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Capítulo Ii
Capítulo Ii
2.4. Las auc negocian y se desmovilizan. El Estado empuja a las farc a sus retaguardias
(2005-2012)
Paralelamente, se produjo la controvertida negociación política del Gobierno Uribe con los
grupos paramilitares en Santa Fe de Ralito, Córdoba, que dio lugar a la desmovilización y
desarme parcial de las estructuras paramilitares y a la disminución de la violencia.
No obstante, este pro-ceso fracasó de manera general en su propósito de superar el
fenómeno paramilitar. El proyecto de ley que el Gobierno diseñó para que los paramilitares
se desmovilizaran contemplaba la casi total impunidad para los responsables de crímenes
atroces y no reconocía los derechos de las víctimas. Frente a esto, la reacción de la justicia,
el debate político, la presión de los movimientos defensores de los Derechos Humanos, las
víctimas y la comunidad internacional exigieron reorientar la propuesta, por lo que el
Gobierno se vio obligado a cambiar de estrategias e instrumentos.
2.4.1. La política de defensa y seguridad democrática
La estrategia de defensa y seguridad democrática implementada por Álvaro Uribe durante
sus dos periodos presidenciales (2002-2010) se concretaba en acciones jurídicas, políticas y
de opinión para desatar una ofensiva militar, política y judicial contra los denominados
factores de violencia, que eran presentados como obstáculos que impedían el crecimiento
económico y social del país. En ese sentido, el llamamiento a la movilización general de la
sociedad tomaba ribetes de guerra patria, pues el rol de la población civil en la lucha contra
el terrorismo fue señalado por el presidente Álvaro Uribe en los siguientes términos, en el
año 2003: “Los colombianos no cederemos ante esa amenaza. La vamos a derrotar con la
colaboración de la ciudadanía.
La nueva estrategia logró notables avances de la seguridad en los principales ejes y nodos
económicos del país (reducción de los sabotajes contra la infraestructura nacional, los
secuestros, los ataques a propiedades y el restablecimiento de la movilidad vial), con la
recuperación del control de la Fuerza Pública en las regiones política y económicamente
más integradas. Sin embargo, tuvo efectos negativos sobre las regiones de donde se había
replegado la guerrilla (persistencia del desplazamiento forzado, detenciones arbitrarias,
capturas masivas, amenazas y “falsos positivos”). Las medidas militares, además de ser
insuficientes para el objetivo de ganar la guerra, habían llevado a crear condiciones
propicias para la profundización de la fragmentación y polarización de la sociedad
colombiana, que finalmente terminaron por fortalecer el predominio de las lógicas
guerreras en desmedro de las salidas negociadas.
2.4.2. Repliegue, debilitamiento y reacomodo de las farc
La acción del Ejército y la Policía logró recuperar el control de zonas que durante los años
ochenta y noventa habían sido de expansión de las guerrillas. Las Fuerza del Estado
también consiguieron debilitar sus zonas de retaguardia histórica y forzar su
desplazamiento a nuevas retaguardias en las fronteras del país. Las farc, por su parte,
mostraron su capacidad de reacomodamiento y reactivación militar en regiones como El
Caguán, donde los resultados del despliegue de tropas del Ejército no fueron tan exitosos; y
en la consolidación de nuevas retaguardias estratégicas en las fronteras colombianas y en
zonas de nueva colonización cocalera en la Amazonia oriental (Vaupés, Guainía y Vichada)
y el Pacífico nariñense y caucano.
En medio de la ofensiva militar del Estado, las farc intentaron preservar la iniciativa
política con su empeño en un canje humanitario de guerrilleros presos por los políticos
secuestrados y los militares y policías retenidos. También persistieron en el asedio y la
presión violenta sobre las autoridades locales y regionales.
2.4.3. La negociación fallida con las auc
El proceso de negociación con las autodefensas tampoco logró resultados permanentes,
aunque la desmovilización de los principales jefes produjo, inicialmente, un marcado
descenso de homicidios y masacres. Sin embargo, pronto se hizo evidente la falta de
consensos y la heterogeneidad interna entre los grupos.
2.4.4. El impacto del rearme paramilitar en la evolución territorial del conflicto
Para el año 2006, las limitaciones de la desmovilización de los paramilitares hicieron
inminente el proceso de rearme de los grupos que se aceleró durante los años 2008 y 2010
y registro un importante repunte en su accionar criminal entre 2011 y 2012. Este rearme
suscitó un airado debate nacional alrededor de cómo interpretar y denominar a estas nuevas
organizaciones, para el gobierno simplemente se trataba de organizaciones al servicio del
narcotráfico, carentes de cualquier contenido político o contrainsurgente, pero alguna
aproximación más elabora das del fenómeno, como el informe público de la CNRR en el
año 2007.
2.4.5. Control estatal del centro y presencia de guerrillas en las periferias
Al lado de estas peripecias del rearme paramilitar, se hacen obvios los contrastes del
control territorial de la Fuerza Pública bajo el Gobierno de Álvaro Uribe: durante sus dos
periodos (2002-2006 y 2006-2010) fue descendiendo de manera ostensible el número de
municipios afectados por el conflicto armado: de 561 municipios en el año 2002, se pasó a
361 en el 2006 y 284 en el 2009.204 Sin embargo, esta diminución en cobertura geográfica
no ha sido igual en el territorio nacional, toda vez que las regiones afectadas por el
conflicto se modificaron en función de las transformaciones y adaptaciones estratégicas de
los grupos armados.
Esto ha dado como resultado la fragmentación de dos grandes escenarios macro regionales
de la guerra: en el norte y la costa caribe se profundizó la derrota estratégica de la guerrilla,
que habían iniciado las auc en el periodo anterior y que ahora había culminado la Fuerza
Pública durante los ocho años de gobierno de Uribe.
Esto se explica en parte porque los objetivos de las políticas de Seguridad Democrática no
son solamente militares y políticos, sino que también tienen un correlato económico que
implica el afianzamiento del sector exportador representado por hidrocarburos y otros
minerales, agro combustibles, producidos a partir de plantaciones de palma africana y caña
de azúcar, complementado con cultivos permanentes como cacao, caucho, frutales y
turismo.