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Historia Del Derecho Espaol PDF
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MADRID
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1 8 . Preciados. 48.
1903
ES PROPIEDAD
A r a g ó n y d t V a len c ia y P r i n c ip a d o d e C a ta lu ñ a . (Publicacio
nes de la Academia de la Historia.) C olección de a cta s d e l a s
Corto* d e C a s tilla . (Publicación del Congreso de los Dipu
tados.)
— 107 —
Questione» de m etodología.
ción, Madrid, 1895, las págs. 23, 433 y otras en que se alude
á estas opiniones.
120 -
mis observaciones. Por último, cuando llega á faltar
personal competente ó no es posible cargar m ayor
trabajo á los alumnos, yo mismo leo, traduzco y c o
mento los textos relacionados con las cuestiones his
tóricas planteadas
A s í— y tomando como ejemplo los dos cursos
últimos y lo que va corrido del presente- mis discí
pulos han examinado por sí mismos los siguientes
documentos: Leyes municipales de Osuna, Málaga
y Salpensa (ediciones de Hübner y del Museo Espa
ñol de Antigüedades); te-seras de hospitalidad y pa
tronato (Berlanga); nuevo bronce de Itálica (Berlan-
ga); decreto de L. E. Paulo (Cagnat); Leyes antiguas
de los visigodos (Zeumer y Gaudenzi); L ex Romana
Visigothorum (Haenel); Fuero Juzgo; Donaciones y
Fueros de los siglos VIII, IX y X (Muñoz Romero),
y los de León, Oviedo, Cuenca, Agüero, Sahagún,
Avilés, Villavicencio, Lugo, Madrid, Toledo, Palma,
Brihuega, Salamanca y otros; Privilegio de los V ein
te, de Zaragoza (edición Sanz); actas de Concilios y
Cortes de Coyanza, León y Benavente; Fuero Real;
Leyes de los Adelantados; Partidas (tercera y cuar
ta); Ordenamiento de Alcalá y Leyes de Toro; Nueva
y Novísima Recopilación (parte de Derecho civil y
político). Han hecho, además, resúmenes deEstrabón
(«ibro III, traducido), Cagnat (algunos capítulos del
Coui j dépigraphie latine), D’Arbois (estudio sobre E l
duelo ju d icia l entre los celtiberos), Muñoz Rivero
( Historia de la escritura en España), Dahn (H istoria
de los pueblos germánicos y romanos), Tácito {De
!2I
(0 Cap. V.
(2 ) Véase la enumeración de estas especialidades en mi
— 132
capítulo IV.
— 165 -
sin cuya base no hubieran podido producirse ( i) .
Ahora bien, si esto es así, resulta obvio que seria
imposible comprender pícnamcnte el carácter, alcan
ce y sentido del derecho vigente sin conocer Jos es
tados de que procede y que no sólo motivaron su
aparición, sino que le transmitieron partes no des
preciables de su propio contenido (2). Así jesuíta la
historia necesaria para la inteligencia del presente,
por la orgánica trabazón en que se hallan los hechos
todos de la vida de los hombres. «No cabría com
prender bien— dice con mucha razón Lambert— el
modo actual de funcionar una institución de Dere
cho privado y las divergencias de su reglamentación
en los diferentes países, sin aprovechar las luces que
suministra la comparación de sus orígenes y de las
form as sucesivas que ha revestido antes de tomar sil
fisonomía presente... La comparación continua de las
concepciones del presente y las del pasado permite
al que estudia la mejor comprensión de unas y otras*
Y añado que la evolución de nuestro derecho civil
no aparece en toda su claridad y exactitud mientras
no se la confronta con la evolución paralela de cier
to número de legislaciones europeas que, no sola
mente pasaron, en tiempos iguales á los nuestros,
por las mismas fases que la nuestra, sino que, ade-2
(r) Véase las pruebas que aduce Brissaud, loe. cit. núm. 2.
en punto á la dependencia de la legislación revolucionaria
con respecto á la del Anden rtgime* Por !o que se relieve ü
Kspaña, cap. V. de este libro.
(2) Véase Hinojosa, Historia del Derecho español, á ?.
más, han sufrido las mismas influencias germánicas,
feudales, canónicas y romanas» (i).
Si nos detenemos á considerar cualquiera de los
órdenes del Derecho, aun aquellos que más en crisis
se hallan ó que más reflejan la acción de las ideas
modernas (á las cuales solemos llamar nuevas con
poca precisión, muchas veces), notaremos que ape
nas hay una cuya solución no dependa de datos his
tóricos. Tomemos como ejemplo el derecho aplica
ble á lo que se conoce con el nombre de cuestión
social. Por de pronto, gran parte de la teoría de Marx
reposa en concepciones históricas— el materialismo
histórico y la necesidad (la fatalidad, pudiera de
cirse) histórica del socialismo— que no cabe discu
tir más que en su terreno propio. Uno de los argu
mentos de que se han servido los reformadores de la
organización actual de la propiedad déla tierra, ha
sido el que parecía desprenderse de la historia de esa
organización, ya por los, ejemplos innumerables de
formas no individuales de propiedad que el pasado
nos muestra, ya por el supuesto (hoy contradicho)
de que la. forma de apropiación individual es un fe
nómeno ^'dativamente moderno, precedido en todas
partes por un período de comunismo más ó menos
amplio (2). De que el supuesto histórico sea exacto 12
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