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Turno: Tarde
Queridos alumnos, estamos transitando un tiempo difícil y desde nuestro rol debemos
buscar una solución y salir adelante para reencontrarnos en nuestro lugar que es la
escuela, habiendo aprovechado este tiempo para aprender desde nuevas experiencias.
Por eso les aconsejo que distribuyan un tiempo para cada materia y organicen una
rutina de trabajo diario con un horario, tiempo de descanso y un lugar tranquilo para
trabajar. De esta manera van a evitar trabajar de manera desordenada y así podrán
cumplir con todas las materias.
Optimicen el tiempo y eviten realizar en un día todas las guías lo cual es imposible, no
dejen la tareas para último momento y sean responsables. Yo estoy para orientarlos y
cualquier interrogante no duden en consultarme.
Cuídense mucho, pronto nos volveremos a encontrar en nuestro lugar que es el aula.
ELTEXTO ARGUMENTATIVO
políticos, conversación cotidiana; y textos escritos como editorial, carta del lector,
artículo de opinión y ensayos.
Estructura
Actividades
Texto Argumentativo
Proposito o
finalidad: Estructura
Trama:.................
.................. Textos
.................. Orales ...................
.................. ..............................
.... .............................. Desarrollo
Introducción
............ Estrategias
a)________ Argumentativas
TextosEscritos
b)________ a)________ Conclusión
..............................
.............................. b)________ a)_______
............................ c)________ b)_______
d)________
e)________
f)________
g)_________
2) Lea el siguiente artículo “Coronavirus, irresponsabilidad y miedo” e indique los
elementos del paratexto:
Titulo.
el medio masivo de comunicación y sección del diario.
fecha y autor del artículo.
CLARÍN: OPINIÓN
miedo
Una góndola vacía en el supermercado Coto de Agüero al 600, en CABA. Foto: Germán García
En un artículo titulado “El hombre y sus epidemias a través de la historia”, publicado años
atrás en la Revista chilena de infectología, el microbiólogo e infectólogo pediátrico Walter
Ledermann Dehnhardt narraba una situación ocurrida en 1994 en la unidad de enfermedades
En tiempos revueltos, donde la mayor certeza ante una amenaza que se ha vuelto global
parece ser la incertidumbre, otra de las víctimas es la verdad. Con una irresponsabilidad
digna de mejor causa, y sin que se entienda bien el porqué, las redes sociales y otros
instrumentos se han convertido en vehículo de informaciones y recomendaciones falsas que,
de buena fe, retransmiten en proporción astronómica quienes los reciben, multiplicando en
simultáneo la angustia y el miedo. A tal punto llegó el fenómeno que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) acuñó el término “infodemia” para definirlo y lanzó una
serie de aclaraciones para echar por tierra con las falsedades, de las que llegó a hacerse
eco hasta el propio presidente Alberto Fernández
“Una epidemia es como un incendio, no sirve el ‘sálvese quien pueda’”, dijo ayer en Clarín
Pedro Cahn, infectólogo argentino integrante del comité de expertos convocados por el
Gobierno por el coronavirus. Esa también es una lección para aprender, y poner en
práctica. No hay salidas individuales, sino responsabilidad y solidaridad social. Botón
de muestra, el que vacía las góndolas del supermercado, barriendo con las existencias de
jabón sólo por las dudas, debería pensar que el jabón que lleva de más es el que le faltará
a otro que también debe lavarse las manos, para no contagiar ni contagiarse. El que
vuelve de un viaje y está obligado a cumplir la cuarentena debe hacerlo, inexorablemente,
por él y por nosotros. Sin embargo, ejemplos a la inversa sobran, como el del vecino de
Olivos que agredió a trompadas al guardia del edificio que quiso evitar que saliera a la calle
y violara la restricción después de haber regresado de Estados Unidos o la profesional que
fue al médico con su hija en estado febril importante y sólo al final de la consulta avisó que
apenas días atrás habían estado de vacaciones en uno de los países considerados de
riesgo. Todas estas conductas, negligentes, irresponsables, egoístas, no sólo
contribuyen a propagar la epidemia sino que generan desconfianza, alimentan el
temor, favorecen las estigmatizaciones y rompen con un contrato social tácito que debería
volverse explícito: más temprano que tarde, cualquiera de nosotros puede ser ese otro al que
no cuidamos.
Prelectura:
1)
2)
Bibliografía: