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En la nota introductoria a Tres ensayos de teoría sexual, que James Strachey realiza para la edición

de la obra de Freud publicada en Amorrortu, queda reseñado el curso que tomó el pensamiento
de Freud con respecto a la sexualidad. Este asunto ocupó sus ideas desde muy temprano en su
obra, pues él no era ajeno a la vida sexual actual y pasada de sus pacientes neuróticos. Ya antes de
publicar los tres ensayos, había dedicado varios textos al papel que la sexualidad jugaba en la
etiología de, aquello que, en su primera clasificación nosológica, categorizó como “psiconeurosis
de defensa”; y en donde incluyó la neurosis obsesiva, la neurastenia, la dementia praecox y la
paranoia y la histeria.

El primero de los tres ensayos que se titula “sobre las aberraciones sexuales”, se ocupa de
comportamientos (sexuales) que se distancian de lo que es considerado normal. Pero nos dice
Freud que este distanciamiento no es de carácter cualitativo, sino cuantitativo; es decir, que
aquellas características consideradas aberrantes que están presentes en la sexualidad de los
perversos se encuentran en la sexualidad considerada normal, salvo que en una medida menor.
Así, el empleo de zonas del cuerpo diferentes a los genitales, la bisexualidad en la inversión, la
tendencia a la crueldad y la sobreestimación del objeto amado hacen parte de la sexualidad
normal humana y está referido a una etapa del desarrollo que puede tener tres desembocaduras:
la perversión, la neurosis o la sexualidad normal.

La desembocadura neurótica, dice Freud, constituye el “inverso de la perversión”, es decir que la


manera en la que el neurótico tramita las pulsiones sexuales “perversas” es diametralmente
opuesta a la forma en la que lo hace el perverso. Freud explica que las pulsiones que subyacen a
las neurosis son parecidas a las de la perversión, salvo que en el último caso, estas se hacen
presentes en el acto y en designios de la fantasía, el perverso actúa lo que en el neurótico se
manifiesta cifradamente en el síntoma (quizá sea necesario no tomar la expresión “designios de la
fantasía” pues si bien el neurótico no actúa las pulsiones sexuales que aquí Freud refiere, sí podría
fantasear a expensas del malestar que aquella fantasía pueda generar).

En lo que respecta a la histeria (una forma particular de la desembocadura neurótica), al


enmarcarse en la categoría de psiconeurosis de defensa (en oposición a las neurosis actuales), es
descrita por Freud como un cuadro clínico que haya su origen en la sexualidad infantil, .

tal como lo enuncia Freud en el segundo ensayo. Al respecto, referencia Freud en una nota a pie
de página (p. 130) que varios autores ven en la inversión una perturbación del desarrollo, en
consonancia con lo que expresa en el segundo ensayo, hay una predisposición a la perversión en
todo el género humano. Ese desarrollo puede tener tres desembocaduras: la perversión, la
neurosis o la sexualidad normal. P 156

Para él

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