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TEMA 5.

MOVILIDAD SOCIAL
1. Introducción
Las estructuras sociales de las sociedades modernas son el producto
de una combinación singular de logro y adscripción que seguramente
no tiene precedentes en la historia de los sistemas de estratificación
social.
2. El análisis de la movilidad social
2.1. Movilidad social: conceptos y tipos básicos
Movilidad social se refiere a los desplazamientos de individuos y
grupos desde unas posiciones sociales a otras y a los cambios que
esos movimientos implican. Puesto que las posiciones sociales se
hallan jerarquizadas, denominamos movilidad vertical a los
movimientos ascendentes o descendentes en la jerarquía de un
sistema de estratificación dado. La movilidad horizontal alude a los
desplazamientos entre posiciones que no implican un cambio
significativo en la jerarquía social. Por ejemplo, cuando el hijo de un
trabajador agrario llega a ser un trabajador no cualificado en la
industria experimenta movilidad horizontal.
Si analizamos los desplazamientos que se producen a lo largo de la
vida de los mismos individuos, estaremos analizando la movilidad
intrageneracional. Podemos también observar y analizar los
cambios de posición social de los hijos en relación con sus padres, a
lo que se denomina movilidad intergeneracional.
Además de los grandes procesos de urbanización típicos de los siglos
XIX y XX, las sociedades modernas han experimentado otra gran
transformación de su estructura ocupacional que ha forzado estos
procesos de movilidad estructural: el cambio de las ocupaciones
manuales a los trabajos no manuales que se da con la expansión el
sector servicios y que ha caracterizado el advenimiento de las
sociedades posindustriales en la segunda mitad del siglo pasado y
comienzos del presente.
2.2. Teorías de la movilidad social
Las diferentes concepciones de la sociedad industrial incluyen de
manera más o menos explícita una particular visión de la movilidad
social. Así, la concepción liberal de la sociedad industrial sostiene
que en la sociedad industrial aumentan las tasas de movilidad social
y que predomina la movilidad ascendente. Según dicha concepción,
estas tendencias se deben a tres tipos de efectos principales, en
virtud de los cuales los procesos de selección social y los
mecanismos de ubicación social son cada vez menos adscriptivos y
dependen más del logro individual:
1. Efectos estructurales: son los que se derivan de la innovación
tecnológica y de la continua diferenciación de ocupaciones;
ambos exigen mano de obra cada vez más cualificada, lo que
potencia los desplazamientos intergeneracionales hacia
posiciones más ventajosas.
2. Efectos procesuales: los procesos de selección social
meritocráticos se convierten en el mecanismo de selección
preferido allí donde se ha generalizado el acceso a la
educación formal.
3. Efectos de composición: como los procesos de logro
predominan en aquellos segmentos sociales y económicos más
dinámicos, mientras la selección adscriptiva es típica de los
sectores sociales que se encuentran en decadencia, a medida
que los primeros van ganando terreno a costa de los segundos
aumenta la fluidez social.
Ante esta visión liberal de la movilidad y de las correspondientes
oportunidades de promoción que presentan las sociedades modernas
basadas en el capitalismo de mercado, la respuesta del marxismo
consistió en defender una visión del orden social capitalista en la que
lo esencial era la reproducción de las posiciones de clase.
Las críticas más consistentes a la narrativa liberal de la
modernización no provinieron del marxismo, sino de aquellos que
pensaban que no era oportuno reducir la totalidad de las sociedades
industriales a una única pauta de movilidad. Ha sido desde esta
perspectiva general de la falta de convergencia de los regímenes de
movilidad social desde la que se ha defendido, por ejemplo, la tesis
del carácter excepcional de los Estados Unidos.
Otra línea de crítica a la teoría liberal es la formulada en los EEUU
por Lipset y Zetterberg. Estos autores sostuvieron que en las
sociedades industriales no existe una tendencia común hacia un
crecimiento sostenido de las tasas de movilidad social. Lo que más
bien se produce como consecuencia del industrialismo es un efecto
de umbral: podemos esperar una movilidad social relativamente alta
solo una vez que se ha alcanzado un cierto nivel de industrialización
y se ha generalizado el acceso a los títulos educativos.
El punto de partida de los avances en la teoría de la movilidad social
en Europa se ha producido con el proyecto internacional de análisis
de la movilidad social llamado CASMIN.
2.3. Dos maneras de estudiar la movilidad
Al hilo de estas teorías se han consolidado dos tradiciones
principales de investigación empírica de la movilidad social: el
análisis de la movilidad de clase y el análisis del logro de estatus.
Aunque ambas tradiciones tienen mucho en común, han terminado
por conformar dos paradigmas diferenciados para el estudio de la
movilidad. Mientras el análisis de la movilidad de clase se ha
desarrollado sobre todo entre sociólogos europeos, de la perspectiva
del logro de estatus se han ocupado fundamentalmente sociólogos
estadounidenses.
En analista de la movilidad de clase supone que el cambio de una
clase a otra implica de alguna manera que todo el sistema de
relaciones sociales asociado a la pertenencia a la clase se transforma
con ese movimiento.
En cambio, a quien estudia el logro de estatus le interesa sobre todo
el movimiento de los individuos en una jerarquía social de posiciones
que se ordenan en función de una característica que se puede medir
de forma continua como el prestigio, el estatus socioeconómico o los
ingresos. La jerarquía social favorita de los sociólogos que estudian
el logro de estatus es el prestigio ocupacional.
La perspectiva sociológica del logro de estatus es importante a la
hora de investigar muchos fenómenos relacionados con la movilidad
social. Concretamente, es muy apropiada para analizar los factores
que determinan el éxito o el fracaso individual.
Los sociólogos partidarios del análisis de la movilidad de clase critica
la perspectiva de logro de estatus diciendo que los modelos de logro
de estatus no ponen adecuadamente de manifiesto las influencias
estructurales que promueven u obstaculizan la movilidad social.

3. ¿Cómo se mide la movilidad social?


3.1. La tabla de movilidad
La base del análisis empírico de la movilidad son las llamadas tablas
de movilidad. Estas tablas se generan a partir de datos procedentes
de registros administrativos o de encuestas a muestras aleatorias de
individuos que permiten obtener una imagen representativa de la
fuerza laboral de una sociedad en un momento dado. Estos
dispositivos incluyen preguntas tanto sobre la ocupación de los
entrevistados como sobre la ocupación de sus padres o la que
desempeñaban en un momento anterior al de la recogida de la
información.
Normalmente las tablas de movilidad presentan la clase de origen en
las filas y la clase de llegada en las columnas. La forma más simple
de presentar los datos de movilidad consiste en registrar en las filas
el número de personas de la muestra que viniendo de cada clase de
origen se sitúan en cada clase de destino.
3.2. Tasas absolutas de movilidad
Distinguimos tres tipos de tasas de movilidad a las que llamamos
tasas absolutas de movilidad. Se denomina tasa total de movilidad
a la proporción de casos que cambian de posición entre dos
momentos del tiempo. Pero gracias a la clasificación cruzada de
origen y destino, con los datos de una tabla de movilidad se pueden
calcular también otros dos tipos de tasas absolutas: las tasas de
salida y las tasas de llegada. Si, como es lo común, en nuestra
tabla de movilidad hemos dispuesto la clase de origen en las filas y la
de destino en las columnas, las tasas de salida son simplemente los
porcentajes horizontales de la tabla; las tasas de llegada son los
porcentajes verticales.
3.3. Tasas relativas de movilidad
El propósito básico de la noción de movilidad relativa es medir las
diferentes oportunidades de alcanzar determinados destinos sociales
desde orígenes diferentes. Por esa razón, se puede considerar que la
noción de movilidad relativa capta el grado de fluidez social que se
produce en una estructura social con independencia de los cambios
producidos en dicha estructura.
Mientras la movilidad absoluta refleja el cambio en la estructura de
clases, la movilidad relativa se refiere al grado de apertura o fluidez
social de la estructura. La movilidad absoluta es más relevante en sí
que la relativa en lo que se refiere a las condiciones de vida de las
personas, mientras la relativa es más interesante en términos
analíticos.
4. Movilidad social intergeneracional
4.1. El caso español
El análisis más importante sobre la movilidad de clase en España lo
ha realizado Julio Carabaña. En este trabajo se hace una explotación
sistemática de la Encuesta Sociodemográfica que realizó el INE en
1991.
Un primer hallazgo del estudio es que en España la movilidad
intergeneracional vertical es una experiencia en la que participó
alrededor de un 70% de los españoles. Al comparar los datos
españoles con los resultados del proyecto CASMIN, Carabaña
constata que, por su patrón de movilidad, España se parece durante
la primera parte del siglo XX a otros países que empezaron a
industrializarse tarde y que tienen asimismo una baja tasa de
movilidad descendente. Las cosas cambian, sin embargo, para los
españoles nacidos después de la Guerra Civil, con el resultado
sorprendente de que España se termina pareciendo más a otros
países como Suecia y EEUU, donde también prevalecen los
desplazamientos desde los orígenes de las clases obreras.
Además, el análisis de Carabaña lo lleva a formular una hipótesis
modificada sobre la relación entre la industrialización y la movilidad
total. Su interpretación parte de la idea de que la industrialización
lleva consigo un aumento de la movilidad total que se basa en la
expansión de las clases altas de destino. Sin embargo, Carabaña
introduce un nuevo matiz al afirmar que este efecto no es duradero,
sino que se ve contrarrestado porque a medida que avanza la
desagrarización también cambia la distribución marginal de los
orígenes. A medida que la nueva sociedad industrializada se fue
asentando en España, las tasas de movilidad bajaron. Por extensión,
lo mismo se podría argumentar sobre el siguiente paso a la sociedad
posindustrial: una vez que ya no quedan muchos individuos que
tenían padres obreros, las tasas de movilidad ascendente bajan.
Un reciente estudio confirma que el grado de fluidez social de la
sociedad española se ha mantenido constante durante este período y
que el caso español se ajusta a la pauta de fluidez central de los
países europeos, aunque con algunas peculiaridades derivadas de
nuestra estructura social y económica.
4.2. Comparación internacional
Después del proyecto CASMIN, el siguiente gran proyecto
comparado del análisis de la movilidad en Europa fue dirigido por el
sociólogo Richard Breen y culminó en la publicación en 2004 del
volumen Social Mobility in Europe. El principal objetivo de este libro
siguió siendo el de testar las mismas hipótesis sobre las diferencias
en las pautas de movilidad social. Pero mientras en CASMIN esta
tarea se afrontó utilizando una sola base de datos por país, el
proyecto de Breen utilizó hasta 117 encuestas de 11 países
diferentes.
Los resultados principales es que en general las tasas de movilidad
se han hecho más semejantes entre los países europeos, sobre todo a
lo largo de las décadas de 1970 y 1980.
5. Algunas implicaciones y consecuencias de la movilidad
social
5.1. Implicaciones teóricas
La primera condición para considerar que una clase social se
encuentra realmente formada es que mantenga una cierta identidad
demográfica, es decir, que sus miembros permanezcan durante un
tiempo significativo en las mismas posiciones sociales y que sus hijos
las sigan ocupando en la siguiente generación.
Algo parecido cabe señalar de la posible proyección política de las
clases. ¿En qué medida las clases son o pueden convertirse en
agentes con capacidad de intervenir en los procesos políticos?
Ciertas corrientes de pensamiento social han considerado a las
clases sociales como protagonistas destacadas de los conflictos
sociales y agentes fundamentales del cambio histórico. En las
sociedades posindustriales, el declive de los sindicatos como actores
sociales puede relacionarse con el escaso grado de formación
demográfica y política de las clases trabajadoras a las que
supuestamente representan. Esa falta de formación de la clase
trabajadora se produce en muy buena medida como un efecto de los
procesos de movilidad social.
Por otra parte, la movilidad social puede servir también para
amortiguar los conflictos de clase en la medida en que ofrece una
importante “válvula de escape” para los miembros más capacitados o
más ambiciosos de las clases menos favorecidas. Así, por ejemplo, la
ausencia de formas radicales de lucha de clases en los EEUU se ha
relacionado con sus tasas excepcionalmente altas de movilidad
social.
5.2. Consecuencias prácticas
Las sociedades modernas han tendido a poner en cuestión las formas
de desigualdad que se basan en la adscripción. Ese rechazo de las
formas adscriptivas de la desigualdad es un producto histórico de la
oposición al orden social del Antiguo Régimen del que nacieron las
sociedades industriales.
Para evaluar el impacto de la desigualdad en las oportunidades
vitales de las personas o reflexionar normativamente sobre su
justicia no basta con examinar la forma de la estructura y sus
transformaciones, sino que es imprescindible precisar cuántos
individuos circulan por ella o cambian de posición. La desigualdad,
en suma, es inseparable de la movilidad.
En las sociedades modernas, la movilidad implica que la gente
obtiene sus recompensas de acuerdo con sus propios méritos y no
debido a ventajas o privilegios heredados. La movilidad social está
positivamente asociada al logro y negativamente relacionada con la
adscripción.
Por otro lado, la movilidad social entronca directamente con los
valores centrales de las democracias liberales y la posible
justificación de las desigualdades: de acuerdo con esos valores, en
una sociedad perfectamente móvil las desigualdades observables
estarían legitimadas al atribuirse a diferencias individuales de
talento y capacidad.

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