Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Primer Acto
Ni me lavo, ni me peino
ni me pongo la corbata
Pobrecitos padres,
cuánto llorarán
a bañarse van.
Mi barco ya no es mi barco,
Pobrecitos padres,
cuánto llorarán
al ver que sus hijos, a bañarse van.
Tolomeo: Astolfo, tú que has navegado por todos los mares cuéntame alguna
historia. ¡Me ilusiona tanto llegar a ser un buen pirata como tú!
Astolfo (al vigía y al timonel): ¡Eh! ¡Vosotros! Dejad de hacer ruido, así no hay
manera de entenderse. (A Tolomeo) Ya se han callado. Tú creerás que las
ballenas, capaces de engullir un barco entero, o que los pulpos gigantes que lo
atrapan con sus tentáculos y lo hunden en las profundidades son los monstruos
más peligrosos del océano.
Tolomeo: ¿Cuál?
Astolfo: Sí. Con sus grandes alas las bandadas de peces voladores se elevan
sobre los navíos en las noches más oscuras y luego descienden sobre cubierta,
donde devoran a toda la tripulación antes de volver volando al mar.
(Tolomeo y Astolfo fingen tirar con fuerza de los cabos para izar las velas. El
timonel hace girar la rueda. Morgan sale por la izquierda dando grandes
zancadas)
Astolfo: Bien. Te diré que nada en la mar, ni siquiera el pez volador, puede
compararse con los monstruos que pueblan el país de los garamantes.
Astolfo: Hace años. Allí habita la anfisbena, la serpiente que en lugar de cola
tiene otra cabeza.
Tolomeo. ¡Oh!
Astolfo: ¿Estás loco? Nadie que los haya visto vivió para contarlo.
Se oye un gran ruido como un choque. Astolfo, Tolomeo, el vigía y el timonel
caen al suelo. Se levantan tambaleándose. Entra el contramaestre por la
izquierda.
Morgan: ¡Cien mil cetáceos cejijuntos! Hemos recogido a tres locas. ¡Astolfo,
Tolomeo, buscad al capitán! (Salen Astolfo y Tolomeo por la derecha) Y vosotras,
¡ahora veréis! ¡Habéis caído en manos del capitán Barbarroja!
Pepe: Reíros de mí, pero esta canción algún día me hará famoso.
Entra Barbarroja por la derecha. Como era de esperar no tiene barba. El vigía ya
está totalmente dormido.
Barbarroja: Sí
Rosafresca: ¿Seguro?
Rosalinda: Eso lo explica todo. ¿Así que sois el más feroz pirata?
Barbarroja: Sí
Barbarroja (Sonríe con timidez): Sí. Pero no sigáis que me pongo colorado.
Barbarroja: Esperad. Hay algo que no me parece bien. Si se van mis hombres,
que hagan lo mismo vuestras mujeres.
Barbarroja (alarmado desenvaina la espada): ¡Eso sí que no! ¡No toleraré brujas
en mi barco!
Rosalinda: No seáis tonto. He dicho brújula.
Barbarroja: No le falta ingenio al chisme, pero no veo que sirva para nada.
Barbarroja: ¿No tendréis una que señale hacia Cuba? Me gustaría visitar a mi
primo. Trabaja en un hotel de Varadero.
Cae el telón
Segundo Acto
Cubierta del buque. Ahora todo tiene un aspecto más ordenado. El timonel y el
vigía —este dormitando y el primero haciendo ademanes con las manos como si
recitara en voz baja— en sus puestos. Astolfo y Tolomeo de rodillas con cepillos y
un gran barril en que se lee “cera” escrito con letras grandes.
Morgan: ¡Cien mil cetáceos cejijuntos! ¡Seguro que ha sido idea de las mujeres!
Ya no lo puedo aguantar.
Intenta salir a grandes zancadas, pero resbala y cae hacia el fondo del escenario.
Se levanta y sale.
Astolfo: Tiene razón el contramaestre. Nada bueno puede venir de llevar mujeres
a bordo.
Pepe (abstraído habla solo): Nada, no hay manera. No encuentro ninguna palabra
que rime con botín.
Astolfo (antes de hablar mira receloso a todas partes): Hace años, cuando era
joven me enamoré.
Tolomeo: ¿Sí?
Astolfo: Sí. Era la muchacha más hermosa que puedas imaginar. Esbelta y ligera
como una gaviota, tierna como una lubina...
Astolfo: Al principio todo fue bien. Ella también me amaba, así que nos casamos.
Astolfo: Allí estaba ella. Tan bella, tan dulce, tan cariñosa… y a su lado…
Tolomeo: ¿Qué?
Tolomeo: ¡Oh!
Tolomeo: ¿Y luego?
Astolfo: Desde entonces mi vida fue un infierno. No había pasado un mes y otra
vez me hizo bañar.
Astolfo: Cuando quiso que me diera un tercer baño, huí de mi casa y juré no
acercarme de nuevo a una mujer. Por eso me hice pirata.
Rosalinda (examina el suelo con atención): Esto hay que encerarlo mejor.
Tolomeo: Es cierto.
Tolomeo. Yo también
Barbarroja: ¿Tú también, Tolomeo?
Pepe: Nada. Estoy componiendo otra canción, pero no encuentro nada que rime
con botín.
Pepe: Esas no valen. Ya las usé en otra ocasión. Si no cambio, los críticos dirán
que me falta vocabulario.
Lindaflor: ¿Festín?
Pepe: Escuchad (Al recitar habla muy alto y hace amplios ademanes):
Casimiro: Sí.
Cae el telón.
Tercer Acto
Cubierta del barco. Morgan y los piratas, excepto Pepe con pancartas en las que
se lee: “Más suciedad, menos limpieza”, “Desorden y suciedad/ hacen la
felicidad”, “El agua para los peces/ El jabón para el patrón”. Están agrupados a la
izquierda.
Coro de piratas: ¡Más suciedad, menos limpieza! (lo repiten cinco o seis veces
veces).
Desorden y suciedad
hacen la felicidad.
Rosalinda (aparte a Barbarroja): No seáis bruto. No veis que ellos son más.
Debemos negociar.
Barbarroja: ¿Negociar?
Rosalinda: Todo el día trabajando. Arriar los foques, trepar a la gavia, tensar los
obenques, asegurar los estayes, navegar de bolina… y todo eso ¿para qué? Para
vestir harapos mugrientos, dormir entre las ratas alimentarse de galletas y
bizcocho medio podridos, beber agua…
Todos: ¿No?
Astolfo intenta escapar, pero Rosfresca le sujeta por el brazo. Todos los demás
salen por la izquierda.
Astolfo: No te lo tomes así. Pensaba volver… Pero ya sabes…, se lía uno con los
amigos y no se da cuenta de cómo pasa el tiempo.
Astolfo: ¡Uf! ¿Tanto? No, si comprendo que estés un poco molesta, pero tanto
resquemor…
Astolfo: Cariño, si sabes que sólo te quiero a ti. No pasaba un día sin que
pensara en escribirte, pero como no sé.
Rosafresca: ¿Qué?
Pepe: Ahora que te he encontrado las escribiré aún mejores. Serás mi musa.
Lindaflor: Claro.
Lindaflor (soñadora): Sí. (Volviendo a la realidad). Pero, Pepe, tienes que dejar
esta vida de pirata.
Lindaflor: La poesía está muy bien para pasar un rato, pero para ganarte la vida
tienes que hacer algo útil.
Lindaflor: Lo listo que eres para algunas cosas y lo tonto que eres para otras.
Rosalinda nos ha traído a esta isla para encontrar un tesoro. He pensado que con
nuestra parte podríamos poner un restaurante.
Barbarroja: Es cierto
Barbarroja: ¿Qué pasa Pepe? ¿Por qué no te bañas como los demás?
Barbarroja: Siempre pensé que la vida de pirata no era para ti. Eres un soñador,
siempre con tus poesías, siempre dando la lata con los versos… ¿Cuándo se ha
visto que un pirata pierda el tiempo escribiendo? ¡Mejor!, si ya no eres pirata no te
corresponde parte del tesoro, así que tocaremos a más.
Pepe: ¡Un momento que todavía soy pirata! Ya me daré de baja otro día, que una
cosa es ser poeta y otra distinta, ser tonto. ¿O es que vos creéis que los poetas
no comemos o que, cual aladas mariposas libamos el néctar de las flores? No
señor. Dadme un buen filete y compondré una oda; por un solomillo, un soneto;
por un beso… ¿qué daría por un beso?…
Salen Pepe y Lindaflor por la derecha. Por el mismo lugar entran Astolfo y
Rosafresca forcejeando.
Barbarroja: ¡Ya está bien! ¡Al baño con los demás! Ah, pero antes trae una mesa
y dos sillas.
Salen Astolfo y Rosafresca por la derecha y acto seguido vuelven a entra con una
mesa y dos sillas. Colocan la mesa en el centro de la escena con una silla a cada
lado. Luego vuelven a salir por el mismo sitio.
Rosalinda (se sienta en una silla) Bien, Barbarroja, acercad el cofre y sentaos.
Vamos a repartir el tesoro.
Barbarroja: Empecemos.
Rosalinda coge una moneda del cofre y se la da a Barbarroja. Luego toma una
para sí.
Rosalinda: Una moneda para vos y otra para mí (Entrega otra moneda al pirata).
Ya tenéis dos, así que cojo dos para mí. (Se queda dos monedas y luego da una a
Barbarroja). Como ya tenéis tres, cogeré tres para mí.
Rosalinda: Y sin saber dividir, ¿os atrevéis a decir que yo reparto mal?