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Revista de Psicología Del Trabajo y de Las Organizaciones 1576-5962
Revista de Psicología Del Trabajo y de Las Organizaciones 1576-5962
Organizaciones
ISSN: 1576-5962
revistas_copm@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España
Artículo
Antecedentes y consecuencias del acoso psicológico en el
trabajo: una revisión de la literatura
RESUMEN
Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 3 251
Antecedentes y consecuencias del acoso psicológico en el trabajo: una revisión de la literatura
ABSTRACT
This paper reviews and summarizes literature on the concept of workplace mobbing, its
nature, antecedents, and consequences. Mobbing in the workplace concerns repeated and
enduring negative actions directed against an employee by his/her supervisors or colleagues.
Between 1 and 10 percent of employees are typically subject to mobbing behaviour.
Mobbing may lead to an individual’s reduced well-being and emotional and psychosomatic
problems along with increased absenteeism and turnover for organizations. Factors ranging
from personality traits to organizational factors have been hypothesized as possible
antecedents of mobbing. Individuals who are introverted, neurotic, and submissive have
been found more likely to become targets of mobbing. A variety of possible stressors in the
work environment have been investigated in relation to mobbing, and deficiencies in
leadership behaviour and work design have been argued to be conducive to mobbing
behaviour. Growing interest has also been paid to the changing nature of work, where
organizational changes and increasing uncertainty have been studied in relation to mobbing.
Although further research is needed in this field, there enough evidence has cumulated as to
advocate that most organizations must involve in the prevention and management of this
problem.
PALABRAS CLAVE
KEY WORDS
252 Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 2006, vol. 22 n.º 3
S. Einarsen, L. J. Hauge
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Antecedentes y consecuencias del acoso psicológico en el trabajo: una revisión de la literatura
con ellos, pueden ser vistos como aspectos nados son las víctimas, lo que nuevamente
cotidianos de la vida laboral y no como indica la existencia de desequilibrios de
acoso psicológico. Sin embargo, las con- poder entre las personas implicadas
ductas citadas pueden convertirse en actos (Einarsen et al., 1994; Leymann, 1996;
de acoso cuando ocurren de manera siste- Zapf et al., 1996). Por lo tanto, una vícti-
mática durante un periodo de tiempo pro- ma de acoso es insultada, maltratada y
longado, dando lugar a un ambiente de ridiculizada, que además percibe que tiene
trabajo desagradable y hostil para aquel pocos recursos para responder y hacer
que lo padece (Salin, 2003b). Aunque los frente a estos comportamientos (Brodsky,
actos aislados de agresión y hostigamiento 1976).
pueden ocurrir bastante a menudo en la
interacción diaria en los lugares de traba- El mobbing no es un fenómeno, sino
jo, se ha observado que existe una fuerte un proceso escalar gradual. Einarsen
relación con una disminución en el bienes- (1999) clasificó el proceso de acoso en
tar y la satisfacción laboral si estas con- cuatro etapas; comportamientos agresi-
ductas tienen lugar con regularidad (Einar- vos, acoso, estigmatización y trauma
sen, Hoel, Zapf y Cooper, 2005). A pesar severo. En un principio, los comporta-
de que no existe un criterio de corte claro, mientos agresivos pueden ser sutiles e
la exposición a las conductas negativas indirectos, por lo que son difíciles de
durante aproximadamente seis meses y reconocer y afrontar. Posteriormente, la
una vez a la semana ha sido utilizado víctima puede ser expuesta a formas más
como una definición operativa para dife- directas, mediante las cuales es humilla-
renciar entre los casos severos de acoso da, ridiculizada y aislada cada vez más.
laboral y la exposición al mismo de forma La consiguiente estigmatización hace que
menos intensa, visto como una forma de para la víctima sea más difícil defender-
estrés social en el trabajo (Einarsen, Hoel, se, ya que la imagen de ser una “persona
Zapf y Cooper, 2003). Las víctimas de problemática” se ha instalado entre sus
acoso a menudo encuentran dificultades compañeros y superiores. Al final del
para defenderse durante el desarrollo del proceso de acoso, a menudo la víctima
proceso, lo que implica una diferencia de padece una amplia gama de síntomas de
poder, ya sea real o percibido, entre las estrés, donde los periodos prolongados de
partes (Einarsen, 2000). Las diferencias de baja por enfermedad son necesarios para
poder pueden incluir la mayor envergadu- intentar hacer frente a la situación (Einar-
ra física, una posición más consolidada en sen et al., 1994). En las últimas fases, es
la organización, o el número de compañe- probable que ni la dirección ni los com-
ros que te apoyan (Bowling y Beehr, pañeros ofrezcan apoyo a las víctimas,
2006). El conocimiento de los “puntos sino que cuestionen el papel de las mis-
débiles” de la otra persona también puede mas en la situación, culpándoles de su
ser una fuente de poder en los escenarios propia desgracia (Leymann, 1996). La
de acoso, y ayudar al acosador a explotar falta de apoyo en el ambiente de trabajo
desigualdades percibidas y déficits de se confirma en un estudio que muestra
poder en la personalidad de la víctima o que las víctimas de acoso a menudo
en su rendimiento laboral (Einarsen, aconsejan a otras víctimas que abandonen
1999). En numerosos casos el supervisor su organización y busquen apoyo en otro
es el acosador, mientras que los subordi- lugar (Zapf y Gross, 2001).
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modo, se ha visto que las personas intro- en si estas características deben ser consi-
vertidas, meticulosas, neuróticas, y sumi- deradas causas del mobbing o si por el
sas tienen mayor probabilidad de ser aco- contrario son resultado del proceso de
sados (Coyne et al., 2000). Basándose en acoso (Hoel y Cooper, 2001; O’Moore et
entrevistas y estudios de caso, Brodsky al., 1998). El debate acerca de los rasgos
(1976) describió a las personas que son de personalidad como antecedentes del
objeto de acoso como estrechos de mente, acoso psicológico seguramente continuará
con una visión poco realista tanto de sus hasta que se lleve a cabo un estudio longi-
propias capacidades y recursos, como de tudinal sobre esta cuestión (Coyne et al.,
las demandas de sus tareas de trabajo. 2000).
Aquellos con un auto-concepto muy posi-
tivo pueden ser percibidos por sus compa- Sin embargo, un estudio noruego reali-
ñeros de trabajo como condescendientes zado entre 72 víctimas de acoso y un
(Einarsen, 1999). En este sentido, los indi- grupo similar de 72 personas que no ha-
viduos que violan las expectativas, moles- bían sido expuestas al acoso encontró,
tan a los demás, infringen las normas mediante análisis de cluster, dos grupos de
sociales, pueden elicitar comportamientos víctimas. El primero estaba compuesto por
agresivos en los demás, y aumentar así la el 64% (n=46) de la muestra de víctimas,
probabilidad de padecer conductas de que no presentaba diferencias con el grupo
acoso (Felson, 1992). Sin embargo, son control. El segundo cluster comprendía al
pocas las víctimas que se muestran de 36% (n=26) de las víctimas, que eran
acuerdo en que sean la causa del acoso, y menos extrovertidos, simpáticos, y con-
por el contrario suelen señalar la difícil cienzudos, que las víctimas del primer
personalidad del acosador (O’Moore et al., grupo y del grupo control. Del mismo
1998) y la envidia hacia ellos como las modo, los sujetos del segundo grupo pun-
razones principales del acoso psicológico tuaron más bajo en estabilidad emocional
(Björkqvist, Österman y Hjelt-Bäck, 1994; y en apertura a la experiencia, lo que nos
O’Moore et al., 1998; Vartia, 1996). indica que estas víctimas eran más neuró-
ticas, y menos flexibles mentalmente y
Leymann (1996) se opuso enérgica- creativos. Por lo tanto, la mayoría de las
mente a la idea de que la personalidad de víctimas mostraba bastante semejanza con
un individuo predisponga a convertirse en el grupo de no-víctimas en cuanto a perso-
objeto de comportamientos de acoso. El nalidad (Glasø, Matthiesen, Nielsen y
comportamiento neurótico y a menudo Einarsen, en prensa). De forma similar, un
obsesivo de muchas víctimas debería ser estudio noruego entre 85 personas que
entendido como una respuesta natural a habían sido o eran víctimas de acoso, utili-
una situación anormal, y los cambios en la zando el MMPI-2, reveló puntuaciones
personalidad de las víctimas como una elevadas en el perfil de personalidad, indi-
consecuencia de haber estado expuestos a cando una amplia gama de trastornos en
la experiencia traumática del mobbing términos de personalidad y problemas psi-
(Leymann y Gustafsson, 1996). Afirmar quiátricos. De nuevo, la investigación
que la ansiedad y la baja autoestima son indicó que las víctimas podían ser dividi-
características de personalidad típicas de das en distintos subgrupos con diferentes
muchas víctimas de acoso es probable- personalidades; el grupo “seriamente afec-
mente indiscutible. La controversia radica tado”, “el decepcionado y deprimido”, y
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“el grupo común”. El último grupo no pre- cos, siendo consideradas las dos primeras
sentó ningún perfil específico de persona- aproximaciones como antecedentes indivi-
lidad, cuestionando de esta forma la exis- duales. La protección de la propia auto-
tencia de un perfil general de personalidad estima está considerada como una motiva-
entre las víctimas (Matthiesen y Einarsen, ción básica entre los individuos, por lo
2001). Los resultados de un estudio de que es probable que influya y controle
Zapf (1999) encontraron grupos heterogé- nuestra conducta. Cuando las personas se
neos de víctimas, con un grupo caracteri- sienten respetadas y reconocidas se produ-
zado por escasas competencias sociales, ce un acuerdo entre la evaluación externa
malas habilidades en el manejo del con- e interna, por lo que la interacción con los
flicto, y con personalidades poco asertivas demás es adecuada. Cuando no es así, es
y neuróticas, mientras que los componen- probable que surjan los conflictos, espe-
tes del otro grupo estaba caracterizado por cialmente cuando la visión positiva que
ser más meticulosos y orientados al logro tenemos de nosotros mismos es cuestiona-
que sus compañeros. En cuanto al último da o negada por los demás. De esta forma,
grupo, una explicación puede ser que su la agresión se relacionaría con la autoesti-
comportamiento está en conflicto con las ma alta, antes que con la baja, puesto que
normas del resto del grupo, caracterizado las personas con bajos niveles de autoesti-
por la rigidez y la baja tolerancia hacia la ma muestran síntomas depresivos y retrai-
diversidad. Las víctimas pueden ser vistas miento, más que tendencias agresivas
como molestas o incluso como amenazas hacia los demás (Baumeister, Smart y
al propio grupo, por lo que los comporta- Boden, 1996). Se ha hipotetizado que el
mientos agresivos contra estos individuos acoso debido a la protección de la autoes-
pueden ocurrir en un intento de que se tima es más probable que ocurra si el aco-
adhieran a la norma o incluso para desha- sador es un mando directivo, puesto que
cerse de ellos (Zapf y Einarsen, 2005). ser dominante, tener una alta autoestima y
Los conflictos duraderos no resueltos pue- protegerla es lo que se espera de estos
den intensificarse y derivar en acoso si en niveles jerárquicos (Zapf y Einarsen,
la organización no se implementan estrate- 2003). El acoso debido a la falta de habili-
gias eficaces de manejo de conflictos e dades sociales puede ser otra característica
intervención (Einarsen, 2000). del acosador. Tener una elevada compe-
tencia emocional y social requiere la habi-
Actualmente apenas existe información lidad para detectar, comprender, y respon-
sobre las características de los acosadores der de manera apropiada a los sentimien-
y la mayoría se ha obtenido a través de las tos de los demás (Frey, Hirschstein y
víctimas de acoso, ya que muy pocos indi- Guzzo, 2000). Un supervisor que grita a
viduos admitirían que han llevado a cabo sus subordinados, ya sea por frustración o
comportamientos de este tipo (Einarsen et ira, puede indicar una falta de control
al., 2005). En su resumen sobre los hallaz- emocional. Igualmente, puede que los
gos empíricos sobre los acosadores, Zapf agresores no sean plenamente conscientes
y Einarsen (2003) sugieren tres tipos de de lo que hacen y cómo su comportamien-
explicaciones al respecto, denominadas to puede afectar a los agredidos, lo que
acoso para proteger la auto-estima, debido implica una carencia en la reflexión perso-
a la carencia de competencias sociales, y nal y en la capacidad para ponerse en el
acoso por comportamientos micro-políti- lugar del otro (Zapf y Einarsen, 2003).
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fuso representan un fértil caldo de cultivo agredir sin perjuicio para ellos mismos
para que se produzcan estos procesos. (Einarsen, 2000).
Cuando la verdadera fuente de frustra-
ción o el conflicto está oculta, fuera de
alcance, o imposible de influenciar, es CONDICIONES PSICOSOCIALES
muy probable que ocurran procesos de COMO ANTECEDENTES
“chivo expiatorio” (Einarsen, 2000). Los DEL MOBBING
comportamientos típicos que pueden con-
tribuir a convertirse en cabeza de turco La hipótesis organizacional, que postu-
incluyen el ser demasiado honesto, la la que un entorno de trabajo pobre crea las
falta de voluntad para comprometerse, y condiciones que pueden conducir al acoso
los comportamientos que no se adecuan a psicológico en el trabajo, constituye uno
los habituales dentro del grupo de trabajo de los enfoques más aceptados para expli-
o de la organización (Thylefors, 1987). car el mobbing, especialmente en los paí-
ses Escandinavos (Agervold y Mikkelsen,
En los entornos de trabajo, las personas 2004; Björkqvist, Österman, y Hjelt-Bäck,
suelen mantener contactos prolongados y 1994; Einarsen et al., 1994; Leymann,
duraderos con otros individuos, por lo que 1996). En este sentido, las factores rela-
es más probable prestar atención al com- cionados con las deficiencias en el diseño
portamiento de los otros en el lugar de tra- del trabajo, deficiencias en los estilos de
bajo en comparación con otras situaciones liderazgo, una posición expuesta social-
sociales (Baron y Neuman, 1996). La irri- mente, y un bajo nivel moral dentro del
tación, los conflictos interpersonales, el departamento parecen ser los principales
estrés laboral pueden contribuir a una factores que llevan al mobbing (Leymann,
mayor tensión entre los empleados, 1990, 1996). Desde esta perspectiva, el
aumentando así la probabilidad de que acoso está causado principalmente por
surjan desavenencias con los superiores y problemas en el diseño de la tarea y en el
los compañeros. Esta puede ser una de las ambiente social de las organizaciones,
razones por las que se desarrolla el acoso siendo seleccionadas las víctimas por estar
psicológico en el trabajo (Hoel et al., más expuestas socialmente (Einarsen,
2002). Además, ser parte de una minoría o 2000). Leymann (1992) consideraba que
una persona que se sale de la norma del las condiciones del ambiente de trabajo
grupo puede facilitar que se inicien o de- eran las causas fundamentales del mob-
sarrollen comportamientos agresivos bing, y que los factores de personalidad
(Einarsen, 2000). Aquellos que difieren eran irrelevantes para el estudio del
del resto del grupo, o son vistos como mismo. El azar y ciertas circunstancias
extraños al mismo presentan mayor proba- desafortunadas determinan quién se con-
bilidad de tener conflictos y disputas con vierte en víctima y quién no (Leymann,
los miembros del grupo, y convertirse de 1996). Se han realizado distintos estudios,
esta forma en “chivos expiatorios” (Schus- especialmente en Escandinavia, que
ter, 1996; Thylefors, 1987). Al proyectar exploran los factores organizacionales que
su frustración hacia otros individuos con- promueven la aparición del acoso (Einar-
siderados más débiles o con menores sen, 2000). Se han identificado numerosos
capacidades para tomar represalias, los factores psicosociales, como el conflicto
acosadores aumentan la probabilidad de de rol (Einarsen et al., 1994), la ambigüe-
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dad de rol (Einarsen et al., 1994; Jennifer, de trabajo negativas predicen el acoso en
Cowie y Ananiadou, 2003), el bajo control una muestra de oficiales de prisiones fin-
sobre la propia tarea (Vartia, 1996; Vartia landeses (Vartia y Hyyti, 2002). En los
y Hyyti, 2002; Zapf et al., 1996), la cali- grupos donde es necesario el trabajo coo-
dad del liderazgo (Ashforth, 1994; Einar- perativo o el trabajo se basa en el rendi-
sen et al., 1994; O’Moore et al., 1998; miento grupal, el acoso puede ser una
Skogstad, Einarsen, Torsheim, Aasland y forma de castigar a aquellos miembros
Hetland, en prensa a; Vartia, 1996), bajo que no trabajan al nivel que esperaba el
apoyo social de los compañeros y los resto del grupo (Agervold y Mikkelsen,
superiores (Hansen et al., 2006; Zapf et 2004). Además, los estilos de liderazgo
al., 1996), un clima social negativo (Ager- débiles, inadecuados o “laissez-faire” tam-
vold y Mikkelsen, 2004; Archer, 1999; bién parecen influir en la aparición del
Einarsen et al., 1994; Hoel y Cooper, acoso (Einarsen et al., 1994). En un estu-
2000; Vartia, 1996; Vartia y Hyyti, 2002; dio entre 4500 trabajadores noruegos, se
Zapf et al., 1996), un entorno laboral encontró que el estilo de liderazgo “lais-
estresante y competitivo (O’Moore et al., sez-faire” se relacionaba positivamente
1998; Salin, 2003a), la sobrecarga de tra- con el conflicto y la ambigüedad de rol, y
bajo (Einarsen et al., 1994; Hoel y Coo- con los conflictos entre compañeros de
per, 2000), la inseguridad laboral (Baron y trabajo (Skogstad et al., en prensa a). Ade-
Neuman, 1998), y los cambios organiza- más, estos estresores mediaban los efectos
cionales (Baron y Neuman, 1998; Hoel y del estilo de liderazgo en el mobbing. De
Cooper, 2000; O’Moore et al., 1998; esta forma, los resultados mostraron que el
Skogstad, Matthiesen y Einarsen, en pren- estilo “laissez-faire” no es un tipo de lide-
sa b). De forma indirecta, la presión tem- razgo neutro, sino más bien una forma
poral también parece ser un predictor sig- destructiva de liderazgo que crea un entor-
nificativo del acoso, ya que reduce la posi- no estresante donde el acoso puede pros-
bilidad del manejo constructivo de con- perar con mayor facilidad.
flictos (Zapf et al., 1996).
Por otra parte, se ha encontrado que
Resumiendo algunos de los estudios algunos factores relacionados con la cali-
mencionados, Einarsen et al. (1994) dad del entorno de trabajo juegan un papel
encontraron que el acoso se desarrolla en moderador con el acoso, como el apoyo
climas organizacionales caracterizados por social (Einarsen, Raknes, Matthiesen y
ser poco estimulantes para el desarrollo Hellesøy, 1996) y la participación en los
personal, con trabajos poco interesantes y procesos de toma de decisiones (Vartia,
rutinarios. Un estudio realizado entre 30 1996). El apoyo social en el trabajo puede
víctimas de acoso irlandesas mostró que amortiguar el impacto negativo de la
las víctimas perciben sus entornos de tra- exposición al acoso. Un entorno laboral de
bajo caracterizados por conflictos inter- apoyo puede ayudar a las personas que
personales, con frecuentes cambios orga- padecen acoso a enfrentarse con las situa-
nizacionales, con estilos de liderazgo ciones estresantes (Einarsen et al., 1996).
autoritarios, y altamente estresantes y Cuando este apoyo relacionado con el tra-
competitivos (O’Moore et al., 1998). Del bajo no aparece, se ha observado que el
mismo modo, se ha encontrado que un apoyo emocional de la familia y amigos
clima de trabajo pobre y unas condiciones también protege contra los efectos negati-
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vos del acoso (Matthiesen, Aasen, Holst, lidad que surjan conflictos interpersonales.
Wie y Einarsen, 2003). Vartia (1996) Para poder influir en la toma de decisiones
mantiene que la participación en los pro- algunos pueden incluso conspirar contra
cesos de toma de decisiones puede mode- otros competidores (Zapf y Einarsen,
rar la relación entre el conflicto y el acoso. 2003). Algunas personas pueden sabotear
Esta perspectiva ha sido apoyada por un el trabajo de otros compañeros con el
estudio realizado con una muestra de objetivo de deshacerse de competidores y
empleados municipales finlandeses, donde mejorar su propia posición (Salin, 2003a).
se encontró que los desacuerdos en el Por lo tanto, el acoso puede ser visto como
ambiente de trabajo podían ser resueltos un tipo extremo de comportamientos
mediante la negociación antes de que se micro políticos, que se originan tras inten-
cronificaran dando lugar a situaciones de sos conflictos interpersonales. Es más pro-
acoso. bable que el comportamiento micro políti-
co ocurra principalmente en los niveles
Se ha encontrado que el acoso también más altos de la organización, por lo que se
se relaciona con los comportamientos puede suponer que los directivos utilicen
micro políticos en las organizaciones con más frecuencia este tipo de conductas.
(Salin, 2003a). Estos comportamientos se De hecho, ciertos estudios han encontrado
refieren a la competición interna o rivali- que los supervisores y los gerentes suelen
dad donde no existen estructuras formales ser con frecuencia los acosadores (Hoel,
o tareas bien definidas. Las organizacio- Cooper y Faragher, 2001). Matthiesen y
nes no están constituidas tan sólo por Einarsen (2006) hallaron, en un estudio
estructuras y procesos claramente delimi- entre 2200 miembros sindicales, que el
tados, se espera que los trabajadores parti- estrés laboral en forma de comportamien-
cipen en algún grado en los procesos de tos micro políticos causaba altos niveles
toma de decisiones, y tengan un papel de ambigüedad y conflicto de rol. Las víc-
activo. La posibilidad de que los trabaja- timas, las víctimas activas y los acosado-
dores tengan un papel activo no le interesa res señalaron padecer mayores niveles de
tan solo a la organización, sino que tam- estrés de rol que un grupo control. Las
bién puede servir para proteger y mejorar demandas ambiguas, la rivalidad y los
intereses individuales, y desarrollar com- conflictos interpersonales pueden conducir
portamientos negativos que afectan a a algunos individuos a convertirse en víc-
otros. Puede ser necesario que los indivi- timas, mientras que otros pueden adoptar
duos construyan coaliciones con otros un papel de agresor o de víctima activa.
compañeros para afrontar los desafíos pro-
venientes de otros miembros del grupo También se ha investigado el rol de la
(Zapf y Einarsen, 2003). Los cambios cultura organizacional como un importan-
organizacionales, como la reducción de te antecedente del acoso. Brodsky (1976)
plantilla, pueden suponer un incremento indica que para que ocurra el acoso, tras
en la competitividad en el desarrollo de los comportamientos agresivos debe exis-
carreras profesionales (Sheehan, 1999). tir una cultura organizativa que permita o
Aunque el objetivo original de estos com- incluso recompense tal hostigamiento. Los
portamientos sea el beneficio individual y comportamientos que son tolerados o
no la destrucción de los demás, tales com- aceptados son decididos por el grupo
portamientos pueden aumentar la probabi- dominante en la organización, que decide
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injusto y agresivo por parte de sus jefes. Por su parte, Hoel y Cooper (2000)
Simultáneamente, a los mandos directivos mediante una encuesta nacional en Gran
se les proporcionan más oportunidades de Bretaña, encontraron que las víctimas de
usar su poder (Hoel y Cooper, 2001). Las acoso indicaban mayores cambios organi-
estructuras resultantes de las reestructura- zacionales en su trabajo durante los últi-
ciones y reducciones de plantilla pueden mos seis meses comparados con aquellos
forzar a muchos directivos, incluso de que no habían sido acosados. En un estu-
forma involuntaria, a utilizar comporta- dio con una muestra de 4500 trabajadores
mientos más autoritarios y agresivos para noruegos, Skogstad et al. (en prensa b)
realizar su trabajo (McCarthy, 1996). Es hallaron que los cambios organizacionales
probable que las organizaciones ejerzan se asociaban con el acoso, y que la exposi-
una presión creciente sobre sus mandos ción a distintos cambios en la organiza-
directivos, y aumenten las probabilidades ción incrementaban la probabilidad de
de que los directivos, cada vez con menos padecer acoso. Sin embargo, esta relación
tiempo y recursos disponibles, puedan no fue excesivamente fuerte, siendo los
emplear tácticas de acoso para alcanzar conflictos con los supervisores un antece-
sus objetivos. Los jefes pueden aplicar dente más importante que los cambios
dichas prácticas porque saben que su com- organizativos. Los conflictos con los
portamiento no tendrá contestación debido supervisores no estaban relacionados con
a la diferencias de poder entre las partes los cambios en la organización. Definiti-
implicadas (Sheehan, 1999). Igualmente, vamente, parece necesaria más investiga-
es más probable que los trabajadores de ción sobre la relación existente entre los
todos los niveles de la organización cambios organizacionales y el mobbing,
empleen tácticas de acoso, como la única pero también sobre otros factores sociales,
forma de supervivencia en determinadas como el bienestar económico y la cultura
situaciones (Hoel y Cooper, 2001). nacional. Este último factor, sobre todo lo
relacionado con las diferencias de poder y
Sin embargo, la literatura sobre el efec- la masculinidad, ha sido propuesto como
to de los factores sociales en el acoso psi- un importante antecedente cultural del
cológico resulta anecdótica, y que conoz- acoso (Einarsen, 2000).
camos, tan solo unos cuantos estudios han
sido publicados mostrando la relación
entre los efectos de los cambios en la CONCLUSIÓN
naturaleza del trabajo y el acoso o la agre-
sión laboral. En un estudio entre unos 450 Como se ha visto, el acoso es un fenó-
empleados estadounidenses, Baron y Neu- meno complejo y multicausal que rara-
man (1998) encontraron relaciones signifi- mente puede ser explicado por un solo
cativas entre los factores de cambio, tales factor. Un amplio número de factores, a
como recortes salariales, cambios organi- distintos niveles explicativos, pueden
zativos, e inseguridad laboral, y tres for- influir en por qué se desarrolla el acoso y
mas de agresión en el trabajo, denomina- quien será acosado. Basándonos en nues-
das agresión verbal, obstruccionismo (p. tra experiencia podemos afirmar que el
ej. formas pasivas de agresión como impe- acoso no es producto del azar ni del desti-
dir que el agredido pueda realizar debida- no, sino que debería ser entendido como
mente su trabajo) y violencia en el trabajo. una interacción entre individuos, donde ni
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los factores contextuales ni los personales causas y consecuencias del acoso con el
pueden por sí solos explicar la aparición y objetivo de desarrollar modelos teóricos y
desarrollo del problema (Einarsen, 2000). empíricos adecuados, un área de trabajo
Los investigadores han propuesto diferen- donde todavía se requiere más trabajo.
tes perspectivas para el estudio del mob- Otra área de investigación donde es nece-
bing, y la adopción de uno u otro enfoque sario mayor desarrollo es en la resolución
dependerá de las intenciones del investiga- y prevención del problema. No todas las
dor. En nuestra opinión, una aproximación posibles causas de acoso pueden ser fácil-
que tenga en cuenta tanto factores indivi- mente modificadas, por ello la informa-
duales como situacionales obtendrá la ción sobre posibles líneas de intervención,
información más valida. Sin embargo, las así como el coste-beneficio de las diferen-
diferentes perspectivas no deberían ser tes estrategias sería de gran importancia.
vistas como excluyentes, sino más bien Los programas de intervención sobre el
como interrelacionadas donde el conoci- acoso escolar se han desarrollado centran-
miento de una perspectiva constituirá una do su atención en la escuela y las aulas
condición previa para la comprensión de como sistemas sociales, y han implicado a
la otra. Así, antes de decidir el enfoque a todos los alumnos, profesores y padres,
adoptar es necesario decidir que parte del incluso si la investigación ha mostrado
fenómeno se intenta investigar, ya sea el que la personalidad desempeña un papel
proceso de acoso, sus antecedentes o la en quién se convierte en víctima y quién
experiencia de las personas afectadas en acosador (Olweus, 1991). Probable-
(Hoel y Cooper, 2001). mente, este también sea el modo en que
debamos proceder para prevenir y gestio-
La literatura sobre acoso psicológico nar el acoso entre adultos. Después de
muestra que se ha realizado un gran pro- todo, la protección de la salud, la seguri-
greso durante la última década, a pesar de dad, el respeto y la dignidad de los traba-
que sean numerosos los retos en la investi- jadores es el elemento central de la res-
gación futura. La mayoría de la investiga- ponsabilidad de los empresarios en una
ción proviene del norte de Europa, y en sociedad democrática.
particular de los países nórdicos. Los estu-
dios empíricos que provienen de países y
culturas en las que apenas se han realizado REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
investigaciones sobre acoso, nos pueden
proporcionar información valiosa tanto Adams, A. (1992). Bullying at work:
para la temática en general, como para la How to confront and overcome it. Lon-
comprensión local y cultural del fenóme- dres: Virago Press.
no. El objetivo principal a la hora de
investigar el acoso psicológico es sin duda Agervold, M. y Mikkelsen, E. G.
tratar de contribuir a la prevención y al (2004). Relationships between bullying,
manejo constructivo del problema. Sin psychosocial work environment and indi-
embargo, para lograr este objetivo los vidual stress reactions. Work & Stress,
investigadores necesitan aportar informa- 18(4), 336-351.
ción descriptiva sobre el fenómeno desde
un punto de vista teórico y empírico. Es American Psychiatric Association.
necesaria mayor información sobre las (2000). Diagnostic and statistical manual
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