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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIRIQUÌ

FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

ESCUELA DE RECURSOS HUMANOS

LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN CON ÉNFASIS EN GESTIÒN DE RECURSOS


HUMANOS

CÁTEDRA: DERECHO LABORAL

PROFESORA LISBETH CASASOLA

INVESTIGACION SOBRE

LAS HISTORIA DEL DERECHO LABORAL Y SU DESARROLLO

ELABORADO POR

BETSY SALOME PITTI

4-280-34
HISTORIA DEL DERECHO DEL TRABAJO Y SU DESARROLLO

El trabajo es tan antiguo como la humanidad, es tan antiguo como el comer, pero lo que ya no es
tan antiguo es el Derecho laboral. Ya lo puso escrito la Biblia: Vivirás con el sudor de tu frente, no
con el sudor del de en frente...

Y los humanos desde el albor de los tiempos han trabajado y mucho todo el sustento, la
alimentación, el fuego, las herramientas… Todo debía conseguirse mediante el esfuerzo del
trabajo. Pero el ser humano se caracteriza por utilizar su intelecto más que la fuerza física y es
entonces cuando surgió la posibilidad de vivir sin trabajar o de intentar vivir con el sudor de los
demás.

Se comenzó a intercambiar los excedentes de comida o excedentes de ropa o herramientas por


otros bienes. Así, como antecedente a cualquier Derecho laboral, podemos citar las Leyes de
Marcu cuando aparecen por primera vez en la historia limitaciones sobre las horas de jornada
laboral, de modo que se aproveche al máximo las horas de luz, a la vez que se cuidaba de no
sobreexplotar a los trabajadores.

Antecedentes del Derecho laboral durante la Roma Clásica

Durante la época del Imperio Romano, en la humanidad se consideraba un cúmulo de virtudes


dentro de las cuales no existía el concepto de trabajo. Se pensaba que únicamente las bestias y
los esclavos debían trabajar.

Con este tipo de conceptos sobre el trabajo, no es de extrañar que en Roma no existiera el
Derecho Laboral y, mucho menos, que hubiese leyes al respecto. Era mucho más importante
legislar el sector humano en cuestiones civiles y, por tanto, fue el Derecho Civil el que caracterizó
el mundo jurídico de la antigua Roma.
Roma Clásica

A pesar de que la agricultura formaba parte de las principales actividades el Imperio, el hecho de
tener una actividad de tipo comercial, como panadero, zapatero, etc. era cosa de extranjeros y, por
ende, nadie se molestaba en interferir o en intentar legislar dichas actividades.

A estas personas simplemente se les reconocía honores públicos y es de aquí de donde ha


derivado la palabra “honorarios”, en referencia al hecho de ganarse un sueldo.

Antecedentes del Derecho laboral en la Edad Media

Tras la caída del Imperio Romano, la cultura laboral denigrante para el ser humano pasó a ser
ocultada y escondida sin acceso al pueblo. Las nuevas generaciones crecieron en un ambiente
donde el trabajo, aparte de necesario, comenzaba a ser considerado un bien social, una forma casi
única y obligatoria para sustentarse. Lo que conocemos hoy en día.

Existe una expresión de los monasterios portugueses que dice “el ocio es enemigo del alma”.
Durante la Edad Media surgió el Feudalismo, que era algo como que todos trabajen y que uno
cobre. Estaba basado en grandes extensiones de tierra cuya propiedad pertenecía al Estado o
nobleza, donde se debía pagar altos intereses para sobrevivir.

Entre los señores feudales y la Iglesia católica se repartían todo el trabajo y no nos referimos al
sudor de su frente, sino al sudor de los vasallos.

De forma intermedia, entre los que cobraban y los que trabajaban aparecieron tímidamente las
actividades artesanales. Estos autónomos medievales se movían en la frágil frontera entre ambos
bandos, siempre con el miedo a parecer demasiado ricos o demasiado pobres y desencajarse del
puzzle (rompecabezas). En esta situación, es del todo impensable la formación de posibles
sindicatos o de algún tipo de Derecho laboral.

Fue al final de la Edad Media que surgió, gracias a la Revolución Industrial, una nueva ideología
que decía que la riqueza no se centraba exclusivamente en tener o no propiedades de Tierra.
La Revolución Industrial enseñó que la riqueza no solo se obtenía por nacer en una familia noble,
que en cualquier parte hay oportunidades de crecer, que las necesidades humanas pueden ser
satisfechas y gracias a ello uno puede enriquecerse. Así nació el concepto del “consumo”.

Todo esto ya resulta demasiado familiar como para no darnos cuenta de que la humanidad
comenzaba a entrar en lo que luego fue denominada Edad Moderna.

Antecedentes del Derecho laboral durante la Edad Moderna

Este tiempo existieron hechos históricos como el descubrimiento de América, la fiebre del oro, la
inflación, el cohecho, la corrupción, etc. Estos términos, que seguro estamos de acuerdo, son
modernos.

Revolución Industrial

En este periodo surgieron las grandes fábricas, los grandes mercados y la nueva maquinaria que, a
la vez, fomentó nuevos sistemas de producción y nuevas necesidades sociales. Nació la gran
competencia.

En 1791 el poder político comenzó a perder fuerza a favor de los trabajadores, en Francia apareció
“Le chatelier”, que concedía a los trabajadores el derecho a asociarse y a formar corporaciones sin
riesgo a ser encarcelados o vejados.

El Nacimiento del Derecho del Trabajo: presupuestos. Sistematizando lo que hemos venido
diciendo, cabe indicar que los presupuestos del nacimiento del Derecho del Trabajo son
principalmente cuatro: Revolución Industrial. Derecho liberal individualista. Organización de los
trabajadores. Intervención del Estado en las relaciones laborales.

1. Revolución Industrial (Siglo XVIII). La Revolución Industrial fue un fenómeno en que confluyó
el desarrollo de las ideas, de la tecnología, del comercio, de los sistemas productivos y de la
economía en general. En efecto, el soporte económico de esta transformación fue el sistema
capitalista. El trabajo en la producción fabril o industrial fue originariamente duro y con condiciones
miserables (explotación laboral masiva).
2. Derecho liberal individualista. Es el sistema jurídico que sustenta al régimen capitalista, y que
estima que las partes de las relaciones de trabajo son libres para contratar y para fijar las
condiciones de su regulación. Ello deriva en una desprotección jurídica de los trabajadores. b.3.
Organización de los trabajadores. Como respuesta a los abusos derivados del capitalismo, los
trabajadores empiezan a organizarse (por ejemplo, el caso de la minería chilena). Deben excluirse
de este marco histórico las relaciones no laborales, como la agricultura del Siglo XIX, puesto que
dichas relaciones eran de servidumbre, y no tenían un carácter laboral. b.4. Intervención del Estado
en las relaciones laborales. El Estado interviene en las relaciones laborales fijando condiciones
mínimas irrenunciables en favor de los trabajadores. Cabe volver sobre la pregunta por la
motivación del Estado para intervenir en las relaciones laborales, puesto que ciertamente resulta
dudoso pensar que fue sólo un afán paternalista o de Estado Bienestar. Se han señalado varias
motivaciones, entre ellas: presión ideológica y política de los partidos que requerían respaldo
electoral, la organización de los trabajadores y el descontento social, la intervención y presión
moral de la Iglesia Católica (Ej. Encíclica Rerum Novarum, de 1891), etc. Lo cierto es que con la
intervención del Estado se logra un salario mínimo garantizado, una jornada de trabajo de 12 horas
máximo, regulación del trabajo infantil, entre otros. Los cuatro presupuestos indicados se presentan
en las diversas sociedades. El Derecho del Trabajo, sin embargo, no se detiene con la intervención
del Estado en las relaciones laborales fijando condiciones mínimas, sino que se comienza a
reconocer al actor laboral, primero individual y luego colectivo. Esta segunda fase del Derecho del
Trabajo se caracteriza por el reconocimiento primario del actor laboral y por el reconocimiento
internacional casi simultáneo de los derechos de libertad sindical como derechos fundamentales
(Convenios de Libertad Sindical, OIT, 1948 y 1949).

Etapas en la evolución del Derecho de Trabajo. Ahora bien, en la evolución del Derecho del
Trabajo pueden distinguirse tres grandes etapas: Nacimiento del Derecho del Trabajo.
Constitucionalizarían. Reconocimiento y amparo del sujeto colectivo.

Nacimiento del Derecho del Trabajo. Es la etapa recién analizada (cuatro presupuestos). c.2.
Constitucionalizarían del Derecho del Trabajo. Surge cuando empiezan a considerarse como
derechos fundamentales determinados derechos laborales. Cabe señalar que la
constitucionalizarían del Derecho del Trabajo estuvo referida inicialmente sólo a derechos laborales
específicos (Siglo XX). Fue el caso, por ejemplo, del derecho a una justa remuneración. Una
segunda fase de la constitucionalizarían del Derecho del Trabajo ha estado referida a los derechos
laborales inespecíficos (o ciudadanía laboral), como el derecho a la libertad de opinión o el derecho
a la intimidad, que son derechos que el trabajador mantiene dentro de la empresa. c.3.
Reconocimiento y amparo del sujeto colectivo. La evolución del Derecho del Trabajo continúa con
el reconocimiento y amparo de las organizaciones de trabajadores. Esta etapa se plantea a partir
de la mitad del Siglo XX, y su manifestación más evidente es la promulgación de los Convenios de
Libertad Sindical de la OIT (1948, 1949). La evolución de esta disciplina jurídica no termina ahí,
sino que sigue avanzando hasta nuestros días, donde se debate sobre la flexibilidad en el Derecho
del Trabajo, y se intenta frenar el incumplimiento de los derechos laborales frente a las nuevas
formas de organización productiva.

Primer huelga en Latinoamérica

Es falso cuanto se ha dicho respecto a que la primera huelga que hubo en México fue la de los
tabacaleros en el año de 1905 y que le siguió la de Cananea

Posteriormente, con el inicio de la Revolución Francesa, la vieja Europa comenzó un viaje que ya
no podría retroceder, desaparecieron las antiguas leyes de trabajo dejando paso a un fresco aire
de liberalismo y comunismo.

Por fin, por 1940 se creó el manifiesto comunista del derecho del trabajo, que es el antecedente
oficial de lo que hoy conocemos como Derecho laboral moderno.

En 1906 y Río Blanco, pues el primer movimiento social de esta clase estalló en el mes de agosto
de 1776, siendo virrey de la Nueva España don Carlos Francisco de Croix, muriendo en dicho
movimiento, asesinados, el alcalde mayor y un minero y estando a punto de ser linchado don
Pedro Romero de Terreros, conde de la Regla, único dueño de la mina Vizcaína, del Monte, ahora
Real del Monte, en el Estado de Hidalgo.

En las 19 ordenanzas formuladas por Francisco Xavier de Gambo para regir las minas de Pachuca
y Real del monte se prohibía el trabajo extra el estatuir que el “pueblo o tanda en que se hacía sólo
durara 12 horas, sin que le barretero o peón pudiera seguir en la inmediata, aunque pretextara no
haber terminado la tarea…”. Los operarios comenzaron a declararse en huelga de brazos caídos.
Las autoridades locales trataron de hacerlos volver a sus trabajos y continuar el desagüe de las
minas. La resistencia pasiva, sin embargo, se convirtió a los dos días en violentísima acción
revolucionara, llegando a tal grado las cosas que hubo quebrantamiento en las cárceles, y
asesinatos, resultando muerto a manos de los huelguistas

Manuel Barbosa, de la mina la Joya, y el alcalde o primera autoridad de la jurisdicción, Miguel


Rincón de Oca. El propietario, conde de la Regla, estuvo a punto de ser linchado. El gobierno se
concretó en enviar alguna tropa y comisionar a Gamboa para que procediera a la investigación de
los hechos y mediara en la formulación de otras ordenanzas provisionales, en tanto se
emprendían reformas definitivas a las vigentes. El 21 de septiembre de ese 1766 don Francisco
Gamboa, miembro del consejo de su majestad y alcalde del crimen de la real audiencia, “para
régimen y gobierno de aquellas minas de Pachuca y Real del Monte, hizo valer las 19 ordenanzas
que el virrey Carlos Francisco de Croix publicó”. No suprimieron los “partidos”; solamente
pretendieron cortar los abusos de parte de los trabajadores, reglamentando, además de los que
correspondían a los barreteros, los que debían darse a los empleados en las haciendas de
beneficio y a los que tenían las tareas de “Mogolló”.

El 13 de agosto de 1766 se inicia la primera huelga de barreteros en contra de Pedro Romero de


Terreros, conde de la Regla; esos mineros no trataban de obtener más latos salarios ni conquistar
mejores condiciones de trabajo, o de arrebatar concesiones a un patrón renuente, sino de
mantener las concesiones de ventaja y privilegio que habían logrado obtener en la mayor parte de
los reales mineros, de manera principal en Pachuca y Real del Monte. Los huelguistas no
pretendían aumento de salarios, se negaban resuelta y revolucionariamente a ellos; querían que se
les conservara “los partidos”. Este no era un sobresueldo por tiempo extra, pues las autoridades de
la Nueva España no eran partidarias del trabajo extra en las minas.

Uno de los primeros actos del virrey Bucareli, al llegar a la Nueva España, fue abrir una amplísima
investigación sobre las causas que originaron la sangrienta huelga de Real del Monte, y una vez
que se hubo documentado, dirigió al rey un informe que en parte dice así:

“El origen o causa final del primer motín que dejo en los ánimos un fermento nocivo para los que
siguieron después, fueron “”los partidos”, que por una costumbre inmemorial tienen los barreteros
en las minas. Se reduce a que asignándole a cada uno el número de costales de metal que debe
sacar en las horas que trabaja, según la calidad más o menos del terreno, por un jornal que se
estilaba en cada mineral, en todos los que encendían a los de la tasa o tarea se interesaba el
barretero, dividiéndose por mitad entre él y el dueño de la mina.
El

reparto del trabajo ha sido una constante en la organización colectiva de los seres humanos. Ya en
las sociedades más primitivas, unos cazaban y otros recolectaban, unos buscaban agua, otros,
refugio. Poco a poco, el reparto se fue sofisticando y empezaron a surgir las primeras profesiones.
Y con ellas, las primeras desigualdades. Incluso antes de que nacieran las ciudades, las jerarquías
se habían consolidado y unos trabajaban para otros, a menudo considerados como simple fuerza
de trabajo y no como personas. Ya entonces, surgió una conciencia de los abusos laborales y, por
ejemplo, en el antiguo Egipto se han encontrado indicios de la primera huelga de la historia, en la
que los trabajadores se negaron a seguir construyendo la tumba de Ramsés III.

Los romanos iniciaron una regulación más concienzuda del trabajo y su huella perdurará durante
toda la Edad Media como un sistema que reflejaba principalmente el contrato que existía entre el
trabajador y el empleador, que a menudo era además su dueño o su señor. Aunque la relación era
muy desigual, ya se observaban entonces algunos derechos o contrapartidas que el empleador
tenía que dar a su trabajador, como la protección o el alimento. Las pocas profesiones liberales
que existían se organizaban en rígidos gremios que decidían la mayor parte de los factores de
producción, pero que también servían como asociación de mutuo socorro. En las ciudades, y en
algunos casos en el campo, se dieron algunas rebeliones que a menudo tenían que ver más con el
precio de los alimentos que con los derechos del trabajador.

Para que se pudieran dar los primeros pasos definitivos hacia un derecho del trabajo tuvo que
llegar antes un poderoso agente de presión: la conciencia de clase. Será la Revolución Industrial la
que hacinará a miles de trabajadores en fábricas mugrientas y les convencerá de que todos
luchaban por la misma causa. Nacen así los primeros movimientos sindicales en Inglaterra y el
fenómeno del cartismo y el luddismo. Al mismo tiempo, Karl Marx y Friedrich Engels daban forma a
su «Manifiesto Comunista» que se publicará por primera vez en 1848 y que supondrá un antes y
un después en el movimiento obrero. La I Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores)
no tardará en llegar (1864), aunque algunos países, como Inglaterra, ya habían concedido los
primeros derechos, como la prohibición de emplear a menores de 9 años o el derecho de
asociación.

El trabajo es tan antiguo como la humanidad, es tan antiguo como el comer, pero lo que ya no es
tan antiguo es el Derecho laboral. Ya lo puso escrito la Biblia: Vivirás con el sudor de tu frente, no
con el sudor del de en frente...

Y los humanos desde el albor de los tiempos han trabajado y mucho todo el sustento, la
alimentación, el fuego, las herramientas… Todo debía conseguirse mediante el esfuerzo del
trabajo. Pero el ser humano se caracteriza por utilizar su intelecto más que la fuerza física y es
entonces cuando surgió la posibilidad de vivir sin trabajar o de intentar vivir con el sudor de los
demás.

Se comenzó a intercambiar los excedentes de comida o excedentes de ropa o herramientas por


otros bienes. Así, como antecedente a cualquier Derecho laboral, podemos citar las Leyes de
Marcu cuando aparecen por primera vez en la historia limitaciones sobre las horas de jornada
laboral, de modo que se aproveche al máximo las horas de luz, a la vez que se cuidaba de no
sobreexplotar a los trabajadores.

El principio de jerarquía normativa:

Dicho principio, consagrado en el art.9.3 CE, implica que entre las diversas fuentes formales, existe
una ordenación jerárquica, de manera que unas son de aplicación prioritaria sobre otras. Prioridad
que hace nula a la norma de inferior rango que contradice o niega a la de rango superior y que
expresa la jerarquización misma de los poderes sociales de donde emanan. Fuentes del Derecho
del Trabajo:

El sistema de fuentes del Derecho del Trabajo presenta una importante peculiaridad: a los
empresarios y trabajadores, a través de sus respectivos representantes, se les otorga la potestad
de crear derecho (fuente de producción). Siendo fuente del Derecho del Trabajo el acuerdo o el
convenio colectivo (fuente formal), nacido del poder regulador conjunto de empresarios y
trabajadores.

La Jerarquización De Las Fuentes Del Derecho Del Trabajo Es La Siguiente:

1. Constitución.

2. Tratados Internacionales publicados oficialmente en España.

3. Leyes y disposiciones con rango de ley (Decretos-Leyes y Leyes Delegadas).

4. Reglamentos.
5. Convenios Colectivos.

6. Costumbre local y profesional.

Caracteres y funciones del Derecho del trabajo.

Desde sus orígenes el Derecho del Trabajo se ha conceptuado como un Derecho protector o tuitivo
del trabajador. De ahí el papel equilibrador y de derecho necesario relativo de la mayoría de la
normativa legal y el reconocimiento de la autonomía colectiva. No obstante, en los últimos años ha
disminuido algo la protección legal de los empleados, a veces como medida de fomento del empleo
ante el grave problema del desempleo. El ejemplo más claro, nuevamente, lo tenemos en la
reciente Ley 35/2010 de 17 de septiembre o en los aún más recientes RDL 10/2011de 26 de
agosto y Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del
mercado laboral.

Suele señalarse que el Derecho del Trabajo es también una rama del ordenamiento ciertamente
joven y con una clara vocación expansiva. Pero esta vocación, articulada a través de la presunción
de laboralidad -para muchos plasmada en el art. 8 ET--, parece disminuir de potencia en estos
últimos años, extendiendo, eso sí, algunas de sus técnicas o instituciones a otros campos cercanos
como la Función Pública. Y todo ello unido al nacimiento de un cierto "Derecho de los trabajos" en
los que se presta atención a algunas situaciones cercanas como las de los autónomos,
especialmente los económicamente dependientes, vulgarmente conocidos como TRADE. Sobre
ellos volveremos en el tema siguiente.

En tercer lugar, suele señalarse que el Derecho del Trabajo es un Derecho aparentemente
contradictorio. Y ello porque si en principio su finalidad parece ser tutelar al trabajador, en realidad
se configura como un sistema pactista entre capital y trabajo destinado a mejorar la situación del
proletariado a cambio del mantenimiento de los rasgos esenciales del sistema de producción
capitalista. El Derecho del Trabajo supone así una cierta protección, en el campo social y en las
condiciones de trabajo, para los asalariados. Pero a cambio, jurídica el poder de dirección, el
control y mando de la empresa, permitiendo así el mantenimiento del sistema de producción
capitalista

En cuarto lugar, debe destacarse que es una rama del Derecho extraordinariamente cambiante, no
sólo por su estrechísima relación con el volátil contexto económico, sino también por su conexión
con el reparto de poder social. De ahí como decimos, la enorme "volatilidad" de las normas
laborales.

Finalmente debe llamarse la atención sobre el hecho de que el Derecho del Trabajo y el Derecho
del Empleo son parte de la regulación jurídica de un mercado del circuito económico. Y que en su
regulación, durante esta fase madura, entran en juego como derecho facticio, no sólo los intereses
de las propias partes de la relación, sino también intereses de terceros, como las personas que
aspiran a un empleo y no lo encuentran, o incluso objetivos más amplios de la política económica,
como ocurre, por ejemplo, en relación con la fijación de niveles adecuados de fijación salarial
dentro de la estructura de la negociación colectiva. Pero sobre estos temas volveremos más tarde
a lo largo del curso.

La Actualidad del Derecho del Trabajo.

Es considerado una ciencia que se desprende del Derecho General, va dedicada a un área
específica dentro del ámbito legal, destinado a proteger, limitar, beneficiar y resguardar los
derechos e intereses de las partes en una relación laboral, es decir, al empleado y al trabajador, al
igual que guiarlos y determinarlos sus deberes que deben cumplir para preservar sus derechos.

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