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Hay cómplices
Sergio Aguayo Quezada Reforma
saguayo@colmex.mx 31 de agosto de 2011

Salvajadas como las del casino regiomontano son posibles porque hay arterias
alimentando a la violencia. Combatamos a los enemigos de dentro y de fuera.

México y Estados Unidos comparten una cultura de la violencia con algunas


diferencias. Las leyes de allá permiten adquirir y portar armas de todo tipo y
existen organizaciones dedicadas exclusivamente a defender su Segunda
Enmienda constitucional. La Asociación Nacional del Rifle (National Rifle
Association, NRA) es la más importante y su literatura no deja lugar a dudas
sobre lo que quieren ni sobre su poder.

Anuncian estar en una "vigilia permanente" para "defender" una "libertad" que
identifican con el derecho a "tener y portar armas". Son abiertamente
beligerantes: "cuando los legisladores le apuntan a nuestras libertades nosotros
apuntamos a sus carreras" políticas. Para ello tienen uno de los Comités de
Acción Política (PAC) más poderosos de Estados Unidos; financian campañas de
quienes piensan como ellos, combaten a los diferentes. Presumen que en las
elecciones de 2008 se metieron en "271 campañas para la Cámara y el Senado" y
que ganaron en 85% de los casos. Se sienten igualmente orgullosos de cómo
pelean en las cortes porque "cuando la Segunda Enmienda es enjuiciada, la NRA-
ILA es su equipo legal". Según la revista Fortune es uno de los 25 lobbies más
influyentes de Estados Unidos.

Lógico que se hayan lanzado ferozmente contra la decisión del presidente Barack
Obama de establecer, a partir de este agosto, controles a la "venta múltiple de
[algunos] tipos de rifles a la misma persona durante un período de cinco días". La
NRA financió a dos armerías que tienen demandado al gobierno federal porque
argumentan que cumplir con esa medida les causaría un "daño irreparable" por
"la pérdida económica resultante de tener que pagar el tiempo de los empleados
que prepararían los informes y a la pérdida de negocios". También invocan una
"pérdida irreparable en los derechos de privacidad" de quienes compran armas.

Si Barack Obama tomó la decisión de imponer esos controles fue en parte porque
Felipe Calderón lo ha pedido cada vez que se entrevistan y porque la Segunda
Enmienda permite que los cárteles mexicanos adquieran las armas y la munición
que luego emplean en México. Por tanto, la NRA se opone a que se impongan
controles sobre las 8 mil 479 armerías existentes en Arizona, California, Nuevo
México y Texas. Al defender sus derechos nos clavan una daga y se convierten
en enemigos de la paz y seguridad nacional mexicana.
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En los documentos de la NRA consultados, jamás se menciona a México y


explícitamente nos niegan el derecho a opinar sobre lo que nos afecta. En un
discurso de julio de 2011 el vicepresidente de la NRA, Wayne LaPierre,
proclamó que ni las "Naciones Unidas ni otras influencias externas tienen la
autoridad para interferir en [las] libertades" estadounidenses. Al defender sus
libertades han contribuido a la muerte de 50 mil mexicanos y 80 mil
centroamericanos. El etnocentrismo y el racismo implícito son tan inaceptables
como nuestro lamentable silencio.

Hipócritas. Cuando les conviene sí combaten el tráfico de armas. Durante la


sangrienta guerra del sudeste asiático bombardearon día y noche el Sendero de
Ho Chi Minh utilizado por Vietnam del Norte para abastecer a los guerrilleros
del Vietcong; decretaron un embargo de armas a Libia y han puesto el grito en el
cielo ante la posibilidad de que México pueda ser utilizado por terroristas para
atacarlos.

Nadie nos defenderá. Combatámoslos de manera pacífica cambiando, por


ejemplo, los términos de referencia del debate para hacer visible el contrabando
masivo de armas de Estados Unidos a México y América Central. Algunos por
acción, otros por omisión, pero nuestros vecinos permiten que fluyan las armas
que hacen posible el salvajismo que luego condenan. No todos son iguales. Un
sector de la sociedad estadounidense nos respalda y está dispuesto a presionar al
gobierno de Barack Obama que no se atreve a dar el paso lógico: decretar un
embargo en el contrabando de armas a México.

El conflicto durará al menos otra década; debemos internacionalizar el combate


de las ideas e identificar sin timidez a nuestros enemigos. Es de sentido común
exigirle al gobierno mexicano que frene la corrupción en nuestras aduanas y que
demande judicialmente en Estados Unidos a las armerías y los fabricantes de
armas. La unidad entre gobierno y sociedad es posible y deseable. México está
siendo agredido. Defendámoslo. Es tiempo de un patriotismo generoso.

La literatura sobre el NRA es amplísima. Los documentos aquí citados son: The
NRA Institute for Legislative Action; NRA-ILA, "NRA-ILA Election Activity in
2008"; y el texto de la demanda J&G Sales and Foothills Firearms Versus
Kenneth Melson, Acting Director Bureau of Alcohol, Tobacco, Firearms &
Explosives, 3 de agosto de 2011.

Colaboró Rodrigo Peña González.

www.sergioaguayo.org

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