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bien y el mal tenían en la cultura maya carácter divino, es así como los dioses del bien generaban
cosas buenas como cosechas abundantes, mientras los dioses del mal producían cosas negativas,
atribuyéndoles desastres naturales, la pérdida de las cosechas o alguna calamidad que sucediera;
dentro de este contexto los sacrificios representaban el apaciguamiento de los dioses o la ofrenda
por obtener algún beneficio de ellos, descubra a continuación el misterio detrás de sus rituales de
sacrificios
Aunque los mayas hacían sacrificios y ofrendas para evitar o recibir favores de los dioses, una
forma común de hacerlo era usando los cenotes sagrados, ya que según ellos el dios Chac habitaba
en sus profundidades. En la zona arqueológica Chichén Itzá se encuentra un Cenote Sagrado
donde se consiguieron restos esqueléticos, las exploraciones en las que participó el Instituto
Nacional de Antropología e Historia de México arrojaron como resultado el hallazgo de al menos
42 sujetos, destacando el hecho de que la mayoría de las personas sacrificadas no eran mujeres,
también habían hombres, desmitificando la creencia de que la civilización maya sólo sacrificaba
doncellas.
En las pinturas murales del templo maya de Bonampak se puede observar imágenes de cómo
mujeres, hombres y niños eran festejados y purificados con el único fin de ser sacrificados. El dios
de la lluvia Chaac era venerado por atraer las precipitaciones imprescindibles para el cultivo, a él
se ofrecían los sacrificios de niños, en los que se elegían aquellos que tenían remolinos en el
cabello o los que lloraban mucho; los niños también eran escogidos para el ceremonial de la
extracción del corazón y en su pecho se clavaban lo que parecía un bulto de plumas o lo que sería
el adorno del cuchillo ceremonial.
Un fraile español llamado Diego De Landa, narraba que en señal de ofrenda a sus dioses los mayas
se hacían heridas ellos mismos en varias partes de su cuerpo, entre las más comunes se
encontraban orejas, mejillas, lengua, genitales y brazos; la práctica del flechamiento consistía en
que el sacrificado era pintado de color azul y atado a un poste de madera, en el transcurso de este
ritual los hombres danzaban a su alrededor, luego un sacerdote le infligía una herida en sus
genitales, la sangre que la víctima derramaba era esparcida sobre los ídolos, a una señal los
danzantes comenzaban a tirar flechas apuntando directo al corazón.
Si bien los sacrificios humanos constituyen la practica más polémica de esta civilización, su
objetivo principal era recibir vida, salud y sustento; y aunque no hay pruebas de obtuvieran estos
resultados, es quizás la única parte de la historia maya que muchos quisieran cambiar.
De Landa proporciona la descripción más completa de los festivales y rituales del calendario, pero en ninguno
de estos eventos regulares se menciona el sacrificio humano, lo que debe significar que sus informantes
mayas no tenían conocimiento de ninguna instancia, ya que el clérigo difícilmente habría suprimido tal
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