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LAS ACTIVIDADES DE JUA N ANTONIO VELASCO, EN

FA VOR DE LA EDUCACION MUSICAL E N


NUESTRA CI UDA D

E scrib e: HUMBERTO TRIANA y A NTORVEZ A

E l hi storiador José Ignacio Perdomo E scobar e n s u ma g nífica obr a


H isto1'Ía d e la Músic a en Colomb'ia, trae a relación a lg un os a s pec tos sobre
la vida y actividad mu s ical de J u an Antonio Vela sco, a quien debe nu estro
paí s la introducción de la música alemana, la fundación de un a Acade-
mia Musical, además de otros insignes servici os a Colombia. En es ta opor-
tunidad, daremos a conocer a lg un os datos tota lmente inédi tos ha s ta el
presente.
E n 1816 Morillo lo hi zo Director de la Banda del Batallón R eali s ta
" N uma n cia", compuesto en su mayor parte por colom bianos reali st as qu e
se volvieron a la causa de la independencia, g ra cias a l celo des pleg ad o
por el Protector del Perú, General J osé de San Martín.

En 1825, tras las g uerras del P erú , el maestro Velasco vo lvi ó a Santa
Fe, donde se dedicó a su s actividades musicales, con reg ul ar éx ito econ ó-
mico. A pesar de s u extremada pobreza, estab leció en s u ca sa la E scuela
de la Virgen del Carmen, advocación de la cual era dev oto y a la que de-
dicó la p enosa tarea de enseñar música en forma g ratu ita a los niñ os p o-
bres, en tre siete y diez.

Durante la semana daba lecciones a la s familia s p udi en tes. A la s


señor itas les enseñaba prin cipalmente can to, piano y g u itarra y a los ca-
cha cos, además de lo anterior , instrumen tos de vi ento y de cu er da . E stas
actividades las realizaba durante la mañana pues to que e n s u casa por
la tarde se dedi caba a alumn os co n me nor es pos ib ilida des eco nóm icas. El
horario para es ta s clases era de tr es a cinco, y lu ego de un in terval o
para la merienda, reini ciab a las lecciones e ntre la s se is y media y oc ho
J' media de la noche.

I g u almente se empeñó e n la f orm ac ión de una Acad emi a Filarmónica


con el objeto de m ejorar el ar te mu s ical, tanto vocal como ins trume ntal.

Lóg icamente, es ta s activi dad es edu cativa s le dejaban p oco tiempo, el


cual empleaba en templar pianos, copiar o compone r mús ica y fO I'ma r co-

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
lecciones de diversos compositores, que podía enviar aún fuera de San-
tafé. Los conventos y monasterios también utilizaban s us servici os por los
magníficos conocimientos que poseía sobre música religiosa.
El maestro Velasco no tenía precios fijos, lo cual no pudieron enten-
der los bogotanos. El in signe músico aducía que todo "dependía del mayo r
o menor trabaj o" . Las lecciones que daba mensualmente a cada al um no
eran doce, r epartida s en tres semanales de media hora. El prec io era de
ocho pesos por las doce lecciones, pero cuando el alumno iba a la casa
de Velasco pagaba solamente sei s. Como medio de estadí stica el e la s lec-
ciones dadas, llenaba una papeleta que servía como comprobante, pues de-
cía que "el orden de las papeletas es ventajoso, tanto al que en seña com o
al que ap r ende, porque no puede haber fraude en el número de lecci ones ,
i también el que en seña puede tener ocupaciones que no le permita n a s ist ir
a sus lecciones en algunos días, i el interesado se perjudica. N o su cede lo
mi smo, habiendo un ajuste mensual por el cual est á obligad o t odo el que
aprende, a sati sfacer puntualmente, i el que enseña puede descuid a r m u-
chas lecciones, seguro de que cumplido su mes han de abonarle lo conve-
nido". Como en su ca sa de habitaci ón llegaron en ocasiones a r eunirse
siete y más personas a la misma hora, por las doce p a peletas regi strada s
cobraba solamente cuatro pesos.
P or t emplar pianos cobraba entre dos y cuatro pesos, pues dependía
del " g r a do de desafinación". Cuando se comprometía a copiar mú sica es-
t a blecía el precio que creía conveniente.
Fue un g ran instrumenti sta. De ahí que hubiera poseído enor mes co-
lecciones mu sicales a las cuales les hacía arreglos. Sobre est e punto él
tenía s u tarifa : "Respecto a las colecciones de mú sica, solo se puede cal-
cular un doble precio para las de piano i g uitarra, sobr e la s de vi olín ,
cla rin ete, fl a uta i demá s in strumentos en estos t érm inos : contra da nza s y
ba lses de dos pa r tes, a dos r eales para piano o g ui ta rra, si esceden de
est os se pag a r á n propor cionalmente : por minuetes tres reales ; por ma r-
cha s o pasos dobles cuatro rea les ; cualqui era canci ón con acompa ilam ien-
t o de piano o g u ita rra un peso ; i si se quiere para dos plantas, o d os i n s-
trumentos sencill os lo mi smo; las obras en grand e, propias para teatro
com o ari a s, cabatinas, t onadillas, duetos, t ercetos, i toda obra de igles ia
com o mi sas , sa lves , mi ser er es, vísper as, oficios de difuntos , Sta ba t Ma ter,
i demás necesa ria s para el lujo relijioso, no se pueden arreg la r a u n pre-
CIO fij o, por la m is ma razón que el co pia r mú s ica" .

Qui zá s p uede pa r ecer extraña esta actitud en un arti sta com o Velas-
co. P ero la " m ú sica f ué un oficio aperreado en t re nosotros" com o decía
Cordovez Mou r e, y por lo tanto, la vida diaria era difícil en Santa f é pa ra
t odo aquel que t uviera dichas aptitudes.
En el a viso que publi có Vela sco en feb r ero de 1831, ex pli caba sus ta -
rif a s y cspcclf icam enle dec ía qu e se le debería pa gar "an tici pada m ente i
en buena m oneda " .

NO TAS
Gace ta de Colom bi a del 13 de f ebre ro de 183 1-
P a p eles de do n Ig nac io A n torve za .

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