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Nombre: Rober Saul Arellano Luna

El espíritu Santo como Vestido: Siento que el Espíritu Santo cuando llega a la vida de un
creyente es “vestido”, porque antes de tener al Espíritu Santo, estábamos desnudos
delante de Dios; por con el Espíritu Santo estamos vestidos y creo que depende de
nosotros en convertir ese “vestido” en el vestido mas hermoso posible, para que podamos
estar dignamente en la presencia de nuestro Dios. Y yo lo he vivido varias veces, que
entre mas busco a Dios mi “vestido” está más decorado, más bonito y por ende glorifica
mas a mi Dios, pero cuando no estoy teniendo una comunión fuerte con mi Dios entonces
ese vestido se ensucia y se pone feo y llega un momento en el que me siento mal e indigno
delante de la presencia de Dios.

El Espíritu Santo como Sello: Muy relacionado con el punto anterior, hace poco he pasado
una prueba muy difícil, puesto que caí en pecado y estuve muy triste por ello y por las
consecuencias que eso trajo a mi vida, pero a pesar de que había cometido lo malo delante
de Dios sentí esa seguridad de estar sellado por el Espíritu, de pertenecer a Dios y
pertenecerle por siempre y aunque me había desviado a causa de mi carne, fue justamente
ese Sello el que me hizo ver que yo le pertenecía a Dios y que no debía estar en obras de
mi carne sino que viviendo una vida para Él, para su gloria; y es gracias a ello que me
pude levantar con la seguridad de que yo pertenezco a Dios, de que yo soy su propiedad
y de que estoy sellado de manera que nunca puedo separarme ni perderme por siempre de
sus caminos.

El Espíritu Santo como Arras: Después de mi caída, pude experimentar la Gracia de


nuestro Dios en un nuevo nivel, como nunca antes lo había experimentado. Hoy me gozo
por su palabra y gozo por el tiempo devocional que mantengo día tras día, pero no solo
eso, sino que esta situación de cuarentena he podido aprovechar el tiempo para conocer
mas a mi Dios y buscar de su presencia, porque Él ha permitido que tenga muchos medios
para poder buscarle y llenarme de su palabra. Este gozo que siento por tener comunión
con Él se que solo es unas arras, un anticipo de lo que me espera cuando este en los cielos;
puesto que ahí estaré cara a cara con mi Dios por siempre. Por eso veo al Espíritu Santo
como unas arras, que me permite ahora experimentar el gozo de poder tener comunión
con mi Dios y de leer su palabra.

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