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LIBORIO HERNANDEZ GUERRA a Be De TK MaKe ky. Uiicor ttre UST ET EY Algunas consideraciones sobre la municipalizacion y desarrollo urbano de Avila durante el siglo II d. C.* L. HERNANDEZ GUERRA y A. JIMENEZ DE FURUNDARENA Universidad de Valladolid Incluimos en este trabajo los nuevos materiales y documentos de interés apare- cidos para el conocimiento del proceso de municipalizacién de la ciudad de Avila a partir de, al menos, la época Flavia, Este estudio ya ha sido abordado por otros inves tigadores en una etapa anterior. Segtin Ptolomeo! Obila es una de las ciudades de los vettones, y su topénimo plantea serios problemas etimolégicos, hasta el punto que la dinica posibilidad es rela- jonarlo con lituano upélis «pequeiia corriente de agua»2, caracteristico de los tops- nimos -ubal-oba, que en la Edad Media aparece como Abula? Los trabajos de Mangas‘ y Hernando Sobrino® consideraban a la ciudad de Avila como un municipium Flavio, pues el primero se apoya en los argumentos epigrafic mientras que la segunda sefiala ciertas matizaciones a ta documentacién arqueol6 a y epigrafica, Lo que pretendemos a la hora de abordar, otra vez, este tema es con- firmar la municipalizacién de la ciudad abulense, en funcién de los tiltimos datos apa- recidos, para aclarar si la ciudad peregrina se beneficié de la aplicacién del lus Lait de Vespasiano, Si, es cierto que la ciudad de Avila es una fundacion «ex novo», pues los testi- monios de ocupacién vettona son aulos, con la excepcién de un pobre hallazgo de cerdmica ibérica’, de disefio geométrico y figuras de animales en torno al solar donde se encontraba la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad, entre las calles de los Reyes Catélicos y Pedro de Lagasca, pero no se pucde asegurar esa procedencia al haber sido removida por una excavacién mecdnica. El hecho de que una ciudad peregrina se convierta en un municipio romano no ignifica que aulométicamente tenga que adoptar fisicamente cl modelo romano de ciudad; mas bien serfa, en tal caso, producto de las modas urbanisticas, aunque los * Este trabajo se inscribe dentro del proyecto YA008/04 financiado por In Junta de Castilla y Len © Pol, 2, 5, 7: Obila 2 IL, Garcla Alonso, La Peninsula Ibévica en ta geografia de Claudio Prolomeo, Vitoria, 2003, p. 125. 8. Jerinimo, De viribus ilustribus. 121, quien al referirse u Pesciiano le hama Abulae episcopus Vid. E. Rodriguez Almeida, Avila gallega, Avila, 2002, pp. 24 ss + J, Mangas Manjarrés, «Derecho latino y municipalizacion en la Mescia Superior», fen} E. Ortiz Urbina y J. Samos (eds.), Actas del Symposium sobre teoria y préctica del ordenamiento municipal en Hispania, Vitoria-Gastesz 1993, Veleia, Ancjos, Series, Acta 3, 1996, pp. 223-238. 5M del Rosario Hernando Sobrino, Indigenismo y romanizacidn del territorio abulense (3. V 4. C-s, I'd.C), Madrid, 1984, kdem, «Reflexiones en vorno a la municipalizaciGn de Avila, CHL, U0, 3050: Entre San Segundo y Santa Barbuda», Gerion, 19, 2001, pp. 709-735, . adivion indigena, pues a veces se confunde com ta ibe m L, HERNANDEZ GUERRA y A. JIMENEZ DE FURUNDARENA diferentes emperadores y, en especial, Ios emperadores flavios, sufragaron modifica- Ciones urbunisticas en determinadas ciudades, en especial aquellas que fueron ya fun- dacién de etapas anteriores, sobre todo en tiempos de Augusto o Tiberio, de las cua- les hay buenos ejemplos, como Asturica Augusta, Clunia, Caesaraugusta 0 Segouia. 1. Hay autores? que defienden que 1a configuracién urbanistica de la ciudad de Avila, a pesar de que los registros arqucolégicos son escasos e, incluso, muchos materiales referenciados pertenecen a la época bajo imperial, se produce en etapas anteriores a la adopcién de! nuevo status. Es decir, los datos arqueolégic miten confirmar que la ciudad abulense alcanzase el estatuto de municipio en flavia, aungue la documentacién epigrafica, como veremos, nos induce a pensar que la ciudad fue ya municiplum entre Ja segunda mitad del siglo Id. C. y prineipios del siglo Id. C Martin Valls y Esparza* sefialan que el vigor de la ciudad durante el siglo La. C., coincide con el progresivo abandono de los castros de su entorno, pues, incluso, Ulaca y Cogatas no tlegan a aleanzar el cambio de era, pudiéndose afirmar que esta situacién fue producto de las transformaciones que se produjeron en el valle del Amblés, puesto en cultivo por los romanos en detrimeuto de la ganaderia extensive’. Bl esquema de la planta de la ciudad, como se afirma'®, no necesariamente debe corresponder @ un castra militar; ciertamente, la reconstruccién medieval de los siglos XL y XII no se aparta del esquema inicial, pero es insostenible pensar en la equivalencia de planta reticular y campamento militar, ya que, al ser una ciuitas «ex nouo», se utiliza ta planta hipodimica, la mas racional para dividir el terreno, como observamos, por ejemplo, en Asturica Augusta"! y otras eiudades del entorno, Los restos romanos son numerosos: la puerta de San Vicente presenta una torre romana de planta rectangular de opus quadratum incluida dentro del semicilindro de {a planta medieval, y en otros puntos de la muralla-puertas del Grajal y de Santa Teresa-, se aprecian cimientos de torres cwadradas distintas de las medievales, y en muchos puntos aparecen incrustados sillares de granito gris azulado, zoomorfos e, incluso, pequefios fragmentos de TS aretina e his calle de Pedro de {agasca, conjuntamente con cerdmica comtin romana, aparecieron monedas del siglo IV d. C. Posteriormente, se encontré un fragmento de pseudo-sigillata en la Plaza del > _B. Bordejé Gareés, «La mnuralla de Avila, Las piedvas fuertes de Expat. Ksuudios de arquitecur £4 milter, vol. Ul, Madrid 1935. E, Rodriguez Almeida, Avila romana, Avila, 1981, [bidem 2003 €2 ol) quienes insisten que in disposicién de Ia mucalla omana tesponde a los campamentox romance, * R. Martin Valls. A, Esparza Arroyo, «Genesis y evolucién de la cultura, celtibérican Paleaetologia de la Peninsula Uhériea, Complutiom 2-3, 1992, yp. 259-279. “A. Molinero Pérez, Los casinos de la Edad de Hierro en Avila, Avila, 1958, pp. 59 ss. FJ Gonzalez-Tablas Sasie, «Los castros de Avila», Celtas y Vetonet, Cotdloge de la Exposicide, Avie 2001 pp. 288-293, 1. Baguedano Belteén, «La necropolis de la Oseran, Celias y Verones, Ceniloye, de fo Exposivitin, Avila, 2001, pp. 305-306, w “E, Rodriguez Almeida, Avila romana (2 ed), pp. 39-40 "M, Bucén Alvarer. El trazado urbano en las proximidades del foro en Astuvica Augusta. La casa del pacimento de opus signinun, Salamanca, 1997. yp. 15-26, A. Seviilang Fuertes, J. M. Vidal Encinas scspectos de Ia implantaciGn y desarrollo urbunos de Asmrica Aueusta durante el Alto Imperion on 1 Mernindes Guerra, L. Sagredo, J. M. Solana (eds), Actas del 1 Congreso Internacional de Historia Amigyut La Peninsula tbériea hace 2000 aitos» (Valladolid, 23-25 de Noviembre 2000), Valladolid, 001, 1p. 55-608, ip *B, Rodriguez Almeida, Avila romana (2. ed), pp. 41-50, figs. 4 56 ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA MUNICIPALIZACION... 15 Mercado Grande", asi como en el Palacio de Gonzalo Davila y el Hotel Roma, hoy dia Hotel Valderrébanos, en donde se manifest6 la existencia de un muro de sillerfa de corte romano" y pavimento de via ptiblica en la nave izquierda de la Catedral, a la altura del crucero y fustes de columna granitica que sostienen la embocadura de un pozo medieval que se abre en la misma nave. Por tanto, hay numerosas pruebas sobre el origen romano de Ia ciudad en todo el casco urbano, como hemos visto, pero hay dos yacimientos significativos, el uno, uubicado en el arrabal de San Nicolds, en donde se encontré una villa suburbana, cuyas estructuras estaban al ras del suelo, con restos de monedas de Nerén, Adriano y Marco Aurelio, cerdmicas de barniz. negro y TSH, vidrios, tegulae y otros materiales, que nos permiten asegurar una actividad, como minimo, hasta el siglo Ill d. C,, momento de abandono debido a las inundaciones del rio Adaja; el otro, en la calle Alemania, esquina con los Reyes Cat6licos, en donde aparecié una enorme base de columna de granito-gris de doble toro y gola intermedia de una dataci6n adrianca y materiales pétreos, entre ellos, un fragmento de cornisa de mérmol, reutilizado en época medieval, que debid de pertenecer a algiin edificio pablico romano", a pesar de que desconocemos la existencia de éstos, caso de termas, teatro, templos a divini dades oficiales y otros edificios, pues la religiosidad de sus habitantes seitala la posi bilidad de la existencia de templos, ya que aparecen dedicatorias a JOM" y también a divinidades locales. Ademés, numerosos solares han aparecido, en los siltimos afios, varias cistae, que se suman a las conocidas de antiguo incrustadas en las paredes de la muralla, ya funcién funeraria es evidente, seguramente procedentes de la necrépolis roma- a, Algdn autor"? sefiala la parte oriental de la ciudad para su ubicacién por la gran ntidad de restos que nos han dejado y en donde se concentea gran nimero de mate~ ‘ales arqueolégicos, que, posiblemente, fueron destruidos 0 reutilizados en época nedieval, caso de estelas, aras, cipos, elementos de canalizacisn del acueducto y ntros. La zona mAs apropiada para su ubicaciGn seria la basilica de los Martires de Avila, no s6lo por las caracteristicas del terreno, sino también porque el mundo cris iano tiende a levantar sus edificios religiosos encima o a continuacién de los edifi- sios paganos. Como hemos manifestado, entre los mumerosos restos hallados, destacan los que ‘orresponden a canales pétreos, que servirfan de sustentacién y gufa a tubos de plomo, \tilizados para transportar el agua a intramuros de 1a ciudad, lo que demuestra la exis encia de un acueducto, distinto a Ia idea que tenemos de él al ser mucho menos monu- nental y mas sencillo, Ademis, la ciudad, a su vez, se sirvié de un puente de origen omano sobre el rio Adaja, compuesto de cinco arcos y cuatro pilares, de granito-gris, aracteristico de todos los materiales romanos de la ciudad’ y, quizs, también es roma- 1 el que se encuentra sabre el rio Chico, en donde se localizaron los parapetos y una om, figs. 14 y 15, pp. 54-55. 4 tbidem, p. $6. ® tbidem. p. 57 "© thidem, a. 41: Movi) Ofptimo) M(aximoy-—-/-—fulonun?). 0. 99: Deo Max (imoylovi wo/tu{m) inf solvi(tVatnimo) Wibens) Babas? 0. 136: Kovi) O (ptimo) M (aximoy/ I. lapri/l-a}meifiecit)-u(otu)- ‘hens\-a(nimo). Ibidem, n, 139: 1 (ovi) O (prima) M (aximo?) Ihidem, pp. 68-72. "Tbidem, pp. 58-63, figs 160.20, 16 1, HERNANDEZ GUERRA y A. JIMENEZ DE FURUNDAR calzada en el mismo puente. Es decir, la poblacién abulense se hallaba asistida de infra- estructuras y comunicada a través de los principales ramales secundario: Entre los numerosos materiales hallamos verracos, esculturas caracteristicas del pueblo vetén. {Por qué han aparecido cn la ciudad numerosas esculturas represen- tando a este aniinal? {Significa que son el precedente de un castro prerromano? ;De donde proceden? Las respuesta a estas preguntas son que los numerosos verracos son de produccién local; mis bien, manifestaciones artisticas propias de la cultura y arte antéctono de sus habitantes, que fue respetado por los comanos, al igual que se manifiesta en la misma onomvistica, y que fueron utilizados como monumentos fune- ratios mientras se practics la incineracién como ritual, por lo que debemos atribuir u carécter psicopompo a toros, jabalies y cerdos, 2. La documentacién epigréfica da resultados mis consistentes que los regis- {ros arqueolégicos a los que hemos hecho referencia, pues vienen a confirmar la romanidad de la ciudad a partir de mediados del siglo T d. C. El primer epigrafe, procedente de la ciudad de Roma": Lucio) Cornelio Firmiano O(ui)r(ina tribu) Avila Veterano C[o}ho(rtis) I Pr(aetoriae) mmisso honesta ‘missione qui Wixit) a(nnis) XXXXV h(eredes) ex festament{o] ipsius posuerunt Este epigrate correspondiente a un pretoriano, L. Comelius Firmianus, de la tribu Quirina, plantea numerosos problemas de lectura y de interpretacién, entre ellos {a no aceptacidn del término Auila. C. Ricci” acepta su lectura, con la que estamos de acuerdo, y fecha ef epfgrafe en el siglo Il d. C., aunque consideramos que la for- mulacién utilizada es del Gltimo tercio del siglo Id. C., al encontrar en la dedicatoria el uso del dativo de dedicacién sin invocacién a los dioses Manes, ta origo en ablati- vo, y las Formulas qui visit annis y ex testament, bo cual demuestta que Lucius Cornelius Virmianus era ya ciudadano romano, La inseripeién tiene importancia Porque aparece por primera vez la procedencia del individito, el nombre de Avila y la tibu Quirina, que nos puede hacer pensar, que Ia libertad concedida por Claudio a los nuevos ciudadanos para adscribirse a esta tribu pueda plantear una duda razonable, siempre y cuando la documentacién epigrafica nos confirme lo contratis” ¢Cabria la posibilidad de relacionar este documento con el aparecido en la ermi- ta de Nuestra Sefiora de las Vacas, de Ia época de Nerén Claudio? ;Permitiria plan- "Cl, V1, 2490, insripcién que se eonoce pox wn mannscrito C. Ricci, «llispani a Roma», Gerion 10, 1992, pp. W¥-14 en p. 2 1. posibitidad de que L. Cornelius Firmiunus lucra ciuhilans fomano viritin, es decir por co cesi6n individual, es prdcticamente imposible, ya que ew cls. hos micinbros dela gvardia pretoriana eran Feclutados exclusivamente entie miembros de connididss cle ciladangs romanos, sobre todo de Tali, pero tambien de Macedonia, Noricum e Hispania, siempre con un muy alto grado de romanizacién, cf. ¥ Le Bohec, L'Armée Roinaine, Paris 1998, p. 104 % J, Mangas Manjarrés, «Derecho latino y municipalizacin en la Meseta Superior», p. 29. ALGUNAS CO IDERACIONES SOBRE LA MUN n tear la hipétesis de que la tribu Quirina haya que relacionarla con la época del empe- rador Claudio? Cabria la posibilidad, pues fa romanizacién de la ciudad comience antes de mediados del siglo I d. C., lo cual nos Hevaria a replanteamos la bipotesis de que la ciudad de Avila alcanzaria el estatuto juridico en época anterior al Edicto de Iatinidad. El segundo de los epigrafes mencionado procede de la misma ciudad abulense®: Ofuinto). Coronfio). Quir{ina tribu). Barb(arto). Avelens(i). an(norum). LXXX. H(ic). s(itus). e(st). s(ibi). (ibi). (era). leuis). Qluintus). Coro(nius). Verani. flilius). Vernus platri), e(x). T. E(stamento). flecit). El documento fue lovalizado en la iglesia de San Sebastian sobre el sepulero de San Segundo, en el afio 1519 en donde aparece, otra vez, el origo Avelensi), que porta Q. Coronius Barbatus, también de Ja tribu Quirina, fechado a finales del siglo Td. C, a pesar de haber sido considerado falso™; el topGnimo también aparece con- firmado en un epigrafe de Nava de Ricomalillo®, portado por un individuo emigran- te que lleva el origo Avilenses, tal y como sucede con Maesus, Burri f. El tercero de los epfgrafes, procedente de la ermita de Narros del Puerto es el guiente: Atta Lygva Caraeciev im: Ebvrein{i] uxor- Avil(ensi vel a) uotym, s(oluit)- ibens) m(erito) Es un ara votiva, de granito gris-azul, hallada conjuntamente con otras, que con- firma la existencia de un compitum viale o santuario al aire libre, al estar dedicadas a los Lares Viales, muy relacionados con lugares de culto locales en cruces de camino y aparece la dedicante, Atta Lugua, mujer de un tal Ebureinus®, perteneciente al clan «Ml, 3050: Q (uinto) Coron (io) Yerni f (ilio) Quir (ina tribu) Bar(baro?) Avel (ensi?) dane(orum) EXX Veranius Veranit Vern fli) m(onuinentan) e(res) lect) Mic) situs) e(st) si) bi) terra) Ifeuis).F. Fit,

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