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FILOSOFIA DEL DERECHO.

ENSAYO SOBRE EL MERCADER DE VENECIA.

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BUCARAMANGA.

22 de marzo de 2017.
ENSAYO SOBRE EL MERCADER DE VENECIA.

DOCENTE: LUIS EDUARDO GUERRERO.

ALUMNO: ALEXEI YOSIF FERNANDEZ OSORIO,

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BUCARAMANGA.

22 de marzo de 2017.
ENSAYO SOBRE EL MERCADER DE VENECIA.

Después de ver la película con detenimiento pude llegar a varias conclusiones,


pero me he encontrado con una barrera porque no sé por dónde continuar. Tras
leer varios comentarios expuestos por varias personas, que como yo han
disfrutado de esta película y que han hecho varias connotaciones jurídicas sobre
la obra, y he encontrado algunas similitudes y muchas diferencias. Observando
fragmentos de la obra se puede ver como este crea una evidencia del marco
jurídico que existía en Venecia y que mantenía todo en su ordenamiento y la
estructura mercantil, se convierte en algo de difícil explicación. Pues, mientras
más buscaba en documentos y en el texto mismo de la obra, no logre ver como
evidencia jurídica, ya que la forma tan dramática en la que Shakespeare con su
inigualable y elegante prosa convierte el texto en una magna obra de pasiones y
nos deja entre ver que nada tiene que ver con razones.

Vemos que esta obra gira a rededor de dos contratos mercantiles; el primero de
ellos es el contrato que hace Antonio, quien es un cristiano y reconocido mercader
que cuenta con buena reputación en Venecia, con Shylock, quien es un rico
usurero judío, el cual en muchas ocasiones ha sido ultrajado con insultos por parte
de los mercaderes cristianos; el segundo contrato celebrado es sobre el
matrimonio de una joven de Belmont, llamada Porcia, quien era la única heredera
de una gran fortuna, este contrato tiene mucho simbolismo, entre ellos se
encuentran el azar y la muerte, pues el acreedor a esta fortuna será aquel que
abra el cobre indicado entre los tres que se le ofrecen.

Haciendo un análisis del primer contrato, uno no debe tener un amplio


conocimiento en cultura jurídica, el contrato en su naturaleza es de riesgo;
primero, porque Antonio no tenía certeza de sus bienes ni propiedades y segundo,
porque el contrato lo hace con una persona con la que tiene una enemistad y con
la que no comparte ninguna de sus tradiciones. Se debe suponer que
Shakespeare en su afán dramático propuso que el pago por la deuda de no ser
cancelada en el tiempo pactado sería una la libra de carne, pues no habría ningún
notario capaz de aceptar tal cláusula como válida en algún contrato, pues la
cláusula se encuentra en conflicto con las buenas prácticas y costumbres que
suponemos deberían de existir en cualquier ordenamiento con un marco jurídico
que presuma de buena reputación y otra razón válida es que los intereses de los
judíos estaban basados en cálculos y reglas que mantenían un orden en el
mercado de deuda, una afectación a estos equilibrio y el mercado sufriría un
desbalance importante.

Si nos remitimos al derecho moderno, en materia de contratos, hay leyes


prexistentes que nos protegen contra la implantación de intereses
desproporcionados y de cualquier clase de abusos que se puedan suscitar por
parte de usureros que se quieran hacer de nuestra propiedad mediante prácticas
fraudulentas. Este contrato en el derecho moderno no sólo es desproporcionado,
es, simplemente, inaceptable. Por ello mismo, ningún notario de un sistema
jurídico principalmente católico va a tener el criterio de aprobar una cláusula que
ponga en peligro la integridad de alguno de los suyos. Teniendo como entendido
que los judíos sólo tenían la facultad de usura.

En este caso la obra con uso del drama muestra con una frialdad para que esta
fuera una obra y no un aburrido tratado de derecho de principios del siglo XVII, el
contrato de Antonio y Shylock fue aprobado por un notario de dudosa reputación.

Y pues como era de esperarse los barcos presuntamente naufragaron y los bienes
de Antonio se encontraban perdidos, el plazo del préstamo vencido y el usurero
judío, Shylock, estaba en plena capacidad de ejercer el contrato y el peso de toda
la ley de Venecia sobre el mercader Antonio.

En este punto la historia se vuelve confusa y creo que el autor la vuelve aún más
con la idea de un usurero al que no le importa su dinero, sino de poder llevar a
cabo su venganza por el maltrato por parte de los cristianos, en especial el que
Antonio, le habían dado. El autor construye un individuo fuera de sus cabales y
alejado de su trabajo de usura, dado que ya no le importa recolección de los
dineros prestados.

Primero que nada este texto pone en evidencia que el autor suponía que los judíos
no eran doctos en el manejo de las leyes, dado que en Venecia existían leyes que
protegían a los cristianos antiguos, que gozaban de una buena reputación contra
tratos vejatorios y contra su persona. Por ende los cristianos mercaderes tenían
ciertas ventajas en el marco jurídico veneciano y los usureros judíos eran mal
vistos ante los ojos de la justicia católica.

He aquí que el hecho que un usurero renuncie a sus ganancias que como vemos
en la lectura pudieron llegar a ser hasta tres veces el total de la deuda, y preferir
confrontar a un estado de derecho que muy difícilmente podría darle la razón es
un giro casi incomprensible, un giro que hace una mutación en la demencia y la
locura, lo que a la vez nos dice que el autor no está en busca de querer compartir
un concepto de justicia ni mucho menos de misericordia, sino que este se atreve a
hacer una obra acerca de pasiones y locura, de necedad y falta total de
conciencia.

Shakespeare en bastantes textos que hacen referencia a esta obra habla que su
intención es hablar de misericordia y de la justicia, pero esto es difícil de creer. Ya
que no se puede hablar de justicia cuando el estado y las leyes son tan
permisibles a la autoridad para que los ciudadanos que conviven en un estado de
derecho tengan diferentes condiciones, derechos y obligaciones. Esta obra está
cubierta con unas pinceladas de intolerancia y parcialidad, así que no se puede
hablar ni de justicia, ni de misericordia.

Tal juicio parece ser un ejemplo de la parcialidad que se vivía en esos tiempo en
Venecia, se ve como se le otorga el derecho a Shylock de obtener su libra de
carne, pero con la interrupción de un tercero quien hace de juez defensor de
Antonio, logra, mediante un tecnicismo jurídico, dar un giro de 360 º al sentido del
juicio y poner, ahora, en el estrado al judío Shylock. Es aquí donde la defensa con
sagacidad jurídica da su estocada.

En primer lugar, se sabe que el contrato es difícil para que se pueda cumplir o
llegar a ser concretado por que las leyes le otorgaban ventajas a Antonio por el
hecho de ser católico sobre el judío Shylock, mediante leyes y estructuras que
competen al orden público y no al orden mercantil. En segunda medida, de ser
firmado el contrato se presupone que hay una existencia de que para extraer la
libra de carne se necesita tajar en el cuerpo, lo que un abogado defensor del judío
Shylock hubiera determinado inmediatamente, la sangre se convierte en parte del
contrato y un efecto de fuerza mayor para la implementación del mismo. Y en
Tercer lugar, Antonio al firmar el contrato estaría aceptando renunciando a su
derecho de contrademandar, pues se entiende que hay una aceptación firme para
que el prestamista judío atente contra su vida, el contrato está basado
exactamente en esta situación.

Por lo tanto lo que realmente se ve reflejado aquí es que existe el


desconocimiento del derecho que tiene el judío y de mayor manera la injusticia
contra este, ya que desde el principio la ley veneciana no le daba su benevolencia
y posteriormente termina enjuiciado por algo de lo que no es culpable ante
derecho. La falta de un abogado defensor en el lado de Shylock el judío
demuestra que existe una preferencia de la justicia hacía los mercaderes y
ciudadanos católicos, puesto que el juicio nunca fue de carácter imparcial y
menos tenia aires de justicia, he aquí un real ejemplo de la legalidad mal aplicada,
donde las leyes se aplican por la simple realidad de existir y no por su capacidad
para impartir justicia ni resarcir daños.
Pienso que lo que el autor nos desea encaminar y hablar sobre la injusticia que
sufrían los judíos ante las legislaturas y el marco jurídico que tenían los ingleses,
donde seguramente la ley se aplicaba de manera parcial e indiscriminada.

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