2. Viktor Frankl y su experiencia en campos de concentración nazis
3. El comunismo
4. Stalin (primeros años y personalidad primer
4.1 Stalin, discípulo de Lenin
4.2 Stalin sube al poder
4.3 Política stalinista
4.4 Campos de trabajo y gulags
5. Solzhenitsyn y su experiencia en cárceles y campos soviéticos
1.Hitler
Adolf Hitler nació el día 20 de abril de 1889 en la población
austríaca de Braunau am Inn, cerca de Linz, en la frontera alemana. Sus padres fueron Alois Hitler y Klara Polzl. Hitler tuvo cinco hermanos, de los cuales sólo él y su hermana Paula llegaron a la juventud, y dos hermanastros, fruto del anterior matrimonio de su padre. La familia de Hitler era de clase media, ya que su padre trabajaba en el control de aduanas. Su padre fue un hombre autoritario y, en palabras de Hitler, un “borracho empedernido” que siempre estaba fuera de casa. Era un padre severo, que pegaba a su mujer y a su hijo. El hecho de tener un padre maltratador y alcohólico explica en parte la violencia del carácter de Hitler, pues su experiencia en casa marcó su futura personalidad. Tanto la incapacidad de empatizar con el prójimo como la insensibilidad de Hitler tendrían muy posiblemente origen en la conducta violenta de su padre.
Desde pequeño Hitler se caracterizó por ser un niño de
carácter irritable, se mostraba altivo y desafiante, y entre sus amigos siempre destacaba como líder. A lo largo de 10 años estuvo en cinco colegios a causa de sus cambios de residencia, y eso generó tanto inestabilidad como falta de adaptación en su vida. A Hitler le gustaba mucho el arte y decía tener vocación artística, pero como era el único varón que quedaba en casa al haber muerto sus hermanos mayores y al haberse ido de casa su hermanastro Alois, su padre puso sus esperanzas en él para que fuera funcionario. Por eso su padre lo llevó a un colegio de Linz, la Realschule, que daba más importancia a los estudios tradicionales y preparaba para la universidad. Hitler aceptó ir a esa escuela, pero él no quería ser funcionario y no se esforzó nada en ese colegio para que su padre le dejara seguir su vocación artística.
Durante su adolescencia, Hitler fue un joven arrogante,
irascible y testarudo. Lo que él quería era ser independiente y vivir su propia vida, como hacían los artistas. A medida que iba madurando crecía potente en él el germanismo, a diferencia de su padre que defendía el régimen de los Habsburgo, que reinaba en el imperio austohúngaro.. Alemania resultaba atrayante a Hitler por su idea de potencia y grandeza.
Su vida empieza a cambiar cuando en el año 1903 muere su
padre, cuando Aldof Hitler tenía 14 años. A partir de entonces ya empezó a sentirse aliviado y libre para hacer lo que quisiera. A los 16 años fingió un problema pulmonar y abandonó los estudios, porque no quería atenerse a unas reglas. Empezó a vivir la vida de artista que siempre había querido: una vida ociosa y libre de responsabilidades. El único amigo que tenía Hitler, al que solo quería para él, era un chico llamado Kubizek, que describió a su amigo Hitler como alguien “violento y excitable”, aunque estaba totalmente fascinado por la capacidad oratoria y habilidad para discutir de su amigo. Kubizek cuenta que en 1906 fueron los dos a ver una obra de teatro llamada Rienzi, el último tribuno; que trataba sobre un italiano que daba el poder al pueblo. Puede que la visión de Kubizek al explicar esto estuviera influenciada por la imagen del Hitler posterior, pero dijo que Hitler se halló en “un estado de éxtasis y arrebato absolutos en el cual él trasladó el carácter de Rienzi, con fuerza visionera, al plano de sus propias ambiciones”1. Es decir, que su vocación política empezó a manifestarse, así como la convicción de que en un futuro tendría que liberar al pueblo por una misión que se le encomendaría.
En enero de 1907 su madre fue diagnosticada con cáncer,
pero Hitler siguió con sus planes. Decidió ingresar en la Academia de Bellas Artes de Viena y viajó allí en septiembre de ese mismo año. Sin embargo no lo admitieron en la Academia. Hitler volvió entonces a Linz para estar con su madre, que estaba cada vez más grave. Finalmente, ella murió en diciembre de ese año. El médico que la atendió durante toda su enfermedad fue el doctor Bloch, judío amigo de la familia. A pesar de que su madre murió por ese cáncer, dicen que Hitler estuvo eternamente agradecido al doctor Bloch y que fue el único judío al que Hitler puso bajo la protección de la Gestapo. Al año siguiente, Hitler volvió a Viena y se mudó con su amigo Kubizek. Pero éste se fue cuatro meses y aunque volvió, Hitler cortó todo vínculo con él cuando fue rechazado de nuevo en la Academia de Bellas Artes de Viena.
En 1909 Hitler empezó a sufrir dificultades económicas
cuando se le agotó el dinero herencia de sus padres al gastarla malviviendo. Fue una etapa muy dura de su vida, ya que hubo noches que dormía en la calle. Hasta que un día conoció en un albergue a un hombre llamado Hanisch y se procuró una especie de trabajo “estable” con él: Hitler pintaba cuadros y Hanisch los vendía por los cafés o de puerta en puerta. Poco a poco adecentan más su vida y van a vivir a una residencia de varones. Pero Hamisch fue metido en la cárcel por estafa. Hitler siguió con el “negocio” con un nuevo compañero, Neumann. Este era un judío húngaro con el que Hitler tuvo problemas. Esta experiencia con Neumann no hizo más que crecer el odio por los judíos que Hitler ya empezaba a sentir por entonces. En su época en Viena, de 1908 a 1913, aprendió mucho sobre las corrientes sociales y políticas, el nacionalismo y el antisemitismo. El odio contra los judíos no era algo que experimentaba solo Hitler, sino que en esa época, en la Europa liberal, muchos políticos manifestaban un pensamiento antijudío. Hitler, por tanto, no era el único que pensaba que los judíos eran de raza inferior y que planeaban una conspiración que destruiría a la raza aria. En general, el antisimetismo que experimentó en Viena cargaba sobretodo contra los judíos acomodados. Hitler hacia 1913 ya era un antisemita y antimarxista convencido y absoluto. Fue en este año cuando se trasladó a Múnich. Le atraía todo el espirítu bohemio que la ciudad alemana desprendía, aunque también fue allí para huir del servicio militar en Austria. El problema de Hitler no era que no quisiera ir a la guerra, sino que no querñia ir a la guerr con Austria. Él se identificaba completamente con el nacionalismo germánico, y si iba a la guerra era como soldado alemán. Y le llegó la oportunidad. El 28 de junio de 1914, fue asesinado en Sarajevo el heredero del imperio austrohúngaro. Austria exigía a Serbia que dejara entrar a la policía austríaca en Serbia para buscar al culpable del asesinato de su soberano, pero Serbia se negó. Entonces, ante las amenazas de declaración de guerra de Austria a Serbia, Rusia moviliza tropas. Y, como consecuencia, Alemania le declara la guerra a Alemania. Y así empezó la Primera Guerra Mundial. El día en que Alemania comunicaba al pueblo la declarción de guerra a Rusia, Hitler estaba entre la multitud celebrando con alegría y entusiamo ese momento. Él había deseado una guerra. En seguida Hitler solicitó que le dejaran luchar con el ejércio alemán. Hitler, para gran alegría suya, fue aceptado en el ejércto germano. Estuvo los cuatro años que duró la guerra sirviendo en el ejército. Luchó en el frente occidental aunque estaba en el regimiento y no en las trincheras. Entabló una muy buena relación con sus compañeros de legión, tanto que no quiso ascender más allá de “cabo” para estar con ellos. Pero nada acabó como los alemanes querían. El último año de la Primera Guerra Mundial, 1918, el imperio germánico cayó, derrotado, con una república como próximo gobierno. La derrota fue un golpe muy duro para los alemanes, y no fue menos para Hitler. Sintió, como cuenta en su obra Mein Kampf 2, que todos los sacrificios que había hecho no habían servido para nada; que todo lo que habían luchado había sido en vano. Nació en él una venganza contra los que consideraba culpables de todo: los judíos, los valores democáticos, las razas inferiores... Su experiencia en la guerra le sirvió para decidirse definitivamente a empezar su carrera política, que podría llevar a cabo gracias a que había aprendido a cómo obtener y utilizar el poder. En los años venideros, al ver cómo afectaba al pueblo alemán el Tratado de Versalles, un tratado en el que Alemania tuvo que asumir toda la culpa de la Primera Guerra Mundial, Hitler se vio atraído por la idea de devolverle gloria y el poder a Alemania.
1.1 Subida al poder
Después de la guerra, Hitler fue incorporado en una unidad
especial que se encargaba de que el mínimo ejército que tenían, diez mil hombres por el Tratado de Versalles, no se contaminara de ideas comunistas, así como de los soldados alemanes que volvían a sus casas. Durante este tiempo, en esta unidad especial llamada Aufklärungskommando, que significa Comando de Inteligencia, descubrieron que Hitler era muy buen orador. Otra de sus funciones en su nuevo trabajo del ejército, era investigar a los grupos radicales que iban surgiendo en Alemania. Había desde comunistas hasta ultraderechistas, así como anarquistas y socialistas. A Hitler se le ordenó acudir a las reuniones de un partido llamado Partido Obrero Alemán. No quedó muy impresionado por lo que escuchaba allí, pero aún así había algo que le atraía hacia allí. El partido era muy pobre entonces, en el sentido de que casi no tenía establecida una buena organización ni tampoco muy buena estructuración. Esto ayudó a la decisión de Hitler de unirse al partido, pues pensó que de esa manera podría moldearlo a su gusto. Ya en 1919, cuando el partido trabajaba en expandirse y darse a conocer, se estrenó con un discurso que denunciaba la Paz de Versalles y cargaba contra los judíos. Su discurso muy un éxito entre las 111 personas que fueron a escucharlo. Poco a poco Hitler empezó a ser más conocido por sus discursos y por ello el partido obrero fue ganando afiliados y al final pasó a ser el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, en el que se encontraban muchos de los futuros hombres de confianza de Hitler. Principalmente, lo que proponía el partido nacionalsocialista era la unión de todos los alemanes en un Gran Reich, la anulación del Tratado de Versalles, la negación de derechos a los judíos y varias medidas sociales. A medida que pasaban los meses, el partido crecía sin parar: el partido había comprado un periódico antimarxista y antisemita al borde de la quiebra para darse a conocer más, llenaba las calles de Múnich con carteles propagandísticos y con dos camiones arrojaba panfletos por la ciudad.
Hitler acaparaba más poder y consiguió el control total del
partido en sus manos. En 1921 el partido hacía de la violencia política un arma más del partido. Hitler formó las SA, Grupos de Asalto, que estaban lideradas por Ernst Röhm y cuyos miembros eran matones que se dedicaban a mantener el control en las reuniones, a agredir a los que mostraban su antipatía al partido y a alborotar en las reuniones de otros partidos.
Con el paso de los meses, Alemania empobrecía y
empeoraba más. El partido nacionalsocialista aprovechaba el descontento de los alemanes para ganar más afiliados. En 1923, Hitler en sus discursos hablaba de pasar a la acción. Se preparaban para un golpe de estado en Múnich, en el que intentaron que tanto el presidente de Baviera 3 como el jefe del ejército y el jefe de la policía bávara participaran y se unieran al nuevo gobierno. Pero el golpe de Estado falló . La policía detuvo a los dirigentes nazis, clausuraron las oficinas del partido y prohibieron el periódico. Hitler fue condenado a prisión cinco años. Sin embargo, su cautiverio no fue amargo. Le sentenciaron a una pena leve y en la cárcel las condiciones le fueron muy facorables, pues vivía como en un hotel más que en una prisión. Allí estaba recluido con otros miembros de su partido. Durante su cautiverio, el partido nacionalsocialista estaba teniendo problemas y disputas internos, y Hitler renunció a la dirección del partido mientras estuviera en prisión. Su idea era salir de la cárcel como el salvador del patido y volver a tomar control sobre él.
Los años que pasó en prisión no los desaprovechó. Con
ayuda de Rudolf Hess, quien a la larga fuera el número dos del Tercer Reich, como secretario y confidente, escribió una autobiografía titulada Mein Kampf, que significa Mi Lucha. Exponía con claridad sus ideas antimarxistas y antisemitas, su creencia total en la superioridad de la raza alemana y en la necesidad que tenía el país de que todo el poder lo acaparara un solo hombre para salvarlo de la crisis, así como el uso más que justificado de la violencia.
Gracias a su buen comportamiento en prisión y gracias a la
intervención del director de la cárcel, Hitler fue liberado antes de tiempo, en 1924. Poco a poco fue recuperando el control y aprovechó a reorganizar el partido. Quiso acercarse también a los burgueses y no solo a la clase obrera; formó las “Escuadras de Protección” conocidas como SS que se encargaban de servir como guardia personal a los dirigentes del partido. Cuando se le retiró la prohibición de hablar en público en 1927, organizó un gran mitin donde los nazis exhibieron uniformes, banderas, tambores y estandartes.
El partido nazi puso a cargo de Joseph Goebbles, un genio
de la propaganda, la tarea de abrir paso al partido en Berlín y hacerlo popular. En 1928 el partido nacionalsocialista consiguió entrar en el Parlamento con apenas doce diputados. Pero en 1930 se volvieron a celebrar elecciones en Alemania y el partido nazi consiguió seis millones de votos, que correspondían a 107 diputados. El partido nazi se había convertido en la segunda fuerza política del país. Durante los siguientes tres años, los nazis intentaron conseguir la Cancillería para Hitler, pero no fue hasta 1933 cuando el presidente de Alemania, Paul von Hindenburg, nombró a Adolf Hitler canciller de Alemania. En 1934, Hindeburg murió y el puesto de Hitler peligraba. Pero él mismo asumió el cargo de Jefe de Estado haciéndose llamar Fürer und Reichskanzler, es decir, Caudillo y Canciller del Reich. Para ello, falsificó el testamento de Hindenburg para que pareciera que lo dejaba a él como sucesor. A partir de entonces, se dedicó a liquidar a la oposición.
1.2 Influencia en el pueblo alemán
Por qué el pueblo alemán votó a Hitler en las elecciones y lo
acogió tan bien al principio como líder es algo que cualquiera que conozca todas las barbaridades que hizo Adolf Hitler se pregunta. Pero no es tan difícil de entender si se tiene en cuenta el momento que estaba pasando Alemania y la manera en la que Hitler se presentó al pueblo alemán.
Después de la Primera Guerra Mundial, en el año 1919,
Alemania se vio forzada a firmar el famoso Tratado de Versalles. Fue un tratado en el que se declaraba que Alemania era la única culpable de la guerr. Se tomaron medidad contra Alemania: elimaron su ejército y le hicieron pagar a Francia la destrucción de infraestructuras, que acabó de pagar en 2010, entre otras cosas. Después de esta Primera Guerra Mundial, Alemania pasó a ser una república llamada República Weimar. Para pagar a Francia tuvo que abandonar el patrón oro para poder emitir moneda y saldar la deuda. Pero en 1922 hubo una hiperinflación, es decir, que se dispararon tasas altísimas. El dinero ahorrado empezó a perder valor rápidamente. La clase media empobrece porque los salarios no se adecuan a los nuevos precios altísimos. Es decir, que Alemania no sólo ha perdido la guerra sino que queda devastada tanto económica como psicológicamente. Los alemanes tenían deseo de venganza por haber sido humillados en Versailles. Hitler llegó en este momento y fue muy fácil convencerles de una vida mejor.
Hitler no fue el único con el popósito de devolver la gloria a
Alemania, había otros partidos que querían lo mismo. Pero todo el mundo parecía preferir a Hitler porque era un gran orador, el mejor predicador, y porque a priori no era de ninguna religión ni filosofía y cualquiera podía identificarse con él. Además hitler sabía como incitar al pueblo, con banderas, música, canciones, etc. Emil Ludwig, un renombrado biógrafo del siglo XX, escribe en su libro Tres dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin sobre Hitler:
Su eficacia estriba en que lanza conceptos místicos como
“Honor”, “Sangre”, “Tierra”, y con ellos envuelve a sus oyentes en esa nebulosa mística que los alemanes prefieren al cielo claro de la lógica y la claridad. Con ello ha conquistado millones de corazones, en especial a las mujeres, porque todos creen ver ante sí a un profeta cuyo corazón palpita por el destino de su pueblo.4
Es decir, que Hitler supo utilizar bien su gran capacidad de
convencer a la gente porque sabía cómo era el carácter del pueblo alemán, siempre muy patriota. Sabía que la idea de un “salvador” a su desgracia les encantaría, y que todas las esperanzas estarían puestas en él. Él era un hombre carismático que hablaba con gran excitación y mucha pasión, con gritos histéricos, y eso hacía que los alemanes vivieran sus discursos de forma intensa, que creyeran en una Alemania gloriosa de nuevo.
Por otra parte, a la mayoría de los alemanes no les gustaba
la República Weimar, pues el pueblo se veía un poco incapaz de manejar tanta libertad. Ellos son gente ordenada, estructurada y dispuesta a obedecer. Preferían tener a una persona autoritaria en el poder que generara estabilidad, que manejar entre todos un gobierno en el que no hay jerarquías. Hitler ofrecía exactamente lo que querían, y por eso también tuvo éxito. Él les trajo el mandato y la espada. El mandato porque no obedecen por sometimiento, o almenos eso creían, sino porque quieren hacerlo. Prefieren la obediencia antes que una libertad sin orden. Y la espada porque simboliza al ejército, que era orgullo de todos, además de que encontraban placer en la lucha y les atraía la muerte heroica.
Adolf Hitler fue también un gran propagandista, a parte de
dominar la técnica de orador de asambleas. Él participaba del diseño de la bandera, el uniforme y los símbolos del partido nacionalsocialista. Enseñaba el saludo del brazo derecho levantado y canciones a las masas; consiguió que las masas se involucraran.
1.3 Nazismo: la raza aria y la ideología nazi
Los nazis no solamente subieron al poder para gobernar,
sino que crearon toda una nueva ideología. Hitler, junto a sus compañeros nazis, creó una nueva religión y una serie de símbolos propios del nazismo.
Para legitimizar su poder y unirlo, hicieron una nueva
bandera con una esvástica. La esvástica era negra y la situaban en una bandera de fondo blanco y rojo. Inventaron el saludo de la mano derecha levantada para identificarse entre ellos, acompañados del famoso “Heil Hitler!”, que significa “Salve Hitler” o “Viva Hitler”. También tenían un nuevo calendario dominado por los elementos naturales. Hitler quería hacer Alemania grande de nuevo, y la manera en que lo hizo fue llevando el fascismo al extremo e inventarse una tradición y cultura a la que apelar. Es decir, que Hitler como fascista quería hacer que Alemania fuera gloriosa de nuevo y que dominara el mundo, pero inventó una tradición, una religión. La religión propia del nazismo era una mezcla entre mitología nórdica, y cristianismo. Las SS levaban runas nórdicas, como la esvástica. Y como toda religión, tienen sus propios mártires: los que mueren por el partido nacionalsocialista. Como el nazismo es una ideolodía y no solo política, todo lo que forma el Estado es sagrado.
Pero la máxima expresión de la ideología nazi se ve en la
creencia de la superioridad de la raza aria, que significa raza noble. Los nazis creían que la raza aria era la más fuerte, bella, inteligente y pura y por tanto la única digna. Se consideraban arios a aquellos que fueran altos, rubios y con ojos azules, además de tener una genealogía “pura”, es decir, que no estuviera mezclada con otras razas. Esta preferencia por la raza aria no hizo más que despreciar por defecto al resto de razas, como la judía o la negra. Su objetivo era poblar la tierra de arios y librarse de las razas inferiores. El hecho de que el nazismo fuera tan racista y despectivo contra aquellos que no fueran arios, fue uno de los causantes principales del exterminio masivo de los judíos. El nazismo, para desarrollar la raza aria, hacía varias cosas. Por una parte, se encargaba de que los hombres y mujeres arios evitaran completamente el contacto con las razas inferiores. Por otra parte, controlaban a todos los niños que nacían en Alemania: si no eran arios los mataban. Además, si era necesario quitaban la custodia de los niños a aquellos padres que estaban en desacuerdo con el régimen nazi para educarlos a través del Estado. Y, evidentemente, todos los arios contaban con la protección y favor del Estado.
Uno de los hombres que más parcipó en el desarrollo y
expansión de la raza aria fue Heinrich Himmler, muy próximo a Hitler. Fundó el proyecto Lebensborn. Consistía en una red de centros y hogares de acogida para las madres alemanas solteras y mujeres de miembros de las SS que iban a tener hijos de raza aria. En esos centros, se encargaban de analizar el nivel de ario de cada uno y se les educaba para que pensaran que ser ario era sinónimo de felicidad y para que sirivieran a su país. Después, los llevaban a casas de acogida de gente también aria. Al principio el programa sólo funcionaba para mujeres alemanas, pero pronto lo aplicaron también a muchísimas mujeres eslavas que eran rubias. También traían a niños eslavos que parecían arios después de haberlos separado de su familia y matado a sus padres. Estos niños de “apariencia nórdica” eran analizados también y sometidos a un proceso de germanización: les enseñaban la lengua alemana y les hacían olvidar su origen eslavo. Después los acogían familias alemanas. 1.4 Estado Totalitario
Adolf Hitler, como dictador que fue, gobernó de forma
completamente totalitaria. En su estado totalitario contaba con varios hombres de confianza que hicieron también barbaridades, pero él era superior a todos y todos respondían ante él. Después de llegar al poder, las campañas de propaganda nazi seguían haciéndose: altavoces, banderas, orquestas y multitudes vociferando, todo para engrandecer la figura de Hitler.
En el estado totalitario de Hitler, como en otros, la libertad
humana se anula completamente. El nazismo regía la vida de la gente: el sistema educativo era nazi, la prensa, la radio y el cine estaban controlados por nazis, los libros se censuraban y sólo podían leerse los que aprovaban los nazis, las conversaciones telefónicas y cartas privadas estaban prohibidas, etc. Es decir, que no había libertad de expresión. Hitler, en sus inicios en la política, había triunfado mucho en Alemania, pero el estado totalitario que impuso en el país no hizo que todo el mundo ebosara de felicidad y gozo. Poco a poco el ánimo del pueblo alemán decayó, principalmente por tres cosas. La primera fue por la indignación general ante la violencia de Hitler. El dictador era propenso a usarla sin motivo aparente, como por ejemplo cuando el 30 de junio de 1934 hizo fusilar a 1100 hombres sin haberlos juzgado antes. Además, Hitler convirtió Alemania en una fábrica de armas. La segunda fue la por la lucha contra la Iglesia, aunque contra los judíos muchos alemanes sí que habían aceptado ir. La Iglesia no era ni mucho menos imprescindible en la vida de los alemanes, pero le tenían cierto respeto, en especial a la Iglesia protestante, y no vieron con buenos ojos el encarcelamiento de cuatro mil clérigos. La tercera fue por la anulación del espíritu alemán. Los alemanes venían de unos años derrotistas por la Primera Guerra Mundial, y su espíritu entonces fue nulo, pero con Hitler no cambió mucho, ya que vivían con terror y eso no era lo que esperaban. Además, otra de las políticas de Hitler fue el cambio en el sistema jurídico. Durante el gobierno nazi, los tribunales y la policía respondían ante el partido nazi, por tanto los crímenes nazis no eran juzgados. Eso hizo vivir a la gente en una constante inseguridad y sin libertad. Todo aquel que pensara distinto era deportado y encarcelado, por eso se vivía con el miedo a ser denunciado.
El nazismo tenía una estructura concreta. Tanto las
“Escuadras de Protección” conocidas como SS y las “Tropas de Asalto” llamadas SA, habían sido formadas por Hitler antes de que llegara al poder, pero en el gobierno nazi se mantuvieron y se dividieron. Las SA eran menos disciplinadas y leales que las SS, y al final fueron eliminadas por las SS en la famosa “noche de los cuchillos largos”. Hitler había mandado su asesinato por cuestionar el control total del partido y del Estado que el Fürer pretendía ejercer. Cuando los nazis alcanzaron el poder, Hitler fundó la Gestapo, la policía secreta del Estado. Al principio actuaba de forma independiente a las SS, pero acabó absorbida por ellas. Los objetivos de la Gestapo eran detener y perseguir a las organizaciones y personas contrarias al régimen para luego encerrarlas en prisión y torturarlos. La Gestapo también controlaba que nadie del propio partido traicionara a Hitler. La Gestapo fue dirigida por Reinhard Heydrich. Por otro lado estaban las SS. La función original de las SS era ejercer como guardia personal de los dririgentes del partido nacionalsocialista, pero luego se fueron dividiendo en diferentes secciones. Por un lado, estaban las SS generales llamadas Allgemeine, dedicadas a los asuntos públicos, la propaganda, la palicación de la política racial, etc. Por otro lado, las SS Totenkopfverbän, que eran las encargadas de los campos de concentración y trabajo. También habían otras llamadas SS Sicherheitsdienst, las del servicio de seguridad. Y, por último, las Waffen-SS, las más importantes al ser unidades de combate.
Entre los hombres que rodeaban a Hitler, hay un gurpo
destacado de nazis que se caracterizan por ser los más próximos a él y que ostentaban los cargos más importantes. Joseph Goebbles, Josef Mengele, Heinrich Himmler y Reinhard Heydrich son algunos de ellos. Goebbles fue el ingenioso ministro de Propaganda y Educación Popular de Hitler y modeló la imagen de Hitler como la de un semidiós. Tenía control abslouto sobre los medios de comunicación, prohibiendo las publicaciones de los opositores. Es gracias a él que se dio culto a la figura de Hitler. Mengele fue conocido como “el médico de la muerte”, ya que hizo todo tipo de experimentos humanos para la creación de una raza superior. El escenario de sus crímenes fue Auschwitz. El ejercicio de la medicina que hacía era completamente inmoral. Experimentó con gemelos, intentó manipular el color de ojos de miles de niños causándoles cegueras y dolorosas infecciones, y intentó crear siameses, entre muchas otras cosas. Himmler fue uno de los hombres más temidos del Tercer Reich. Fue el jefe de la Gestapo y de la policía del Reich, así como ministro de Interior. Heydrich fue el hombre que ideó la “Solución Final”, el exerminio de todos los judíos.