Está en la página 1de 6

r Entrevista con Phüippe Aries

«.

J. B. PONTALIS
F. GANTHERET

— Su libro "El niño y la vida familiar ñanza. La Historia se extendió al mismo


bajo el Antiguo Régimen" es general- tiempo que la Poliüca: la historia de la
mente considerado un libro "pionero". educación ha sido durante mucho tiem-
Este es el calificativo que siempre apa- po aquella de la formación del ciudada-
rece, aun bajo la pluma de aquellos que no.
lo critican. Efectivamente, después de J.B.P. — Entonces usted no encuen-
su aparición en 1960, se multiplicaron tra una razón específica del olvido de!
los trabajos sobre historia y sociología niño por parte de los historiadores?
de la educación, sobre la evolución de ¿Sería más que nada una zona que ha
la familia sobre la aparición, luego pro- sido descuidada?
liferación, de libros para niños, etc. P.A. — Una zona entera, la de la vida
De allí una primera pregunta: ¿cómo privada, y, junto con ella Ja zona de la
explica usted el hecho de que la curio- frontera entre lo biológico y lo mental,
sidad de los historiadores con respecto que uno creía inmóvil y que ha cambia-
al niño se haya manifestado tan tardía- do, ya sea porque lo mental ha ganado
mente? El motivo de este largo silencio espacio sobre lo biológico, o porque el
—o de esta represión— ¿reside en nues- contacto se hace de otra manera. No ha
tra dificultad de concebir al niño como habido más-historia del anciano que del
histórico? El niño, como e) cuerpo, es- niño y, cosa curiosa, aún hoy no hay
caparía a la Historia. Nos encontraría- historia del anciano.
mos allí en el orden de la Naturaleza, de J.B. — ¿Qué es lo que lo ha llevado a
lo relativamente inmutable, del: "siem- usted como historiador a interesarse
pre ha habido padres e hijos"... por el niño? |
Phillipe Aries — El niño ha ingresado PA — Podría decir que en el origen
en el mundo cambiante de la Historia de mi evolución existió el deseo de salir
por el sesgo de la educación. El nüio de la política, de la explicación del
mismo, como usted dice, pertenecía a la mundo y de !a condición humana a tra-
especie, era un fenómeno biológico, una vés de causas políticas o socio-poliUcas.
etapa del-crecimiento. En cambio, la afc- Como muchas de mis contemporáneos
ción de los adultos sobre e! niño podía yo tenía el sentimiento de que ciertas
variar, como variaban las formas supe- fuerzas que nos poseen provienen de
riores de la vida en sociedad, es decir ja otro lugar. Ciertamente los novelistas lo
Política. La política no era neutra, eija habían comprendido hacía mucho
buena, mala, ualde bono, ixúde moío; la tiempo!
Historia permitía hacer un inventario Fue una casualidad la que me hizo
de estos casos y sacar de allí una ense- abrir la puerta del mundo que se en-

H. 3
71
cuenta por debajo de la política. Al co- adultos, luego tenían una especie de
mienzo de los años 40, durante la Ocu- uniforme, un signo distintivo de su es-
pación, se decía que nuestra derrota se tado —y ésto desde fines del siglo XVI, F.G. — Esta forma de investigación lo cia, de un sentimiento de la naturaleza,
debía a nuestra demografía declinante!'" "es decir mucho antes de la Época de las ha llevado a aislar y poner en evidencia eso no me satisfaría para nada; antes
La relación dé causalidad nie interesó 'Luces. Tuve entonces la impresión de fenómenos objetivos. Hay una noción del siglo XVIII, ¿los hombres no sentían
porque era la primera vez, o casi, que que algo había sucedido en torno al ni- que usted utiliza mucho: la de senti- placer por las olas o los bosques? Esta
veía un fenómeno político explicado por ño entre fines de la Edad Media y la miento (sentimiento de la familia, senti- es una objeción que uno puede también
una razón que no era ni política, ni eco- Época de las Luces; algo que comenza- miento del niño). Me gustaría que preci- hacerle en lo que concierne al niño. No
nómica o socio-política, ni político-reli- ba a hacer del niño un ser distinto de sara su status, ya que hay una colora- estamos bien informados acerca de lo
giosa... Quise mirar más de cerca, y ol- los adultos, en oposición a otro tipo de ción subjetiva de una noción que se de- que experimentaban realmente los pa-
vidé completamente el punto de partida sociedad, más antigua, donde la dife- sea que sea objetiva. dres con sus hijos; usted no puede pre-
de mi búsqueda; descubrí que las esta- rencia entre el niño y el adulto estaba P.A. — Usted me pone en un aprieto. juzgar acerca de lo que era su "vivencia"
dísticas demográficas constituían un débilmente marcada. ^ Quise conocer Yo no sé si yo utilizaría este vocabulario real.
lenguaje secreto que era necesario de- mejor ese algo. En seguida, la identidad hoy en día. Pero ¿cuál elegiría? Al prin- PA — Debe entenderse. Aquí usted
codificar: los hombres allí revelaban lo del niño me pareció estar ligada a su lu- cipio espontáneamente, luego volunta- llega a mi tesis según la cual hay un
que sostenían sobre la vida y la muerte. gar en la familia y al lugar de la familia riamente, he buscado evitar aquellas "antes" y un "después" del niño —para
Un mundo, nuevo para mí, confundido en la sociedad. Y, también allí mi curio- palabras que no sean las del lenguaje hablar rápido y groseramente—.
hasta entonces entre los datos de la sidad se mantenía alerta Pertenecía a común a pesar de su polisemia: el len- No se me debe hacer decir que antes
biología, de la psicología, emergía de un un medio muy católico y tradicionalista guaje de todo el mundo. Yo he llamado de "la invención del niño", los padres no
no-ser histórico, un mundo que se agi- donde todos estaban convencidos de la "sentimiento de la infancia" a la actitud amaban a sus hijos; algunos lo han
taba. La familia, la actitud frente al ni- declinación de la familia después de la de los adultos frente al niño. creído. Cada testimonio de amor mater-
ño, el acto sexual mismo, me parecie- Revolución de 1789: el divorcio, el debi- F.G. — ¿Del cual los contemporáneos nal, como aquél encontrado triunfal-
ron ios parámetros de este cambio. Es- litamiento de la autoridad paternal, etc. no eran forzosamente concientes? mente por el Rey Ladurie en Montaillou,
" te fue el tema de mi libro: "Historia de Sin embargo, mi experiencia cotidiana P.A. — Los contemporáneos sin duda me es enviado como desmentida. Siem-
las poblaciones francesas y de sus acti- me permitía entender que esto no suce- eran plenamente concientes de sus de- pre sigo pensando que la intensidad y
tudes frente a la vida"—en el cual un día tal cual mis padres lo creían. Esto beres respecto del niño, de lo que de- la naturaleza de este sentimiento, las
capítulo se titulaba; "El niño en la fami- también merecía ser mirado más de bían hacer. Pero no eran concientes de formas que ha tomado, variaron de una
lia"— aparecido en 1948. Allí escribía cerca. Fue todo este conjunto de obser- la evolución de su conducta. Esta au- época a la otra. Jamás he querido decir
que había "dos tipos de familia, antes vaciones lo que estuvo en el origen de sencia de conciencia enaltecía los cam- que el amor maternal no existiera antes
del niño y después del niño*. Pero aho- mi libro sobre el niño y la vida familiar. bios. Hoy, el conocimiento de nuestros del siglo XVIII!
ra, influenciado sin duda por las histo- Frangoise Gantheret — Hay un pun- cambios, gracias a la historia, a las J.B.P. — En efecto usted no afirma
rias de la educación, de la pedagogía, yo to que quisiera pedirle que precisara: ciencias humanas, actúa como acelera- nada de eso. Pero no es a este punto
uniría la oposición entre estos dos tipos usted dice haber partido de documen- dor. que se refiere mi pregunta. La voy a
de familia con aquella que existe entre tos que evocaban, indirectamente, co- El periodo que yo he estudiado, ides- precisar entonces. Usted se apoya lar-
el Antiguo Régimen tradicional y una sas que no son dichas... de el siglo XV al XVIII, es aquél ddran- gamente en su libro sobre la iconogra-
modernidad que comienza con la época P.A. — Si, estoy persuadido de que te el cual, por toda una serie de peque- fía; dice que el niño no está representa-
de las Luces. Luego de la publicación de nadie dice las cosas profundas que ños cambios repetitivos, se ha pagado do o, cuando lo está, que es como un
este libro, tuve la idea de una historia siente. O más bien, las dice por medio de lo que yo llamaba un sentimiento adulto reducido. Sin embargo, en ese
del vestuario. Suponía que el vestuario de un rodeo, por una alusión. Nos hace medieval de la infancia al sentimiento mismo tienipo de la sociedad tradicio-
podía también hablar de un lenguaje, falta entonces rastrear estas alusiones, actual. Podría ser que yo hablara! hoy nal, el niño no está ausente de la icono-
como las estadísticas demográficas, y reconstituir los rodeos. Yo creo, y esto de "modelo"? grafía: representación del Niño Jesús,
que era necesario descubrir el sentido. es verdadero todavía, que ninguna per- J.B.P. — No es ciertamente su recur- representación del alma bajo la forma
Entonces me instalé en el gabinete de sona se expresa demasiado libremente so al lenguaje de todo el mundo loj que de un niño... usted mismo lo indica.
las estampas y examiné series de gra- sobre aquellas cosas que realmente le suscitaría mis reservas. Al contrario... PA — Esta representación data de la
bados. Sobre estos documentos descu- importan. Habla de todas maneras, pe- Pero la expresión "sentimiento de la in- segunda Edad Media. Es decir del siglo
brí que los niños estaban vestidos como ro de una manera velada, codificada. fancia" hace pensar en aquella de Asen- XII o XIII. La confusión vendría del he-
timiento de la naturaleza". Hablar de la cho de que en mi libro sobre el niño, yo
aparición de un sentimiento de la infan- no insistí lo suficiente acerca del carác-
72
ter renovador de esta época, la segunda to pidiendo que los niños vayan a él...
Edad Media. El niño estaba muy pre- Usted no establece por su parte una diezmados y
sente en la cultura romana, helenística, equivalencia entre el tema del Dios niño en :qwe, s u,|;|at. pierda
y desaparece, por el contrario, en las {Dios que toma la forma de un niño) y el í iAqut llegamos ai.qtrp, apprj.e
' ;en ! ; , Ja; .J
culturas de la Antigüedad tardía y de la del niño-dios?
Alta Edad Media, pongamos desde el si- PA — Los textos más antiguos no ; íj Wsted.¿muesíra .cómo» en la sociedad
glo IV-V al XII... expresan nada acerca de la ternura y tradicional, el .njft& apenas ,.terinin,ada r.a oigJ, y.gue fmalin^nteía partir de ¡os
J.B.P. — ¿Cómo puede coexistir el te- menos aún la superioridad sentimental (Stí-piímera 'infancia; -¿¡derlos.ilniiraps", i§iglpSjXIt y:,X|ij(; ej.íniño^.reapa
ma religioso del niño redentor con el del niño, del niño-dios. No es la gentile- sfcimezelabá en IftrvidatdeL'lQSLadpl.tQs. mismo:ü?,mpo.que- la escuqlav ;-.,
desconocimiento del sentimiento de la za del niño de Belén lo que asombra a Recién .feír- la época «lásjca l3;eseuela ya , /Haqe-'ialjguno&.Tañqs
infancia? los magos. Esta gentileza será tomada á:«er suplantada por 10.que usted llama "marxianas- 'si ,np ¡marxistas, .ponían
P.A. — Este niño redentor es una por los escultores de los siglos XIII y ;d> "aprendizaje";, En. este ¡aspecto; .usted ;{^r;,encima^ fepómpflps ,sqcio-5conó-
criatura teológica. Es el niño de manus- XIV, por los pintores del siglo XV. Para habla ¡iTtantflShjIue ífrucault-míleí yp jnQ jraoípr principají deja his-
critos muy antiguos, de los iconostasios los magos el hecho extraordinario es "proceso de encierro" y ¿fe: una, "pa^sta "
orientales, un pequeño Dios pero un que ellos encuentran un pobre y un ni- aparte y JSajo el .toiperio de tarazón? idel .pprtaneia ;a laSíinfluenGias.; psicológicas
Dios en majestad. No tiene ninguno de ño en el lugar del rey que ellos busca- n jñokEste;.encieit0 ¿no es tina, metáfora: que-, han ;;Sidp - descuiQ;ad^1 ...igonfieso
los caracteres de la infancia psíquica Y ban. De la misma forma, lo que llama la se 'instituye;. el internado; dentro de los que no tengo la líave. Pera¿hay una lia-
como este Dios se ha dignado tomar la atención en la actuación de Jesús con eotógiQS;í M> .-»,rl(i¿!s ¡-a '¡CT í;i:> f --;h n oí
forma del hombre — aun en lo más dé- los doctores es que el niño habla como í;:rP_Aí.'-ít: Adeeir) verdad>; no se.lp lía en- ue.n.o i
bil, lo más humillante, casi lo más des- un doctor y aún mejor. cerrado. ¿alimente;:. jSe;- ha necesitado
preciable del hombre: su infancia— es J.B.P. — Pero este género de repre- ttempó>y energía* . Uno se sorprende por
simplemente un hombre miniaturizado. sentación no está muy alejada de aque- la lentitud de la evolución y poje ja resis- mie^tQ. del ninfo Aína: mayor y, ihás- afec-
Así son representadas a la vez la majes- lla de hoy en día que vehiculiza el culto 'teneüa del estado de >cosa§ ante.riQr.LI*ío ' ^tuosa atención nacta.^ -rrv ia. escoiarT'
tad y la debilidad. del niño y que hace decir que el adulto obstante; me parece que la voluntad de ^aciQjLjSl ¡ jhtistoriador americano Law-
J.B.P. — Cuando se habla de losjni- jamás alcanzará las promesas del niño, •poner los niños aparte.de la sociedad de rence Stoner admite el cambio que yojie
Jios están presentesjas imágenes más como si "crecer" fuese siempre empo- los-adultos es la: manifestación de una constatado, pero lo explica, más que
contradictorias; sorTFla vez ángeles y brecerse. No es casualidad, dicho sea nueva intención .respecto, del niño y .su por Jar.escolari^actón, ; ppreLde
demonios; encaman el lugar de Ja ani- de paso, que Francoise Dolto, especia- futunvide una necesidad profunda; de "*^iT-y-.
malidad, pero también se supone que la lista en niños —y en niños de lo más ¡investirlo,; i.-- ¡r. i»sJ£.y,'¿w:í;y\i • paternal ¡ El
verdad sale de su boca; representan la alejados del mundo adulto— haya es- !-J.BvR.; -vusted hace, allí; de lagene,ra- padre hereda las funciqnes,;d,e :Ia comu-"
pureza, la inocencia, pero también la crito un libro sobre el Evangelio. lización de. la escüela-un-fenómenoique njdad;tradicionaii Para ,Stone, la esc-ue-
perversidad. Esta contradicción perma- En resumen, me cuesta concebir una responde secundariamente, a ,1a íie,cesir la es, por el contrario, el efecto de;ijn
nece activa hoy en día: no sabremos ja- sociedad donde la infancia, o mejor, el 4ad de -investimiento del ¡niño, Pero!, es- desmantelamientp, de la - familia:, toda,
más que pensar del niño. Pero yo vuel- estado de infancia, no evoque nada. En to no.haee ¡más. qae desplazar -ti príjbje- una parte clei las funciones de lafamilia
vo a mi pregunta: ¿cómo explicar la cambio, admito más fácilmente que lo -ma: ¿cónmexplica ahora; este.; investi- ha sido desviada hacia las. .institucipnes
coexistencia de una ignorancia, de un que ha faltado durante largo tiempo es miento del. niño? v.;} í/ioíiK ;á¡-á pu.bj.icas apónimas, ,c,ómp él:dice.;. •;
desprecio de la infancia y esa extrema la idea de individualidad del niño, como No tengo uña explicación dis- ¡;«' J.B>P, i -fc Usted, sin: duda-; cpnocecel
valorización que me parece suponer el ser único e irremplazable. Pero habría ponible y me cuidaría de ayanzar;et;.esr pequeño -libr.0 jecieiite (je Philippe^Me'
tema del Dios niño? Por un lado, bajo la que agregar todavía dos correcciones. te; sentida; püejde que el tiempo .de las yer, rki niño y la razón del Eslaáv', Es-
pluma de cristianos del siglo XVII en- Primero, el reconocimiento de la indivi- grandes ; explicaciones, generales .rjaya te libro va un poco en ese sen.tido,,: :-,;•
contramos proposiciones como la que dualidad en general es tardío: ¿la en- pas.ado.riYo .constato; epnrelacionesi', al- r, P.A.-!- S¡.'.él aplica; ¡en efecto ana:te-
sigue: "La infancia es la vida de una contraríamos en la sociedad medieval? gunas puntuales¡y otras más generales, sis bastartte aceitada,;para^los -siglos
bestia" {cardenal de Beruile); por otra Luego, en lo que concierne al niño, el Porcejemplo, ,me parece qye ¡existe una XDCyXJÍ, pero,esta tesis no;es para na-
parte, tenemos la adoración del Niño peso de la realidad puede explicar am- correlación- ieritre, el isentltoiento ¡ de, la da; verdadera ,.eíii.los..s,ig;ps. XVI.y XVII,
Jesús por los Reyes Magos, Jesús niño pliamente la indiferencia: mortalidad infancia y el papel de la escuejaj-r^dé- según mi opinión —ni tampoco lo es pa-
enseñando a los doctores y Jesús adul- infantil unida a un no control de la na- eir dé; k. cultura escrita-*-. 'No es casual ra; el inedia burguésa en ;vías de .abur-
guesamiento del siglo XIX. Del siglo XVI llamamos moderna, que se ha instalado los padres del cuarto mundo —lo que hablé hace un momento mostraba to:
al XVIII, la escolarización fue querida a fines del siglo XVIII, está en tren de queda de ese bajo proletariado marginal dos los malos tratos sufridos por el ni-
por los padres— sin lo cual no hubiera cambiar ante nuestros ojos, en sus cos- e inamisible— están, por el contrario, ño del siglo XIX, en la fábrica, en la es-
tenido tanto alcance. Con seguridad su tumbres y CTrparticularen la imagen de (por lo menos las madres), profunda- cuela, en su casa, aun en los castillos
voluntad coincidía con la de la Iglesia y ' la infancia que no es la misma. Recien- mente ligados a sus innumerables ni- de la feroz y sádica Madame de Segur.
la del Estado y se confundía con éstas. temente he descubierto este~cambio del ños; los defienden contra los trabajado- Un psicoanalista historiador ameri-
J.B.P. — Usted decía hace un mo- cual ya no tengo dudas. res sociales, contra los jueces de meno- cano, Lloyd de Mause, publicó un grue-
mento que con la escuela el niño tenía Yo había preparado y escrito mi libro res que se los quieren quitar. Pueden so libro: "Historia de la Infancia", donde
su mundo aparte; ¿no estaba más que sobre la infancia dentro de un clima lastimarlos si, algún día , ebrios, tienen él y sus colaboradores muestran que
nada librado a los pedagogos? Allí no sentimental que databa del siglo XIX y la mano demasiado pesada. Pero, hay los adultos no han dejado de encarni-
hay un reconocimiento de "su" mundo. aun del XVIII: el del niño-rey. "Cuando otros padres golpeadores, reclutados de zarse con los niños, de matarlos, tortu-
PA — No pienso que los adultos del el niño brillaba...". Luego dejé el tema otras clases sociales, y todo pasa como rarlos, sodomizarlos, hasta la llegada
siglo XIX les hayan reconocido a los ni- de la infancia y de la familia para ocu- si hoy cada uno pudiera convertirse en del psicoanálisis, con un pequeño retro-
ños su mundo propio. Rousseau no fue parme de otras cosas. un golpeador de niños, y todos lo temie- ceso en la Época de las Luces.
asimilado hasta bastante más tarde. Durante este tiempo, un día, fui invi- ran. En Inglaterra existen asociaciones Los médicos, los psicólogos, los tra-
Basta con ver los libros para niños es- tado a la proyección de una película so- de padres golpeadores así como hay bajadores sociales contribuyen a ex-
critos en el siglo XVII. bre el niño en el siglo XIX que había si- asociaciones de ancianos drogadictos, pandir la jdea de que el niño está ame-"
No, en principio se los quiso retirar do realizada por un equipo de estudian- de ancianos alcohólicos que se reúnen "nazado porcuna sociedad hostil. Podría
de la promiscuidad de los adultos, de- tes de pedagogía; participé allí en una para ayudarse y no volver a comenzar. decirse que quieren desembarazarse de
jándolos librados a otros adultos, es entrevista con George Snyders. Recientemente ha habido una emi- este odio sordo que sienten a su alrede-,
verdad, pero especialistas en la educa- La película era buena: buena elección sión de televisión acerca de los niños dor. (¿y en el fondo de ellos mismos?),
ción y adultos en los que los padres te- de documentos, buena música. Sin em- golpeados durante la cual una mujer proyectándolo en el pasado.
nían suficiente confianza para enviarles bargo, algo que no alcanzaba a definir llamó por teléfono para decir que tenia J.B.P. — El discurso, no solamente el
sus niños y delegarles algunos de sus me molestaba; lo comprendí de pronto: fuertes deseos de golpear a sus hijos, discurso oficial sino también las insti-
poderes. Esto aparecía desde el siglo estos jóvenes habían concebido su pelí- que pedía socorro para que se lo impi- tuciones marchan hacia la defensa de
XVI. cula dentro de un medio moral y senti- dieran. Parece que su intervención — los derechos de la infancia —lo cual vie-
J.B.P. — ¿Cree usted que hemos sa- mental que no era el del niño-rey sino el que inquietó poco a los especialistas de ne a limitar los abusos de poder de la
lido de este modelo que implica una bi- del niño mártir y víctima. El niño —y la la mesa— provocó una gran cantidad familia—. Es un hacerse cargo del niño
partición entre, por un lado la escuela mujer— reemplazaban al obrero en el de llamados telefónicos de espectadores desde el nacimiento: puericultura, es-
—el niño librado a los especialistas— y, papel del explotado, de sufrientes -do- enloquecidos preguntando: ¿qué se cuelas para padres, escuelas materna-
por otra parte, la familia como lugar de lientes de la sociedad capitalista. Aho- puede hacer? les cada vez más precoces, institucio-
afecto? ra, a la luz de esta revelación, he descu- J.B.P. — Existe también algo que to- nes de supervisión de la familia, etc.
PA —No, para nada. bierto toda clase de signos, por demás ma la forma del niño psiquicainente PA — Es el siglo XIX que continúa y
J.B.P. — Esta especie de división de ambiguos: por ejemplo, el caso de los "golpeado. es_la idea de que el niño es se acentúa.
tareas se habría acentuado. niños golpeados, que no tienen el mis- victima^- aun si eñ~la reaUdadjes J.B.P. -j- La escolarización prolonga-
P.A. — Sí, se ha acentuado durante mo sentido ahora que antes. "mimado. Se da se acompaña de una "escalariza-
los últimos treinta años. Así, la familia J.B.P. — ¿Podría usted precisar este ción creciente del adulto, del padre, de ción": se distinguen cada vez más esca-
ha sido privada de su rol educador y cambio de sentido? la madre. Hay un retomo de la idea, las de edad, casi cada seis meses.
orientador en beneficio de la Escuela y PA — Los niños golpeados, hace que creíamos abandonada, del niño ¿Dónde ve usted la hostilidad en esta
del Estado. veinte o treinta años, eran niños del ba- profundamente inocente, que no puede práctica social aparentemente tan cui-
J.B.P, — Usted deja entender clara- jo proletariado, víctimas de una noche, ser convertido en víctima y sacrificado, dadosa del niño?
mente que la sociedad descripta en su de ebriedad, o de un movimiento de ser convertido en chivo emisario de los PA —!No me parece encontrarla en
libro era una sociedad de transición en- brutalidad primitiva. Era el resto de' adultos. Se mata un niño... la práctica social y estatal. Esta sigue
tre la sociedad tradicional y la moder- una humanidad residual en vías de de- PA — Esto sucede porque la idea del fiel a la tradición del siglo XIX, incluso
na. saparición. niño víctima repercute en el pasado. El a una tradición más antigua, una he-
PA — Esta sociedad que nosotros Hoy en día, tengo la impresión de que film, de los jóvenes pedagogos del que rencia de la iglesia medieval. La hostili-

.77
dad, avergonzada, camuflada, aparece sona dice jamás las verdaderas razo- familias que no tengan más de dos ni- PA — Hoy harían bástante,anas!
en las costumbres. nes, en principio porque no las conoce. ños. Desnudarían a la pobre mujer!; mi ÍBL
Si no la hostilidad, por lo menos la Siente como una fuerza profunda y es- Más extraño aún, la tradición dice F.G. — Hay entonces un\aspectó ca;
, molestia. ,E1 índice más claro es la ac- tá tentado de explicarla relacionándola que el día de Halloween, el 1 de noviem- da vez más precoz q> la violencia que__/
tual caída de la tasa de fecundidad. Hay con hechos claros, fácilmente cognosci- bre, los niños vayan de puerta en puer- hasta hace poco era propiá:de, tos mu^j
una diferencia considerable entre la bles, hasta anecdóticos, de su vida pú- ta para que se les regalen bombones y chachos adolescentes._;áiii"i;;ifi "ln-r:
caída de la natalidad del sig;o XIX y de blica y privada. Pero siempre se equivo- frutas... Bien, a fines de octubre, los PA — Yo me preguntó justamerrtesi
comienzos del siglo XX y la de hoy en ca. No hay una medida común entre las diarios están llenos de recomendacio- la violencia de nuestro: tiempo no-píto-
día. La primera era la consecuencia del fuerzas que se agitan en la noche de la nes a los padres para que los niños no viene en gran parte del heeho de^üelsa
investimiento de los niños. Se invertía larga duración de los eventos a corto, coman las golosinas que se les regalan. la haya creído desaparecida;;desvánq:b
mucho sobre pocas cabezas, teniendo plazo. Es esta noche de la larga dura- Estas pueden estar trucadas. Y una fo- da Nuestra sociedad es? una ¡sociedad;
por meta una mayor eficacia. Esto ya ción la que las historias de los modos tografía muestra un clavo dentro de un sin violencia: los conflictos,ya'no seirec;
no es cierto en la actualidad; si uno no de pensar tratan de explorar, y allí apa- bombón o una hoja de afeitar dentro de suelven a golpes de puñob dé1 espada;;:
desea más que un niño, no es para lue- recen motivaciones diferentes —y jamás una manzana. Las sociedades del Antiguo ;Régimen¡
go convertirlo en un politécnico. El nú- bien percibidas por aquellos a los que O el adulto es víctima del niño, o es el eran sociedades de violencias Se pelean
mero de niños solamente se había redu- motivan. Una es la representación del niño el que es víctima del adulto. ba mucho. Muchas tensiones se resol;-;
cido. Hoy, el niño mismo es rechazado. niño que se encuentra en el origen del En las sociedades tradicionales, y vían por la lucha física y verbal-fK) SGK
o al menos, postergado tanto en el tiem- maltusianismo del siglo XIX y de co- aun en el siglo XIX, a pesar del progre- lamente verbal—. La violencia persistía
po que existe la rjosiMidjtcjjde_oJy^ario_ mienzos del siglo XX, y otra muy distin- so del encierro en la escuela, los niños más allá del recurso a.la justicia,'gra-"
en eUñíérviló —salvo que el deseo de ta la que parece dominar el malthusia- no vivían nunca lejos de los adultos, ni cias a los castigos corporales, públicos
maternidad, negado, acabe por traerlo a nismo contemporáneo. de la naturaleza Hoy, sucede frecuen- y admitidos: latigazos, picóla. '"lambiere
la vida. J.B.P. — Según usted, ¿el descenso temente que niños y adultos se ignoran, los hombres de este tiempo1—y las mu-
F.G. — Por lo que creo entender, me de la natalidad actual debería estar li- y que no se ven; sus horarios no son los jeres! y los mismos niñosír^ conocían
parece que esto tendría que ver con un gado más que nada a esto de lo que vie- mismos, ni tampoco sus momentos de su fuerza y la sabían administrar. Este?
sentimiento de responsabilidad acre-. ne hablando, a la hostilidad respecto de tiempo libre. conocimiento duró mueho tiempo, todo
ceníado y con un pesimismo acerca de la infancia? En América frecuentemente sólo se el tiempo de los castigos corporales. Los
la evolución social, y no solamente en PA —• Hostilidad, o distancia, o mo- cruzan durante el desayuno y ésto es niños del siglo XIX no siempre eran, gol1-1
una clase intelectual, sino también en lestia, o incomodidad. El adulto de hoy todo lo que comparten a lo largo de un peados hasta sangrar, pero en sus ca-
parejas de medios relativamente mo- actúa como si ya no supiera cómo com- día. Un hombre o una mujer pueden sas eran educados a coscorrones —eos-:
destos. portarse frente a un niño o a un joven. muy bien llegar a los veinte años sin coirones y golpes de regla sobre los de?
PA — Estas parejas son las que di- .Estos lo intimidan^ También se ve rea- haber visto ni muertos ni bebés. Es asi dos en la escuela—.Sin duda no había
cen: "No quiero traer niños a un mundo parecer, de otra forma, la vieja frase: "ni que no saben cómo tomar a un bebéj, y radiografías; para revelar los efectos de
. que puede perecer bajo la bomba atómi- perros ni niños" del siglo XIX, la cual, su torpeza irritada puede también ser este uso generoso del castigo físico. No
ca". Algunos otros hablan de la polu- en realidad se refería a los niños del causa de brutalidades repentinas. parece que murieran por ello. Los jóve-
ción, de la tristeza de vivir; antes, de la pueblo considerados mal educados! F.G. — Hace veinte años yo era un to- nes padres de hoy no han vivido en una
guerra de Argelia, ahora, del desem- Las ciudades de ancianos (ricos) de ven profesor en un liceo de Sceaux. Hu- sociedad del cuerpo a cuerpo, no tuvie-
pleo. Son sinceros al decir estas cosas. Florida y California están hoy prohibi- bo un escándalo. Una pandilla de alum- ron^ la experiencia de sus tuerzas, y. ~
Pero tcTcjüe dicen no es cierto^ Expresan das para los niños: no pueden perma- nos de 6* había atacado a una domésti- cuando tes [llega un niño, bien: puede
como pueden, con las palabras que les necer allí, lo cual deja de causar proble- ca en la calle (era el primero de abrii)| le matarlo como se mata a una mosca. El
proporcionan -los medios, alguna cosa mas a los herederos de esos ancianos habían levantado la pollera, y le habían niño grita, y LIJOS sabe si es penetrante
visceral, que no perciben;bjen; pereque ya, que son niños. colgado un pescado en su ropa interior, y exasperante el grito de un niño. En-;
tos 1M>VÜ!Za¿,.; 3-,yi¡j ; ; / ; • '., - . . í .-: ; : Ño, es raro en Estados Unidos ver que un pescado de abril (*). Es impensaule! tonces, al cabo de un tiempo, se lo gol-
F.G. — ¿Cuáles son los índices.que, io la entrada a los ¡negocios está prohibida Alumnos de 69!... Hoy las pandillaslde pea sin medida, puesto que nunca; sé
hacen dudart.; no de la sinceridad, sino para niños que no estén acompañados. niños de doce años... ha golpeado a nadie antes; n>'¿
de; la veracidad de estas declaraciones? Los, departamentos de ciertos, inmue-
:,PA —En este ¡terreno, ninguna.pe.r- bles colectivos están, reservados para (•) N. dd T.: En el lenguaje corriente, 'pescado de abril", significa inocentada, broma:
J.B.P. — Si muchos padres dudan en sólo pudo percibir la ausencia del sen- talidades que admitan o toleren el in- que nació en la habitación contigua al
dar un chirlo a sus hijos, ¿no será por- timiento de la infancia a partir de un fanticidio como menos vergonzoso. Esto negocio donde trabajaba, murió en se-
que tienen miedo de dejarse llevar de- "discurso indirecto". significa que el niño está perdiendo un guida; su madre lo mató golpeando va-
masiado lejos como si el propio "salva- PJA —Así es. monopolio tardío y quizá exorbitante, rias veces su cabeza contra el suelo.
jismo" del niño —su "carácter pulsio- JiB.P. — ¿Cuál seria entonces hoy en que vuelve a uri lugar menos privilegia- Casada, madre de otro niño, —éste
naT— amenazara con revelar en ellos día,! en la comunidad y para un histo- do, para mejor y para peor. Los siglos legítimo— Mme. K.... compareció el 20
mismos una violencia incontrolable? riador , el discurso indirecto que ven- XVII y XIX se terminan ante nuestros de marzo ante la corte en lo criminal del
PA — Conozco una historia inverosí- dría a contradecir el discurso directo, ojos. Bajo Rhin. Explicó que ella no podía
mil. Tenía un vecino cuyo hijo era una público, sobre la infancia? asumir ni psíquica ni moralmente el
especie de prodigio. Aprendía a leer so- PA — Es todo lo que acabamos de nacimiento de este niño. El abogado ge-
lo. Tendría alrededor de ocho años. Su decir! Hace mucho que los discursos di- Post-Scriptum neral había pedido una pena de prisión
padre coleccionaba armas jpero, pru- recjos e indirectos se mezclan y no son adecuada parcial o totalmente en sus-
dentemente, las desarmaba completa- fáciles dé distinguir. Uno sirve al otro Corregía los borradores de esta entre- penso. El jurado la absolvió pura y sim-
mente. El muchacho, un día! en que es- de coartada o simplemente de demos- vista cuando leí en Le Monde (23 de plemente.
taba solo, tuvo la inteligencia de armar tración. marzo de 1979) la siguiente informa- No me sorprendió la absolución de la
un revólver, cargarlo, y luego salió al Es un poco el caso de las guarderías. ción: madre que mató a su hijo. Pero, dejan-
balcón para tirar hacia el parque. Afor- Hay niños que son confiados por sus Absolución por un infanticidio: En do de lado el hecho de que los jurados
tunadamente no era tan buen tirador madres a una guardería porque ellas Saverne (Bajo Rhin) donde estaba em- son muy sensibles a las corrientes de
como armador. Podrán imaginar la trabajan y no tienen otra alternativa, pleada, Mme. Michele K de veinti- opinión, interpreto su veredicto como
emoción del jardinero que cortaba el pero también algunas madres que no dós años de edad, dio a luz el 24 de un indicador de mentalidades, y cons-
pasto, cuando se vio regado de balas! trabajan quisieran llevar allí a sus hijos abril de 1978 a un niño no deseado de tato que el infanticidio es juzgado muy
Cuando el padre volvió a la noche, el —muchas veces no pueden hacerlo por sexo masculino. Según su declaración fríamente en la actualidad... un poco
jardinero lo puso al corriente. Si me hu- la sobrecarga de las guarderías—. La posterior, el padre del niño era su pa- menos (todavía) que en los tiempos de
biera sucedido una cosa parecida, hu- madre dice que su hijo vive con ella en trón; ella mantenía con él relaciones re- Augusto.
biera recibido una paliza inolvidable; al- la soledad de un departamento, sin ve- gulares, pero involuntarias". El bebé, PA
go gigantesco, y mi penitencia hubiera cinos, que no ve a nadie más que a ella,
durado por lo menos quince días. y ella al hijo. El niño la molesta, y es
Bien, ¿sabe lo que hizo mi joven veci- verdad que este tete-a-tete tiene algo de
no? Tomó al "niño de la mano y lo llevó intolerable. Uno adivina, entrelazado en
a su profesor para que él, el especialis- este mismo discurso, el del psicólogo, el
ta, lo hiciera razonar, o lo castigara, es del pedagogo, el discurso directo, y la
decir hiciera lo que fuera necesario y molestia, la exasperación, lo negado, ib
que el padre no sabía hacer. En este ca-
so, yo no creo que el padre.no haya que- Soy conciente de la gran ambigüedad
rido castigarlo por miedo de golpearlo de esta clase de índices. Pero justamen-
demasiado. El padre no lo golpea por- te, cuando la ambigüedad de los hechos
que ya no sabe ni castigar ni golpear, o sociales aumenta hasta este punto, ¿no
corre el riesgo de lastimar o matar. es ésto el signo de que el equilibrio ob-
J.B.P. — Sigo todavía con mi curiosi- tenido en una determinada época, du-
dad en cuanto a lo que usted dice res- rante un tiempo, amenaza con romper- La biblioteca de la Fundación Diarios Clínicos, agradece
pecto de la hostilidad hacia el niño, de se, y que la sociedad busca un nuevo a Editorial Paidós, la donación de textos, por contribuir
esta hostilidad que sería descubierta equilibrio, diferente del añterio? Todo con su aporte al crecimiento del área de "Docencia e in-
debajo de signos sociales manifiestos. aparece como si nuestra sociedad estu- vestigación". •
Nos encontramos nuevamente en el viera dejando de ser child-orfented, co-
punto de partida. En efecto, usted dijo mo lo había sido desde el siglo XVII. Es-
al comienzo de nuestra entrevista que to no quiere decir que volvamos a men-

80 81

También podría gustarte