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PEREGRINO RIVERA ARCE (1877-1940)

N ÓMADAS
LAS GUERRAS
CONTEMPORÁNEAS

LA GUERRA, LA POLÍTICA, LA NACIÓN


N ÓMADAS 9
*
PAZ Y GUERRA

Eric Alliez* *
Antonio Negri * **
Traducción de Ernesto Hernández****

Hemingway ha escrito: “el mundo es un bello lugar por el que vale la pena batirse”.
Yo estoy de acuerdo con la segunda parte.
Se7en

La paz “postmoderna” al ser absolutamente contem- “Post-modern” peace, as a coetaneous of war and
poránea de la guerra y de la barbarie, se constituye en barbarian, becomes a “post-democratic” institution in a
una institución “postdemocrática” de un estado de ex- permanent State of Exception. Peace is, then, a mainte-
cepción permanente. La paz es, entonces, la continua- nance of war by other means; is the reduction of the no-
ción de la guerra por otros medios, es la reducción de la tion of sovereignty to the terror disequilibrium on the
soberanía al desequilibrio del terror según el principio de principle of distinguishing friends from enemies. The au-
distinción entre amigo y enemigo. Los autores nos pro- thors present the “Combat against the war” as the right
ponen el “Combate contra la guerra” como el camino way to destroy the false social peace system of evidences,
que se debe recorrer para destruir el sistema de eviden- in order to construct a new possible world to any singular-
cias de la falsa paz social, y así abrirnos a la construcción ity. A possible world understood as an in-common world,
de un nuevo mundo posible para las singularidades cual- as a community to come.
quiera. Mundo posible como un en-común, como co-
munidad por venir. Palabras clave: Guerra, paz, éxodo, arte.

* Este texto se escribió para la exposición Frieden Weltwärts organizada por Elisabeth
Samsonow por petición del Österreichisches Studienzentrum für Frieden und
Konfliktlösung y el Europäisches Museum für Frieden (Burg Schlaining, 4 de mayo al 31
de octubre de 2002). La exposición presentó obras de James Burell (USA), Birgit
Jürgenssen (Austria), Tal Adler (Israel), Benedikt Schiefer (Alemania). El texto fue
proyectado (en sus versiones al inglés y al alemán) en una sala de la exposición y se
reprodujo en el catálogo. Se publicó en la revista Multitudes, No. 11, de 2003. Los
derechos de publicación en español fueron cedidos por los autores a Nómadas por
gestiones de Ernesto Hernández quien además tradujo el texto.
** Francés. Doctor en filosofía. Profesor asociado en la Universidad del Estado de Río de
Janeiro y Director del programa en el extranjero del Colegio Internacional de Filosofía.
*** Italiano. Licenciado en Filosofía de la Universidad de Padua. Fue catedrático de Teoría
del Estado y director del Instituto de Ciencias Políticas. También fue Profesor de Ciencia
Política en la Universidad de París VIII y fundador de la revista Future antérieure. Es uno
de los filósofos marxistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX.
****Fundador y director de la revista El vampiro pasivo y Sé cauto; traductor de los cursos de
Deleuze (www.webdeleuze.com); Ingeniero de sistemas. E-mail: ehb_cali@yahoo.com

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1. Guerra y paz: en su forma 1861.]–. A pesar de la sorprenden- adentro ni afuera, donde “el co-
clásico-moderna, la conjunción de te actualidad de esta última fórmu- mercio entre las naciones” ha en-
la guerra y de la paz preserva el la, Proudhon describe así lo que él mascarado la paz exterior con la
valor disyuntivo implicado en el llama “las condiciones alternativas de mundial desagregación del vivir-
quiasma de esas nociones comunes la vida de los pueblos”, sometidos a en-conjunto (la “paz interior”), paz
mostrando la imposibilidad de pro- la alternancia histórica, “fenomeno- y guerra están tan asombrosamen-
ducir, histórica y conceptualmente, lógica” de los estados de paz y de te entremezcladas que simplemen-
una definición positiva de la paz. los estados de guerra, en un mundo te forman el derecho y el envés de
La paz, como el desarme, designa en el que la lógica nacional de la un mismo tejido proyectado sobre
negativamente un estado social ca- centralización estatal implica y ex- el planeta. La paz, dicho de otra ma-
racterizado por la ausencia de gue- plica la propensión a las confronta- nera la guerra… lo que es menos hi-
rra. Es la paz por el desarme, como ciones militares. pótesis que hecho constatado por
sostiene Raymond Aron: “se dice – todos, lo de esta identidad híbrida
escribe él– que la paz reina cuando 2. Paz y guerra: en su forma que lanza a “todo el mundo” en una
el comercio entre las naciones no imperial hiper-moderna, la conjun- meta-política en la que la paz pa-
implica formas milita- rece solo ser la continua-
res de lucha” [Raymond ción de la guerra por otros
Aron, Paix et guerre medios. Alteridad, de he-
entre les nations, 1962]. cho relativa, de una acción
Ni esencial, ni existen- de policía ejercida conti-
cial, la paz no excluye nuamente sobre la polis
las luchas y los conflic- globalizada bajo la jurisdic-
tos (los desmilitariza) ción de excepción de una
puesto que su principio guerra infinita. La paz es de-
“no es diferente del de ducida como institución
las guerras: las paces es- de un estado de excepción
tán fundadas sobre el permanente.
poder” [íbid], y esto en
un mundo al que ahora 3. En el alba de los
hay que considerar, el tiempos modernos, cuan-
imperativo de seguri- do los paradigmas de la
dad pública así lo exige, soberanía y del Estado-
como un todo entero Teodoro De Bry, “Un prisionero entre sus verdugos...”, 1592, nación están en gesta-
(Aotus orbis). De esen- grabado, Grandes Viajes: América ción, Hobbes cuenta la
cia aseguradora, esta historia de la humanidad
primera forma laica de mundia- ción entre la paz y la guerra debe como el gran relato de la salida del
lización política es indisociable de la ser comprendida según el valor sus- estado de guerra de cada uno con-
antinomia Guerra/Paz que somete titutivo que toman los dos térmi- tra todos que identifica al estado
el “derecho de las gentes” (jus gen- nos, absolutamente contemporáneos, de naturaleza. Fundada sobre la di-
tium) a la perspectiva universal del comenzando por invertir sus funcio- solución de las relaciones de na-
poder (potestas). Antinomia –es la nes y sus relaciones “clásicas”. Mien- turaleza y la alienación del deseo
palabra usada por el viejo Proud- tras la guerra significa la regulación in-definido de poder de los indivi-
hon para explicar que “la paz de- de los poderes constituidos y la for- duos, la institución política de la
muestra y confirma la guerra”, ma constituyente del orden nuevo, soberanía inventa el Derecho co-
mientras que “la guerra, a su vez, la paz es solo una ilusión engañosa mo principio de sí misma y garan-
es una reivindicación de la paz”[ P. que sostiene el poder de desorden tía de la paz civil. Pagado el alto
J. Proudhon, La guerra y la paz, In- y su amenaza, urbi et orbi, contra la precio de la alienación, sin retri-
vestigaciones sobre el principio y la seguridad del mundo. Al final su- bución, de la libertad en la obe-
constitución del derecho de gentes, cede como si, en ese mundo sin diencia al soberano, la paz es la

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única contra-partida de un pacto des. La Guerra de los Treinta Años 4. En la edad de una posmoder-
de sumisión (transferencia de po- no está, para nada, asociada al na- nidad reivindicada, en la cual el
tencia) del que el absoluto jurídi- cimiento de la soberanía moderna: cuadro planetario está mucho me-
co (transferencia de derecho) es concluye por una paz que sella la nos fijado por la Organización de
condición real del cuerpo políti- victoria definitiva de la moral jurí- las Naciones Unidas –lejana here-
co. El soberano es absoluto en la dica de la fuerza sobre la politeia dera de los proyectos de paz perpe-
obediencia de los sujetos al solo be- como “justa” distribución del po- tua– que por la Organización
neficio de la seguridad; la “seguri- der (Hobbes percibe lo justo griego Mundial del Comercio, la guerra ha
dad del pueblo” es condición de como una escuela de sedición). devenido potencia de orden autori-
realidad del poder (del) soberano Pero, ¿hemos creído en esta paz sin zándose el carácter de “más allá” de
de “juzgar lo que es confor- la conquista territorial. A
me a la razón y lo que no lo diferencia de la edad clási-
es”, según la fórmula del Le- co-moderna que había con-
viatán, XXVI. Tendrá en las cebido una idea reguladora
manos la espada de la justi- de la paz por la comunidad
cia por la cual conserva la internacional, asociando la
paz interior y la espada de la práctica de los intercambios
guerra, por la cual asegura la y del comercio (usus com-
defensa exterior y castiga al merciorum) a la voluntad so-
rebelde que declara su volun- berana de los Estados, la paz
tad de desobediencia (non jure solo acierta expresarse, bajo
imperio sive dominio, sed jure el vocablo de Peace Research,
belli: el enemigo interior re- en la guerra y por una lógi-
leva del derecho de guerra co-logística de guerra. Argu-
porque “la rebelión es sim- mentando la “situación de
plemente el retorno al esta- excepción” para sustituir la
do de guerra” [Leviatán, relación internacional de
XXVIII] que dirige a “la mul- fuerzas por un poder unita-
titud contra el pueblo” [De rio mundial. La guerra como
Cive, XII, VIII]). Así la gue- manutención de la paz, guar-
rra se presenta como la con- diana de la policía de la paz.
dición negativa de la paz; La diferencia respecto al
representa la razón de Esta- mito fundador de la moder-
do que determina el volun- nidad política se manifiesta
tario sometimiento al Amo en la inversión de la relación
de la Ley. Pues es necesaria entre Guerra y Paz. Paz y
la omnipresencia de la gue- guerra: liberada de la utopía
rra y de sus representacio- secularizada de la República
Coriolano Leudo, Gonzalo Jiménez de Quesada, óleo, s. XX
nes para crear un Orden que cristiana, la paz ya no es la
haga de una multitud dispersa un justicia que atraviesa los paisajes de “solución” de la guerra construida
cuerpo único sometido, con el la masacre sobre la carreta de Mére sobre un equilibrio (relativo) de las
nombre vacío de Pueblo, al “po- Courage? Entre 1618 y 1648, Ale- fuerzas o sobre una hegemonía “ra-
der absoluto” de la voluntad de mania pierde la mitad de sus habi- zonada” (del lado de la guerra) –la
uno… El Estado moderno nace de tantes… la paz lograda por el Estado paz es la condición de procedimien-
esta representación política que se moderno es un ideal desgarrado en- to inherente a la conducta de la gue-
sostiene por la guerra monopolizan- tre la teoría de la guerra justa rra fundada sobre la distinción entre
do, a nombre de la paz, la lógica de (Grotius) y el programa de una paz amigo y enemigo–. En ese contexto,
acumulación de poder sustraído a la universal a la cual conviene dar el que es necesario llamar de opacifi-
“confusión primitiva” de las multitu- nombre de utopía (Tomás More). cación, el decisionismo schmitniano,

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que pone en movimiento la produc- pone en escena ese momento en el dose al reinado de un “humanita-
ción de soberanía, anima al impe- cual el hombre descubre su soledad rio” tan monstruoso como la gue-
rio. La noción de política, en su sobre el campo de batalla. Grim- rra (según la fórmula propuesta por
última afirmación del vacío de su melshausen, Tolstoi, Stendhal, Cé- Rancière: “la categoría de lo hu-
verdadero estado frente a las ana- line o Hemingway muestran a este manitario como el doble de la Real-
logías teológicas de la realidad del hombre milagrosamente indemne o politik de los Estados”)? ¿Dónde
Estado, sólo vale para hacer coin- herido, estupefacto por el ruido y encontrar la paz, sino en un después
cidir soberanía y decisión en una el furor, y más aún por el hecho de de la guerra en el que la disuasión
megalo-política imperial en la cual que la luna y el sol puedan brillar civil de una post-democracia habría
el eje hace girar al mundo entero, todavía. El retorno a la paz es res- tomado el relevo de la “estrategia
totus orbis, alrededor del poder so- tauración natural de la presentación anti-Ciudades”, de la disuasión
berano que decide continuamente sensible del mundo, restauración nuclear?, ¿basta alcanzar lo impre-
sobre la “situación excepcional”. estética del ser-en un afuera. La pre- visto, un nuevo monstruo segura-
(Según la célebre apertura de la pri- gunta se convierte ahora en: ¿po- mente, para liberarnos de la miseria
mera Politische Theologie ordinaria de esta paz y de
de Carl Schmitt: “Souve- esta guerra tele-actuadas
rän ist, wer über den Aus- en los giros del nuevo or-
nahmezustand entscheidet” den imperial? Ya no se tra-
(es soberano quien deci- ta de poder imaginar ni
de sobre la situación ex- describir un campo de
cepcional [del estado de batalla después de la ma-
excepción]). Evitaremos, sacre que sobrecoge de
entonces, ironizar sobre el estupor al ser aún vivien-
Eje del mal –o el juicio de te, no se trata, entonces,
Dios– para tomar en de sentir-se-viviente al bor-
cuenta la hipermoderni- de de la muerte.
dad de una situación que
marca un desplazamiento 6. “Hicieron el desier-
completo respecto del to y lo llamaron paz”, es-
modelo hegemónico de la cribe Tácito. Y antes de él,
pax romana, tal como se Tucídides. Los historia-
deja percibir en el precep- dores son poetas hiper-rea-
to del “Si vis pacem, para De Bry, “Vertieron oro fundido a los capitanes por su crueldad, listas. No experimentan
bellum”. No se trata enton- codicia y tiranía...”, América, Libro Cuarto ningún malestar al consi-
ces de preparar la guerra derar la fuerza bruta como
para tener la paz (este es el princi- demos aproximarnos interiormente la palanca del orden político. Colo-
pio de la disuasión), sino de hacer a la paz cuando lo postmoderno cándose bajo el signo de la pura ob-
la paz en la guerra en función de una designa la anestesia de la vida de- servación de las modalidades de lo
destrucción continuada (inversión del vuelta al vacío, el duelo de nuestra político en su realidad histórica,
escenario teológico “progresista” de afinidad con el plasma espacio-tem- Maquiavelo describe escrupulosa-
la creación continuada) reduciendo poral y su mercantilización genera- mente las acciones militares y las
la soberanía al desequilibrio del terror. lizada, la disposición del mundo guerras que se intentan con el fin de
¿La paz es el nombre postmoderno como teatro de operación para una imponer la paz de las armas. Se ha
de la guerra? Un proyecto para volver guerra total que apunta a una paz de comprender: la paz conquistada
perpetua la guerra en el mundo, un pro- total? ¿Cómo sustraerse a lo inmun- por las armas que simbolizan la virtud
yecto de guerra mundial perpetua. do de la guerra cuyo fin es la supre- del pueblo reunido en la afirmación
macía definitiva de una “seguridad política de su potencia (representa-
5. La literatura moderna, cuan- global”?, ¿la paz misma habría al- da). La paz descubre aquí su valor
do se ocupa de la guerra, siempre canzado su edad nihilista sometién- transitorio, que solo la guerra pue-

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de “realizar” como vector del siste- hacer la guerra con el pensamiento dada sobre el sistema del juicio (“un
ma general de las relaciones de fuer- y el deseo de la paz “a fin de condu- juicio de Dios que hace de la des-
za, del que la verdad niega cualquier cir, por la victoria, al enemigo a las trucción algo ‘justo’”) al combate que
diferencia distinta de la formal entre ventajas de la paz” (San Agustín, moviliza las fuerzas contra los pode-
el tiempo de paz y el tiempo de gue- carta 189 al conde Bonifacio). Afe- res de la dominación (G. Deleuze,
rra. Salvo la de precipitar el reposo rrado a esta idea “liberal” de la paz “Para terminar con el juicio”, en
en la ociosidad y en el desorden que como meta de la guerra y de la gue- Crítica y clínica, 1993)–.
conducen al Estado a su ruina, Esta- rra como medio necesario a la paz
do que se ha olvidado de la perma- –“se debe querer la paz y hacer la 7. ¿Qué significa la “voluntad de
nencia de la guerra, el príncipe “no guerra solo por necesidad [… ] para arte” y la producción de actos es-
pueda confiarse de lo que ve en obtener la paz. Se sigue siendo paci- téticos en esta hibridación mundial
tiempos apacibles” (El príncipe, IX). fico, aún combatiendo…” (ibid)–, de la guerra y de la paz? ¿Dónde se
Pues el príncipe, entonces, sucum- idea que solo se deja concebir en la inscribe el arte cuando las nuevas
biría al más peligroso de los señue- verdad reconciliada (en Dios o en configuraciones de la experiencia
los: el amor a la paz rehúsan a consignarse
–cuando le es necesario de un lado o del otro?
vivir, en todos sus as- ¿Qué significa la “gue-
pectos, la paz en el pen- rra a la guerra”, el Com-
samiento de la guerra. bate contra la Guerra,
Realismo y cinismo se para el artista contem-
unen aquí en un discur- poráneo que se opone
so que identifica la gue- a la pobre dramaturgia
rra con una condición del pensamiento del
de verdad de cualquier duelo y del desencan-
orden político. Pero, ¿la tamiento? Evidente-
afirmación maquiavé- mente la potencia
lica, de inspiración “ro- estética de sentir sólo
mana”, según la cual la hace fondo sobre la ex-
guerra es creadora de presión de la indistin-
orden, tiene sentido en ción, que constituye
un mundo con un espí- De Bry, “Deseo que derraméis la sangre del enemigo toda la violencia de la
ritu tan poco “cívico” así como hago con el agua”, grabado era del espectáculo en
como el nuestro?, ¿se su loco aguante. El ar-
habrá convertido ella, a su vez, en la humanidad) de un sujeto univer- tista debe, entonces, pasar por el hí-
un señuelo vehiculado por el esta- sal, llegando el pacifismo a encarnar brido absoluto, por esa inmersión
do de urgencia de una comunica- solamente en la eficacia de un pro- en un presente donde termina por
ción sin ser-común? La realidad yecto de paz. Paz y guerra: el paci- abismarse la autonomía del arte al
geo-estratégica del ilusionismo gue- fismo ya no puede deducir su mismo tiempo que afecta la hete-
rrero del pentágono-capitalismo – autoridad de una cronología o ronomía de sus potencias de vida.
como lo llama Virilio– dispensa de teleología que sea capaz de llevar- Habitando la esfera de los puros
cualquier retórica suplementaria. En nos de la guerra a una paz separada. medios en la asunción de algo sin-
adelante la guerra, la paz y la barba- No pudiendo desear la paz, sino con gular, el artista hace la fantas-
rie interactúan en una sola y misma un deseo nostálgico, la resistencia a magoría de la paz y de la guerra
historia sin otra regla que el sentido la guerra como máquina constitu- comenzando por realzar sus marcas
común de lo inmundo. Los grandes yente del orden nuevo, se enuncia: comunes sobre el cuerpo de las co-
pacifismos –sea el pacifismo cristia- “guerra a la guerra”. O, mejor, com- sas. Invistiendo esta zona opaca de
no o el pacifismo comunista– apre- bate contra la guerra –en el sentido lo indiscernible, el artista se apro-
hendían la guerra como un sacrificio en que Deleuze opone la guerra pia el régimen expropiado de la po-
para construir la paz: era necesario como voluntad de dominación fun- lítica en un combate contra la

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Guerra que destruye el sistema de bre-exposición de la paz a la gue- tro– el éxodo como único aconte-
evidencias sensibles de la falsa paz rra, tal es la nueva dirección del arte, cimiento creativo posible. El éxodo
social. Esta es, quizás, la razón pri- dirección que traza su diferencia en fuera de la obediencia a la regula-
mera de la peligrosidad social del la máquina común de una alteridad ción de las identidades decibles y
arte contemporáneo: adhiere direc- de la guerra, dirección que ya no visibles, el exilio en la desmesura
tamente a la división de las identi- puede sostenerse de ninguna me- abierta por la desregulación de las
dades regulando las implicaciones moria de ser de la paz. (Imposibili- formas a priori de la guerra y de la
políticas de la relación entre lo de- dad de pensar su “hecho” como una paz que nos arrastra al combate.
cible y lo visible, el aparecer, el ser “libertad”: la paz ya no está dispo- Pues el éxodo, la secesión y el comba-
y el hacer. Lo que no puede hacer nible como existencia sobre el “fren- te contra la guerra son una sola y mis-
por la verdad, es decir fuera de la ma cosa que no conduce a ninguna
mediación académica, sin situarse otra parte que no sea siempre aquí,
en el tener-lugar de lo que quiere con la condición de una desterri-
des-montar para invertirlo –si- torialización extrema que decida
tuándose, colocándonos, en- acerca del telos común. El fugi-
tonces, en y “después del paso tivo no huye del espectáculo
de la vida a través de la del mercado sin convertirlo
prueba del nihilismo” en un poder an-nihilante
(Agamben)–. Esta tópica, contra el estado gestio-
que responde al régimen nario del nihilismo; no
mediático hegemónico deserta de la guerra sin
de la imagen por una atacar las apariencias de
ampliación de la noción paz en provecho de es-
de obra de arte, instru- pacios comunes y
ye la distinción del artis- cooperativos nuevos.
ta en su esfuerzo por Invirtiendo el desplaza-
extraer de la expresión miento mesiánico del
de lo inmundo –por una “por todas partes” en
caída caósmica en las “aquí” para construir una
materias de sensación– la movilidad y una tempo-
construcción de un mundo ralidad nuevas, Éxodo es el
de nuevo posible. Pertene- nombre de la transmu-
ce al régimen contemporá- tación de los valores de
neo de las artes el que la resistencia en potencia cons-
experiencia de lo posible, como tituyente de una bio-política
categoría estética del mundo, solo diferentemente post-moderna.
haga obra, por sustracción material Partiendo, hacer secesión quiere de-
a lo inmundo colectivo, en tanto cir destruir todas las barreras tras-
que el desobramiento de la comunidad cendentales que dan su sentido a
Anónimo, Zaque de Hunza. Jefe militar y
se revierte en foco de relanza- político. Hunza (Tunja) la lógica de dirección de la repre-
miento procesual para las singula- sentación política para re-apropiar-
ridades cualquiera que somos te de guerra” contra la imagen me- se la movilidad “global”; partiendo
en-común, fuera de cualquier iden- diática del mundo). constituyendo significa investir la ge-
tidad representativa. Exponer esta neración contra la corrupción, opo-
posición que ya no se deja, de una 8. En ese mundo abandonado a ner las hibridaciones cosmopolitas
manera común, representar en la la comunicación de una factualidad del mundo de la vida a la hibrida-
anticipación estética de un por- ciega, el artista o el “anartista” im- ción policíaca de la paz en la
venir comunista; exponerse al pone –v.g. pone en la inmanencia guerra. En la exposición de la des-
desgarrón de lo sensible en la so- de ese mundo sin-afuera-ni-aden- mesura que le es propia, la singula-

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ridad del arte nos enseña que el pro- la violencia. El éxodo es apertura siderando cualquier pensamiento
ducto de la generación es siempre de ese camino que no puede con- político de la medida y de la uni-
un “monstruo” que implica lo “co- ducir a la “tranquilidad del alma” dad, considerando la ilusión tras-
mún” (de los cuerpos, de los len- del estoico sin hacer obra, obra de cendental de la comunidad. Desde
guajes y de las máquinas), en una paz, del hecho de atravesar el caos el punto de vista de un materialis-
bio-política del éxodo y de la de los hombres (analogía, entonces, mo radical, no es entonces la paz,
secesión. de la obra de la paz y de la obra de sino la cooperación constituyente
arte que no podría sostenerse por de las multitudes singulares, lo que
9. Combate contra la Guerra: la sí misma sin la caósmosis de las fuer- crea la existencia común del mun-
paz ya no es condición de vida, la zas que implica). Éxodo, pues no do –en la especie de una comuni-
paz debe ser re-inventada en el éxo- hay más-allá ni por todas partes en dad no-orgánica, de una comunidad
do del mundo sin Dios, que la “Ciu- un mundo sin afuera. Éxodo del actuante, desterritorializada y
dad de los hombres” debe poner en mundo, entonces, como construc- desterritorializante–, que es necesa-
juego para salir de lo inmundo. En ción colectiva del ser, trabajo vivo rio pensar como ontológicamente an-
ausencia de una paz terior y superior a la
que pueda valer como distinción trascenden-
ethos del mundo, el tal de la guerra y de la
éxodo es combate, paz, distinción trascen-
guerrilla y creación ex dental por la cual
nihilo de la paz. Paz por “decide” el poder sobe-
inventar como salida rano. La prueba es en
del nihilismo, como el límite del tiempo: es
dispositivo mundial contra este que aque-
localmente creador de lla “decide” sobre la
sentido, sentido de he- monstruosa hibrida-
cho de una ecosofía de ción de la guerra y de
las multitudes que ha- la paz marcando así la
cen virtud de la idea identificación definiti-
diferencial de lo co- va de la soberanía con
mún y de sus genera- la policía. Consecuen-
ciones metamórficas cia en el límite del ser:
del mundo. Lo contra- Anónimo. Soldados de Jiménez de Quesada durante una expedición la paz ya no está a la
rio de una utopía: la en busca de oro, grabado altura para dar las con-
desutopía abierta y diciones de vida a las
total de un Combate contra la Gue- del mundo y mundialización del tra- cuales está atado el nombre de éti-
rra. Trabajo largo, complejo, mili- bajo viviente lanzado contra la do- ca. Relacionada con la realidad de
tante: la paz es tanto intuición minación trascendente del “trabajo la composición y de la des-compo-
como la obra abierta; la paz, como muerto” mientras que este último sición de las relaciones, la ética es
arte, es captación de las fuerzas en solo puede recomponerse en la gue- el envés, la asimetría operatoria de
un devenir que enriquece eso de lo rra, condición primera (para el es- la situación de paz-guerra como
que se adueña (lo contrario de una tablecimiento de la policía del “combate entre Sí, [… ] entre las
pacificación forzada: “una paz sin derecho) y estadio último de la for- fuerzas que subyugan o las que es-
fuerza semeja la muerte”, escribe ma-Estado (con el por-fuera-del- tán subyugadas, entre las potencias
Marie José Mondzain). De ahí que derecho de la policía mundial que expresan esas relaciones de
la paz no se pueda concebir sin atra- soberana). El éxodo es transforma- fuerza” (Deleuze), precipitación de
vesar la guerra que combate, para ción de las pasiones en la vita activa los átomos y lucha de las pasiones,
destruir la miseria de la que se nu- del conocimiento cuando desplie- cristalización de diferencias en el
tre, y afirmar las fuerzas de vida que ga su potencial generador en tanto caos multitudinario de las singula-
se construyen sobre la reservas de que cooperación desmesurada, con- ridades y emisiones de potencias

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nuevas que forman constelaciones creatividad social que recuerda 10. Concentrado al extremo: si
indisociablemente afectivas y pro- que el arte es el Vigilambulo de ese el arte es la proyección colectiva que
ductivas por inclinación de las di- proceso que afronta la guerra (en muestra que la guerra es impoten-
ferencias. No hay ética sin ese lugar de huir hacia una paz iluso- ciante frente a las construcciones sin-
clinamen que orienta la materia del ria) para liberar la vida hecha pri- gulares del mundo que ella intenta
común hacia el éxodo como tran- sionera de sus representaciones. La hacer añicos, en el arte contempo-
‘sitividad constructivista del mun- obra de arte es transmutación vi- ráneo, desde el inicio del juego, en
do. Pero también, no hay estética tal de las condiciones de muerte el no-lugar que le es impartido, por
sin la decisión de “hacer aparecer que nos son impuestas comúnmen- las “instalaciones” que se construye,
la conexión real de las existencias te, potencialización de lo común se debe demostrar que la paz puede
como su sentido real” (Nancy). en una teleología de la liberación que ser re-inventada como condición bio-
Que no sea imposible invocar aquí, es maquinación creativa de los política de la vida, resistencia común
a la manera de Félix Guattari, un afectos, de los que las intensida- que une, en la constelación multime-
“nuevo paradigma estético” trans- des son irreductiblemente singula- dia de los cuerpos, el Eros con el
versalista haciendo fondo sobre la res y plurales. General Intellect de las multitudes.

De Bry, “Los indios rebeldes hicieron rodar los árboles montaña abajo sobre los españoles”, América, grabado, Libro Quinto

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