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ESBOZOS PIRRÓNICOS*

Sexto Empírico

Libro 1
Y en absoluto tomamos «proposiciones contrapuestas» como
«afirmación y negación»; simplemente como «proposiciones
IV
enfrentadas». Y llamamos equivalencia a su igualdad respecto
a la credibilidad o no credibilidad, de forma que ninguna de las
QUÉ ES EL ESCEPTICISMO proposiciones enfrentadas aventaje a ninguna como si fuera
más fiable.
Y el escepticismo es la capacidad de establecer antitesis en los La suspensión del juicio es ese equilibrio de la mente por el
fenómenos y en las consideraciones teóricas, según cualquiera que ni rechazamos ni ponemos nada. Y la ataraxia es bienes­
de los tropos; gracias a la cual nos encaminamos -en virtud tar y serenidad de espíritu.
de la equivalencia entre las cosas y proposiciones contrapues­
tas-primero hacia la suspensión del juicio y después hacia la
ataraxia.1 VI
Hablamos de «capacidad», desde luego no por capricho sino
sencillamente en el sentido de que uno sea capaz. SOBRE LOS FUNDAMENTOS DEL ESCEPTICISMO
Aquí entendemos por «fenómenos» lo sensible; por lo que defi­
nimos lo «teórico» por oposición a ellos. Con razón decimos que el fundamento del escepticismo es la es­
Lo de «según cualquiera de los tropos» puede aplicarse tan­ peranza de conservar la serenidad de espíritu. En efecto, los hombres
to a la capacidad -empleando el término «capacidad» simple­ mejor nacidos, angustiados por la confusión existente en las co­
mente en el sentido que hemos dicho- como a lo de «establecer sas y dudando de con cuál hay que estar más de acuerdo, dieron
antítesis en los fenómenos y en las consideraciones teóricas», en investigar qué es la Verdad en las cosas y qué la Falsedad;
pues decimos lo de «según cualquiera de los tropos», porque ¡como si por la solución de esas cuestiones se mantuviera la
contraponemos esas cosas de muy diversas maneras, contrapo­ serenidad de espíritu! Por el contrario el fundamento de la cons­
niendo -para abarcar todas las antítesis- fenómenos a fenó­ trucción escéptica es ante todo que a cada proposición se le opo­
menos, consideraciones teóricas a consideraciones teóricas o ne otra proposición de igual validez. A partir de eso, en efecto,
los unos a las otras. esperamos llegar a no dogmatizar.
También añadimos lo de «según cualquiera de los tropos» a
lo de «en los fenómenos y en las condiciones teóricas» para que
no entremos en cómo se manifiestan los fenómenos o en cómo VII
se forman en la mente las consideraciones teóricas, sino que
sencillamente los tomemos tal como aparecen. SI EL ESCÉPTICO DOGMATIZA

*Tomado de: Sexto Empírico, Esbozos Pirrónicos, tr. Antonio Gallego Que el escéptico no dogmatiza no lo decimos en el sentido de
Cao y Teresa Mufioz Diego, Gredas, Madrid, 1993. dogma en que algunos dicen que «dogma es aprobar algo en
1 Aquí hemos mantenido el término griego he ataraxía en atención a términos más o menos generales», pues el escéptico asiente a
que en el párrafo 1 O aparece su definición. En el resto del libro usare­ las sensaciones que se imponen a su imaginación; por ejemplo,
mos la propia expresión de Sexto «serenidad de espíritu». al sentir calor o frío, no diría «creo que no siento calor» o «no

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siento frío». Sino que decimos que no dogmatiza en el sentido tal como se manifiesta, estamos concediendo que se manifiesta
en que otros dicen que «dogma es la aceptación en ciertas cues­ y en ese caso investigamos no sobre el fenómeno, sino sobre lo
tiones, después de analizadas científicamente, de cosas no ma­ que se piensa del fenómeno. Y eso es distinto a investigar el
nifiestas»; el pirrónico en efecto no asiente a ninguna de las propio fenómeno.
cosas no manifiestas. La miel, por ejemplo, nos parece que tiene sabor dulce. Eso
Y tampoco dogmatiza al enunciar expresiones escépticas sobre lo aceptamos, porque percibimos el dulzor sensitivamente. Tratamos
las cosas no manifiestas como, por ejemplo, la expresión «nin­ de saber si, además, literalmente «es» dulce. Lo cual no es el
guna cosa es más que otra» o «yo no determino nada» o alguna fenómeno, sino lo que se piensa del fenómeno.
de las otras sobre las que después hablaremos. Y además, si en publico planteamos problemas sobre los fe­
En efecto, el que dogmatiza establece como real el asunto nómenos no los ponemos con la intención de invalidar los fenó­
sobre el que se dice que dogmatiza, mientras que el escéptico menos, sino para hacer ver la temeridad de los dogmáticos;
no establece sus expresiones como si fueran totalmente reales; pues si la Razón es tan engañosa que casi nos arrebata hasta
pues supone que del mismo modo que la expresión «todo es fal­ lo que percibimos por nuestros ojos, ¿cómo no habrá que mi­
so» dice que, junto con las otras cosas, también ella es falsa e rarla con recelo en las cosas no evidentes, para no precipitar­
igualmente la expresión <<nada es verdad»: así también la ex­ nos cuando la seguimos?
presión «ninguna cosa es más» dice que, junto con las otras
cosas, tampoco ella es más y por eso se autolimita a si misma
junto con las demás cosas. Y lo mismo decimos de las restantes XII
expresiones escépticas.
Por lo demás, si el dogmatismo establece como realmente CUAL ES LA FINALIDAD DEL ESCEPTICISMO
existente aquello que da como dogma, mientras que el escépti­
co presenta sus expresiones de forma que implícitamente se Y lo siguiente seria tratar de la finalidad de la orientación es­
autolimitan, no se diga que el escéptico dogmatiza en la expo­ céptica.
sición de ellas. Desde luego, un fin es «aquello en función de lo cual se ha­
Y lo más importante: en la exposición de esas expresiones cen o consideran todas las cosas y él en función de ninguna» o
dice lo que a él le resulta evidente y expone sin dogmatismos bien «el término de las cosas a las que se aspira».
su sentir, sin asegurar nada sobre la realidad exterior. Pues bien, desde ahora dt)Cimos que el fin del escepticismo
es la serenidad de espíritu en las cosas que dependen de la
opinión de uno y el control del sufrimiento en las que se pade­
X cen por necesidad.
En efecto, cuando el escéptico, para adquirir la serenidad de
SI LOS ESCÉPTICOS INVALIDAN LOS espíritu, comenzó a filosofar sobre lo de enjuiciar las represen­
FENÓMENOS taciones mentales y lo de captar cuáles son verdaderas y cuá­
les falsas, se vio envuelto en la oposición de conocimientos de
Quienes dicen que los escépticos invalidan los fenómenos me igual validez y, no pudiendo resolverla, suspendió sus juicios
parece a mí que son desconocedores de lo que entre nosotros se y, al suspender sus juicios, le llegó como por azar la serenidad
dice. En efecto, nosotros no echamos abajo las cosas que, según de espíritu en las cosas que dependen de la opinión. Pues quien
una imagen sensible y sin mediar nuestra voluntad, nos indu­ opina que algo es por naturaleza bueno o malo se turba por
cen al asentimiento; como ya dijimos. Y eso precisamente son todo, y cuando le falta lo que parece que es bueno cree estar
los fenómenos. atormentado por cosas malas por naturaleza y corre tras lo­
Sin embargo, cuando nos dedicamos a indagar si el objeto es según el piensa-bueno y, habiéndolo conseguido, cae en más

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preocupaciones al estar e xcitado fuera de toda razón y sin me­ XIII
dida y, temiendo el cambio, hace cualquier cosa para no perder
lo que a él le parece bueno. Por el contrario, el que no se define DE LOS TROPOS GENERALES DE LA SUSPENSIÓN
sobre lo bueno o malo por naturaleza no evita ni persigue nada DEL JUICIO
con exasperación, por lo cual mantiene la serenidad de espíri­
tu. Tras hablar de que la serenidad de espíritu es consecuencia de
La verdad es que al escéptico le ocurrió lo que se cunnta del la suspensión del juicio en todas las cosas, lo siguiente podría
pintor Apeles.2 Dicen, en efecto, que -estando pintando un caballo ser explicar cómo surge en nosotros la suspensión del juicio.
y queriendo imitar e n la pintura la baba del caballo- tenia Pues bien, hablando en términos generales, surge por la
tan poco éxito en ello que desistió del e mpeño y arrojo contra el contraposición de las cosas. Y contraponemos ya sea fenóme­
cuadro la esponja donde mezclaba los colores del pincel, y que nos a fenómenos, ya sea consideraciones teóricas a considera­
cuando ésta chocó contra él plasmó la forma de la baba del ciones teóricas, ya sea los unos a las otras.
caballo. Por ejemplo, contraponemos fenómenos a fenómenos cuando
También los escépticos, en efecto, esperaban recobrar la se­ decimos: la misma torre aparece circular desde lejos y cuadran­
renidad de espíritu a base de enjuiciar la disparidad de los fe­ gular desde cerca. Y consideraciones teóricas a consideraciones
nómenos y de las consideraciones teóricas; pero no siendo capaces teóricas, cuando -contra el que supone que existe una Provi­
de hacer eso suspendieron sus juicios y, al suspender sus jui­ dencia a partir del orden de los cielos- argumentamos que con
cios, les acompañó como por azar la serenidad de espíritu, lo frecuencia sufren reveses los buenos y tienen éxito los malos y
mismo que la sombra sigue al cuerpo. mediante eso convenimos en que no hay Providencia. Y contra­
Ciertamente no pensamos que el escéptico esté inmune por ponemos consideraciones teóricas a fenómenos, al modo en que
completo a la turbación, sino que reconocemos que se turba Anaxágoras contraponía al hecho de que la nieve es blanca el
con las necesidades; pues estamos de acuerdo en que también que la nieve es agua solidificada y que el agua es negra y que
él experimenta a veces frío, igual que sed y otras cosas por el por consiguiente la nieve es negra.
estilo. Pero incluso en esas cosas la gente corriente se ator­ Y según uno u otro propósito, unas veces contraponemos cosas
menta por partida doble: por sus sufrimientos y -no menmi­ presentes a cosas presentes ---como lo antes citado-y otras veces,
por el hecho de creer que esas situaciones son objetivamente cosas presentes a cosas pasadas o futuras. Por ejemplo, si al­
malas; mientras que el escéptico, al evitar pensar que cada guien nos propusiera una tesis que no podemos refutar, le ar­
una de esas cosas es objetivamente mala, incluso en ellas se gumentaremos:
maneja con más mesura. Del mismo modo que antes de nacer el que introdujo el sis­
Por eso, desde luego, decimos que el objetivo del escéptico es tema filosófico que tú sigues, la tesis de ese sistema -a pesar
la serenidad de espíritu en las cosas que dependen de la opi­ de ser válida- no era conocida, aunque realmente existía: así
nión de uno y el control del sufrimiento en lo que se padece por también es posible que lo opuesto a la tesis ahora propuesta
necesidad. por ti exista realmente y aún no nos sea conocida. De modo que
Algunos escépticos ilustres añadieron a eso, además, la sus­ todavía no debemos dar nuestro asentimiento a esa tesis que
pensión del juicio en las investigaciones. de momento parece segura.
Pero por aquello de que esas contraposiciones se nos ofrez­
2 Pintor del siglo IV a. C., probablemente natural de Colofón (Asia can con más precisión, me ocuparé de los tropos por los que se
Menor). Trabajó al servicio de Alejandro Magno. No se conserva ninguna guia la suspensión del juicio; sin ser taxativo sobre su numero
de sus pinturas. La más famosa fue un cuadro de Afrodita, saliendo y validez, pues es posible tanto que los tropos sean incorrectos
del mar y secándose el cabello, pintada para el santuario de Esculapio como que sean más de los que se van a enumerar.
en la isla de Cos.

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XIV XV

DE LOS DIEZ TROPOS SOBRE LOS CINCO TROPOS

Pues bien, entre los primeros escépticos los tropos por los que Los escépticos más recientes dan estos cinco tropos de la sus­
parece regirse la suspensión del juicio -a los que por otro nombre pensión del juicio:
denominan «argumentos» o «tipos de argumentación»- se trans­ El primero, el de «a partir del desacuerdo».
miten habitualmente en número de diez. Y son éstos: El segundo, el de «caer en una recurrencia ad infinitum».
El primero, el de «según la diversidad de los animales». El tercero, el de «a partir de con relación a algo».
El segundo, el de «según la diferencia entre los hombres». El cuarto, el de «por hipótesis».
El tercero, el de «según las diferentes constituciones de los El quinto, el del circulo vicioso.
sentidos». El de «a partir del desacuerdo» es aquel según el cual nos
El cuarto, el de «según las circunstancias». damos cuenta de la insuperable divergencia de opiniones que
El quin to, el de «según las posiciones, distancias y surge en torno a la cuestión propuesta, tanto entre la gente
lugares» . corriente como entre los filósofos; y por ella concluimos en la
El sexto, el de «según las interferencias». suspensión del juicio al no poder elegir ni rechazar ninguna.
El séptimo, el de «según las cantidades y composiciones de El de «a partir de la recurrencia ad infinitum» es aquel en
los objetos». el que decimos que lo que se presenta como garantía de la cuestión
El octavo, el de «a partir de con relación a algo». propuesta necesita de una nueva garantía; y esto, de otra; y
El noveno, el de «según los sucesos frecuentes o los así hasta el infinito; de forma que, como no sabemos a partir
raros». de dónde comenzar la argumentación, se sigue la suspensión
El décimo, el de «según las formas de pensar, costumbres, del juicio.
leyes, creencias míticas y opiniones dogmáticas». El de «a partir del con relación a algo» es -según hemos
dicho- el de que el objeto aparece de tal o cual forma, según
Siguiendo la costumbre sirvámonos de este orden. Aunque el que juzga y según Jo que acompaña su observación, y que
hay tres tropos que engloban estos diez: el de «a partir del que nosotros mantenemos en suspenso el cómo es por naturaleza.
juzga», el de «a partir de lo que se juzga» y el de ambas cosas. El de «por hipótesis» se da cuando, al caer en una recurrencia
Al de «a partir del que se juzga» están subordinados los cua­ ad infinitwn, los dogmáticos parten de algo que no justifican,
tros primeros, pues el que juzga es o un animal o un hombre o sino que directamente y sin demostración creen oportuno to­
uno de los sentidos y lo hace en alguna circunstancia. Al de «a marlo por convenio.
partir de lo que se juzga» el séptimo y el décimo. Y al que re­ El tropo del circulo vicioso ocurre cuando lo que debe ser
sulta de ambos, el quinto, sexto, octavo y noveno. demostrado, dentro del tema que se está investigando, tiene
A su vez, estos tres se retrotraen al de con relación a algo. necesidad de una garantía derivada de lo que se está estudian­
De modo que el de con relación a algo es el más general y los do. En ese caso, no pudiendo tomar ninguna de las dos cosas
tres son los específicos, de los que derivan los diez. como base de la otra, mantenemos en suspenso el juicio sobre
ambas.
Que todo lo que se investiga admite ser dirigido hacia estos
tropos lo haremos ver brevemente así:
El asunto propuesto es algo relacionado o bien con el conoci­
miento sensible o bien con el intelectual; pero de cualquier tipo
que sea, estará sujeto a discusión. En efecto, unos afirman que

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sólo lo relacionado con el conocimiento sensible es verdadero, cual se justifica el asunto del que trata el razonamiento; pues
otros que sólo lo relacionado con el intelectual y otros que algu­ si absurdo es suponer lo que se intenta justificar, igualmente
nas cosas relacionadas con el sensible y algunas relacionadas de absurdo será suponer el punto de partida.
con el intelectual. Además, es evidente que todo lo relacionado con el conoci­
Pues bien, ¿dirán acaso que esa discusión es superable?, ¿o miento sensible es con relación a algo, pues es según los que
que es insuperable? Si insuperable, diremos que hay que man­ reciben la sensación.
tener en suspenso el juicio, pues es imposible pronunciarse sobre Está claro, pues, que es fácil llevar hacia los cinco tropos
lo que se discute sin posible acuerdo. Y si superable, querre­ cualquier tema relacionado con el conocimiento sensible que se
mos saber a partir de qué se resolverá. nos presente.
Por ejemplo, lo relacionado con el conocimiento sensible De forma parecida razonamos sobre lo relacionado con el
-pues en primer lugar situaremos la argumentación en lo sen­ conocimiento intelectual. En efecto, si se admite que está en­
sible- ¿se resolverá por algo relacionado con el conocimiento vuelto en discusiones sin posibilidad de acuerdo, se nos conce­
sensible o por algo relacionado con el intelectual? derá que debe suspenderse el juicio sobre ello. Y si ese desacuerdo
Si por algo relacionado con el conocimiento sensible, enton­ se ha de resolver, entonces: si es en virtud de algo relacionado
ces: dado que estamos planteando la cuestión sobre lo sensible, con el conocimiento intelectual caeremos en una recurrencia
también eso exigirá ·algo para su confirmación; y si también ad infinitum. Y si es en virtud de algo relacionado con el cono­
eso fuera sensible, de nuevo ello mismo exigirá de algo que lo cimiento sensible, en un circulo vicioso; pues lo sensible -al
confirme y así hasta el infinito. estar a su vez sujeto a discusión y no poder ser valorado por si
Pero si lo relacionado con el conocimiento sensible ha de mismo debido a la recurrencia ad infinitum--- precisará de lo
dilucidarse por algo relacionado con el conocimiento intelec­ intelectual igual que lo intelectual de lo sensible. Y por ello,
tual, entonces: dado que también lo relacionado con lo inte­ nuevamente se hallará sin salida quien tome algo por hipóte­
lectual está puesto en discusión, también eso necesitará -al sis.
ser algo relacionado con el conocimiento intelectual- de exa­ Por otra parte, también lo relacionado con el conocimiento
men y confirmación. ¿A partir de qué se garantizará enton­ intelectual es con relación a algo, pues las cosas relacionadas
ces? Si por algo relacionado con el conocimiento intelectual, con el conocimiento intelectual se razonan según quien las piensa;
se caerá igualmente en una recurrencia ad infini tum. Y si y si objetivamente fueran tal cual se razonan no estarían en
por algo relacionado con el conocimiento sensible, se llega al discusión.
tropo del circulo vicioso, pues lo relacionado con el conoci­ Así pues, también lo relacionado con el conocimiento inte­
miento intelectual se toma como garantía de lo sensible y lo lectual puede llevarse hacia los cinco tropos, por lo que será
sensible como garantía de lo intelectual. necesario que en todos los casos mantengamos en suspenso el
Si para evitar eso, el que nos discute considerara oportuno juicio sobre el tema propuesto.
-por convenio y sin demostración- tomar algo como justifica­ Y tales son los cinco tropos que se dan entre los escépticos
ción de lo demás, se seguiría el tropo de «por hipótesis» que es más recientes. Y los establecen no para desechar los diez tropos,
inviable; pues si el que hace la hipótesis es digno de crédito, sino para mediante ellos y en unión con ellos poner en eviden­
nunca seremos nosotros más indignos de crédito por suponer lo cia con mayor detalle el atrevimiento de los dogmáticos.
contrario. Y además, si se toma como hipótesis algo verdadero,
el que lo toma como hipótesis lo vuelve sospechoso al tomarlo
como hipótesis; y si algo falso, estará podrida la base de sus
argumentaciones. Pero además, si el hecho de poner una hipó­
tesis consigue algo con garantía, tómese como hipótesis eso mismo
que se busca hacer creíble y no esa otra cosa en virtud de la

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XXXII XXXIII

EN QUÉ SE DISTINGUE EL ESCEPTICISMO DE LA EN QUÉ SE DISTINGUE EL ESCEPTICISMO DE LA


DOCTRINA DE PROTÁGORAS FILOSOFÍA ACADÉMICA

También Protágoras acepta que el hombre es la medida de to­ Academia Nueva


das las cosas; de las que son, en cuanto que son; y de las que
no son, en cuanto que no son . . . Y por eso el establece sólo lo Los de la Academia Nueva, aun cuando también dicen que todo
que a ci1da cual aparece. Y así introduce el relativismo. Por lo es inaprehensible, posiblemente difieran de los escépticos en
cual, también él parece tener afinidad con los pirrónicos. eso mismo de decir que todo es inaprehensible. Ellos, en efecto,
Pero se diferencia de ellos. Y nos daremos cuenta de la dife­ hacen de eso una afirmación tajante, mientras que el escéptico
rencia cuando hayamos explicado concisamente lo que Protágoras mantiene sus dudas de que pudiera ser también que algo fuera
opina. aprehensible.
Dice en efecto el tal varón que la Materia es fluyente y que Y difieren claramente de nosotros en la forma de enjuiciar
según va fluyendo surgen continuamente aportaciones en sus­ lo bueno y lo malo. En efecto, los de la Academia dicen que algo
titución de las pérdidas. es bueno o malo no en el mismo sentido que nosotros, sino es­
Y que las sensaciones se transforman y alteran con la edad tando convencidos de que es más probable que sea objetiva­
y con las demás características corporales. mente bueno lo que ellos dicen que es bueno que lo contrario; y
Y dice también que en la Materia subyacen las razones de lo mismo sobre lo malo. Cuando nosotros decimos que algo es
todos los fenómenos, de modo que la Materia tiene en si misma bueno o malo, nada tiene que ver con que creamos que lo que
potencia suficiente para ser todo cuanto a todos aparece. Y que decimos sea probable, sino que lo decimos siguiendo sin dogmatismos
los hombres se percatan unas veces de unos aspectos y otras de los imperativos de la vida a fin de no ser unos negados para
otros, según sus diferentes disposiciones; pues el que está en actuar.
un estado normal capta de lo que hay e n la Materia aquellas Además nosotros decimos que las representaciones mentales
cosas que están adaptadas para mostrarse a quienes están en son equivalentes en credibilidad o no credibilidad a la hora de
un estado normal; y el que está en un estado anormal, las del argumentar, mientras que ellos afirman que unas son proba­
estado anormal; y el mismo razonamiento también según la bles y otras improbables. Y entre las probables hablan de dife­
edad, según el estar dormido o despierto y según cada tipo de rencias, pues aducen que unas en realidad son sólo eso: probables;
disposición. y otras, probables y contrastadas; y otras, probables, contras­
Según el, pues, el hombre se convierte en la norma de lo tadas y no desconcertantes. Por ejemplo, cuando en una habi­
existente, pues todo lo que aparece a los hombres también existe tación suficientemente oscura hay tirada una cuerda enroscada,
y lo que no aparece a ninguno de los hombres tampoco existe. en el que entra de repente se produce una representación me­
Vemos por consiguiente que dogmatiza tanto en lo de que la ramente probable de ella en forma de serpiente; sin embargo,
Materia es fluyente como en lo de que en ella subyacen las para el que examina y contrasta la situación -por ejemplo que
razones de todos los fenómenos, siendo cosas no manifiestas y, no se mueve, que el color es tal y cada uno de los demás deta­
según nosotros, mantenibles en suspenso. lles- aparece como una cuerda según una representación pro­
bable y contrastada. Y una representación no desconcertante
además, seria algo así: se dice que habiendo muerto Alcestis,
Hércules la sacó nuevamente del Hades y se la mostró a Admeto,
el cual captaba una imagen probable y contrastada de Alcestis;
pero sabiendo que ella había muerto, su mente se retraía des-

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concertada de dar el asentimiento y se inclinaba a la descon­ LIBRO 11
fianza.
Los de la Academia Nueva anteponen, desde luego, la repre­ I
sentación probable y contrastada a la simplemente probable; y
a ambas, la probable, contrastada y no desconcertante. SI EL ESCÉPTICO PUEDE EXAMINAR LO QUE SE
Y si se dice que tanto los de la Academia como los escépticos EXPONE ENTRE LOS DOGMÁTICOS
creen en algunas cosas, incluso en eso es evidente la diferencia
de sus filosofias. Y puesto que nos vimos abocados al estudio contra los dogmáti­
En efecto, lo de creer se dice en sentidos distintos. Por un cos, revisemos concisa y esquemáticamente cada una de las
lado, al hecho de no ponerse en contra y aceptar algo llana­ partes de la así llamada Filosofía, respondiendo antes a los que
mente, sin una propensión ni un interés exagerados, como di­ continuamente murmuran que el escéptico no está capacitado
cen que el niño cree a su maestro. Por otro, al hecho de convencerse ni para examinar ni para entender a fondo lo que entre ellos se
de algo de una vez por todas, por cuestión de elección y con la dogmatiza.
convicción característica del querer vehementemente, como el Dicen, en efecto, que o el escéptico aprehende lo dicho por
pervertido se deja persuadir por quien aprueba lo que sea vivir los dogmáticos o no lo aprehende.
licenciosamente. Y si lo aprehende, ¿cómo dudaría de lo que dice aprehender?
Por lo cual, también en eso nos diferenciaríamos de ellos, Mientras que si no lo aprehende, tampoco sabrá entonces
puesto que los seguidores de Carnéades y Clitómaco dicen que hablar de Jo que no ha aprehendido. Pues del mismo modo que
algunas cosas son probables y que las creen con acusada con­ si uno no sabe, por ejemplo, qué es lo de que «todo triángulo
vicción; mientras que nosotros creemos simpl emente en el sen­ tiene tres ángulos equivalentes a dos rectos» 1 o el teorema de
tido de asentir, sin vehemencia. «entre los dos trópicos», entonces no puede decir nada sobre
Pero también nos diferenciamos de la Academia Nueva en ello: del mismo modo tampoco quien no conoce cada una d(� las
lo referente al fin. En efecto, los hombres que dicen regirse por cosas que se exponen entre los dogmáticos puede cuestionarlos
ella se sirven en la vida principalmente de lo probable, mien­ en aquello que no conoce.
tras que nosotros vivimos haciendo caso sin dogmatismos de Por lo tanto, el escéptico no puede en ningún caso criticar lo
las leyes, las costumbres y los instintos naturales. que se expone entre los dogmáticos.
Y más podríamos decir sobre esta diferencia si no atendié­
ramos a la concisión. 1 En estos dos ejemplos, es difícil interpretar el texto de los códices. En
el ejemplo del triángulo hemos seguido la versión latina T; el t.exto de
los códices griegos está corrompido (y además es difícil relacionarlo
con el texto latino); quien no sabe qué es lo de «según lo cual de lo
despojado». En el segundo ejemplo es difícil interpretar el término
«trópicos»; Sexto vuelve a utilizarlo en I I 202 con el sentido claro de
«premisas de un silogismo», pero el mismo lo utiliza en Adv. Marth. V
6 para Astronomía con el sentido de «solsticios»; aquí podría ser
preferible este último significado, porque Sexto habla de «teorema»,
término que sólo vuelve a usar en JI 70 y I I I 260 relacionándolo con
conocimientos científicos y prácticos y no de lógica. Una versión
alternativa sería la de Gil Fagoaga: el que ignora, por ejemplo, qué es el
principio por el cual se refuta sucesivamente o el de las dos conexas.

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Ahora bien, quienes eso dicen respóndannos en qué sentido elido, o bien dirá que la ha aprehendido porque se le ofreció di­
dicen aquí lo de «aprehender»: si en el de entender sin más, rectamente, por si misma y con claridad, o bien que por medio
sin comprometerse encima acerca de la realidad de aquello de alguna averiguación o investigación.
sobre lo que discutimos, o si en el sentido de entender, asu­ Pero si dijera que esa cosa no manifiesta se le ofreció y fue
miendo además la realidad de aquello sobre lo que discuti­ aprehendida por sí misma, sin buscarla y con claridad, en ese
mos. caso ya no sería una cosa no manifiesta sino manifiesta para
Pues si dicen que aprehender es asentir con el pensamiento todos por igual y admitida y no controvertida. Pero de cada
a una representación mental que capta la realidad, entonces: una de las cosas no manifiestas ha habido una controversia
habida cuenta de que esa representación aprehensiva es la de interminable entre ellos. Por consiguiente, no seria el dogmá­
algo que se da en la realidad, impresa y estampada según el tico quien -cuando porfía y se pronuncia sobre la realidad ob­
propio objeto real y tal que no surgiría de lo que no existe, jetiva de ella- habría aprehendido lo no manifiesto como si se
tampoco ellos pretenderán -¡seguro que no2- poder examinar le hubiera ofrecido por si mismo y con claridad.
aquello que no han aprehendido. Y si dijera que por medio de alguna investigación, ¿cómo
Por ejemplo -y a propósito- cuando el estoico cuestiona al es que estaba capacitado para investigar esa cosa antes de -
epicúreo por decir que «la esencia de las cosas es (infinitamen­ según la hipótesis previa- haberla aprehendido? Pues si la
te) divisible»3 o que «la Divinidad no se cuida de lo del Mundo» investigación exige que previamente se haya aprehendido con
o que «el placer es bueno», ¿ha aprehendido o no ha aprehendi­ exactitud lo que ha de investigarse y que sólo asi se investi­
do? Porque si ha aprehendido, hace saltar por los aires el Pór­ gue, entonces: dado que a su vez la aprehensión de la cosa
tico4 al decir que esas cosas son reales. Y si no ha aprehendido, investigada precisa ella misma de que esa cosa sea previa­
nada puede decir contra ellas. mente investigada a fondo, resulta imposible para ellos -se­
Y cosas parecidas deben argumentarse en contra de los que gún el tropo sin salida del círculo vicioso- lo mismo investigar
se guían por otros sistemas filosóficos, cada vez que desean sobre lo no manifiesto que dogmatizar; y eso, tanto si preten­
examinar algo de lo que creen los de distinta opinión que ellos. den partir de la aprehensión, porque entonces los llevamos a
De forma que nada pueden cuestionarse unos a otros. que hay que investigar el t ema antes de aprehenderlo, como
Y es más, si se quiere no caer en incongruencias, una vez si pretenden partir de la investigación, porque entonces los
admitido eso de que no puede analizarse aquello que no se haya llevamos a que antes de investigar hay que haber aprehendi­
aprehendido de esa forma, su filosofía dogmática se desmoro­ do lo que se va a investigar.
nará -por así decir- toda entera; mientras que la escéptica De modo que, en virtud de eso, ni pueden aprehender nada
quedará firmemente establecida. de lo no manifiesto ni pronunciarse con seguridad sobre ello. A
En efecto, el que se pronuncia y dogmatiza sobre una cosa partir de lo cual se convendrá -creo yo- en que la charlata­
no manifiesta, habrá de decir si se pronuncia sobre ella habiéndola nería dogmática se desmorona sin más y en que entra en esce­
aprehendido o sin haberla aprehendido. Pero si lo hace sin haberla na la filosofía escéptica.
aprehendido será indigno de crédito. Y si habiéndola aprehen- Ahora bien, si afirman que ellos no dicen que se requiera
que a la investigación la preceda tal tipo de aprehensión sino
2 La expresión griega es tácha me. Las otras traducciones, separando sólo el «entender», entonces lo de investigar no es algo imposi­
ambas partículas, dan una versión diferente: no consentirán quizá en ble para los que mantienen en suspenso el juicio acerca de la
no poder indagar (Gil Fagoaga). realidad de las cosas no manifiestas; pues el escéptico no está
" Alusión a la disputa entre los atomistas (Demócrito, Epicuro) y los excluido- ¡supongo!-del entender, que es algo que surge de
demás filósofos, sobre si la Materia es continua o discreta; es decir las cosas que pasivamente se ofrecen a su razón y se le mues­
infinitamente divisible o no. tran con claridad y que de ningún modo es consecuencia de la
4 Sinónimo de Estoicismo; ver I 65 n. 2 1. realidad objetiva de las consideraciones teóricas.

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De hecho, no sólo entendemos aquello que -como ellos di­ dilucidada ¡cuando ni tenemos un criterio admitido ni sabemos
cen- tiene existencia real, sino ¡incluso lo que no la tiene! seguro -antes bien, es lo que estamos investigando- si exis­
De ahí que el esc6ptico se mantenga dentro del canon del te!
escepticismo tanto al investigar como al entender, pues ha quedado Y por otra parte, para que la disputa surgida en torno al
claro que asiente a lo que se le ofrece según una representa­ criterio quede dilucidada, es preciso que tengamos un criterio
ción pasiva, de acuerdo con lo que a él le aparece. que ya esté admitido, por medio del cual podamos dilucidarla.
¡Y ahora, mira incluso que no queden excluidos de la in­ Pero para que tengamos un criterio admitido, antes es preciso
vestigación los dogmáticos! Pues no es para los que confiesan que la disputa en torno al criterio esté dilucidada. Y así, al
desconocer las cosas tal como son objetivamente para los que incurrir su argumentación en el tropo del circulo vicioso, el
seria incongruente investigar más y más sobre ellas, sino para hallazgo del criterio se vuelve problemático. Sin que nosotros
los que dan por supuesto que las conocen con exactitud. les permitamos tampoco -por hipótesis -coger un criterio. Y
En efecto, para estos la investigación ya ha llegado a su haciéndoles caer en una recurrencia ad infinitum si desean
objetivo, según piensan ellos; mientras que para los otros al­ dilucidar un criterio con otro criterio. Y además, como la de­
canza su culmen aquello por lo que se sostiene cualquier inve8· mostración está necesitada de un criterio ya demostrado y el
tigación: saber que no han encontrado lo que buscan. criterio lo esta de una demostración ya dilucidada, caen en el
tropo del círculo vicioso.

IV
IX
SI EXISTE REALMENTE ALGUN CRITERIO DE VER­
DAD SI HAY ALGO VERDADERO POR NATURALEZA

Pues bien, entre los que trataron del criterio hay quienes afir­ Pues bien, al haber discusión entre los dogmáticos acerca de lo
maron que existe; como los estoicos y algunos otros. También verdadero, pues unos afirman que hay algo verdadero y otros
hay quienes afirmaron que no existe; como, además de otros, que no hay nada verdadero, no es posible enjuiciar esa discu­
Jeníades de Corinto5 y ,Jenófanes de Colofón, que dice: Y la opi­ sión; porque a causa de esa discusión, el que diga que hay algo
nión se ha impuesto en todo6. Y nosotros dudamos de si existe verdadero no será creído si dice eso sin demostración; y si pre­
o no. tende aportar una demostración, entonces:
Por fuerza, o bien dirán que esta disputa es dilucidable o Si conviniera en que es falsa seria indigno de crédito.
bien que es indilucidable. Pero si es indilucidable, concederán Y si dijera que la demostración es verdadera caerá en un
a partir de ahí que es posible que haya que mantener en sus­ círculo vicioso. Además, se necesitará una demostración de que
penso el juicio. Y si es dilucidable, digan por medio de qué será ella es verdadera y otra de ésta y así hasta el infinito; pero es
imposible demostrar infinitas cosas; por consiguiente, también
5 Sobre él se tienen s6lo las referencias que el propio SEXTO da en I I 76 es imposible saber si existe algo verdadero.
y Adv. Math. V I I 53: «Jeníades de Corinto, recordado también por Y claramente, el «algo» -eso que dicen que es lo más gené­
Dem6crito, se relaciona con Jenóranes por el sentido de su doctrina rico de todo- o es verdadero o falso, o ni verdadero ni falso, o a
pues dijo que todas las cosas son falsas y las apariencias y las opiniones la vez falso y verdadero.
engañosas; y que todo cuanto surge, surge del no ser; y que en el no ser Ahora bien, si dicen que es falso, estarán de acuerdo en que
se anula cuanto se destruye». todo es falso. Pues de la misma forma que por ser el animal un
6 SEXTO, Adv. Math. VII 49, da el fragmento de cuatro hexámetros del ser animado también son seres animados todos los animales en
poema de ,Jenófanes donde está incluida esta cita (fr. 34 D-K). particular: de la misma forma, si lo más genérico de todo -el

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«algo»- es falso, también serán falsas todas las cosas en par­ manifiestas son verdaderas dirá que todas ellas son verdaderas,
ticular y nada será verdadero. De lo que se sigue que nada es ¡Pues no va a decir que también es verdad lo de que las estre­
falso; pues también será falso eso mismo de que «todo es falso» llas son en número par ni que en realidad son en número im­
o de que «algo es falso», que están incluidos en lo de «todo». par!
Y si el «algo» es verdadero, todo será verdadero. De lo cual Y si dice que algunas, ¿con qué juzgaremos que tales cosas
se sigue a su vez que nada es verdadero, si realmente también no manifiestas son verdaderas y tales otras falsas? En efecto,
ese algo real- y hablo de lo de «nada es verdadero»- es verda­ no será con una manifiesta. Y si es con una, no manifiesta,
dero. entonces: dado que estamos investigando qué cosas no mani­
Y si el «algo» es a la vez falso y verdadero, cada una de las fiestas son verdaderas y cuáles falsas, esa cosa no manifiesta
cosas en particular será a la vez falsa y verdadera. De lo que se exigirá otra cosa no manifiesta que la enjuicie y esta otra y así
sigue que nada es verdadero por naturaleza; pues lo que tiene hasta el infinito.
como naturaleza esa de ser verdadero, de ningún modo podría Por lo cual, las cosas verdaderas tampoco son sólo cosas no
ser falso. manifiestas.
Y si el «algo» no es ni falso ni verdadero, resulta que todas
las cosas en particular -que se dicen no ser ni falsas ni verda­
deras- no serán tampoco verdaderas. Cuestionario
Y por ello será, pues, oscuro para nosotros lo de si existe lo
verdadero.
Libro I
Además de eso, o las cosas verdaderas son sólo cosas mani­
fiestas, o sólo cosas no manifiestas, o unas cosas verdaderas
l. Explica qué quiere decir "establecer antítesis en los fenó­
son no manifiestas y otras son manifiestas. Pero nada de eso
menos y en las consideraciones teóricas" (toma en cuenta el
es verdadero, como vamos a probar. Luego nada es verdadero.
Capitulo XIII).
Desde luego, si las cosas verdaderas son sólo cosas manifiestas,
2. Investiga qué significa "tropo" y qué significado le dieron
una de dos: o bien dirán que todas las cosas manifiestas son
los antiguos escépticos a este término.
verdaderas o bien que algunas.
3. ¿Por qué la equivalencia de proposiciones contrapuestas
Pero si dicen que todas se les hunde el argumento, pues
conduce a la suspensión del juicio?
para algunos es manifiesto que nada es verdadero.
4. ¿Por qué la suspensión del juicio produce serenidad de
Y si algunas, nadie puede decir sin un criterio que tales espíritu?
cosas son verdaderas y tales otras falsas; y al precisar de un
5. ¿Qué significa dogmatizar?
criterio, una de dos: o dice que ese criterio es una cosa mani­
6. ¿De qué manera evita dogmatizar el escéptico?
fiesta o que es una no manifiesta. Pero de ningún modo dirá
7. ¿A qué tipo de cosas asiente el escéptico?
que es una cosa no manifiesta, pues ahora sólo se suponen ver­
8. Busca proposiciones contrapuestas de acuerdo a cada uno
daderas las manifiestas. Y si dice que es una manifiesta, en­
de los tropos mencionados en el Capítulo XIV.
tonces: puesto que se investiga qué cosas manifiestas son verdaderas
9. Explica por qué el segundo, el cuarto y el quinto de los
y cuáles falsas, también esa cosa manifiesta que se toma para
tropos mencionados en el Capítulo XV constituyen motivos para
el enjuiciamiento de las cosas manifiestas necesitará a su vez
suspender el juicio.
de ot�o criterio manifiesto y este de otro y así hasta el infinito.
10. Para Sexto Empírico existen dos tipos de conocimiento:
Pero es imposible enjuiciar infinitas cosas; en consecuencia, el sensible y el intelectual. Para justificar alguno de estos dos
es imposible captar si las cosas verdaderas son todas cosas tipos de conocimiento, sin desencadenar una regresión al infi­
manifiestas.
nito, hay que recurrir al otro tipo de conocimiento. ¿Por qué
Análogamente, tampoco el que dice que sólo las cosas no
esto último conduce a un círculo vicioso?

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11. ¿Por qué afirma Sexto Empirico que Protágoras dogmatiza? Brocharcl, V., Los escépticos griegos, Losada, Buenos Aires, 1945.
1 2. En el Capitulo XXXIII Sexto Empirico se refiere a la Burnyeat, M., The sheptical tradition, University of California, Berkfdey,
AcCJdemia que fundó Platón. En el siglo IV a. C. la Academia se 1983.
convirtió CJl escepticismo. Investiga quiénes fueron sus princi­ Copleston, F., Historia de la Filosofía, l. Grecia y Roma, Ariel, Bar­
pales representantes y cuáles son sus ideas más importantes. C('llona, 1979.
13. ¿Cuál es la principal diferencia que destaca Sexto Empí­ Hankinson, R., The Sceptics, R outledge, New York, 1995.
rico entre los académicos y los pirrónicos? (consulta el Prefa­ Popkin, R., La Historia del Escepticismo desde Erasmo hasta Spinoza
cio del libro La His toria del Escepticismo desde Erasmo hasta F. C. E. , M éxico D. F., 1983.
Spinoza de HichCJrd H. Popkin)
14. ¿Es consistente con la posición del escéptico la afirma­
ción "todo es inaprehensible"?
15. Expon los distintos tipos de representaciones que exis­
ten para los académicos.
Libro II

lG. ¿Cuál es la objeción de los dogmáticos en contra del es­


céptico?
17. Explica los dos sentidos de "aprehender" que distingue
Sexto Empírico.
18. ¿Por qué cae en incongruencias el dogmático que sostie­
ne que aprehender algo presupone asumir la realidad de lo apre­
hendido?
19. ¿En qué consiste la investigación para el escéptico?
20. Investiga qué es un criterio de verdad.
21. ¿Niega el escéptico que haya un criterio de verdad?
22. ¿Por qué es irresoluble la pregunta acerca ele la existen­
cia ele un criterio ele verdad?
23. ¿Por qué, según Sexto Empírico, quien pretende argu­
mentar que algo, en general, es verdadero cae en un círculo
. .
VICIOSO.?
24. ¿Cuál es la paradoja a la cual conduce afirmar que todo
es falso?
25. ¿Por qué afirma Sexto Empírico que si todo es verdade­
ro, entonces la proposición "nada es verdadero" también es ver­
dadera?

Lecturas Recomendadas

Barnes, J., The Toils of Scepticism, Cambridge University Press,


Cambridge, 1985.

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