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novalima

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TOCANDO
LAS
ESTRELLAS
Tras la publicación de planetario, su séptimo disco, Novalima,
la banda peruana más internacional, hará una gira de dos meses
en Estados Unidos y Canadá. Hablamos con los ocho integrantes
días antes de su último concierto en Lima para que nos cuenten
cómo han sido estos años llevando los sonidos afroperuanos,
mezclados con electrónica, por todo el mundo.

Escribe: César Becerra Foto: Alonso Molina

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L a palabra planetario tiene dos acepciones
paradójicas. La primera se refiere al lugar donde,
mediante recreación mecánica o digital, se observa
lo que hay fuera de la Tierra: el Sol, los planetas
vecinos, las estrellas lejanas. El otro significado se
puede referir a lo que ocurre dentro: el cambio
climático, la Copa América, la vida.
planetario es el título del último álbum de
Novalima, la banda que con recursos tomados
de otros rubros —electrónica, jazz, reggae— ha
llevado a la música afroperuana tradicional
a un nuevo nivel. Es agradable jugar con
las interpretaciones enfrentadas del término
planetario: lo cósmico versus lo geográfico.
Una reciente sesión de fotos promocionales ha
tenido como locación el Planetario del Morro
Solar de Chorrillos, inmueble que parece una
nave intergaláctica varada. La portada de esta
edición tiene un toque de interstellar, la épica
cinematográfica de Christopher Nolan. El nombre
de esta nueva placa, sin embargo, surgió por la
experiencia viajera de Novalima en los últimos
años. Brasil, Colombia, Estados Unidos, Canadá,
España, Alemania, Dinamarca, Australia, Nueva
Zelanda, Malasia, Dubai. Todavía no ha salido
del planeta, pero si The Beatles se escucha en
estaciones espaciales y los británicos de Muse
quieren ser los primeros en tocar fuera de la
Tierra, ¿por qué no soñar con que los ritmos
negros del Perú iluminarán la galaxia?
Lo cierto es que Novalima es el grupo nacional
que más ha tocado en vivo fuera del país y ante
mayor cantidad de espectadores. En 2009, por
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ejemplo, se embarcaron en una gira internacional
de cuarenta fechas. Uno de los puntos altos del
tour fue presentarse ante doce mil personas en el
Montreal Jazz Festival; o tocar en un Central Park
de Nueva York asediado por colas que intentaban
en vano jaranear con las siete mil personas que
agotaron las entradas; o hacer bailar «Camote» a
entusiastas alemanes de Colonia, ciudad ubicada
a más de 10 mil kilómetros de Chincha.
La portada de planetario es un mapamundi
tapizado con líneas elípticas que conectan
los cinco continentes: una manera de decir
que Novalima se ha paseado por casi todo el
globo. Casi porque les falta visitar África —otra
paradoja—, aunque su música ya llegó antes
que ellos: la canción «Machete», aparecida en la
banda sonora de la película homónima de Robert
Rodríguez, fue un hit en Angola. No es extraño,
pues parte de los inmigrantes africanos que
llegaron al Perú durante la colonia provenían de
ese lugar. Los angoleños del siglo XXI notaron
la obvia similitud entre su música tradicional
y la propuesta ecléctica de los peruanos. Y la
disfrutaron. El destino tiene formas creativas para
trazar sus rutas.
La formación de Novalima ha variado. Ya no están
Pablo Zubiela, Carlos Li ni Pierr Padilla Vásquez.
Tampoco Manuel Mangué Vásquez, el virtuoso
cajoneador que falleció en marzo de 2012. La
actual formación de Novalima consta de ocho
miembros. Conozcámoslos.
Grimaldo del Solar
Año 2001. Vivía en Barcelona. Había tocado guitarra
años atrás en bandas como Curriculum Mortis
(trash metal) o Circo Ficción (rock psicodélico), pero
siempre le gustó el proceso de grabación analógica
de audio. A fines de los noventa descubrió la
producción digital, por lo que empezó a componer
en ese formato. Durante ese aprendizaje, ya en
el nuevo siglo, habló con sus amigos y músicos
Rafael Morales, Ramón Pérez Prieto, Carlos Li
y Pablo Zubiela, que en ese entonces vivían
en Londres, Lima, Hong Kong y Santiago de
Compostela, respectivamente. Conversaron sobre
la idea de grabar canciones en plataforma digital
y experimentar con la música afroperuana. Por ese
entonces ya sonaban grupos de fusión como Gotan
Project (tango con electrónica) o Shantel (música
de los Balcanes con electrónica). La grabación se
hizo por separado y fue posible gracias a Internet,
el teléfono y el correo tradicional. La información
viajaba a otra velocidad en ese entonces. Fruto
de ese peculiar esfuerzo fue el debut homónimo
novalima (2003).
Foto: Musuk Nolte
Doce años después, Grimaldo confiesa que lo
que más disfruta es salir de gira. Un concierto
«La diferencia memorable fue el de Chicago, en el 2009,
en el Millenium Park. Le sorprendieron las
es que estructuras metálicas diseñadas por el astro
de la arquitectura Frank Gehry. «¡El sistema de
cualitativamente,
sonido era alucinante!». También disfruta cuando
ve bailar a los extranjeros en los conciertos:
aunque sea la primera vez que escuchan un
a diferencia de cajón peruano, aunque no sepan bailar, aunque
estén más cerca del Polo Norte que de Lima,
los años noventa, se mueven al ritmo afroperuano. Sobre estar la
banda, el productor que alguna vez dijo que la
esta corrupción en regla básica de Novalima es no tener reglas: «No
importa que tengamos diferentes edades, colores
el país exczczxc o procedencias: somos una familia».
iferencia de los a, Rafael Morales
Lunes, 8 de junio de 2015. Novalima ensaya para
esta corrupción .
el concierto del viernes 12 en el bar barranquino
El Dragón. Será la última presentación en Lima
antes de empezar la gira en Norteamérica. En un
pequeño pero cómodo estudio, Rafael toca la
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guitarra. Muy concentrado en sus cuerdas, marca
el ritmo con el pie. Se entiende a la perfección
con sus compañeros y pocas veces tiene la
necesidad de mirarlos. Más que un ensayo, y a
pesar de dos o tres errores, parece una puesta
en escena limpia y cronometrada. ¿De verdad
necesitan ensayar?
Rafael cree que planetario es un disco distinto
por dos razones fundamentales. Primero, porque,
a diferencia de discos pasados, donde gran parte
de las canciones correspondía a versiones de
otros autores, esta vez se invierte la proporción:
casi todas las composiciones están firmadas por
Novalima. Segundo, porque es un disco más
festivo. «Diría que tiene más luz. Es positivo y
refleja el momento que atravesamos. El disco
anterior, karimba, era más dark», apunta. Por
ejemplo, «Como yo», compuesta en honor a
Mangué Vásquez, es una canción muy alegre que
dice así: «Que el día de mi muerte/ no derramen
lágrimas./ Quiero que canten mi canción;/ Quiero
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verlos desde arriba./ Quiero ver celebración./
Gocen la vida como yo». Sobre ella afirma
Morales: «Pensamos que eso es lo que nos diría
Mangué en este momento».
Ramón Pérez-Prieto
Trabaja a tiempo completo en una franquicia
de restaurantes desde hace quince años. Sin
embargo, el productor y tecladista en vivo de
Novalima ha sabido cómo equilibrar sus labores
de manager con las de músico. «Es difícil, pero
lo he conseguido. Cuando voy de gira, llevo
mi mochila de trabajo. Abro la computadora,
respondo correos, contesto llamadas. No paro
de chambear». Ramón empezó a tocar piano a
los seis años de edad. Lo cambió por la guitarra
a los trece. Ha tocado en bandas como Circo
Ficción, El Avispón Verde y La Pura Purita. Pero,
como la mitad de los rockeros de la banda,
desembarcó su atención en los ritmos negros.
«Desde el inicio hemos investigado y aprendido
Grimaldo del Solar
Ramón Pérez-Prieto
de grandes maestros. Una cosa es escuchar la
música afroperuana y otra es interpretarla. Recién
en ese momento comprendes la complejidad de
su estructura». Cuando empezó el proyecto, no
imaginó que sería más que un hobby. Han vivido
de todo en este lapso: giras, buenas reseñas,
nominaciones. «Es un tren estar en Novalima.
Todos nos sacamos la mugre. Hasta ahorita ha
sido un bonito viaje, pero todavía falta más».
Milagros Guerrero
A los once años se presentó en el programa
televisivo de Mirtha Patiño. Ya pintaba como
promesa. A los catorce, cantaba en Radio
Nacional, en el programa guardia nueva, donde
conoció a los grandes del criollismo. A partir de
los dieciséis, siempre acompañada por su mamá,
empezó a cantar en peñas y eventos. Si bien
estudió Aviación Comercial y Turismo después de
terminar el colegio, la música pudo más. Prima
de la cantante Bartola y sobrina nieta del gran
Rafael Morales
pianista Filomeno Ormeño, ¿qué se podía esperar
de su futuro profesional?
En 2003, con trece años en el circuito criollo,
Milagros fue invitada a cantar algunas pistas para
Novalima. Fue Mangué quien sirvió de contacto.
«Escuché “Machete” y un par de canciones más.
Grabé unas pistas y, luego de varias sesiones,
ya teníamos como doce canciones, lo que más
adelante sirvió para el segundo disco, AFRO». A
Milagros, que proviene de una vertiente tradicional,
le agradó el giro de Novalima. «No se perdía la
esencia de lo afroperuano. Más bien, el toque
electrónico ha servido para que la gente joven se
interese en nuestra música». Varios miembros de la
banda coinciden en que Milagros es pura energía,
ya que en el escenario se quita los zapatos, salta,
se mueve de aquí para allá, canta infatigable.
«Gasto más energía con Novalima que en mis
shows como solista. En la gira de cuarenta fechas,
en 2009, ¡bajé como quince kilos!».
Milagros Guerrero
Juan Medrano
Mejor conocido como Cotito, su apellido materno.
Es uno de los cajoneadores más famosos del
Perú. Ha tocado en Radio Nacional y con Susana
Baca. Es profesor en la Escuela Nacional Superior
de Folklore José María Arguedas y fundador de
La Voz del Cajón. Como todos los músicos de
Novalima, tiene un background que se remonta
a décadas atrás. Empezó a tocar en Surquillo,
cuando era niño, en el callejón donde vivía y se
armaban jaranas todas las semanas. «Llegaban
todos los músicos de Surquillo. No dormía porque
los escuchaba muy atento, asombrado. Mi mamá
era muy estricta y no quería que haga música».
Pero un día, mientras ella dormía, el pequeño
Cotito se escapó y fue directo a la casa de la
vecina. «Me puse a tocar el cajón. Es que tenía la
música adentro».
Esa picardía, además del talento, es lo que aporta
a Novalima desde 2003, cuando recibió la
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Juan Medrano
Marcos Mosquera
invitación de Ramón y Carlos Li. «Estaba de gira
en Barcelona con Susana Baca. Acepté al toque».
Admirador del cajonero Caitro Soto, el guitarrista
Adolfo Zelada y Motown Records, Cotito recuerda
un concierto de Novalima en particular: Vence,
Francia, 2009. «Todo el mundo bailaba, hasta el
productor del evento. Fue un éxtasis».
Alfonso Montesinos
Le dicen «Maestro», cariñoso apelativo derivado
seguramente de su trabajo como profesor y
filósofo. Rafael le dice «Maestro Yoda», tal vez
por su estatura y su imperturbable estado de
ánimo. En el escenario, sin embargo, es uno de
los que más se mueve de un lado a otro. Sus
desplazamientos, mientras toca el bajo, sirven de
nexo entre los integrantes. Con experiencia previa
en El Polen, Los Nuevos Predicadores o La Liga
del Sueño, Alfonso llegó a Novalima en 2008.
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Alfonso Montesinos
Constantino Álvarez
Estudiaba una maestría en Filosofía en Barcelona
cuando recibió una encomienda de su papá desde
Lima. Entre los objetos había un disco pirata de
Novalima. Semanas después, curiosamente, vio
un afiche que anunciaba que la banda peruana
tocaría en la ciudad española. No sabía quiénes
la conformaban. Fue al concierto y descubrió que
conocía a la mitad de la banda: Grimaldo, Rafael,
Ramón, Cotito. Al final de la presentación, se
acercó a saludarlos e inmediatamente recibió una
propuesta: acompañarlos en una gira. «Acepté.
Tuve que aplazar un año la tesis que preparaba
para estudiar música y viajar con Novalima. Ahí
cambió mi vida».
Marcos Mosquera
Llegó como reemplazo temporal en el año 2006,
ya que Cotito no podía viajar a la primera gira
internacional de Novalima. En ese entonces,
Marcos trabajaba en la escuela José María
Arguedas con Milagros. Aceptó sin dudar.
«Fue una experiencia espectacular. Sabía que
solo era un suplente, pero me quería quedar.
¿Quién querría irse? Y me quedé hasta hoy».
Encajó perfectamente porque llevaba la música
afroperuana en la sangre. Criado en Surco
Viejo, tocaba desde que estaba en la cuna.
«Literalmente, porque la cabecera de mi cuna era
mi percusión. ¡No dejaba dormir a mis papás!».
Tuvo su primer cajón a los once años, hecho
por un tío carpintero, Augusto Nieves. «Vi cómo
pegaba las maderas con cola, cómo lo construyó
especialmente para mí. Eso lo tengo aquí en mi
mente», dice emocionado y señalándose la frente.
Marcos, que también toca en agrupaciones como
Cosa Nuestra —ganadora de una Gaviota de Plata
en Viña del Mar 2015— o Fiesta Negra, admira
a músicos como el salsero Oscar D’León o el
percusionista Giovanni Hidalgo, pero a uno en
particular: Eusebio Sirio, Pititi. «Me parece que
era el mejor, incluso superior a Caitro Soto. Era
bailarín, zapateador, cantante, cajoneador. Un
tipo completo, excepcional».
Constantino Álvarez
Se unió a la banda en el 2005, durante las
grabaciones de afro. Ya conocía a Ramón y
Grimaldo desde chicos, cuando tocaban en Circo
Ficción. Verlo tocar es un espectáculo: su estilo
en la batería no es tradicional —lo admite—,
pero cada golpe de baqueta está cargado de una
fuerza y una precisión sorprendentes. Ha forjado
su propio estilo desde que estaba en el colegio.
Perfeccionó sus habilidades en escuelas musicales
de Estados Unidos. Le gusta el trabajo de Melvin
Jones (batero de John Coltrane), Max Roach
(Charlie Parker, Dizzie Gillespie) o Tim Alexander
Novalima - Full Performance (Live on KEXP)
(Primus). Domina diversos géneros —por algo
toca en la banda de salsa Sabor y Control—. «Me
alejé de Novalima entre 2010 y 2013 debido a
Sabor y Control. Fue un momento triste para mí
porque no fue algo que quería, pero tuve que
decidir. Los compromisos con ambas bandas se
me estaban cruzando. No me preguntes cómo,
pero he logrado organizar mis tiempos para estar
en las dos». Constantino reconoce que el sonido
de Novalima en un disco es totalmente distinto
del que proponen en vivo. «Es más orgánico, más
power, sin duda. La pasamos muy bien en los LEYENDA:
conciertos. Nos conocemos tanto que no hace Gonzalo Torres ha visitado el Club desde muy joven,
falta mucha coordinación sobre el escenario. Ya pues su padre era socio. Sin embargo, ha comenzado
sabemos lo que viene». a aprovecharlo mucho más desde el nacimiento de
su hijo. Aquí ha celebrado sus cumpleaños y lo ha
matriculado a varios talleres. Según él, es el espacio
perfecto para compartir en familia.
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