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También debieron comer Pésaj acompañado de las Hierbas Amargas.

“Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y Ácimos; con hierbas amargas lo comerán.”
(Éxodo 12:8).

Las hierbas amargas que en hebreo es “merorim” “‫ ”מְ ר ִֹרים‬serían un recuerdo de todas las
amarguras y aflicciones que vivieron mientras estaban en Egipto.

“Los egipcios esclavizaron a los hijos de Israel con tiranía, y amargaron su vida con duro trabajo de
arcilla y adobes, con toda clase de servicio en el campo y en todo servicio con que tuvieron que
servir por causa de la opresión.” (Éxodo 1:13-14).

Las hierbas amargas son una representación de la amargura que se tiene cuando se vive bajo el
pecado. Por eso, para celebrar Pésaj debe haber una preparación y disposición de hacerlo, eso
mismo fue lo que hicieron los discípulos (Marcos 14:12-16).

Debe haber una disposición de nuestra propia morada o vida para poder participar del sacrificio de
Pésaj que fue hecho en el Mesías. No debemos ser mezquinos sino entregarnos totalmente.

El Nuevo Pacto en Pésaj. En las páginas de las Sagradas Escrituras encontramos una promesa sobre
un Nuevo Pacto, que lamentablemente ha sido gravemente distorsionado y poco entendido.

Es obvio que si se nos habla de un Nuevo Pacto eso implica que hay un Pacto que se da por viejo.
Pero, es penoso escuchar a muchos que afirman que el Antiguo Pacto es el Antiguo Testamento, y
el Nuevo Pacto el Nuevo Testamento, y esto ha sido tomado como una verdad dogmática y hasta
doctrinal.

Lo primero que debemos entender es que los Nombres Antiguo y Nuevo Testamento no fueron
dados sino varios siglos después para marcar la diferencia entre los Escritos antes del Mesías y
después de Él. Sin embargo, esto no debió ser así pues los primeros discípulos nunca tuvieron un
antes y un después en las Escrituras y más bien las veían como un todo, a los Escritos Anteriores
como lo dicho proféticamente acerca del Mesías y los Escritos Posteriores como evidencia del
cumplimiento de los Escritos Anteriores.

“Tengan en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es para salvación, tal como les escribió
también nuestro querido hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le dio. Él, en todas sus cartas
se refiere a estas mismas cosas, entre las que hay algunas difíciles de entender, que los ignorantes
e inconstantes tergiversan, así como lo han hecho también con las otras Escrituras, para su propia
perdición.” (2Pedro 3:15-16).

“Amados, no les estoy escribiendo acerca de un Mandamiento nuevo, sino de un Mandamiento


antiguo, el cual ustedes han tenido desde un principio, y ese Mandamiento antiguo es la Palabra
que han oído.” (1Juan 2:7).

Como vemos los apóstoles nunca hablaban de Antiguo y Nuevo Testamento, sino que a todo le
llamaban, Escrituras o Palabra. Por tanto, tenemos la tarea de identificar correctamente qué es lo
que las Sagradas Escrituras llaman Antiguo y Nuevo Pacto. Las Escrituras dicen:

“He aquí que vienen días, declara YAHWEH, en los que estableceré con la casa de Israel y con la
casa de Judá un Nuevo Pacto. Pero no como el Pacto que establecí con sus padres el día que los
tomé de su mano para sacarlos de la tierra de Egipto, pues ellos violaron mi Pacto cuando fui Yo
para ellos un Baal, declara YAHWEH. Por tanto, este será el Pacto que estableceré con la casa de
Israel después de aquellos días, declara YAHWEH: Daré mi Torah en su mente y la escribiré en su
corazón, así seré Yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” (Jeremías 31:31-33).

La palabra hebrea para “pacto” es “brit” “‫ ”ּב ְִרית‬que se define como “la voluntad expresa de un
testamento”. También como “alianza o contrato, convenio, acuerdo”. El pacto solo podía hacerse
entre iguales, de la misma condición, por ejemplo entre reyes, poderosos o del mismo linaje o
estirpe. Entre pares.

Por eso, en el caso del Eterno Dios, Él siempre habla de “Mi Pacto”, pues ningún hombre puede
hacer un pacto con Él, ya que nadie es igual a Él, por lo que al hombre no le queda otra opción que
aceptar y acatar el pacto de Él.
Observamos que el profeta está hablando que el Nuevo Pacto sería uno diferente al que hizo con
aquéllos el día que los sacó de Egipto.

¿Qué sucedió el día que YAHWEH los sacó de Egipto? En Éxodo 12 dice que los hebreos tomaron la
sangre de los corderos y la pusieron como señal sobre sus postes y puertas, como hemos visto. Ese
día por medio de la sangre de los animales quedó trazado un Pacto en el que el juicio de YAHWEH
saltó o pasó por alto en medio de los hijos de Israel en las casas que tenían la sangre de esos
animales.

Pésaj1

A partir de ahí, la sangre de animales sería tenida por Israel como el medio de purificación y
limpieza de sus pecados y por ende de redención, por medio de la cual el juicio de Dios saltaría
sobre el pueblo. Del uso de la sangre animal, surgió la clase sacerdotal levítica y aarónica.
Tengamos en cuenta que aunque antes se hacían sacrificios, todos ellos eran en agradecimiento al
Eterno Dios y no se usaba la sangre para perdón de pecados y consagración.

“Tomarás también el segundo carnero, y Aarón y sus hijos impondrán las manos sobre la cabeza
del carnero. Una vez inmolado, tomarás su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha
de Aarón y el lóbulo de la oreja de sus hijos; el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie
derecho, y derramarás la sangre alrededor del altar. Tomarás luego sangre de la que está sobre el
altar, y el aceite de la unción, para rociar a Aarón y sus vestiduras, a sus hijos y las vestiduras de
sus hijos juntamente con él. Así quedará consagrado él y sus vestiduras, y con él sus hijos y las
vestiduras de sus hijos.” (Éxodo 29:19-21).

Pero, hay que aclarar que algunos dicen que cuando Adam y Eva pecaron, Dios sacrificó animales
para vestirlos con sus pieles, esto lo deducen de la traducción que hacen algunas versiones como
Reina-Valera:

“Y Jehová Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de pieles, y los vistió.” (Génesis 3:21).

Sin embargo, cuando leemos el texto hebreo nos damos cuenta que éste dice así:
“E hizo YAHWEH Dios al hombre y su mujer vestimentas y les cubrió su piel”.

La palabra hebrea que se traduce como piel es “or” “‫ ”עֹור‬que se usa para describir “la piel
desnuda o expuesta”.

En realidad no se nos dice de qué estaban hechas esas vestimentas que YAHWEH les hizo, y si
hubieran sido de animales el texto lo diría.

Yeshúa nuestro Señor hizo referencia al Nuevo Pacto del que habló el profeta justo en la Fiesta de
Pésaj en la que Él sería sacrificado.

“Y tomando una copa de vino, dio gracias y se las dio, diciendo: Beban de ella todos, pues ésta
[Copa] es mi sangre, la del Nuevo Pacto, la cual está siendo derramada a favor de muchos, para
perdón de pecados. Y les digo que desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta aquél día
en que lo beba de nuevo con ustedes en el Reino de mi Padre.” (Mateo 26:27-29).

Era costumbre en medio de Pésaj tomar una copa de vino para recordar la sangre de los corderos
que había sido usada en Egipto, para pintar las puertas de las casas para que el juicio de Dios no
entrara en ellas.

Cada Fiesta de Pésaj se conmemoraba aquella sangre de animales, pero Yeshúa les dice a sus
discípulos que ya no sería más la sangre de los animales sino la de Él que traería perdón de
pecados. Por tanto, cada vez que celebraran Pésaj debían conmemorar no la sangre de los
animales sino la de Yeshúa Mesías.

Pésaj3

“De igual manera, después de haber cenado, tomó también la Copa, diciendo: Esta es la Copa del
Nuevo Pacto que es en mi sangre; esto lo harán en memoria de Mí cada vez que la estén
bebiendo.” (1Corintios 11:25).
Como vemos el Nuevo Pacto quedó sellado en la sangre del Mesías, por lo que la sangre de los
animales ya quedaba obsoleta, pasaba a ser un Viejo Pacto.

La profecía del Nuevo Pacto dada por Jeremías se cumplió cuando entró en la escena de este
mundo el Mesías bendito, Yeshúa. Por lo que aquel Pacto en la sangre de animales quedaría
inválido, pues ahora todo lo que se purificaba y limpiaba con esa sangre animal, sería limpiado de
una vez por todas por la Sangre del Mesías el hijo de Dios.

Porque si aquel Primer [Pacto] hubiera sido sin defecto, no se hubiera procurado lugar para un
Segundo [Pacto]. Porque reprochándolos, dice: -He aquí vienen días, dice el Señor, en que
estableceré con la casa de Israel y con la casa de Judá un Nuevo Pacto; no como el Pacto que hice
con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Porque ellos no
perseveraron en mi Pacto, por lo cual Yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por tanto, éste es
el Pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: -Daré mi Ley en su
mente, y la escribiré en su corazón, y les seré por Dios, y ellos me serán por pueblo-. Y ninguno
enseñará a su conciudadano, ni ninguno a su hermano, diciendo: -Conoce al Señor-. Porque todos
me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. Pues seré propicio a sus iniquidades, y
nunca jamás me acordaré de sus pecados. Al decir, Nuevo [Pacto], ha declarado obsoleto el
Primero; y lo que es obsoleto y va caducando, y está próximo a desaparecer.” (Hebreos 8:7–13).

“Pero habiendo venido el Mesías, Sumo Sacerdote de los bienes llegados, por medio de un mayor
y perfecto Tabernáculo, no hecho por manos, es decir, no de esta creación; ni por medio de la
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró una vez por
todas en el Lugar Santísimo, habiendo asegurado eterna redención. Porque si la sangre de los
machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada a los inmundos, santifica para la
purificación de la carne, ¡cuánto más la Sangre del Mesías, quien mediante el Espíritu Eterno se
ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios, limpiará nuestras conciencias de las obras muertas para
servir al Dios vivo! Por eso, Él es el Mediador del Nuevo Pacto, para que habiendo ocurrido una
muerte para la remisión de las transgresiones cometidas durante el Primer Pacto, los que han sido
llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay Pacto, es necesario que
intervenga la muerte del destinado al sacrificio. Porque un Pacto solo es firme sobre víctimas
muertas, pues no tiene vigencia mientras vive el pactado. De donde ni siquiera el Primer [Pacto]
fue puesto en vigor sin sangre; porque habiendo sido declarados por Moisés todos los
Mandamientos de la Torah a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros, con agua y lana
escarlata e hisopo, roció el rollo mismo, y a todo el pueblo, diciendo: esta es la sangre del Pacto
que Dios les mandó. Y de la misma manera, roció con la sangre el Tabernáculo y todos los
utensilios del ministerio. Y según la Torah, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento
de sangre no hay remisión. Era pues necesario que las representaciones de las cosas celestiales
fueran purificadas con estos ritos, pero las cosas celestiales mismas, con un sacrificio mayor que
éstos. Porque no entró el Mesías en un Santuario hecho por manos, representación del
Verdadero, pues entró al Cielo mismo, para presentarse ante el rostro de Dios por nosotros, y no
para ofrecerse repetidamente a Sí mismo, tal como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo
cada año con sangre ajena; pues de otra manera, le hubiera sido necesario padecer repetidamente
desde la creación del mundo, pero ahora ha sido manifestado una vez por todas en la
consumación de los siglos, para quitar el pecado por medio del sacrificio de Sí mismo. Y tal como
está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así
también el Mesías fue ofrecido una vez por todas para llevar la carga de los pecados de muchos; y
aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, a los que lo esperan para salvación.”
(Hebreos 9:11-28).

“Así que, hermanos, ahora tenemos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la Sangre de
Yeshúa el Mesías” (Hebreos 10:19).

“… y a Yeshúa, el Mediador del Nuevo Pacto en la Sangre rociada, la cual da mayor testimonio que
la de Abel.” (Hebreos 12:24).

“Tenemos un Altar, del cual no tienen derecho a comer los que sirven al Tabernáculo; porque los
cuerpos de los animales, cuya sangre es llevada por el Sumo Sacerdote al Lugar Santísimo como
ofrenda por el pecado, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Yeshúa, para
santificar al pueblo por su propia Sangre, padeció fuera de la puerta.” (Hebreos 13:10-12).

Por eso la noche en que Yeshúa fue entregado participó de la Cena de Pascua, en la que año tras
año se tomaba una Copa, la Copa del Pacto de santificación en la que se vertía vino y se recordaba
la sangre de los corderos que había sido usada aquella noche en la que Israel fue sacado de Egipto.

Como vemos el Antiguo Pacto tenía que ver con todo lo relacionado a los sacrificios y
derramamiento de sangre de animales para remisión de pecados, que era el servicio que
administraban los levitas, un Pacto que había sido escrito en piedras, lo cual quedó abolido por el
Nuevo Pacto que es el sacrificio y derramamiento de sangre del Mesías y Señor Yeshúa, el cual se
constituye en Sumo Sacerdote y da así entrada a una nueva clase sacerdotal, la de Malki-Tsédek
(Rey de Justicia), que tiene escrito el Pacto de la Torah en el corazón.
Por tanto, El profeta dice que la Torah en el Nuevo Pacto ya no estaría escrita en tablas de piedra
sino en los corazones y en las mentes, no dice que la Torah (Ley) fuera a ser abolida o anulada sino
que pasaría de un estado (escrita en piedra) a otro (escrita en los corazones). Cuánto más
entonces habría que cumplir la Torah que sería grabada en lo interior. La Torah fue grabada en
piedra para significar la dureza de los corazones, pues no era ahí en donde debía estar escrita.

“El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro, y con punta de diamante está grabado en la
tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares.” (Jeremías 17:1).

“Y pusieron su corazón como el diamante, para no oír la Torah ni las Palabras que YAHWEH de los
Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los primeros profetas; vino, por tanto, gran enojo
de parte de YAHWEH de los ejércitos.” (Zacarías 7:12).

Por eso el profeta Ezequiel había hablado también de esto:

“Y les daré un corazón en el que les infundiré un espíritu nuevo, y así quitaré el corazón de piedra
de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis Leyes, y guarden
mis Decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y Yo les sea por Dios.” (Ezequiel 11:19-20).

El Nuevo Pacto tendría como propósito levantar un pueblo para el Eterno Dios que sí hiciera y
viviera conforme a su Torah, ya que los que estuvieron bajo el Primer Pacto no lo hicieron.

Por tanto, nada tiene que ver con Antiguo y Nuevo Testamento que son las formas o títulos en las
que siglos después del Mesías, empezaron a denominar a los libros escritos antes del Mesías y las
cartas escritas después del Mesías, lo cual lamentablemente se ha prestado para que muchos
indoctos y neófitos confundan y traigan así confusión a la Iglesia.

Entendemos por tanto, que fue en la Fiesta Pésaj en la que Yeshúa se entregó como sacrificio que
quedó establecido el Nuevo Pacto en su sangre, por tanto quien tenga sobre sí la sangre del
Mesías, el mismo Dios pasará por alto sus pecados.
“A quien Dios ha propuesto públicamente como sacrificio expiatorio por su sangre a través de la
fe, como evidencia de su justicia, por lo cual, Dios en su paciencia, ha pasado por alto los pecados
pasados.” (Romanos 3:25).

“Pues bien, Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia [pecado], ahora demanda de
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.” (Hechos 17:30).

Pésaj era por tanto, el primer día de la celebración de la Fiesta, no como los judíos actuales que la
celebran a partir del segundo día, es decir el 15.

“De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; a la mañana siguiente
de Pésaj salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios.” (Números
33:3).

También observamos que así como la salida de Egipto fue en Pésaj, la entrada a la tierra
prometida lo fue igual.

“Y los hijos de Israel acamparon en Guilgal, y celebraron Pésaj a los catorce días del mes, al
atardecer, en los llanos de Jericó. Al otro día de Pésaj comieron del fruto de la tierra, los ácimos, y
en el mismo día espigas nuevas tostadas. Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a
comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de
los frutos de la tierra de Canaán aquel año.” (Josué 5:10-12).

En entendimiento Profético y Escatológico, el maná hace referencia al pan espiritual que ahora nos
sustenta en el desierto y es la Torah, pero cuando entremos a nuestra tierra prometida
comeremos de la Torah celestial, el fruto del Cielo.

Y como hemos visto no todo el mundo podía celebrar Pésaj, pues se debía estar apto para ello.
Trayendo nuevamente el texto de Éxodo 12:43 ningún “hijo extraño” “ben nejar” “‫ ”ּבֶן־נֵכָר‬podía
participar de Pésaj ya que un extraño era aquel que seguía otros dioses, tal como aparece en
Génesis 35:2:
“Entonces dijo Jacob a su casa y a todos los que estaban con él: Quiten los dioses extraños que hay
en medio de ustedes, purifíquense y cambien sus vestiduras.”

Lo que el Eterno Dios está diciendo es que mientras la persona sirva a otro dios no puede
participar de lo que Pésaj significa, de la misma manera nadie que sirva a otro dios, puede
participar del sacrificio ofrecido por el Mesías y ser limpio con su sangre. Pero, también dice:

“Y si el extranjero que reside en medio de ti, quiere hacer Pésaj para YAHWEH, ha de ser
circuncidado todo varón, y entonces la hará, pues será como un natural de tu tierra; pero ningún
incircunciso comerá de ella.” (Éxodo 12:48).

“Y si reside en medio de ti extranjero, y quiere hacer Pésaj a YHWH, conforme a la Ley de Pésaj, y
conforme a sus Decretos la hará. Una misma Ley tendrás, tanto para el extranjero como para el
natural de la tierra.” (Números 9:14).

Como vemos los extranjeros no estaban excluidos de celebrar Pésaj, los extraños sí, lo único que
debían hacer los extranjeros era acatar lo que la Torah decía, obviamente antes de Yeshúa esto se
interpreta Históricamente, y así entendemos que la circuncisión era la base para que alguien
pudiera participar de Pésaj, pues la circuncisión era el sello de pertenencia. De la misma manera
en el entendimiento Profético, debemos estar circuncidados, pero del corazón como lo enseñó el
apóstol Pablo. Pues la circuncisión es quitar de nuestro corazón la dureza, aquello que nos impide
ser sensibles a Su Palabra y una de las formas de demostrar que nuestro corazón acepta Su
voluntad es a través del Bautismo.

Entonces ¿cómo deberíamos celebrar esta Fiesta? Tal cual como la celebró Yeshúa con sus
discípulos. En esta Cena, el Señor ordenó que cada vez que la celebráramos debía ser en honor y
en memoria de Él hasta su regreso. Por tanto, Pésaj se constituye en una ordenanza dada la iglesia
como celebración, ya no en memoria de lo que había sido la salida de la esclavitud de los hebreos
en Egipto, sino de nuestra salida de una vida de pecado a la salvación que solo puede ofrecer el
Mesías Yeshúa el Cordero que quita el pecado del mundo (Lucas 22:7-20).
Es una ordenanza restringida solo a creyentes, pues un incrédulo no cree en la muerte del Mesías
por sus pecados, ni ha sido liberado de ellos, porque no lo ha reconocido como su Señor y
Salvador. Entonces ¿Cómo puede celebrar alguien algo en lo que no cree? La Biblia enseña que la
señal viva de un verdadero creyente es el bautismo, y debería ser esto una base para quienes en
realidad se hacen partícipes de la Cena del Señor, pues el bautismo tiene un propósito principal y
es reconocer a Yeshúa como el Mesías, el Hijo del Dios Altísimo. No se trata de discriminación o de
acepción de personas, sino de un verdadero acto de vida, de entrega y reconocimiento de Aquél
que es nuestra verdadera Pascua. Así como Ananías le ordenó a Pablo que lo hiciera en su
conversión a Yeshúa:

“Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la Torah, que tenía buen testimonio de
todos los judíos que allí moraban. Vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la
vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. Y él dijo: El Dios de nuestros padres te
ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca, porque serás
testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿por qué te detienes?
Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su Nombre.” (Hechos 22:12-16).

En la historia de Israel se había suscitado un hecho asombroso, la Torah se había perdido en el


mismo Templo, por lo que el pueblo estaba ajeno a los preceptos del Eterno Dios y solo cuando la
Torah es hallada se dan cuenta de la orden de la celebración de Pésaj.

“Luego el rey ordenó a todo el pueblo, diciendo: hagan Pésaj para YAHWEH su Dios, según lo
escrito en este Libro del Pacto. Porque que esta Pésaj no había sido celebrada desde los días de los
jueces que juzgaron a Israel, ni en todos los días de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. En el
año decimoctavo del rey Josías fue hecha esta Pésaj para YAHWEH en Jerusalem. Josías también
eliminó los médium y espiritistas, a las imágenes de sanidad, y todos los ídolos abominables, y
todos los ídolos detestables que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalem, para cumplir las
palabras de la Torah escritas en el Libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la Casa de
YAHWEH.” (2Reyes 23:21-24).

De igual manera mientras la Torah está perdida en el corazón del hombre, no podrá ser consciente
del entendimiento de quién es Pésaj, pero cuando ésta es hallada podremos vivir en Pésaj.

Por Carlos Rabat

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