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 Introducción

1. Hitler (primeros años y personalidad primero)

  1.1 Subida al poder

  1.2 Influencia en el pueblo alemán

  1.3 Nazismo: la raza aria y la ideología nazi

  1.4 Estado Totalitario

  1.5 Política antisemita

  1.6 El Holocausto

2. Viktor Frankl y su experiencia en campos de concentración nazis

3. El comunismo

4. Stalin (primeros años y personalidad primer

 4.1 Stalin, discípulo de Lenin

 4.2 Stalin sube al poder

 4.3 Política stalinista

 4.4 Campos de trabajo y gulags

5. Solzhenitsyn y su experiencia en cárceles y campos soviéticos

 
 

1.Hitler

Adolf Hitler nació el día 20 de abril de 1889 en la población


austríaca de Braunau am Inn, cerca de Linz, en la frontera
alemana. Sus padres fueron Alois Hitler y Klara Polzl. Hitler
tuvo cinco hermanos, de los cuales sólo él y su hermana
Paula llegaron a la juventud, y dos hermanastros, fruto del
anterior matrimonio de su padre. La familia de Hitler era de
clase media, ya que su padre trabajaba en el control de
aduanas. Su padre fue un hombre autoritario y, en palabras
de Hitler, un “borracho empedernido” que siempre estaba
fuera de casa. Era un padre severo, que pegaba a su mujer
y a su hijo. El hecho de tener un padre maltratador y
alcohólico explica en parte la violencia del carácter de
Hitler, pues su experiencia en casa marcó su futura
personalidad. Tanto la incapacidad de empatizar con el
prójimo como la insensibilidad de Hitler tendrían muy
posiblemente origen en la conducta violenta de su padre.

Desde pequeño Hitler se caracterizó por ser un niño de


carácter irritable, se mostraba altivo y desafiante, y entre
sus amigos siempre destacaba como líder. A lo largo de 10
años estuvo en cinco colegios a causa de sus cambios de
residencia, y eso generó tanto inestabilidad como falta de
adaptación en su vida. A Hitler le gustaba mucho el arte y
decía tener vocación artística, pero como era el único varón
que quedaba en casa al haber muerto sus hermanos
mayores y al haberse ido de casa su hermanastro Alois, su
padre puso sus esperanzas en él para que fuera funcionario.
Por eso su padre lo llevó a un colegio de Linz, la Realschule,
que daba más importancia a los estudios tradicionales y
preparaba para la universidad. Hitler aceptó ir a esa
escuela, pero él no quería ser funcionario y no se esforzó
nada en ese colegio para que su padre le dejara seguir su
vocación artística.

Durante su adolescencia, Hitler fue un joven arrogante,


irascible y testarudo. Lo que él quería era ser independiente
y vivir su propia vida, como hacían los artistas. A medida
que iba madurando crecía potente en él el germanismo, a
diferencia de su padre que defendía el régimen de los
Habsburgo, que reinaba en el imperio austohúngaro..
Alemania resultaba atrayante a Hitler por su idea de
potencia y grandeza.

Su vida empieza a cambiar cuando en el año 1903 muere su


padre, cuando Aldof Hitler tenía 14 años. A partir de
entonces ya empezó a sentirse aliviado y libre para hacer lo
que quisiera. A los 16 años fingió un problema pulmonar y
abandonó los estudios, porque no quería atenerse a unas
reglas. Empezó a vivir la vida de artista que siempre había
querido: una vida ociosa y libre de responsabilidades. El
único amigo que tenía Hitler, al que solo quería para él, era
un chico llamado Kubizek, que describió a su amigo Hitler
como alguien “violento y excitable”, aunque estaba
totalmente fascinado por la capacidad oratoria y habilidad
para discutir de su amigo. Kubizek cuenta que en 1906
fueron los dos a ver una obra de teatro llamada Rienzi, el
último tribuno; que trataba sobre un italiano que daba el
poder al pueblo. Puede que la visión de Kubizek al explicar
esto estuviera influenciada por la imagen del Hitler
posterior, pero dijo que Hitler se halló en “un estado de
éxtasis y arrebato absolutos en el cual él trasladó el
carácter de Rienzi, con fuerza visionera, al plano de sus
propias ambiciones”1. Es decir, que su vocación política
empezó a manifestarse, así como la convicción de que en un
futuro tendría que liberar al pueblo por una misión que se le
encomendaría.

En enero de 1907 su madre fue diagnosticada con cáncer,


pero Hitler siguió con sus planes. Decidió ingresar en la
Academia de Bellas Artes de Viena y viajó allí en septiembre
de ese mismo año. Sin embargo no lo admitieron en la
Academia. Hitler volvió entonces a Linz para estar con su
madre, que estaba cada vez más grave. Finalmente, ella
murió en diciembre de ese año. El médico que la atendió
durante toda su enfermedad fue el doctor Bloch, judío
amigo de la familia. A pesar de que su madre murió por ese
cáncer, dicen que Hitler estuvo eternamente agradecido al
doctor Bloch y que fue el único judío al que Hitler puso bajo
la protección de la Gestapo. Al año siguiente, Hitler volvió a
Viena y se mudó con su amigo Kubizek. Pero éste se fue
cuatro meses y aunque volvió, Hitler cortó todo vínculo con
él cuando fue rechazado de nuevo en la Academia de Bellas
Artes de Viena.

En 1909 Hitler empezó a sufrir dificultades económicas


cuando se le agotó el dinero herencia de sus padres al
gastarla malviviendo. Fue una etapa muy dura de su vida,
ya que hubo noches que dormía en la calle. Hasta que un
día conoció en un albergue a un hombre llamado Hanisch y
se procuró una especie de trabajo “estable” con él: Hitler
pintaba cuadros y Hanisch los vendía por los cafés o de
puerta en puerta. Poco a poco adecentan más su vida y van
a vivir a una residencia de varones. Pero Hamisch fue
metido en la cárcel por estafa. Hitler siguió con el “negocio”
con un nuevo compañero, Neumann. Este era un judío
húngaro con el que Hitler tuvo problemas. Esta experiencia
con Neumann no hizo más que crecer el odio por los judíos
que Hitler ya empezaba a sentir por entonces. En su época
en Viena, de 1908 a 1913, aprendió mucho sobre las
corrientes sociales y políticas, el nacionalismo y el
antisemitismo. El odio contra los judíos no era algo que
experimentaba solo Hitler, sino que en esa época, en la
Europa liberal, muchos políticos manifestaban un
pensamiento antijudío. Hitler, por tanto, no era el único que
pensaba que los judíos eran de raza inferior y que
planeaban una conspiración que destruiría a la raza aria. En
general, el antisimetismo que experimentó en Viena
cargaba sobretodo contra los judíos acomodados. Hitler
hacia 1913 ya era un antisemita y antimarxista convencido
y absoluto. Fue en este año cuando se trasladó a Múnich. Le
atraía todo el espirítu bohemio que la ciudad alemana
desprendía, aunque también fue allí para huir del servicio
militar en Austria. El problema de Hitler no era que no
quisiera ir a la guerra, sino que no querñia ir a la guerr con
Austria. Él se identificaba completamente con el
nacionalismo germánico, y si iba a la guerra era como
soldado alemán. Y le llegó la oportunidad. El 28 de junio de
1914, fue asesinado en Sarajevo el heredero del imperio
austrohúngaro. Austria exigía a Serbia que dejara entrar a la
policía austríaca en Serbia para buscar al culpable del
asesinato de su soberano, pero Serbia se negó. Entonces,
ante las amenazas de declaración de guerra de Austria a
Serbia, Rusia moviliza tropas. Y, como consecuencia,
Alemania le declara la guerra a Alemania. Y así empezó la
Primera Guerra Mundial. El día en que Alemania comunicaba
al pueblo la declarción de guerra a Rusia, Hitler estaba entre
la multitud celebrando con alegría y entusiamo ese
momento. Él había deseado una guerra. En seguida Hitler
solicitó que le dejaran luchar con el ejércio alemán. Hitler,
para gran alegría suya, fue aceptado en el ejércto germano.
Estuvo los cuatro años que duró la guerra sirviendo en el
ejército. Luchó en el frente occidental aunque estaba en el
regimiento y no en las trincheras. Entabló una muy buena
relación con sus compañeros de legión, tanto que no quiso
ascender más allá de “cabo” para estar con ellos. Pero nada
acabó como los alemanes querían. El último año de la
Primera Guerra Mundial, 1918, el imperio germánico cayó,
derrotado, con una república como próximo gobierno. La
derrota fue un golpe muy duro para los alemanes, y no fue
menos para Hitler. Sintió, como cuenta en su obra Mein
Kampf 2, que todos los sacrificios que había hecho no habían
servido para nada; que todo lo que habían luchado había
sido en vano. Nació en él una venganza contra los que
consideraba culpables de todo: los judíos, los valores
democáticos, las razas inferiores... Su experiencia en la
guerra le sirvió para decidirse definitivamente a empezar su
carrera política, que podría llevar a cabo gracias a que había
aprendido a cómo obtener y utilizar el poder. En los años
venideros, al ver cómo afectaba al pueblo alemán el Tratado
de Versalles, un tratado en el que Alemania tuvo que asumir
toda la culpa de la Primera Guerra Mundial, Hitler se vio
atraído por la idea de devolverle gloria y el poder a
Alemania.

1.1 Subida al poder

Después de la guerra, Hitler fue incorporado en una unidad


especial que se encargaba de que el mínimo ejército que
tenían, diez mil hombres por el Tratado de Versalles, no se
contaminara de ideas comunistas, así como de los soldados
alemanes que volvían a sus casas. Durante este tiempo, en
esta unidad especial llamada Aufklärungskommando, que
significa Comando de Inteligencia, descubrieron que Hitler
era muy buen orador. Otra de sus funciones en su nuevo
trabajo del ejército, era investigar a los grupos radicales que
iban surgiendo en Alemania. Había desde comunistas hasta
ultraderechistas, así como anarquistas y socialistas. A Hitler
se le ordenó acudir a las reuniones de un partido llamado
Partido Obrero Alemán. No quedó muy impresionado por lo
que escuchaba allí, pero aún así había algo que le atraía
hacia allí. El partido era muy pobre entonces, en el sentido
de que casi no tenía establecida una buena organización ni
tampoco muy buena estructuración. Esto ayudó a la
decisión de Hitler de unirse al partido, pues pensó que de
esa manera podría moldearlo a su gusto. Ya en 1919,
cuando el partido trabajaba en expandirse y darse a
conocer, se estrenó con un discurso que denunciaba la Paz
de Versalles y cargaba contra los judíos. Su discurso muy un
éxito entre las 111 personas que fueron a escucharlo. Poco
a poco Hitler empezó a ser más conocido por sus discursos y
por ello el partido obrero fue ganando afiliados y al final
pasó a ser el Partido Nacionalsocialista Alemán de los
Trabajadores, en el que se encontraban muchos de los
futuros hombres de confianza de Hitler.  Principalmente, lo
que proponía el partido nacionalsocialista era la unión de
todos los alemanes en un Gran Reich, la anulación del
Tratado de Versalles, la negación de derechos a los judíos y
varias medidas sociales. A medida que pasaban los meses,
el partido crecía sin parar: el partido había comprado un
periódico antimarxista y antisemita al borde de la quiebra
para darse a conocer más, llenaba las calles de Múnich con
carteles propagandísticos y con dos camiones arrojaba
panfletos por la ciudad.

Hitler acaparaba más poder y consiguió el control total del


partido en sus manos. En 1921 el partido hacía de la
violencia política un arma más del partido. Hitler formó las
SA, Grupos de Asalto, que estaban lideradas por Ernst Röhm
y cuyos miembros eran matones que se dedicaban a
mantener el control en las reuniones, a agredir a los que
mostraban su antipatía al partido y a alborotar en las
reuniones de otros partidos.

Con el paso de los meses, Alemania empobrecía y


empeoraba más. El partido nacionalsocialista aprovechaba
el descontento de los alemanes para ganar más afiliados. En
1923, Hitler en sus discursos hablaba de pasar a la acción.
Se preparaban para un golpe de estado en Múnich, en el
que intentaron que tanto el presidente de Baviera 3 como el
jefe del ejército y el jefe de la policía bávara participaran y
se unieran al nuevo gobierno. Pero el golpe de Estado falló .
La policía detuvo a los dirigentes nazis, clausuraron las
oficinas del partido y prohibieron el periódico. Hitler fue
condenado a prisión cinco años. Sin embargo, su cautiverio
no fue amargo. Le sentenciaron a una pena leve y en la
cárcel las condiciones le fueron muy facorables, pues vivía
como en un hotel más que en una prisión. Allí estaba
recluido con otros miembros de su partido. Durante su
cautiverio, el partido nacionalsocialista estaba teniendo
problemas y disputas internos, y Hitler renunció a la
dirección del partido mientras estuviera en prisión. Su idea
era salir de la cárcel como el salvador del patido y volver a
tomar control sobre él.

Los años que pasó en prisión no los desaprovechó. Con


ayuda de Rudolf Hess, quien a la larga fuera el número dos
del Tercer Reich, como secretario y confidente, escribió una
autobiografía titulada Mein Kampf, que significa Mi Lucha.
Exponía con claridad sus ideas antimarxistas y antisemitas,
su creencia total en la superioridad de la raza alemana y en
la necesidad que tenía el país de que todo el poder lo
acaparara un solo hombre para salvarlo de la crisis, así
como el uso más que justificado de la violencia.

Gracias a su buen comportamiento en prisión y gracias a la


intervención del director de la cárcel, Hitler fue liberado
antes de tiempo, en 1924. Poco a poco fue recuperando el
control y aprovechó a reorganizar el partido. Quiso
acercarse también a los burgueses y no solo a la clase
obrera; formó las “Escuadras de Protección” conocidas
como SS que se encargaban de servir como guardia
personal a los dirigentes del partido. Cuando se le retiró la
prohibición de hablar en público en 1927, organizó un gran
mitin donde los nazis exhibieron uniformes, banderas,
tambores y estandartes.

El partido nazi puso a cargo de Joseph Goebbles, un genio


de la propaganda, la tarea de abrir paso al partido en Berlín
y hacerlo popular. En 1928 el partido nacionalsocialista
consiguió entrar en el Parlamento con apenas doce
diputados. Pero en 1930 se volvieron a celebrar elecciones
en Alemania y el partido nazi consiguió seis millones de
votos, que correspondían a 107 diputados. El partido nazi se
había convertido en la segunda fuerza política del país.
Durante los siguientes tres años, los nazis intentaron
conseguir la Cancillería para Hitler, pero no fue hasta 1933
cuando el presidente de Alemania, Paul von Hindenburg,
nombró a Adolf Hitler canciller de Alemania. En 1934,
Hindeburg murió y el puesto de Hitler peligraba. Pero él
mismo asumió el cargo de Jefe de Estado haciéndose llamar
Fürer und Reichskanzler, es decir, Caudillo y Canciller del
Reich. Para ello, falsificó el testamento de Hindenburg para
que pareciera que lo dejaba a él como sucesor. A partir de
entonces, se dedicó a liquidar a la
oposición.                                                           

 1.2 Influencia en el pueblo alemán  

Por qué el pueblo alemán votó a Hitler en las elecciones y lo


acogió tan bien al principio como líder es algo que
cualquiera que conozca todas las barbaridades que hizo
Adolf Hitler se pregunta. Pero no es tan difícil de entender si
se tiene en cuenta el momento que estaba pasando
Alemania y la manera en la que Hitler se presentó al pueblo
alemán.

Después de la Primera Guerra Mundial, en el año 1919,


Alemania se vio forzada a firmar el famoso Tratado de
Versalles. Fue un tratado en el que se declaraba que
Alemania era la única culpable de la guerr. Se tomaron
medidad contra Alemania: elimaron su ejército y le hicieron
pagar a Francia la destrucción de infraestructuras, que
acabó de pagar en 2010, entre otras cosas. Después de esta
Primera Guerra Mundial, Alemania pasó a ser una república
llamada República Weimar. Para pagar a Francia tuvo que
abandonar el patrón oro para poder emitir moneda y saldar
la deuda. Pero en 1922 hubo una hiperinflación, es decir,
que se dispararon tasas altísimas. El dinero ahorrado
empezó a perder valor rápidamente. La clase media
empobrece porque los salarios no se adecuan a los nuevos
precios altísimos. Es decir, que Alemania no sólo ha perdido
la guerra sino que queda devastada tanto económica como
psicológicamente. Los alemanes tenían deseo de venganza
por haber sido humillados en Versailles. Hitler llegó en este
momento y fue muy fácil convencerles de una vida mejor.

Hitler no fue el único con el popósito de devolver la gloria a


Alemania, había otros partidos que querían lo mismo. Pero
todo el mundo parecía preferir a Hitler porque era un gran
orador, el mejor predicador, y porque a priori no era de
ninguna religión ni filosofía y cualquiera podía identificarse
con él. Además hitler sabía como incitar al pueblo, con
banderas, música, canciones, etc.
Emil Ludwig, un renombrado biógrafo del siglo XX, escribe
en su libro Tres dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin sobre
Hitler:

          Su eficacia estriba en que lanza conceptos místicos como


“Honor”, “Sangre”,        “Tierra”, y con ellos envuelve a sus
oyentes en esa nebulosa mística que los alemanes prefieren al
cielo claro de la lógica y la claridad. Con ello ha conquistado
millones de corazones, en especial a las mujeres, porque todos
creen ver ante sí a un profeta cuyo corazón palpita por el destino
de su pueblo.4

Es decir, que Hitler supo utilizar bien su gran capacidad de


convencer a la gente porque sabía cómo era el carácter del
pueblo alemán, siempre muy patriota. Sabía que la idea de
un “salvador” a su desgracia les encantaría, y que todas las
esperanzas estarían puestas en él. Él era un hombre
carismático que hablaba con gran excitación y mucha
pasión, con gritos histéricos, y eso hacía que los alemanes
vivieran sus discursos de forma intensa, que creyeran en
una Alemania gloriosa de nuevo.

Por otra parte, a la mayoría de los alemanes no les gustaba


la República Weimar, pues el pueblo se veía un poco
incapaz de manejar tanta libertad. Ellos son gente
ordenada, estructurada y dispuesta a obedecer. Preferían
tener a una persona autoritaria en el poder que generara
estabilidad, que manejar entre todos un gobierno en el que
no hay jerarquías. Hitler ofrecía exactamente lo que
querían, y por eso también tuvo éxito. Él les trajo el
mandato y la espada. El mandato porque no obedecen por
sometimiento, o almenos eso creían, sino porque quieren
hacerlo. Prefieren la obediencia antes que una libertad sin
orden. Y la espada porque simboliza al ejército, que era
orgullo de todos, además de que encontraban placer en la
lucha y les atraía la muerte heroica.

Adolf Hitler fue también un gran propagandista, a parte de


dominar la técnica de orador de asambleas. Él participaba
del diseño de la bandera, el uniforme y los símbolos del
partido nacionalsocialista. Enseñaba el saludo del brazo
derecho levantado y canciones a las masas; consiguió que
las masas se involucraran.

1.3 Nazismo: la raza aria y la ideología nazi

Los nazis no solamente subieron al poder para gobernar,


sino que crearon toda una nueva ideología. Hitler, junto a
sus compañeros nazis, creó una nueva religión y una serie
de símbolos propios del nazismo.

Para legitimizar su poder y unirlo, hicieron una nueva


bandera con una esvástica. La esvástica era negra y la
situaban en una bandera de fondo blanco y rojo. Inventaron
el saludo de la mano derecha levantada para identificarse
entre ellos, acompañados del famoso “Heil Hitler!”, que
significa “Salve Hitler” o “Viva Hitler”. También tenían un
nuevo calendario dominado por los elementos
naturales. Hitler quería hacer Alemania grande de nuevo, y
la manera en que lo hizo fue llevando el fascismo al extremo
e inventarse una tradición y cultura a la que apelar. Es
decir, que Hitler como fascista quería hacer que Alemania
fuera gloriosa de nuevo y que dominara el mundo, pero
inventó una tradición, una religión. La religión propia del
nazismo era una mezcla entre mitología nórdica, y
cristianismo. Las SS levaban runas nórdicas, como la
esvástica. Y como toda religión, tienen sus propios mártires:
los que mueren por el partido nacionalsocialista. Como el
nazismo es una ideolodía y no solo política, todo lo que
forma el Estado es sagrado.

Pero la máxima expresión de la ideología nazi se ve en la


creencia de la superioridad de la raza aria, que significa raza
noble. Los nazis creían que la raza aria era la más fuerte,
bella, inteligente y pura y por tanto la única digna. Se
consideraban arios a aquellos que fueran altos, rubios y con
ojos azules, además de tener una genealogía “pura”, es
decir, que no estuviera mezclada con otras razas. Esta
preferencia por la raza aria no hizo más que despreciar por
defecto al resto de razas, como la judía o la negra. Su
objetivo era poblar la tierra de arios y librarse de las razas
inferiores. El hecho de que el nazismo fuera tan racista y
despectivo contra aquellos que no fueran arios, fue uno de
los causantes principales del exterminio masivo de los
judíos. El nazismo, para desarrollar la raza aria, hacía varias
cosas. Por una parte, se encargaba de que los hombres y
mujeres arios evitaran completamente el contacto con las
razas inferiores. Por otra parte, controlaban a todos los
niños que nacían en Alemania: si no eran arios los mataban.
Además, si era necesario quitaban la custodia de los niños a
aquellos padres que estaban en desacuerdo con el régimen
nazi para educarlos a través del Estado. Y, evidentemente,
todos los arios contaban con la protección y favor del
Estado.

Uno de los hombres que más parcipó en el desarrollo y


expansión de la raza aria fue Heinrich Himmler, muy
próximo a Hitler. Fundó el proyecto Lebensborn. Consistía
en una red de centros y hogares de acogida para las madres
alemanas solteras y mujeres de miembros de las SS que
iban a tener hijos de raza aria. En esos centros, se
encargaban de analizar el nivel de ario de cada uno y se les
educaba para que pensaran que ser ario era sinónimo de
felicidad y para que sirivieran a su país. Después, los
llevaban a casas de acogida de gente también aria. Al
principio el programa sólo funcionaba para mujeres
alemanas, pero pronto lo aplicaron también a muchísimas
mujeres eslavas que eran rubias. También traían a niños
eslavos que parecían arios después de haberlos separado de
su familia y matado a sus padres. Estos niños de “apariencia
nórdica” eran analizados también y sometidos a un proceso
de germanización: les enseñaban la lengua alemana y les
hacían olvidar su origen eslavo. Después los acogían
familias alemanas.
1.4 Estado Totalitario

Adolf Hitler, como dictador que fue, gobernó de forma


completamente totalitaria. En su estado totalitario contaba
con varios hombres de confianza que hicieron también
barbaridades, pero él era superior a todos y todos
respondían ante él. Después de llegar al poder, las
campañas de propaganda nazi seguían haciéndose:
altavoces, banderas, orquestas y multitudes vociferando,
todo para engrandecer la figura de Hitler.

En el estado totalitario de Hitler, como en otros, la libertad


humana se anula completamente. El nazismo regía la vida
de la gente: el sistema educativo era nazi, la prensa, la
radio y el cine estaban controlados por nazis, los libros se
censuraban y sólo podían leerse los que aprovaban los
nazis, las conversaciones telefónicas y cartas privadas
estaban prohibidas, etc. Es decir, que no había libertad de
expresión. Hitler, en sus inicios en la política, había
triunfado mucho en Alemania, pero el estado totalitario que
impuso en el país no hizo que todo el mundo ebosara de
felicidad y gozo. Poco a poco el ánimo del pueblo alemán
decayó, principalmente por tres cosas. La primera fue por la
indignación general ante la violencia de Hitler. El dictador
era propenso a usarla sin motivo aparente, como por
ejemplo cuando el 30 de junio de 1934 hizo fusilar a 1100
hombres sin haberlos juzgado antes. Además, Hitler
convirtió Alemania en una fábrica de armas. La segunda fue
la por la lucha contra la Iglesia, aunque contra los judíos
muchos alemanes sí que habían aceptado ir. La Iglesia no
era ni mucho menos imprescindible en la vida de los
alemanes, pero le tenían cierto respeto, en especial a la
Iglesia protestante, y no vieron con buenos ojos el
encarcelamiento de cuatro mil clérigos. La tercera fue por la
anulación del espíritu alemán. Los alemanes venían de unos
años derrotistas por la Primera Guerra Mundial, y su espíritu
entonces fue nulo, pero con Hitler no cambió mucho, ya que
vivían con terror y eso no era lo que esperaban. Además,
otra de las políticas de Hitler fue el cambio en el sistema
jurídico. Durante el gobierno nazi, los tribunales y la policía
respondían ante el partido nazi, por tanto los crímenes nazis
no eran juzgados. Eso hizo vivir a la gente en una constante
inseguridad y sin libertad. Todo aquel que pensara distinto
era deportado y encarcelado, por eso se vivía con el miedo
a ser denunciado.

El nazismo tenía una estructura concreta. Tanto las


“Escuadras de Protección” conocidas como SS y las “Tropas
de Asalto” llamadas SA, habían sido formadas por Hitler
antes de que llegara al poder, pero en el gobierno nazi se
mantuvieron y se dividieron. Las SA eran menos
disciplinadas y leales que las SS, y al final fueron eliminadas
por las SS en la famosa “noche de los cuchillos largos”.
Hitler había mandado su asesinato por cuestionar el control
total del partido y del Estado que el Fürer pretendía ejercer.
Cuando los nazis alcanzaron el poder, Hitler fundó la
Gestapo, la policía secreta del Estado. Al principio actuaba
de forma independiente a las SS, pero acabó absorbida por
ellas. Los objetivos de la Gestapo eran detener y perseguir a
las organizaciones y personas contrarias al régimen para
luego encerrarlas en prisión y torturarlos. La Gestapo
también controlaba que nadie del propio partido traicionara
a Hitler. La Gestapo fue dirigida por Reinhard Heydrich. Por
otro lado estaban las SS. La función original de las SS era
ejercer como guardia personal de los dririgentes del partido
nacionalsocialista, pero luego se fueron dividiendo en
diferentes secciones. Por un lado, estaban las SS generales
llamadas Allgemeine, dedicadas a los asuntos públicos, la
propaganda, la palicación de la política racial, etc. Por otro
lado, las SS Totenkopfverbän, que eran las encargadas de
los campos de concentración y trabajo. También habían
otras llamadas SS Sicherheitsdienst, las del servicio de
seguridad. Y, por último, las Waffen-SS, las más importantes
al ser unidades de combate.

Entre los hombres que rodeaban a Hitler, hay un gurpo


destacado de nazis que se caracterizan por ser los más
próximos a él y que ostentaban los cargos más importantes.
Joseph Goebbles, Josef Mengele, Heinrich Himmler y
Reinhard Heydrich son algunos de ellos. Goebbles fue el
ingenioso ministro de Propaganda y Educación Popular de
Hitler y modeló la imagen de Hitler como la de un semidiós.
Tenía control abslouto sobre los medios de comunicación,
prohibiendo las publicaciones de los opositores. Es gracias a
él que se dio culto a la figura de Hitler. Mengele fue
conocido como “el médico de la muerte”, ya que hizo todo
tipo de experimentos humanos para la creación de una raza
superior. El escenario de sus crímenes fue Auschwitz. El
ejercicio de la medicina que hacía era completamente
inmoral. Experimentó con gemelos, intentó manipular el
color de ojos de miles de niños causándoles cegueras y
dolorosas infecciones, y intentó crear siameses, entre
muchas otras cosas. Himmler fue uno de los hombres más
temidos del Tercer Reich. Fue el jefe de la Gestapo y de la
policía del Reich, así como ministro de Interior. Heydrich fue
el hombre que ideó la “Solución Final”, el exerminio de
todos los judíos.

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