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La entrega en el deporte: el sacrificio, sólo para ganadores

“Lo que te hace ganar es querer ganar y querer hacer todo lo que toca para ganar. Querer trabajar cuando
no te apetece; saber aguantarte en los momentos complicados pensando que van a cambiar; ser lo
suficientemente perseverante para pensar que las cosas saldrán bien cuando no salen a la primera ni a la décima;
que la mente esté preparada para asumir las dificultades, para así poder superarlas. Sin lugar a dudas, todos los
que ganan tienen eso” (Rafael Nadal)

El sacrificio supone ordenar los intereses propios en pos de algo mejor, algo superior. Es decir, que
cuando uno sacrifica algo y se esfuerza, lo hace por una razón.

En el momento éste puede provocar dolor, cansancio, sufrimientos y muchos otros sentimientos
negativos, no agradables a la persona. Pero sí son tolerados, porque persiguen una meta. La satisfacción de
alcanzar el objetivo que se persigue es mucho mayor, y por eso el sacrificio VALE LA PENA.

Hay que saber que no es para cualquiera, se necesita una voluntad fuerte, una actitud ganadora que me
permita seguir avanzando en las adversidades, que quiera superarse constantemente a pesar de que sea
difícil. No es para cobardes, que se rinden, que abandonan, que prefieren seguir viviendo en la comodidad.
Ganar queremos todos, pero solo los mediocres no aspiran a la grandeza por miedo al sacrificio que implica
esto.

En el deporte dejamos de lado las comodidades para entrenar, para esforzarnos físicamente y así llevar
nuestras capacidades al máximo. Entrenando buscamos ser mejores, superarnos a nosotros mismos. La
constancia en el entrenamiento tendrá sus frutos a largo plazo, por eso cuesta tanto, porque hay que seguir
esforzándose con paciencia y perseverancia, pase lo que pase. ¡Aquel que quiere alcanzar cosas grandes tiene
saber que le va a costar!

También sacrificamos nuestro amor propio al poner primero los intereses del equipo, al obedecer las
órdenes del entrenador o del capitán. Constantemente estamos sacrificándonos, pero por algo grande…

La diferencia entre un deportista cualquiera y un Templario está en esa razón que lo mueve. Lo que
nosotros buscamos no es la simple gloria, ni la fama. ¿Buscamos ganar? Siempre. ¿Queremos ser los mejores?
También. Pero humildemente nos reconocemos tal cual somos y al primero que queremos superar es a
nosotros mismos. Todo el sacrificio realizado no es en vano, y más allá del objetivo temporal que tenemos,
ofrecemos cada cosa a Dios, por más pequeña que parezca, para crecer nosotros.

Porque el entrenamiento y el sacrificio se vuelven un estilo de vida. Donde no me acobardo antes las
dificultades, donde me la juego por lo que creo y me levanto cuando me caigo. Ese hábito que adquirimos al
entrenar básquet o cualquier otro deporte, esa disciplina que ganamos al entrenar, la llevamos a nuestras
vidas para poder ser alguien en el mundo y así, cuando sea necesario, poder sacrificar cualquier cosa de este
mundo para alcanzar la verdadera Gloria.

Al final del camino, lo que va a contar no es la simple victoria o la derrota que a veces no depende de
nosotros solos, sino cuánto me esforcé para alcanzar esa meta. Y todo ese esfuerzo cobra sentido, cuando lo
ofrezco a Dios.

El deporte es una ayuda espiritual para el cristiano

La corona incorruptible, constituye una meta espiritual del deportista cristiano, y la preparación física y
espiritual del deportista puede ser asumida como un instrumento apropiado para el desarrollo espiritual del
cristiano. En este sentido se orienta la interpretación que Juan Pablo II hace de esta cita: “El deporte, a la vez
que favorece el vigor físico y templa el carácter, no debe apartar jamás de los deberes espirituales a cuantos lo
practican y aprecian. Según palabras de san Pablo, sería como si uno corriera sólo "por una corona que se
marchita", olvidando que los cristianos nunca pueden perder de vista "la que no se marchita" (cf. 1 Co 9, 25).
La dimensión espiritual debe cultivarse y armonizarse con las diversas actividades de distracción, entre las
cuales se incluye también el deporte.
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“El Apóstol san Pablo proponía a los cristianos de Corinto la imagen del atleta para ilustrar la vida
cristiana, como ejemplo de esfuerzo y de constancia (cf 1 Co 9,24-25). En efecto, la práctica correcta del
deporte debe estar acompañada por la templanza y la educación a la renuncia; con mucha frecuencia requiere
también un buen espíritu de equipo, actitudes de respecto, aprecio de las cualidades de los demás,
honestidad en el juego y humildad para reconocer las propias limitaciones.

El deporte, en fin, especialmente en sus formas menos competitivas, invita a una celebración festiva y a la
convivencia amistosa.

También el cristiano puede encontrar en el deporte una ayuda para desarrollar las virtudes cardinales –
fortaleza, templanza, prudencia y justicia – en la carrera por la corona “que no se marchita”, como escribe san
Pablo.

Frases de personajes importantes del deporte

“La diferencia entre lo posible y lo imposible está en la determinación de la persona” (Tommy Lasorda,
mánager del equipo de béisbol Los Ángeles Dodgers)
“El baloncesto no es sólo ganar, que es importante, también es un medio para descubrir valores que
sirven en la vida: constancia, formación de nuestros jóvenes, compromiso, respeto. Creo que la
responsabilidad de los entrenadores va mas allá de enseñar técnica y táctica, sobre todo cuando se trata de
las categorías de base y de formación. Tenemos una responsabilidad grande en la formación de personas.”
(Pepu Hernández, entrenador de básquet)
“El talento es una parte del éxito, el resto es trabajo y sacrificio”(Dusko Ivanovic, entrenador de básquet)
“Trabajando en los Bulls aprendí que la manera más efectiva para forjar un equipo ganador es apelando a
la necesidad de los jugadores de conectar con algo más grande que ellos mismos(…) Crear un equipo exitoso
es esencialmente un acto espiritual. Esto requiere que los jugadores renuncien a sus intereres personales por
un bien mayor y así el conjunto sume más que la suma de sus partes.” (Phil Jackson, coach)
“Mis padres me enseñaron tres cosas fundamentales: que para poder estar orgulloso de ti mismo y ser
alguien hace falta esforzarse; que es preciso actuar con seriedad; y que debes respetar a los demás para
recibir respeto a cambio. Trabajo, seriedad y respeto. Si haces estas tres cosas, podrás ser alguien en la vida”
(Zinedine Zidane)
“Tomar la responsabilidad de nuestros actos es la llave para progresar. Espero que a través de todos
nuestros errores y gracias a la perseverancia tengamos éxito. De los errores se sale más fuerte” (Lewis
Hamilton, piloto de F1)
“Lo que te hace ganar es querer ganar y querer hacer todo lo que toca para ganar. Querer trabajar
cuando no te apetece; saber aguantarte en los momentos complocadores pensando que van a cambiar; ser lo
suficientemente perseverante para pensar que las cosas saldrán bien cuandp no salen a la primera ni a la
décima; que la mente esté preparada para asumir las dificultades, para así poder superarlas. Sin lugar a dudas,
todos los que ganan tienen eso” (Rafael Nadal)
“Winners never quit, quitters never win”
“Hay que atreverse a ser grande” (Kobe Bryant)
“Tienes que dar el 125 por ciento. Pon el corazón y el alma en ello; aprende a tener una actitud positiva y
ganadora. No aceptes la derrota, pero aprende de ella” (Earvin Magin Johnson)
“Un ganador es alguien que reconoce los talentos que le ha dado Dios, trabaja duro para convertirlos en
habilidades, y utiliza esas habilidades para lograr sus objetivos (Larry Bird)
“Yo puede aceptar un fallo, cualquiera puede fallar. Pero no puedo aceptar el no intentarlo” (Michael
Jordan)

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