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MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA, CIENCIA Y


TECNOLOGÍA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA DE LA FUERZA

ARMADA NACIONAL BOLIVARIANA

VICERRECTORADO ACADÉMICO

COORDINACIÓN DE EXTENSIÓN

Docente: Bachilleres:

Nancy Colmenares Laleska Perdomo

Jasil Márquez Gabriela Seco

Enfermería en Salud Mental y Psiquiatría Sección D-01


INDICE
1. Introducción
2. Desarrollo:
3. Teorías del envejecimiento
4. Teorías intrínsecas
5. Teorías de predestinación
6. Cambios biológicos en personas mayores
7. Sistema esquelético
8. Menopausia, calcio y densidad del hueso
9. Artrosis, sistema endocrino, hormonas sexuales
10. Cambios en la composición corporal: músculos, agua y grasa
11. Aparato respiratorio
12. Aparato cardiovascular
13. Piel
14. Cambios biológicos en personas mayores:
15. Reflujo gastroesofagico, sistema nervioso, neurotransmisores, riñón
16. Función renal, vía urinaria, aparato genital.
17. Cambios sociales en personas mayores:
18. Factores demográficos y sociales, envejecimiento poblacional,
19. la jubilación, factores financieros,
20. Enfermedad de Alzheimer
21. Enfermedad de Parkinson
22. Enfermedad de Huntington
23. Demencia vascular
24. Conclusión
25. Bibliografía
INTRODUCCION

Todos nosotros tenemos una idea aproximada de lo que es hacerse viejo o mayor, por lo que
observamos en el entorno o en nosotros mismos. Sin embargo, definir qué es el
envejecimiento no es fácil.

En general, la mayoría de especialistas en el tema definen el envejecimiento como las


transformaciones físicas, metabólicas, mentales y funcionales que se producen a lo largo del
tiempo, que  comportan una disminución de la capacidad de adaptación a los cambios del
entorno, y una mayor dificultad para mantener estable el medio interno. Esto lleva a un
aumento de la vulnerabilidad y de la fragilidad.  Este proceso es continuo, irreversible e
inevitable, de manera que al final llega la muerte.

Estos cambios inevitables se consideran “envejecimiento fisiológico”,  a los que hemos de


añadir los cambios que ocasionan los diferentes estilos de vida, el medio ambiente y las
enfermedades padecidas, es decir el “envejecimiento patológico”. Este último es diferente
para cada individuo y para cada órgano y sistema; nos da la “edad biológica o funcional”, en
contraposición con la “edad cronológica”.  Todos conocemos a personas que representan una
edad diferente de la suya, a veces más viejos, a veces más jóvenes.

Envejecer no es una enfermedad, sino un cambio inseparable de la vida. En general  se


considera que se inicia al finalizar la fase de crecimiento y madurez de los individuos; al
principio sus efectos son imperceptibles y van siendo más visibles con el paso del tiempo.

Por convenio se considera anciano a toda persona mayor de 65 años, que es la edad de
jubilación en la mayoría de países occidentales; sin embargo, esta cifra es sólo orientativa a
efectos administrativos, ya que es evidente la gran variabilidad de edad biológica, que es la
importante para la medicina y la promoción de la salud.
Teorías del envejecimiento
Existen  multitud de teorías para explicar cómo y porqué envejecemos y ninguna de ellas
explica a la perfección el proceso de envejecer.  Las hay que lo explican por los efectos de
factores extrínsecos (tabaco, alcohol, tóxicos ambientales, sobrecargas laborales, dieta,
sedentarismo) y las hay que lo hacen por estímulos intrínsecos al individuo.

Teorías intrínsecas
Respecto las teorías intrínsecas, las hay que intentan explicar el envejecimiento como
consecuencia de alteraciones “tóxicas” aleatorias que se ocasionan a lo largo del tiempo, y que
se acumulan en el organismo; estas son:

 Teoría del error catastrófico: errores en la replicación del material genético, que se van
acumulando, causando aberraciones en la producción de proteína, con el consecuente
fallo de función.
 Teoría del entrecruzamiento: las proteínas se “deterioran” con el tiempo, cruzándose
con otras moléculas del organismo, de forma que no pueden ejercer correctamente su
función.
 Teoría del desgaste: el acumulo de daño en las partes vitales de los organismos vivos
comporta a lo largo la perdida de función y muerte.

Teoría de los radicales libres o del estrés oxidativo: el envejecimiento se produce por una falta
de protección de la oxidación ambiental; el proceso para obtener energía de la oxidación tiene
como residuo los llamados radicales libres, moléculas altamente reactivas con el resto de
proteínas y otras sustancias. Al reaccionar con ellas las alteran, de forma que ya no pueden
trabajar de forma correcta.

Teorías de predestinación
Las teorías de predestinación son las que intentan explicar el proceso de envejecer como parte
de la evolución y crecimiento de los organismos, ligado principalmente a factores genéticos.
Las principales son:

 Teoría del marcapasos o del reloj: La involución de los sistemas inmune y endocrino
estaría regulada para producirse en momentos determinados de la vida, actuando como
un “reloj biológico”.
 Teoría genética: se basaría en la existencia de uno o varios genes que codificarían el
proceso de envejecer.

Para todas estas teorías se han hallado evidencias científicas que las respaldan en parte; sin
embargo, ninguna de ellas ha demostrado que pueda ser la principal para explicar el
envejecimiento. Y lo más importante, a través de ninguna de ellas se ha podido desarrollar
ningún tratamiento para disminuir de forma clara y eficaz los efectos del tiempo, ni alargar la
longevidad.
De momento, y hasta que no haya más información al respecto, podemos pensar que el
envejecimiento se produce por el efecto combinado de las lesiones al organismo y de los
mecanismos de defensa, en un individuo con una carga genética determinada. Es decir, todas
las teorías tienen su parte de razón, y ninguna de ellas puede explicar en su totalidad el
proceso de envejecer.

Teóricamente, la prolongación de la vida tendría un máximo determinado por la longevidad de


cada especie. El objetivo a buscar sería igualar la expectativa de vida con la máxima sobrevida.
En definitiva, el secreto de alargar la vida está en el arte de aprender cómo no acortarla.

Cambios biológicos en personas mayores


Todas las células presentan cambios con el envejecimiento y por extensión también los tejidos
y órganos, ya que éstas los forman.

Con el paso de los años los órganos cambian de forma gradual y progresiva, con una
disminución de su función, es decir,  una pérdida de la capacidad para realizar su trabajo, y con
una menor reserva para realizar sus atribuciones más allá de las necesidades habituales, de
manera que ante un evento estresante (enfermedad, cambios en el medio ambiente o en el
ritmo de vida, etcétera) el organismo no puede dar respuesta a un aumento de las necesidades
corporales.  Asimismo,  la recuperación del equilibrio interno del organismo se hace más difícil
y requiere más tiempo.

Estos cambios pueden ser morfológicos, que afectan a la forma o al tamaño de los órganos, o
funcionales, que alteran la capacidad y la eficacia de los mismos para realizar su función.

Aunque muchos de estos cambios son muy característicos del envejecimiento, éstos ocurren a
un ritmo y una intensidad diferentes, de manera que no hay forma de predecir con exactitud
cómo se va a envejecer, al contrario de lo que ocurre con los cambios en la adolescencia. Cada
individuo envejece de una forma única y a un ritmo individualizado.

Sistema esquelético

El envejecimiento también se refleja en los huesos y las articulaciones. Con el tiempo su


“desgaste” produce limitaciones en el movimiento y una fragilidad muy propias de las
personas ancianas.

El envejecimiento también se refleja en los huesos y las articulaciones. Con el tiempo su


“desgaste” produce limitaciones en el movimiento y una fragilidad muy propias de las
personas ancianas.

El sistema esquelético lo componen los huesos, que confieren un punto de apoyo a los
músculos, así como protección a órganos vitales (por ejemplo, el cráneo protege al cerebro, y
las articulaciones, las uniones entre los huesos. De éstas las hay fijas, que sólo son uniones
simples entre dos huesos (por ejemplo, las del cráneo), o móviles.
Las articulaciones móviles son unas estructuras complejas, ya que para que se realice el
movimiento que producen los músculos son necesarios ligamentos para dar estabilidad,
liquido articular para lubricar las estructuras (producido por la membrana sinovial), y cartílagos
que recubra el hueso articular para dar resistencia y flexibilidad.

Menopausia, calcio y densidad del hueso


Con el paso del tiempo hay una disminución de la densidad del hueso a causa de una pérdida
del calcio óseo, mucho más evidente en las mujeres tras la menopausia (por la disminución de
los estrógenos femeninos), pero también presente en los varones, ya que el equilibrio de
renovación de hueso se decanta por la destrucción. Este proceso viene determinado
básicamente por factores genéticos pero empeora por la disminución de la actividad física
(enfermedades limitantes, dolor crónico, etc.), estilos de vida no saludables (tabaquismo,
ingesta pobre de calcio y otros nutrientes, consumo excesivo de alcohol)  y  el uso de ciertos
fármacos.

Esta pérdida de masa ósea hace que el hueso sea más frágil, con mayor riesgo de fractura ante
traumatismos mínimos en los casos más extremos. Dicha osteopenia se presenta con diferente
intensidad en los diversos huesos y es evidente que la fragilidad no sólo dependerá del grado
de afectación del hueso, sino también de las fuerzas a las que estará sometido; es decir, no
tendrá la misma trascendencia la pérdida de densidad en una falange de los dedos de la mano
que en el cuello del fémur.

Artrosis
También es muy frecuente la aparición de desgaste articular, la artrosis. Este desgaste se inicia
con la deshidratación del cartílago articular, que pierde sus propiedades elásticas y de
absorción de los traumatismos. De esta manera el cartílago se va degradando, desgarrando y
en último extremo puede llegar a desaparecer. El hueso articular se engrosa y deforma para
soportar las fuerzas que ya no absorbe el cartílago. Éstas y otras alteraciones más sutiles son
las responsables de la disminución del arco de movimiento, del dolor al realizar algún ejercicio
físico (y a veces en reposo), de la deformidad y de la inestabilidad y la pérdida de la función
articular.

Las articulaciones afectadas dependerán de la actividad que se haya tenido a lo largo de la vida
o de la aparición de sobrecargas y lesiones, aunque no se puede negar también una cierta
predisposición genética, sobre todo en ciertas formas de artrosis, como por ejemplo la artrosis
nodular de las articulaciones pequeñas de los dedos de las manos.

Sistema endocrino
Como en todo el organismo, el sistema endocrino también se ve afectado por el paso del
tiempo, de manera que las personas mayores también sufren un aumento o descenso de los
efectos de diversas hormonas.

El sistema endocrino lo componen múltiples glándulas que secretan unas sustancias, las
hormonas, que regulan otros muchos sistemas. Existen órganos diferenciados cuya única
función es producirlas, como el tiroides, mientras que otros, como el páncreas, tienen una
doble función (en este caso digestiva y endocrina al ser el encargado de producir insulina).

Los cambios en la secreción y función de las hormonas a lo largo de los años son sutiles. Lo más
destacable es la disminución de la sensibilidad a la acción de la insulina, a pesar de una normal
secreción por parte del páncreas, por resistencia de los receptores celulares de la insulina, lo
que ocasiona intolerancia a la glucosa y en casos más avanzados, diabetes.

Hormonas sexuales
También se producen cambios en las hormonas sexuales, que en la mujer, al producirse la
menopausia, son más acusados. La función ovárica está preprogramada en las mujeres desde
la etapa embrionaria (hay tantos óvulos para desarrollar en tanto tiempo), de manera que
cuando se “acaban” los óvulos cesa de forma bastante brusca el ciclo menstrual habitual y baja
radicalmente la producción de hormonas femeninas. Por esto la mujer se vuelve infértil y se
deterioran los caracteres sexuales secundarios: se produce un empobrecimiento del vello en
las zonas sexuales, se da un cierto grado atrofia genital, así como del tejido mamario glandular,
cuyo tamaño puede mantenerse a expensas del tejido graso, y se producen cambios
psicológicos y de la libido.

En los hombres se da también una disminución de la secreción de testosterona, pero mucho


más lenta y progresiva que conlleva una atrofia de los genitales y dificultades para conseguir y
mantener una erección correcta.

En las personas mayores es frecuente ver también una disminución de la capacidad de


reacción del tiroides, de manera que al organismo le es más difícil compensar las necesidades
del cambio de ritmo metabólico. En ocasiones estas alteraciones son suficientemente intensas
como para ocasionar un hipotiroidismo.

La secreción propia de corticoides ante fenómenos que produzcan estrés (tanto físico como
psíquico) es menor, lo que disminuye la capacidad de adaptación del organismo.

Estos cambios, junto con las alteraciones en otros sistemas hormonales más específicos que
controlan la estabilidad del medio interno y la relación con el ambiente, son parte
fundamental de evolución hacia la fragilidad del anciano.

Cambios en la composición corporal: músculos, agua y


grasa
Unos de los cambios típicos de las personas mayores son los que ocurren a nivel de la masa
muscular, la grasa y el agua corporal. A pesar de ser de los más importantes para determinar el
equilibrio del medio interno y el nivel de dependencia, son los cambios que menos se
perciben.

Músculos
Los músculos son las estructuras que se ocupan de dar movimiento al cuerpo por las órdenes
que reciben del sistema nervioso; dan estabilidad a la postura estática y son una de las
mayores reservas de proteínas del organismo, ya que están formados por ellas.

En los ancianos hay una pérdida de masa muscular que puede llegar a ser de hasta  el 40%.
Esto implica una mayor dificultad en la realización de las funciones motoras, menor resistencia
al ejercicio y es uno de los principales factores determinantes de  la dependencia de las
personas mayores.

 Las causas de esta pérdida son múltiples y además se


potencian entre ellas. Las principales son:
 Disminución de la
ingesta de proteínas y desnutrición.
 Disminución del
ejercicio físico: vida sedentaria, enfermedades crónicas limitantes (respiratorias,
cardíacas, osteoarticulares, etc.)
 Alteraciones
endocrinas (diabetes, problemas de tiroides, etc.)
 Disminución del
estímulo nervioso directo en el músculo.
 Uso de ciertos
fármacos (corticoides, diuréticos,  etc.)

Grasa y agua corporal


Con la edad la proporción de agua del organismo disminuye de forma progresiva; en la
juventud el agua representa aproximadamente el 70% de la masa corporal, mientras que a
partir de los 65 años puede disminuir hasta el 50%.

Esta perdida se supone que es debida principalmente a la disminución de agua intracelular en


todos los tejidos del organismo, así como a la alteración de la función renal, con una menor
capacidad renal para concentrar la orina (es decir, una menor capacidad para ahorrar agua
corporal). Una de las principales consecuencias de estos hechos es la facilidad de las personas
mayores para deshidratarse, cosa que empeora al estar disminuida la sensación de sed.

Con respecto a la grasa hay un aumento de la misma que es proporcional a la disminución de


la masa muscular. La grasa se distribuye de forma diferente a como lo hace en las personas
jóvenes, con predominio en el tronco así como a nivel intraabdominal (alrededor de las
vísceras) y disminuyendo en las extremidades. Como consecuencia puede haber problemas en
el mantenimiento de la temperatura corporal y una alteración en el metabolismo de muchos
fármacos.

Aparato respiratorio
Las personas mayores también padecen cambios en la anatomía y en la función del aparato
respiratorio que tienen grandes implicaciones en el estado de los ancianos.

 El aparato respiratorio está compuesto de dos partes


principales: 
 La vía respiratoria: el sistema de “canalizaciones” que lleva el aire hasta y desde los
pulmones para realizar el intercambio de gases, es decir, la respiración. Además de esta
función, la vía aérea ha de mantener este aire limpio de gérmenes y contaminantes,
proceso que se lleva a cabo mediante la mucosa que recubre estas canalizaciones, que
produce un moco protector que se “barre” hacia el exterior con los cilios de las células
de esta mucosa. Forman la vía respiratoria la nariz, la laringe, la tráquea, los bronquios
principales y secundarios y los bronquiolos.
 El tejido pulmonar: está compuesto por la suma de miles de unidades funcionales
independientes llamadas alveolos; éstos están  formados por capilares separados por
una fina membrana por la que se realiza el intercambio de gases: la sangre recoge el
oxígeno y libera el dióxido de carbono procedente del metabolismo celular.
 Los cambios debidos al paso del tiempo en el sistema respiratorio son precoces, más
aún que los que ocurren en el aparato cardiovascular. Hay una disminución de la
elasticidad de los bronquios, así como una disminución de la movilidad del tórax por
las alteraciones esqueléticas y musculares; esto hace que el volumen de aire
movilizado por respiración sea menor.
 También hay un aumento del tejido fibroso entre los alveolos, lo que dificulta el paso
del oxigeno a la sangre y del dióxido de carbono al aire espirado.
 Asimismo, se producen cambios en el sistema de defensa, con una disminución de los
cilios en el árbol bronquial (las “escobas” que intentan expulsar las partículas de
suciedad que contiene el aire) y un aumento de la producción de moco, lo que puede
llegar a obstruir el paso del aire hacia los alveolos.
 Por todo esto se observa que la función respiratoria de las personas mayores, aún sin
ser patológica, es diferente de la de los jóvenes. El volumen de aire movilizado es
menor y el intercambio de gases es menos eficiente; esto conlleva una menor
resistencia y capacidad de adaptación al ejercicio y una menor reserva funcional para
recuperarse tras su práctica. Por otro lado, las personas mayores son más proclives a
padecer infecciones tanto bacterianas como víricas.
 Todos estos cambios son independientes de los hábitos de vida que se lleven, pero es
evidente que la exposición al tabaco, la polución y otros tóxicos presentes en el aire,
así como enfermedades que puedan padecerse, empeoran y aceleran dichos cambios.

Aparato cardiovascular
En las personas mayores hay cambios en el corazón y los vasos sanguíneos secundarios al
envejecimiento y a las adaptaciones a éste.

El aparato cardiovascular lo componen el corazón y los vasos sanguíneos, arterias y venas. La


función del corazón, como ya es sabido, consiste en el bombeo de la sangre para que ésta
circule a través de las arterias para llevar al organismo oxígeno y otros nutrientes y recoger por
las venas los productos de desecho.
El corazón consta básicamente de cuatro cavidades, dos aurículas y dos ventrículos. Las
aurículas funcionan como cámaras de entrada de la sangre desde las venas, mientras que los
ventrículos impulsan la sangre hacia las arterias. El control del paso de unas a otros se realiza
por las válvulas; de esta manera el corazón funciona como una bomba hidráulica.

Tanto el corazón como los vasos sanguíneos presentan una estructura similar: una capa
interna o íntima (endocardio en el corazón), una capa muscular, especialmente importante en
los ventrículos y casi inexistente en las venas, y una capa externa (adventicia) de material
fibroso que protege el conjunto.

Elasticidad de las arterias


Con el paso del tiempo las arterias pierden elasticidad a causa del aumento del grosor de la
pared media muscular, lo que dificulta el paso de la sangre por el estrechamiento del calibre
del vaso y facilita el desarrollo de hipertensión arterial. También se produce un depósito de
grasas (colesterol) en la íntima, que se calcifican formando placas, lo que aumenta el tamaño
de la pared arterial y empeora la rigidez.

En las venas lo cambios son escasos y tienen lugar básicamente en las extremidades inferiores. 
Debido a la delgadez de la capa media muscular las venas sufren de manera importante el
efecto del peso de la columna de sangre y si no puede compensarse (con el movimiento de las
piernas, por ejemplo) aparecen las varices.

Cambios múltiples en el corazón


 Aumento del grosor de la pared del ventrículo izquierdo por aumento del colágeno  y
la grasa entre las células musculares, que disminuyen en número.
 Aumento del grosor de la capa interna de todas las cavidades cardíacas.

 Aumento del grosor de las válvulas cardíacas, que además se calcifican.


 Disminución de las células “marcapasos” (las células cardíacas encargadas de crear la
electricidad que genera el latido del corazón), con fibrosis del tejido de conducción del
impulso eléctrico.

Las consecuencias de estas modificaciones son muy


importantes:
 Menor capacidad de tolerancia al ejercicio,  con mayor dificultad para recuperarse de
él.
 Mayor dificultad tanto para llenar las cavidades cardíacas (diástole) como para
vaciarlas (sístole), pudiéndose llegar a la insuficiencia cardíaca.
 Mayor dificultad para  el correcto movimiento de apertura y cierre de las válvulas
cardíacas, lo que a la larga influye en la función general de bomba del corazón.
 Aumento de los períodos en que se pierde el ritmo regular del corazón (arritmias), de
forma que la regularidad de llenado y vaciado de las cámaras cardíacas se ve afectada.
En ocasiones se pueden crear remolinos en el flujo de la sangre que pueden  facilitar la
aparición de coágulos que posteriormente pueden viajar por las arterias y bloquear la
circulación de la sangre (trombosis y embolias)

En definitiva
 Todos estos cambios producen una disminución de la capacidad de reserva funcional
cardiovascular y son independientes de los efectos del tabaquismo, la arterioesclerosis
u otras enfermedades. Esta disminución de la reserva quiere decir que, aún en
situaciones de aparente normalidad, es muy fácil que se pueda producir una
insuficiencia cardiovascular y que el restablecer la normalidad sea más complicado que
en personas de menor edad y requiera periodos de convalecencia más largos.

Piel

 El envejecimiento de la piel es el cambio más evidente del paso del tiempo, de manera
que la imagen que tenemos de las personas mayores es en general con canas y
arrugas.
 La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y uno de los más expuestos a los
efectos de los agentes externos

Se compone de tres capas básicas:


 Epidermis: contiene una capa de células muertas, con una proteína de protección que
se llama queratina, y una de células cutáneas vivas, de las que algunas de ellas se han
especializado en la producción de pigmento para protegernos de los rayos ultravioletas,
que son los melanocitos.
 Dermis: capa intermedia en la que hay vasos sanguíneos muy delgados (capilares),
glándulas sebáceas, terminaciones nerviosas para el dolor, el tacto y los cambios de
temperatura, folículos pilosos (la raíz del pelo) y algo de grasa, junto con tejido
conectivo de soporte, constituido por fibras de colágeno y de elastina que dan
resistencia y elasticidad respectivamente.
 Hipodermis: en la que hay básicamente grasa (aquí con funciones fundamentales de
control de la temperatura interna), vasos sanguíneos algo mayores que los capilares,
raíces de pelos más gruesos y glándulas sudoríparas.

Los cambios en la piel son uno de los primeros efectos externos del envejecimiento, con la
aparición de arrugas, manchas y flaccidez, así como la aparición de cabellos blancos, las canas.
Los motivos de estos signos son:

 Disminución de la grasa subcutánea y del colágeno de la dermis y la epidermis, que


produce flaccidez y una menor elasticidad. La piel toma un aspecto más fino y delicado y
aparecen las arrugas.
 Se observa una mayor fragilidad de las capas superficiales cutáneas, en especial entre
epidermis y dermis. Hay una gran facilidad para la presentación de derrames y
hematomas superficiales.
 Mayor dificultad para la eliminación de células muertas, lo que aumenta la capa de
queratina residual. Si bien ésta es necesaria para la protección ante los estímulos
mecánicos, el aumento de su grosor supone una mayor rigidez de la piel, lo que
contribuye a la aparición fisuras.
 Disminución de las células pigmentarias, los melanocitos, de forma irregular, lo que
causa manchas claras y oscuras. Este hecho es también responsable de la aparición de
las canas.
 Menor actividad de las glándulas sebáceas, lo que disminuye la hidratación y la
protección de la piel.
 Degeneración de la glándulas sudoríparas, por lo que se da una mayor dificultad para
regular la temperatura.
 Cambios en la circulación de la sangre en la dermis y disminución del paso de
nutrientes de la dermis a la epidermis (que no tiene capilares y se nutre por difusión), lo
que causa un retraso en la curación de lesiones epidérmicas.
 Aumento del grosor de las uñas con una disminución de su elasticidad y resistencia a
causa del aumento de la queratina ya comentado y por una peor circulación sanguínea a
nivel de la raíz ungueal.

Además de estos cambios que se producen por el paso del tiempo, habitualmente se añaden
los efectos de la luz ultravioleta (el agente externo más importante en las agresiones a la piel,
con efecto acumulativo a lo largo de la vida), los tóxicos ambientales, el tabaco y el estrés.

Por todo esto es evidente que lo más importante para disminuir estos efectos es la protección
solar ya desde la infancia y una adecuada hidratación. Asimismo, es conveniente la aplicación
de cremas o lociones hidratantes para mejorar la resistencia y la elasticidad de la piel.

Cambios biológicos en personas mayores


Aparato digestivo
Las personas mayores presentan cambios debidos al paso del tiempo en todos los tejidos y
órganos del aparato digestivo, de la boca hasta el intestino grueso,  cambios que tienen
múltiples implicaciones en su funcionalidad y salud.

Entendemos como aparato digestivo el conjunto de todos los órganos y sistemas que están
implicados en la nutrición. Va desde la boca hasta el ano, pasando por el esófago, el estómago,
los intestinos delgado y grueso, el hígado y el páncreas en sus funciones de secreción de
sustancias necesarias para la digestión.

Cada una de estas partes tiene una forma y una arquitectura especial orientada a ejercer de la
mejor forma su función. Así, en la boca nos encontramos los dientes y la lengua (que contiene
las papilas gustativas, para detectar los sabores de los alimentos); en el esófago hay una capa
de mucosa simple y otra de musculatura más importante; en cambio, el estómago tiene una
mucosa especial que secreta ácido para la digestión y también el moco que la protege de este
ácido. El intestino, para poder llevar a cambo su función, dispone de una mucosa especial con
vellosidades (excrecencias en forma de pelos) que facilitan la digestión y la absorción; en el
intestino delgado se absorben los nutrientes y en el grueso (o colon) se recupera
principalmente agua.
Con el paso del tiempo en la boca suele haber un adelgazamiento de las encías y una
disminución de la resistencia del esmalte dentario; ambos hechos llevan a la pérdida de piezas
dentarias.  Hay también una disminución del número de papilas gustativas y de la producción
de saliva, lo que conlleva una menor percepción del sabor de los alimentos y una disminución
de la sensación de sed. Por pérdida de masa muscular puede haber dificultad en la masticación
y la deglución, lo que en ocasiones extremas hace que se produzcan atragantamientos (más
frecuentes si se asocian alteraciones neurológicas), con el riesgo del paso de alimentos y agua
al árbol respiratorio.

Reflujo gastroesofagico
A nivel esofágico hay una disminución de la motilidad y el cierre entre esófago y estómago es
menos efectivo. Ambas cosas producen aumento de los episodios de reflujo gastroesofágico,
con paso de ácido del estómago hacia esófago o incluso hasta más arriba, hacia zonas que no
disponen de una mucosa preparada para protegerse del ácido.

En el estómago también se da un descenso de la movilidad y una menor secreción ácida, lo


que causa digestiones más lentas y con un retraso en el vaciado gástrico. Asimismo, el moco
protector de la capa interna del estómago deviene de menor calidad, con lo que la
probabilidad de padecer úlceras gástricas aumenta.

El hígado, con el tiempo, presenta una mayor dificultad para metabolizar sustancias, y
disminuye la producción de bilis, que se espesa. La vesícula biliar tarda más en vaciarse y
aumenta el riesgo de que se formen piedras en su interior. Sin embargo, parece ser que la
función exocrina del páncreas, (la producción de sustancia que participan en la digestión) se
mantiene relativamente intacta.

El intestino delgado no sólo recibe un menor riego sanguíneo sino que también ve disminuida
su movilidad y padece una cierta atrofia de la mucosa, con lo cual puede darse, a pesar de una
ingesta correcta,  una malabsorción de nutrientes como si hubiera carencias en la
alimentación.
En el colon también se produce una disminución del peristaltismo, de la movilidad, y la mucosa
se atrofia, con lo que se altera la absorción de agua de las heces,  hecho que produce
tendencia al estreñimiento. Sin embargo, a causa de alteraciones neurológicas y de la
musculatura de los esfínteres, pueden darse situaciones de incontinencia fecal.

Sistema nervioso
de los sentidos y los receptores del tacto, el dolor y la temperatura, que son primero En las
personas de edad  se aprecian, con mayor o menor intensidad, diferencias en la funcionalidad
e incluso en la anatomía del sistema nervioso debidas al envejecimiento.

Dentro del sistema nervioso se diferencia el sistema nervioso central (cerebro, cerebelo y
médula espinal) y el sistema nervioso periférico (los nervios).

El cerebro es el órgano principal, donde reside la memoria, el pensamiento racional, el control


de los movimientos voluntarios e involuntarios, la interpretación de los datos que recogen los
órganos de los sentidos y otras muchas funciones, como la neuroendocrina y el control de las
funciones vegetativas (por ejemplo, la temperatura corporal). La función del cerebelo es, a
grandes rasgos, el control del equilibrio y de la coordinación de la movilidad.

La médula espinal es el órgano por donde se envían al resto del organismo los impulsos que
generan el cerebro y el cerebelo. De ella salen los principales nervios periféricos, que además
de trasmitir las órdenes del sistema nervioso central, envían las sensaciones que recogen los
órganos gestionadas en la médula (arcos reflejos).

El sistema nervioso también acusa el paso del tiempo, pues disminuye el número de neuronas
y aumentan las células de soporte y conectivas, que no tienen actividad neuronal.

Neurotransmisores
Asimismo, se da un descenso de la producción de neurotransmisores y de sus receptores (las
llaves y cerraduras de la función cerebral y nerviosa) en todo el sistema nervioso central y en
las zonas de paso de los impulsos nerviosos desde los órganos de los sentidos hacia los
músculos y otros órganos.

Con el tiempo se van acumulando productos de desecho del metabolismo de las neuronas
(proteínas que forman placas y ovillos neurofibrilares, lipofuscina y otros), ya que cada vez se
eliminan más lentamente, y dificultan la función de las neuronas.

Por todo esto se puede apreciar un enlentecimiento del pensamiento, una disminución de la
memoria, de la capacidad cognitiva y de las facultades de aprendizaje que en un anciano sano
no deben interferir en la realización de las actividades habituales. En caso de que sí lo hagan se
deberá descartar un proceso de demencia.

También existen dificultades en la psicomotricidad por un peor control muscular y posicional,


que se agravan por la pérdida de masa muscular, cosa que acarrea problemas en la
coordinación de los movimientos

Asimismo, no es difícil que en personas muy ancianas se presenten incluso dificultades en el


control de los mecanismos de regulación autónoma, con lo que se produce un descenso de los
reflejos y la aparición de problemas en el control de la tensión arterial y del equilibrio con los
cambios posturales.

Todos estos cambios no son los mismos en todos los individuos, ni son uniformes en todos los
sistemas de una misma persona. Así, podemos ver ancianos con sus capacidades intelectuales
intactas pero con problemas en el control del movimiento, e individuos con dificultades en el
aprendizaje de nuevas habilidades con una movilidad perfectamente conservada .

Riñón
Con el paso del tiempo también se producen transformaciones de los órganos y sistemas que
forman el aparato urinario y genital y que se consideran propias de las personas mayores, sin
ser patológicas.
En los cambios del sistema genitourinario hemos de distinguir entre la función renal, la vía
urinaria y el aparato genital.

Función renal
Los riñones son los órganos en los cuales se efectúa una parte importante de la “limpieza” de
la sangre de las impurezas y desechos que genera el metabolismo. En términos sencillos puede
decirse que los riñones se componen de unos “filtros” a través de los cuales la sangre se
depura al pasar.

Sin embargo, la función renal es mucho más compleja, ya que desempeña un trabajo de
secreción hormonal y de regulación muy importante.
Con el paso del tiempo los riñones pierden nefronas (los “filtros”  por los que la sangre circula
para limpiarse) y el flujo sanguíneo renal disminuye, así que tienen más dificultades para
realizar su trabajo de depuración de la sangre para eliminar los productos de desecho y
manejar el equilibrio de los líquidos corporales. También hay una disminución de la producción
de las hormonas que secreta el riñón y que son importantes para el control de la producción
de glóbulos rojos y el resto del control del medio interno (agua, sales minerales, etc.)

Todos estos cambios hacen que la función renal sea lábil y que pueda verse alterada
fácilmente ante cualquier agresión, de manera que el manejo de fármacos que se eliminan por
esta vía sea más complicado.

Vía urinaria
El producto de la  depuración de la sangre a través de los riñones es la orina, que a través de
conductos, los uréteres, llegan a un reservorio que la almacena, la vejiga, y desde la cual se
elimina al exterior a través de la uretra. Todas estas estructuras forman la vía urinaria

Los principales cambios se centran en la vejiga, que pierde elasticidad y además la musculatura
se debilita, lo que hace más difícil su control, hecho que comporta problemas como la
incontinencia urinaria. Éstos se agravan por alteraciones neurológicas del control del reflejo
consciente de la micción.

Aparato genital
El paso del tiempo se hace sentir de diferente manera en
mujeres y en hombres. 
En las primeras la menopausia, con la supresión del ciclo menstrual y la severa disminución de
hormonas femeninas (estrógenos y progesterona), produce una atrofia de los órganos
reproductores, es decir, los ovarios, el útero y las trompas de Falopio disminuyen de tamaño.
Asimismo, los labios mayores y menores de la vulva se atrofian, la vagina se vuelve más corta y
menos elástica, disminuyen sus secreciones y la lubrificación previa al acto sexual, lo que hace
que coito pueda ser doloroso y que las infecciones genitales y urinarias sean más frecuentes.
En los varones, aunque hay una disminución de la producción de testosterona, la hormona
masculina, nunca es tan drástico como en las mujeres. En ellos se puede apreciar una cierta
disminución del tamaño de los testículos, la erección suele ser más lenta y menos consistente y
presentan un retraso de la eyaculación, que suele ser de menor volumen. No obstante, el
efecto más importante del envejecimiento en el aparato reproductor masculino es el aumento
de tamaño de la próstata. Dado que por su interior transcurre una porción de la uretra a la
salida de la vejiga urinaria, la micción puede verse dificultada.

Cambios sociales en personas mayores


Factores demográficos y sociales

El envejecimiento de los individuos se refleja en la sociedad en la que viven. En las sociedades


avanzadas se observa, paulatinamente desde la revolución industrial y de forma acelerada
desde el inicio del siglo XX, un aumento de la proporción de personas mayores de 65 años
debido al aumento de la esperanza de vida y a las mejoras higiénicas, sanitarias, nutricionales,
laborales, etc. Esto, junto con la disminución de la natalidad, hace que la edad media de la
población sea más elevada que en siglos anteriores.

En España la población mayor de 65 años es actualmente 7 veces más numerosa que hace cien
años y representa cerca del 17% de la población total. Dentro de este grupo cada vez cobran
mayor importancia los mayores de 80 años; es el envejecimiento del envejecimiento. De seguir
a este ritmo se espera que en el año 2050 los mayores de 65 años representen el 31% del total
de la población.

Este envejecimiento de la población tiene varias consecuencias; la primera es el aumento de la


dependencia de las sociedades, es decir que cada persona activa tiene más personas que
dependen de ella, tanto directamente como de forma indirecta a través de los impuestos. El
dinero recaudado con los impuestos de los trabajadores, que proporcionalmente cada vez
serán menos numerosos, tendrá que repartirse para las pensiones y el cuidado de las personas
mayores, que serán cada vez más abundantes. Esto será así si el sistema impositivo y de
pensiones sigue igual que hasta ahora y si no cambian las tendencias demográficas.

Envejecimiento poblacional
Pero el envejecimiento poblacional no solo tiene consecuencias sobre la economía, sino que
también las tiene sobre las cargas de cuidados efectivos; es decir, al haber más personas
mayores, se asume que habrá más dependientes que deberán recibir cuidados.

Otros aspectos demográficos a tener en cuenta en relación con la vejez son el sexo y el estado
civil. En la actualidad, entre los mayores de 65 años hay un millón más de mujeres que de
hombres y en los octogenarios la diferencia es aún mayor: 2 de cada 3 personas de más de 80
años de edad son mujeres. Con respecto al estado civil, más del 50% de las mujeres mayores
de 70 años son viudas y viven solas, mientras que más del 75% de los varones de esta edad
están casados y viven con sus parejas.
La distribución geográfica del envejecimiento también nos puede dar muchas pistas para
entender las consecuencias sociales de éste. La población mayor es fundamentalmente
urbana, pero los núcleos rurales son los que tienen mayor porcentaje de personas mayores. Es
decir, en números absolutos hay  más personas mayores en las ciudades, pero en los pueblos
gran parte de sus habitantes son ancianos. Esto es muy importante a la hora de planificar las
necesidades de servicios sociales.

Con la edad, las personas mayores pierden contactos y entramado social, por muerte de
familiares y amigos coetáneos, hijos que se independizan (nido vacío), limitaciones, aumento
de la dependencia propia y de otros individuos de su entorno, etc. Es relevante la pérdida de
ingresos con la jubilación, que también desestructura el uso del tiempo y la percepción del
lugar en la sociedad (pérdida del rol laboral). Y, por supuesto, la dificultad para adaptarse a los
cambios tecnológicos, que en los últimos 50 años mantienen un crecimiento exponencial; para
una persona que nació con los teléfonos con operadora resulta complicado entender los
últimos equipos de telefonía móvil, y si fue testigo del nacimiento de la televisión, ya no es
capaz de seguir la evolución de internet y sus aplicaciones.

 La tendencia de las personas mayores a


convertirse en más introvertidas viene dada por dos
conjuntos de causas primordialmente:
 uno de ellos es, sencillamente, el estrés de los últimos años, siendo la introversión el
resultado de la desesperación y de la depresión, así como la falta primaria de red social.
Sería una especie de reacción como la de la zorra de la fábula: “no las quiero, no están
maduras.”
  otro es consecuencia del descubrimiento de la riqueza del mundo interior y de la
reducida necesidad de responder a las demandas sociales mediante el éxito y la
participación.

Esta desocialización se registra como uno de los principales problemas percibidos por la gente
mayor. Según varios estudios la desadaptación social afecta con mayor intensidad a varones,
que demandan mayores contactos sociales, mientras que  las mujeres dependen más de los
contactos familiares.

El retraimiento social, aunque en principio puede iniciarse por parte del anciano, a menudo se
ve acrecentado por la indiferencia del entorno, lo que conlleva la aparición de la dependencia
de las personas mayores. El romper este aislamiento de forma adaptada y compensada es un
reto básico para un envejecimiento socialmente saludable.

La jubilación
La jubilación es aquel periodo en el cual, por convenio, a partir de una determinada edad, las
personas se retiran de la vida laboral activa. En España la edad legal general de la jubilación
son los 65 años, pero hay profesiones en las que puede variar; por ejemplo, los mineros se
pueden jubilar a los 50 años y en cambio los catedráticos pueden alargar su vida activa hasta
los 70.  Esto hace que la edad media de la jubilación en nuestro país sea   a los 63 años.
Actualmente se está debatiendo la posibilidad de alargar la edad de jubilación a los 67 años.
La jubilación marca el fin de la vida laboral, en la que hay un rol social muy concreto, con unas
actividades y unos hábitos de uso del tiempo muy marcados y una productividad efectiva. El
cambio de estos hábitos, prolongados durante más de 40 años en la mayoría de los casos,
suele ser brusco y es un acontecimiento anhelado y, sin embargo, temido también. Es
anhelado porque representa el descanso, el poder usar el tiempo como nos apetezca, el poder
disfrutar del ocio a nuestro antojo; y es temido porque no sabemos qué hacer con tanto
tiempo libre y puede darnos  la sensación de no valer ya para nada.

De repente los horarios de trabajo, de descanso, de ocio y de sueño, entre otros, no se


adaptan a la vida actual, lo que produce una perturbación del equilibrio mental y físico con
repercusiones sobre la salud y  el carácter. Esto se produce a la vez que se da una ruptura de
las relaciones profesionales, un cambio en las condiciones de la vida social  y una modificación
en las relaciones con los que convivimos diariamente. El hecho de pasar más tiempo del
habitual con otras personas hace que puedan replantearse muchos afectos.

Factores financieros
Respecto las condiciones financieras, la pérdida de una parte de los recursos económicos,
dado que las pensiones suelen ser más bajas que los ingresos percibidos durante la vida
laboral, conlleva la alteración del poder adquisitivo.

En la vida cultural y el ocio la persona jubilada pasa de una situación en la que dispone de poco
tiempo para dedicar a las distracciones a una situación con mucho más tiempo libre,
apareciendo una nueva perturbación en el equilibrio del individuo. En nuestra sociedad, por
desgracia, la mayoría del ocio es caro y ya hemos dicho que los ingresos de los jubilados suelen
ser limitados.

Sin embargo es posible que la jubilación sea realmente una época para disfrutar del tiempo de
descanso, si intentamos mantener una buena preparación tanto física como, sobre todo,
psicológica. Hay una serie de normas importantes que es importante tener en cuenta:

 Cuidar la salud: Ya desde antes de la jubilación es conveniente insistir en unos hábitos


de vida saludables, vigilando la alimentación (baja en grasas, rica en fibra y calcio y con
un nivel adecuado de proteínas), eliminando el consumo de tabaco, moderando o
eliminando la ingesta de alcohol, disminuyendo el consumo de café y otros excitantes y
aumentando la hidratación con agua y zumos naturales.
 Ejercicio: Dependiendo de los hábitos previos, es importante seguir con el ejercicio
que ya se realizaba, quizá de forma más progresiva o con menor intensidad. Si no se
realizaba antes, conviene iniciar una actividad progresiva, aeróbica, regular y que, sobre
todo, resulte placentera.
 Mantener la mente en forma: Leer, realizar pasatiempos (sudoku, crucigramas, sopas
de letras, etc.), aprender nuevas habilidades como pintar o cantar, proseguir estudios o
iniciar nuevos… Todo es bueno para la gimnasia cerebral.
 Mimar la vida social: Una vez se ha producido la retirada de la vida laboral es
imprescindible mantener los contactos sociales con familiares y antiguos compañeros
de trabajo, así como cultivar nuevas amistades y recuperar antiguas; en definitiva, sentir
que seguimos perteneciendo a una sociedad y que ésta sabe que existimos.
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
La enfermedad de Alzheimer (EA), denominada demencia senil de tipo Alzheimer (DSTA) o
simplemente alzheimer, es una enfermedad neurodegenerativa  que se manifiesta como
deterioro cognitivo y trastornos conductuales. Se caracteriza en su forma típica por una
pérdida de la memoria inmediata  y de otras capacidades mentales (tales como las
capacidades cognitivas superiores), a medida que mueren las células nerviosas (neuronas) y se
atrofian diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener una duración media
aproximada —después del diagnóstico— de 10 años, aunque esto puede variar en proporción
directa con la severidad de la enfermedad al momento del diagnóstico.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, es incurable y terminal, y
aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años de edad, aunque también en
raros casos puede desarrollarse a partir de los 40 años.
Muchas personas experimentan olvidos o retrasos leves de memoria, que son parte del
proceso normal de envejecimiento. Todos tenemos dificultad ocasional para recordar una
palabra o el nombre de alguien. Sin embargo, una persona con la enfermedad de Alzheimer u
otros tipos de demencia, encontrará estos síntomas cada vez más frecuentes y graves.
Los signos que indican la enfermedad de Alzheimer pueden incluir:

 Cambios en la personalidad
 Deterioro en la capacidad de movimiento o al caminar
 Dificultad para comunicarse
 Bajo nivel de energía
 Pérdida de memoria
 Cambios de estado de ánimo
 Problemas de atención y orientación
 Incapacidad de resolver operaciones aritméticas sencillas
Los síntomas son como una entidad nosológica  definida fueron identificados por el psiquiatra
alemán Emil Kraepelin , mientras que la neuropatología característica fue observada por
primera vez por el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer en 1906 . Así pues, el
descubrimiento de la enfermedad fue obra de ambos psiquiatras, que trabajaban en el mismo
laboratorio. Sin embargo, dada la gran importancia que Kraepelin  daba a encontrar la base
neuropatología de los desórdenes psiquiátricos, decidió nombrar a la enfermedad Alzheimer
en honor a su compañero.
Por lo general, el síntoma inicial es la inhabilidad de adquirir nuevos recuerdos, pero suele
confundirse con actitudes relacionadas con la vejez o el estrés.  Ante la sospecha de alzhéimer,
el diagnóstico se realiza con evaluaciones de conductas cognitivas, así como neuroimágenes, si
están disponibles. A medida que progresa la enfermedad, aparecen confusión mental,
irritabilidad y agresión, cambios del humor, trastornos del lenguaje, pérdida de la memoria de
corto plazo y una predisposición a aislarse a medida que declinan los sentidos del paciente.
Gradualmente se pierden las funciones biológicas, que finalmente conllevan a la muerte. El
pronóstico para cada individuo es difícil de determinar. El promedio general es de siete años,
menos del 3% de los pacientes viven más de 14 años después del diagnóstico.
La causa de la enfermedad de Alzheimer permanece desconocida, aunque las últimas
investigaciones parecen indicar que están implicados procesos de tipo priónico. Las
investigaciones suelen asociar la enfermedad a la aparición de placas seniles  y ovillos
neurofibrilares. Los tratamientos actuales ofrecen moderados beneficios sintomáticos, pero no
hay tratamiento que retrase o detenga el progreso de la enfermedad. No obstante, casos
preliminares de asociación de demencia por Alzheimer con la enfermedad celiaca  mostraron
la mejoría con el seguimiento de una dieta sin gluten.  En la actualidad, el diagnóstico exacto
solo se consigue post-morten, por lo que existe un gran interés en encontrar marcadores
genéticos que permitan una detección temprana de esta enfermedad que sería más fácil de
tratar que en los estadios más avanzados.
Para la prevención del alzhéimer, se han sugerido varios hábitos conductuales, pero no hay
evidencias publicadas que destaquen los beneficios de esas recomendaciones, incluyendo la
estimulación mental y la dieta equilibrada. El papel que juega el cuidador del sujeto con
alzhéimer es fundamental, aun cuando las presiones y la demanda física de esos cuidados
pueden llegar a ser una gran carga personal.
El Día Internacional del Alzheimer se conmemora el 21 de septiembre, fecha elegida por la
OMS  y la Federación Internacional de Alzheimer, en la cual se llevan a cabo actividades en
diversos países para concienciar y ayudar a prevenir la enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó en 2015 su Primera Conferencia Ministerial
de la OMS sobre la Acción Mundial contra la Demencia.

Síntomas y etapas
Los principales síntomas del Alzheimer son pérdidas de memoria a corto plazo, anosognosia
(desconocimiento de la enfermedad), confabulaciones para tapar los huecos en el recuerdo de
corto plazo (mienten o inventan cosas para rellenar el vacío o laguna en sus relatos), estado
depresivo, problemas de atención, problemas con la orientación, cambios de personalidad,
dificultades con el lenguaje y cambios de humor inexplicables, desorientación, entre otras. Esta
enfermedad tiene tres etapas en las cuales presenta diferentes síntomas

Etapa 1 o leve
Cuando la enfermedad comienza a manifestarse, las personas con Alzheimer tienden a ser
menos enérgicas y espontáneas. Muestran pérdidas mínimas de la memoria y cambios de
humor, y tardan en aprender y reaccionar. También se hacen aislados, evitan la gente que no
conocen y los lugares nuevos y prefieren lo familiar. Los individuos se confunden, tienen
dificultades para la organización y planificación, se pierden fácilmente y ejercen un pobre
juicio. Pueden tener dificultad para realizar las tareas rutinarias, y tienen dificultad para
comunicarse y comprender material escrito. Si la persona está empleada, la pérdida de
memoria puede comenzar a afectar el rendimiento en el trabajo. Todo esto les causa
frustración y enojo.

Etapa 2 o moderada
En esta etapa, la persona con la enfermedad de Alzheimer todavía puede realizar tareas
simples independientemente, pero puede necesitar ayuda con actividades complicadas. Los
enfermos olvidan los acontecimientos recientes y su historia personal, y cada vez están más
desorientados y desconectados de la realidad. Pueden confundir su pasado con el presente, y
les cuesta comprender la situación actual, fecha y hora. También pueden tener problemas para
reconocer personas familiares. Aumentan los problemas con el habla y la comprensión, la
lectura y la escritura son más difíciles, y el individuo tiende a inventar palabras. Los afectados
ya no pueden estar seguros solos y pueden deambular. Mientras los pacientes de la
enfermedad de Alzheimer se hacen más conscientes de esta pérdida de control, se pueden
volver depresivos, irritables e inquietos o apáticos y aislados. Pueden experimentar trastornos
del sueño y tienen dificultad para comer, vestirse y asearse.

Etapa 3 o grave
Durante esta fase final, la gente puede perder la capacidad para alimentarse a sí misma,
hablar, reconocer personas y el control de las funciones corporales. Su falta de memoria se
agrava y puede llegar a ser casi completa. La atención constante es necesaria. En un estado
físico debilitado, el paciente puede llegar a ser vulnerable a otras enfermedades y problemas
respiratorios, sobre todo cuando tiene que estar confinado a la cama

ENFERMEDAD DEL PARKINSON


La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta el
movimiento. Los síntomas comienzan gradualmente. A veces, comienza con un temblor
apenas perceptible en una sola mano. Los temblores son habituales, aunque la enfermedad
también suele causar rigidez o disminución del movimiento.

En las etapas iníciales de la enfermedad de Parkinson, el rostro puede tener una expresión leve
o nula. Es posible que los brazos no se balanceen cuando caminas. El habla puede volverse
suave o incomprensible. Los síntomas de la enfermedad de Parkinson se agravan a medida que
esta progresa con el tiempo.

A pesar de que la enfermedad de Parkinson no tiene cura, los medicamentos podrían mejorar
notablemente los síntomas. En ocasiones, el médico puede sugerir realizar una cirugía para
regular determinadas zonas del cerebro y mejorar los síntomas.

Síntomas

Los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden ser diferentes para cada
persona. Los primeros signos pueden ser leves y pasar desapercibidos. A menudo, los
síntomas comienzan en un lado del cuerpo y usualmente continúan empeorando en
ese lado, incluso después de que los síntomas comienzan a afectar a ambos lados.

Los signos y síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden incluir los siguientes:

 Temblores. 

 Movimiento lento (bradicinesia). 


 Rigidez muscular. 

 Alteración de la postura y el equilibrio. 

 Pérdida de los movimientos automáticos. 

 Cambios en el habla. 

 Cambios en la escritura. 

 Cuándo debes consultar con un médico

Consulta con el médico si tienes algunos de los síntomas asociados con la enfermedad de
Parkinson, no solamente para diagnosticar tu enfermedad sino también para descartar otras
causas para tus síntomas.

Causas

En la enfermedad de Parkinson, algunas células nerviosas (neuronas) en el cerebro se


descomponen o mueren gradualmente. Muchos de los síntomas obedecen a una pérdida de
las neuronas que producen dopamina, una especie de mensajero químico en el cerebro.
Cuando los niveles de dopamina disminuyen, se genera una anomalía en la actividad cerebral,
lo que causa los síntomas de la enfermedad de Parkinson.

Se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, pero varios factores parecen influir,


como los siguientes:

 Genética. 
 Desencadenantes ambientales. 

Los investigadores también han observado que se producen muchos cambios en el cerebro
de las personas con la enfermedad de Parkinson, aunque no resulta claro por qué ocurren
estos cambios. Entre estos cambios se incluyen los siguientes:

 La presencia de cuerpos de Lewy. 

 Dentro de los cuerpos de Lewy se encuentra la alfa-sinucleína. 


Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo de la enfermedad de Parkinson se incluyen los siguientes:

 La edad. 

 Predisposición genética. 

 Sexo. 

 Exposición a toxinas. 

Complicaciones

La enfermedad de Parkinson a menudo está acompañada de estos problemas adicionales, que


pueden tratarse:

 Dificultad para pensar. 

 Depresión y cambios emocionales. 

 Problemas para tragar. 

 Problemas para masticar y comer.

 Problemas para dormir y trastornos del sueño. 


 Problemas con la vejiga. 

 Estreñimiento.

Es posible que también te suceda lo siguiente:

 Cambios en la presión arterial. 

 Disfunción del olfato. 

 Cansancio.

 Dolor. 

 Disfunción sexual.
Prevención

Debido a que se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, las maneras probadas


para prevenirla también son un misterio.

En algunas investigaciones se ha demostrado que el ejercicio aeróbico regular podría reducir el


riesgo de tener la enfermedad de Parkinson.

Otras investigaciones han demostrado que las personas que beben cafeína, que se encuentra
en el café, el té y las bebidas cola, presentan enfermedad de Parkinson con menos frecuencia
que las personas que no la consumen. Sin embargo, aún se desconoce si la cafeína en realidad
previene la enfermedad de Parkinson, o si está relacionada en algún aspecto. En la actualidad,
no existe evidencia suficiente para indicar que el consumo de bebidas con cafeína tenga un
efecto protector contra la enfermedad de Parkinson. El té verde también está relacionado con
un riesgo menor de tener la enfermedad de Parkinson.

ENFERMEDAD DE HUNTINGTON
La enfermedad de Huntington es una enfermedad hereditaria que ocasiona el desgaste
(degeneración) progresivo de las neuronas del cerebro. La enfermedad de Huntington tiene un
amplio impacto en las capacidades funcionales de una persona y, generalmente, ocasiona
trastornos del movimiento, pensamiento (cognitivos) y psiquiátricos.La mayoría de las
personas que padecen la enfermedad de Huntington presentan signos y síntomas a los 30 o
40 años. No obstante, la enfermedad puede aparecer antes o más adelante en la vida.Cuando
la enfermedad se presenta antes de los 20 años, se la denomina «enfermedad de Huntington
juvenil». El comienzo más temprano suele provocar un grupo de síntomas algo distintos y una
progresión más rápida de la enfermedad.Existen medicamentos para ayudar a controlar los
síntomas de la enfermedad de Huntington. No obstante, los tratamientos no pueden prevenir
el deterioro físico, mental y conductual asociado a la enfermedad.

Síntomas

La enfermedad de Huntington a menudo ocasiona trastornos motrices, cognitivos y


psiquiátricos con un amplio espectro de signos y síntomas. Los síntomas que se presentan al
principio varían mucho en las personas afectadas. Durante el curso de la enfermedad, algunos
trastornos parecen más dominantes o parecen tener un efecto mayor en la capacidad
funcional.
Trastornos del movimiento

Algunos de los trastornos motrices relacionados con la enfermedad de Huntington


comprenden movimientos involuntarios y deterioro en los movimientos voluntarios, como por
ejemplo:

 Movimientos espasmódicos o de contorsión involuntarios (corea)

 Problemas musculares, como rigidez o contracturas musculares (distonía)

 Movimientos oculares lentos o anormales

 Marcha, postura y equilibrio afectados

 Dificultad en la producción física del habla o para tragar

El deterioro en los movimientos voluntarios, a diferencia de los movimientos involuntarios,


puede tener un mayor impacto en la capacidad de la persona para trabajar, realizar actividades
cotidianas, comunicarse y ser independiente.

Trastornos cognitivos

Algunos de los signos del deterioro cognitivo generalmente asociados a la enfermedad de


Huntington son:

 Dificultad para organizarse, establecer prioridades o enfocarse en tareas

 Falta de flexibilidad o tendencia a quedarse sumido en un pensamiento, conducta o


acción (perseveración)

 Falta de control de los impulsos, que puede tener como consecuencia arrebatos,
actuar sin pensar y promiscuidad sexual

 Falta de conciencia sobre las conductas y habilidades propias

 Lentitud para procesar pensamientos o «encontrar» palabras

 Dificultad para aprender información nueva

Trastornos psiquiátricos

El trastorno psiquiátrico más frecuente asociado a la enfermedad de Huntington es la


depresión. Esta no es solo una reacción al recibir el diagnóstico de enfermedad de Huntington.
Por el contrario, la depresión parece ocurrir debido a lesiones en el cerebro y posteriores
cambios en el funcionamiento cerebral. Algunos de los signos y síntomas son:
 Sensación de irritabilidad, tristeza o apatía

 Retraimiento social

 Insomnio

 Fatiga y pérdida de energía

 Ideas frecuentes sobre la muerte, el morir o el suicidio

Otros trastornos psiquiátricos frecuentes son:

 Trastorno obsesivo compulsivo

 Manía

 Trastorno bipolar

Además de los síntomas mencionados anteriormente, el


adelgazamiento es frecuente en las personas que padecen la
enfermedad de Huntington, especialmente, a medida que la
enfermedad avanza.

Síntomas de la enfermedad de Huntington juvenil

El comienzo y la progresión de la enfermedad de Huntington en personas jóvenes pueden


variar levemente en comparación con los adultos. Algunos de los problemas que,
generalmente, se observan en la etapa temprana del curso de la enfermedad son:

Cambios en el comportamiento

 Pérdida de habilidades físicas o académicas previamente aprendidas

 Disminución rápida y significativa del desempeño escolar general

 Problemas de conducta

Cambios físicos

 Músculos contraídos y rígidos que afectan la marcha (especialmente, en niños


pequeños)

 Cambios en las habilidades motoras finas, que pueden observarse en habilidades como
la escritura a mano
 Temblores o movimientos involuntarios leves

 Convulsiones

Cuándo consultar al médico

Consulta con el médico si observas cambios en tus movimientos, estado emocional o


capacidad mental. Los signos y síntomas de la enfermedad de Huntington pueden deberse a
varias enfermedades diferentes. Por lo tanto, es importante obtener un diagnóstico completo
y rápido.

Causas

Patrón de la herencia autosómica dominanteOpen pop-up dialog box

La enfermedad de Huntington se produce a causa de un defecto hereditario en un solo gen. La


enfermedad de Huntington es un trastorno autosómico dominante, lo que significa que una
persona necesita solo una copia del gen defectuoso para padecer el trastorno.

A excepción de los cromosomas sexuales, una persona hereda dos copias de cada gen, una
copia de cada padre. Si uno de los padres tiene un gen defectuoso, puede transmitir la copia
defectuosa del gen o la copia sana. Por ello, cada hijo tiene un 50 por ciento de posibilidades
de heredar el gen que provoca el trastorno genético.

Complicaciones

Luego del inicio de la enfermedad de Huntington, las capacidades funcionales de una persona
empeoran gradualmente con el tiempo. La tasa de avance y la duración de la enfermedad
varían. El tiempo desde la aparición de la enfermedad hasta la muerte por lo general es de 10 a
30 años. La enfermedad de Huntington juvenil suele provocar la muerte dentro de los 10 años
a partir de la aparición de los síntomas.

La depresión clínica relacionada con la enfermedad de Huntington puede incrementar el riesgo


de suicidio. Algunas investigaciones sugieren que el mayor riesgo de suicidio se da antes de
que se realice el diagnóstico y en las etapas intermedias de la enfermedad, cuando la persona
comienza a perder independencia.

A la larga, una persona que padece la enfermedad de Huntington requerirá ayuda con todas
las actividades de la vida diaria y atención. En las etapas finales de la enfermedad, la persona
quedará postrada en una cama y no podrá hablar. Sin embargo, por lo general, podrá
comprender el idioma y reconocerá a los amigos y familiares.

Las causas de muerte frecuentes comprenden las siguientes:

 Neumonía u otras infecciones

 Lesiones relacionadas con caídas

 Complicaciones relacionadas con la imposibilidad de tragar

Prevención

Fecundación in vitroOpen pop-up dialog box


los embriones para detectar la existencia del gen de Huntington, y se implantan en el útero A
las personas que tienen antecedentes familiares conocidos de la
enfermedad de Huntington les preocupa saber si les transmitirán el
gen de Huntington a sus hijos. Estas personas pueden considerar análisis genéticos
y opciones de planificación familiar.

Si un padre que está en riesgo considera realizarse análisis genéticos, puede ser útil programar
una consulta con un asesor en genética. Un asesor en genética hablará sobre los posibles
riesgos de un resultado positivo del análisis, lo que indicaría que el padre padecerá la
enfermedad. Además, las parejas deberán tomar decisiones adicionales con respecto a si
tendrán hijos o si tendrán en cuenta otras alternativas, como análisis prenatales para detectar
el gen o fecundación in vitro con espermatozoides u óvulos de donantes.

Otra opción para las parejas es la fecundación in vitro y el diagnóstico genético


preimplantacional. En este proceso, se extraen los óvulos de los ovarios y se fecundan con los
espermatozoides del padre en un laboratorio. Se analizan de la madre solo los que hayan dado
negativo en el análisis del gen de Huntington.

DEMENCIA VASCULAR
La demencia vascular es un término general que describe problemas con el razonamiento, la
planificación, el juicio, la memoria y otros procesos mentales provocados por el daño cerebral
a causa de la disminución del flujo sanguíneo al cerebro.Puedes padecer demencia vascular
después de que un accidente cerebrovascular obstruye una arteria en el cerebro, pero los
accidentes cerebrovasculares no siempre causan demencia vascular. Que un accidente
cerebrovascular afecte tu pensamiento y razonamiento depende de la gravedad y la ubicación
del accidente cerebrovascular. La demencia vascular también puede producirse como
resultado de otros trastornos que dañan los vasos sanguíneos y disminuyen la circulación, lo
que priva al cerebro del oxígeno y los nutrientes vitales.Los factores que aumentan el riesgo de
sufrir una enfermedad cardíaca y un accidente cerebrovascular, incluidos la diabetes, la
presión arterial alta, el colesterol alto y el cigarrillo, también aumentan el riesgo de padecer
demencia vascular. Controlar estos factores puede ayudar a disminuir tus probabilidades de
padecer demencia vascular.

Síntomas

Los síntomas de la demencia vascular varían, según la parte del cerebro donde disminuye el
flujo sanguíneo. Los síntomas suelen coincidir con los de otros tipos de demencia, en especial
con la demencia de la enfermedad de Alzheimer.

Entre los signos y síntomas de la demencia vascular se incluyen los siguientes:

 Desorientación

 Dificultad para prestar atención y concentrarse

 Capacidad reducida para organizar pensamientos o acciones

 Disminución en la capacidad para analizar una situación, desarrollar un plan efectivo y


comunicar ese plan a otros

 Dificultad para decidir qué hacer a continuación

 Problemas con la memoria

 Intranquilidad y agitación

 Marcha inestable

 Deseo repentino y frecuente de orinar o incapacidad para controlar la micción

 Depresión o apatía

Los síntomas de la demencia vascular pueden ser más obvios cuando suceden de repente
después de un accidente cerebrovascular. Cuando los cambios en el pensamiento y el
razonamiento parecen estar claramente vinculados con un accidente cerebrovascular, en
ocasiones este trastorno se denomina demencia posterior a un accidente cerebrovascular.
A veces, un patrón característico de los síntomas de demencia vascular sigue una serie de
accidentes cerebrovasculares o mini accidentes cerebrovasculares. Los cambios en los
procesos mentales suceden en pasos evidentes decrecientes a partir del nivel de
funcionamiento anterior, a diferencia del declive gradual y continuo que suele suceder en la
demencia de la enfermedad de Alzheimer.

Sin embargo, la demencia vascular también puede desarrollarse de manera muy gradual, como
la demencia de la enfermedad de Alzheimer. Además, la enfermedad vascular y la enfermedad
de Alzheimer suelen ocurrir juntas.

En estudios se ha demostrado que muchas personas con demencia e indicios de enfermedad


vascular cerebral también tienen enfermedad de Alzheimer.

Causas

La demencia vascular tiene sus causas en trastornos que dañan los vasos sanguíneos del
cerebro y reducen su capacidad para suministrar sangre a ese órgano en las cantidades
necesarias para nutrirlo y oxigenarlo de manera que pueda ejecutar los procesos de
pensamiento de forma efectiva.

Los trastornos que suelen ocasionar demencia vascular incluyen los siguientes:

 Accidente cerebrovascular (infarto) que bloquea una arteria cerebral. 


 Vasos sanguíneos cerebrales estrechados o con daño crónico. 

 Factores de riesgo

Por lo general, los factores de riesgo para la demencia vascular son iguales a aquellos de la
enfermedad cardíaca y el accidente cerebrovascular. Los factores de riesgo para la demencia
vascular incluyen los siguientes:

 Mayor edad. 

 Historia clínica de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o mini accidentes


cerebrovasculares.

 Envejecimiento anormal de los vasos sanguíneos (aterosclerosis). 

 Colesterol alto. 
 Presión arterial alta. 

 Diabetes. 

 Tabaquismo.

 Obesidad. 

 Fibrilación auricular. 

Prevención

La salud de los vasos sanguíneos del cerebro está muy vinculada con la salud general del
corazón. Tomar las siguientes medidas para mantener el corazón sano también ayuda a reducir
el riesgo de tener demencia vascular:

 Mantener una presión arterial saludable.

 Prevenir o controlar la diabetes. 

 Dejar de fumar.

 Realizar actividad física. 

 Mantener el colesterol bajo control.


CONCLUSION
Excepto en las demencias debidas a una causa que se pueda tratar, como en el caso de las
demencias secundarias, el curso de la enfermedad es inevitablemente progresivo y su
pronóstico es muy malo.

Con el tiempo se pierde independencia, los enfermos son incapaces de realizar su


autocuidado, vestirse, asearse, etc. Más tarde incluso son incapaces de comer ellos solos,
desplazarse y contener esfínteres. Por último el paciente acaba en cama, ausente de todo y de
todos y se vuelve completamente dependiente para las actividades de la vida diaria.

Es frecuente que el trastorno evolucione de forma que puedan existir períodos de deterioro
rápido y otros de estabilidad de los síntomas.

Existe una investigación muy activa en el momento actual sobre las demencias y también se ve
un mayor interés de la sociedad y una creciente concienciación del problema pero, por
ejemplo, aún se aprecian pocos planes sanitarios a nivel de cada país en todo el mundo, ya
que las demencias no constituyen, en líneas generales, una prioridad de salud pública. Todo
ello dificulta la puesta en marcha de programas de prevención en estadios iniciales de la
enfermedad.

Como dato significativo tenemos que indicar que existen ya algunos estudios en EE.UU. que
están indicando una leve reducción de la frecuencia de aparición de esta enfermedad. Parece
en relación a un mejor control de los factores que favorecen la aparición de la demencia senil,
como por ejemplo, la hipertensión arterial, el nivel elevado de colesterol, la diabetes (cifras
elevadas de azúcar en sangre), el tabaquismo
Bibliografía

https://www.alzheimeruniversal.eu/2013/10/01/envejecimiento-cambios-biologicos-cambios-
funcionales/#.XnulNEBKgdX

https://es.wikipedia.org/wiki/Enfermedad_de_Alzheimer

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/parkinsons-disease/symptoms-
causes/syc-20376055

https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/huntingtons-disease/symptoms-
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https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/vascular-dementia/symptoms-
causes/syc-20378793

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