La volatilidad puede definirse como la incertidumbre o el riesgo asociado
a la inversión en acciones. En otras palabras, podría decirse que es el nivel de riesgo asociado con el cambio de volumen de inversión, que se mide con la ayuda de la técnica estadística de la desviación estándar y la varianza. Estos métodos numéricos calculan la diferencia entre los rendimientos de los valores en un tiempo distinto o índice de mercado. En consiguiente, puede decirse que las acciones, los títulos de deuda, las acciones preferentes, los instrumentos del mercado monetario, los fondos de inversión, los bienes inmuebles y los derivados que expresan una alta volatilidad, representan un nivel de riesgo más elevado. Siendo que, la inestabilidad de los mercados bursátiles es mayor en las perspectivas a corto plazo, mientras que es menor en los horizontes de inversión a largo plazo, por tal motivo es de suma importancia gestionar el riesgo que resulta de la incertidumbre y la inestabilidad en el activo.
La turbulencia dentro de un entorno económico causa incertidumbre
financiera; lo que requiere la intervención de las prácticas de gestión de riesgos. Una crisis financiera mundial ralentiza las actividades económicas y esta situación, a su vez, impide el crecimiento económico de las naciones de todo el mundo. Más concretamente, provoca un aumento drástico de la incertidumbre en los mercados financieros. Como también, la incapacidad de los prestamistas para cubrir las necesidades de sus clientes, pues muchas empresas realizan despidos masivos y estas personas quedan con la incapacidad de responder a sus obligaciones financieras, pues deben brindar prioridad a sus necesidades básicas mientras logran conseguir otra fuente de ingresos, lo que lleva a una disminución de los préstamos, las inversiones y la actividad económica agregada. Por lo tanto, hoy en día los bancos y otras instituciones financieras de todo el mundo están sumamente preocupados por la posibilidad de que se produzcan incumplimientos en el pago de los préstamos. La desaceleración de las transacciones financieras afecta negativamente a la circulación del dinero, lo que a su vez reduce la tasa de crecimiento económico.
Los principales riesgos relacionados con la volatilidad mundial son el
riesgo de los tipos de interés, el riesgo monetario y el riesgo del país. Los tres están relacionados entre sí y tienen un efecto de cascada sobre cada uno de ellos. La incertidumbre y los riesgos son una parte esencial de cualquier decisión de inversión. Técnicamente, el riesgo se define Alberto Elías Gómez Palacio Universidad de Antioquia
como cualquier situación en la que se conoce el resultado o las
consecuencias de una decisión tomada.
Los riesgos externos se denominan riesgos sistemáticos, son
incontrolables y están esencialmente asociados a consideraciones económicas, políticas, sociológicas, jurídicas y a los mercados de valores. Afectan ampliamente a las inversiones a diferencia de los riesgos que se deben al entorno interno de una industria o los que afectan a una empresa en particular que se conocen como riesgos no sistemáticos. Este riesgo se ve afectado por las preferencias de los consumidores, las huelgas laborales y las políticas de gestión irregulares y desorganizadas. Por lo que es importante identificar, medir, evaluar el riesgo y desarrollar estrategias específicas dirigidas a gestionar los riesgos que mitiguen el impacto en la cartera de inversión y maximizar el rendimiento. Esto implica el uso de una variedad de modelos, análisis financieros y estadísticos. Uno de los mecanismos que los inversores están aplicando para analizar y gestionar los riesgos en el mercado de valores es el uso de derivados. Los derivados controlan el riesgo de los tipos de cambio de interés, los movimientos de divisas, las fluctuaciones de precios y otros factores que pueden afectar a los ingresos y beneficios de los inversores, como empresas, particulares y gobiernos.
El riesgo es una variable a la que todos estamos expuestos, y sea como
inversionista individual, empresario o cualquier actividad económica, es por eso que, desde nuestra posición particular, es ideal mantener una gestión del riesgo constante y no esperar hasta que llegue el momento de incertidumbre para crear un plan emergente, pues el tiempo es una variable contante que no podemos controlar y la demora en toma de decisiones eficientes puede llevarnos al colapso financiero.