árbol
viejo y carcomido al que nunca les preocupó dar mantenimiento, sin embargo, sentimos
su silencio ante la devastación impune de nuestros bosques. Estamos presenciando la
muerte lenta de nuestros ríos y cuencas, humedales y costas, donde grupos económicos,
hartos en programas de responsabilidad social, inclinan la balanza a su favor con el
argumento de que se requiere más cemento para que el país progrese.
Por último, en lo institucional, esa plataforma que debe generar las políticas para ese
desarrollo sostenible que garantice la paz y la convivencia pacífica de la sociedad,
vemos cómo campea un régimen de justicia viciado y poco independiente; un sistema
educativo arcaico e incapaz de producir buenos profesionales y mejores ciudadanos;
unos servicios de salud ineficientes, inhumanos y costosos; una gestión de la cadena
alimentaria que favorece las importaciones mientras destruye la producción nacional; un
desarrollo urbano anárquico y clasista; una infraestructura insuficiente y deficiente; un
sistema electoral y partidos políticos con una oferta desgastada que promueve el
populismo y el oportunismo; una gestión del Estado incompetente, corrupta e
irresponsable, impedida para dar respuesta a las demandas de la sociedad y entregada a
intereses particulares con el fin de perpetuar el sistema.
Ignorar que el mundo está cambiando y que el futuro de la humanidad está
evolucionando hacia una sociedad más transparente, inclusive, solidaria y
comprometida con el balance y bienestar económico, social y ambiental, será un precio
que pagarán las próximas generaciones de panameños, si no abrimos los ojos y
actuamos desde ahora con visión y determinación.

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