Está en la página 1de 14

Revista Realidad 119, 2009

Una estética de la salud


María Noel Lapoujade

El filósofo como médico de la civilización.


Friedrich Nietzsche1

...la misma razón de ser tiene la vida que la paz,


que la concordia existe allí donde existe la paz; y que
tan pronto como la concordia se disuelve, perecen la
paz y la vida misma.
Paracelso2

Resumen: Si la filosofía crea conceptos


e imaginarios tendientes a la cura de las
enfermedades de las culturas e indivi-
duales, una estética filosófica desde la
fuerza de la imaginación humana repre-
senta una alternativa interesante para
contribuir a la salud. A la par de la bioé-
tica, es preciso construir una bioestética,
no como dos esferas autónomas, sino
como una sola: una bioético-estética.
Por lo pronto, aquí se propone una esté-
tica hacia la salud y la vida digna.
Abstract: If philosophy creates concepts intended to cure both
cultural and individual diseases, an aesthetic philosophy, which
comes from the force of human imagination, represents an inter-
esting alternative in order to contribute to health. Altogether with
bioethics, a bio-aesthetic must be constructed. Not as two auto-
nomous spheres but as one: a bio-ethics-aesthetics. Our proposal
is aesthetics towards health and life with dignity.

Una estética de la salud 169


Revista Realidad 119, 2009
1. Premisas

L
a primera premisa está con- co-ética desde la fuerza de la ima-
centrada en el primer epígrafe, ginación humana y sus imaginarios,
porque pone énfasis en la par- presenta una alternativa interesante
ticipación, la utilidad de la filosofía, para contribuir a la salud.
si ella crea conceptos, e imaginarios La segunda premisa aflora en el
tendientes a la cura de las enferme- segundo epígrafe; es decir: asumo
dades de las culturas e individuales, que la salud, y, más radicalmente
si busca incidir en el mejoramiento aún, la vida misma dependen de la
de la vida. En este sentido, sostengo paz y la concordia, social, cultural e
que la estética filosófica, una estéti- individual.

2. Propósito

P
ienso que, como partenaire de la esta reflexión propongo una estética
bioética, es preciso construir una hacia la salud y la vida digna.
bioestética, en rigor no concebi-
das como dos áreas autónomas que se La tarea inicial es delimitar el
entrelazan, sino como una sola: una terreno de los conceptos en nuestra
bioético-estética. Por lo pronto, en propuesta.

3. ¿Qué entendemos por salud?

E
ntiendo por salud en el pre- natural, cultural, social. El individuo
sente contexto lo siguiente: el sano es agente, actor de su vida, si
equilibrio autónomo, espontá- bien relativamente. Salud es ejercer
neo del funcionamiento del orga- la “ciencia de la balanza”.
nismo, en cuanto cuerpo y mente Mi propuesta apunta a que el
o espíritu, la armonía del individuo paciente se vuelva un agente de su
consigo mismo y con la exterioridad cura.

4. ¿Qué entendemos por estética?

E
s un campo de la filosofía in- ciones estéticas con todo: ciencia,
mensamente complejo y vasto. arte, naturaleza, teología, psicolo-
En este contexto haré recortes gía, pedagogía, política, etc. Ella se
muy drásticos solo como para insi- ocupa de las experiencias, vivencias
nuar su importancia crucial. estéticas, los juicios de valor esté-
En general, la estética es el área tico, los procesos de creación, de
de la filosofía que investiga las rela- recepción, etc.

170 Una estética de la salud


Su objeto desborda en mucho unos efectos; es preciso construir

Revista Realidad 119, 2009


el campo de las artes. Estética es una concepción del hombre, una
el área que investiga fundamental- antropología entre otras, filosófica.
mente el tipo diverso y complejo En este contexto, considero que
de relaciones sensibles, placenteras lo más importante para comprender
o dolorosas, detonadoras de goce o al hombre desde su surgimiento
de sufrimiento ante la naturaleza, o hasta hoy, en todas las culturas, es
ante el otro. la imaginación humana.
En consecuencia, la estética La imaginación es una de las
teoriza sobre una vivencia humana características de la especie huma-
originaria, de todo tiempo y todo na. Se presenta de muy diversas
lugar. Por esto asumo la tesis que la maneras en las distintas culturas,
estética es un registro de lo huma- épocas, individuos, pero la opera-
no. Es tan humano respirar como ción de imaginar consiste siempre,
experimentar relaciones estéticas universalmente, en segregar imá-
espontáneas. genes.
Hablar de ese campo condu- Es una función extremadamente
ce, si se va regresando hacia las compleja, pues trabaja en tramas
causas, a hurgar lo que está, por con todas las demás funciones del
así decir, “más abajo” y determina psiquismo humano.

5. Imaginación

L
a imaginación es una función es inherente, en cuanto es una es-
psíquica compleja, dinámica, tructura procesal perteneciente a
estructural, cuyo trabajo con- un individuo. La imaginación puede
sistente en producir —en sentido operar volcada hacia o subordinada
amplio— imágenes. Puede realizar- a procesos eminentemente creati-
se provocado por motivaciones de vos, pulsionales, intelectuales, etc.,
diverso orden, perceptual, mnémi- o en ocasiones es ella la dominante,
co, racional, instintivo, pulsional, y, por ende, guía los otros procesos
afectivo, etc., consciente o incons- psíquicos que en estos momentos
ciente, objetivo —entendido aquí se convierten en sus subalternos» 3.
como motivaciones de orden exter- En general, considero que es
no al sujeto, sean naturales o socia- posible describir los complejos mo-
les—. La actividad imaginaria puede vimientos de la imaginación normal
ser voluntaria o involuntaria, casual agrupándolos en dos modalidades:
o metódica, normal o patológica, la imaginación vivida y la imagina-
individual o social. La historicidad ción en el “como si”.

Una estética de la salud 171


Revista Realidad 119, 2009
6. Imagen

A
sí como la glándula lacrimal de uno o varios datos singulares de
segrega lágrimas, la imagina- un objeto presente. Puede ser un
ción segrega imágenes. Es la objeto mental presente, transcurre
creadora, la gran artista y artesana en el presente, y es el registro del
de las imágenes. La diversidad de objeto. Cuando reconozco que lo
tipos de imágenes, así como sus que percibo es «un árbol» y no
diferentes procedencias, es inabar- «una bicicleta», entonces los datos
cable en estos límites. sensoriales se plasman en imágenes,
¿Cómo caracterizar esos pro- conceptos y palabras.
ductos llamados imágenes? Si El recuerdo, producto de la
aplicamos la noción aristotélica de memoria consiste en el conjunto de
definición, señalamos como género imagenes, conceptos, valores, etc.,
próximo el hecho que toda imagen en que un objeto se conserva en el
es una presentación de un objeto x espíritu, dura en el tiempo, habita
a la mente, es hacerlo presente. en el presente como un aconteci-
Como diferencia específica, miento pasado.
señalo una presentación configu- La imagen, producto de la
rativa, o con-formativa : Es una imaginación, consiste en una ema-
presentación de un objeto x en su nación configurativa particular de
configuración, diseño, figura, forma un objeto presente o ausente, real o
o fórmula, dependiendo del tipo de posible, existente o ficticio, conoci-
imagen de que se trate. Configura- do o desconocido, material o con-
ción, en un sentido muy amplio, ceptual, pasado, presente o futuro,
alude a todo tipo de imágenes. etc. La imagen es la representación
Diseño, figura, alude sobre todo configurativa que no requiere el
a imágenes visuales. Forma abarca, objeto presente, y puede trabajar
además, imágenes, auditivas, tácti- respecto del percepto, del recuerdo,
les, en el límite, gustativas. Fórmula, del proyecto, de la utopía, de lo
que es un tipo peculiar de forma, suprasensible, de lo histórico y de
se aplica a las imágenes gustativas lo suprahistórico4.
y olfativas. Implica la manera de Obviamente, el hombre como
presentar a la mente su cogitatum, especie biológica es una totalidad,
su referente, que consiste en tradu- su psiquismo, mente o espíritu sano
cir el percepto, recuerdo, concepto, es una totalidad integrada donde
objeto ficticio, o lo que sea, a una ninguna función psíquica trabaja
estructura configurativa, un diseño sola, sino que intervienen todas en
particular, ya sea externo, figura, o cada acto psíquico.
interno, fórmula.
Unas funciones aparencen
El percepto, producto de la per- como dominantes, desempeñando
cepción, consiste en la aprehensión un papel protagónico en tal situa-

172 Una estética de la salud


ción o momento, otras como parti- Las imágenes son pues, pro-

Revista Realidad 119, 2009


cipantes, como actores secundarios, ductos, efectos, «síntomas» de una
unas más activas otras más virtuales, peculiar actividad humana muy
según la situación de que se trate, compleja constituida por las múlti-
pero todas presentes en cada caso. ples, diversas, complejas funciones,
operaciones o acciones señaladas
por el verbo imaginar.

7. Imaginarios

P
or su parte, los imaginarios Sin embargo, no es necesario
son los complejos mundos esperar a nuestros tiempos, por-
de imágenes constituyendo que ya el lúcido Enrique Cornelio
totalidades específicas más o me- Agrippa, médico, mago y cabalista,
nos generales. Es un universo de dedica extensas y premonitorias
imágenes. páginas al poder de la fuerza de la
En el momento actual, la me- imaginación, tema que excede los
dicina y otras terapias alternativas, límites de la presente reflexión. Su
pero desde tiempo inmemorial la mundo científico, mágico, filosófico
magia y las medicinas tradicionales y religioso está poblado de imáge-
no científicas en occidente, hacen nes de todo tipo que hace trabajar
del trabajo con imágenes muy di- en cada campo. En su concepción,
versas. El centro de su actividad de medicina y filosofía se correspon-
diagnóstico, pronóstico, terapia, así den y alimentan recíprocamente.
como la investigación de nuevas Respecto de la medicina sostie-
técnicas y conceptos, gira en gran ne: “Es preciso, pues, estar firmes en
medida en torno de las imáge- todas nuestras operaciones, y apli-
nes. Más aún, las patologías de la cados a las cosas, imaginar, esperar
imaginación y los imaginarios son y tener gran fe, pues ello ayuda mu-
múltiples. cho; y se ha verificado entre los ga-
Ha sido un tema central en los lenos que una firme confianza, una
inicios del psicoanálisis freudiano esperanza cierta y el amor hacia el
la distinción entre imaginación y galeno y el remedio contribuyen
fantasías histéricas, conceptos que, mucho a la salud, y algunas veces
por lo demás pueden distinguirse a más que el remedio”6.
nivel de la mente normal.
Con base en todo lo anterior
Posteriormente, psicoanalistas sostengo que la imaginación es-
como Jacques Lacan llegan a defi- tética es una vía bella, agradable,
nir al hombre como tal, la especie y, aún, placentera, gozosa, para
humana por su capacidad de sim- conservar la salud —profilaxis—,
bolización 5. para convivir con la enfermedad y

Una estética de la salud 173


Revista Realidad 119, 2009
el dolor, para sobrellevar la terapia, ¿De qué manera esta tesis es
y para persistir en la nueva salud viable?
después de la enfermedad.
Ante todo es preciso construir
una estética de la enfermedad

8. ¿Qué entendemos por enfermedad?

P
or enfermedad entiendo la la salud; es el mal que engendra el
desarmonía el desequilibrio bien; es el hambre que hace desear
del funcionamiento del orga- la saciedad, y la fatiga el reposo”7.
nismo, de modo que se requiere
Por su parte, Novalis (1772-
la intervención correctora. De esta
1801) considera que el paso de la
manera el individuo se vuelve
monotonía a la armonía puede tran-
heterónomo, se convierte literal-
sitarse atravesando la desarmonía y
mente en paciente. El paciente es
superándola.
dependiente de los síntomas, de la
terapia, de las medicinas o trata- El desagrado y el dolor pueden
mientos y del terapeuta o médico. llegar a ser un paso para conocer
Se trata de volver relativamente lo agradable y placentero. Novalis
agente, actor de su vida al enfermo, sostiene: “Las enfermedades son sin
que asuma y participe activamente duda un asunto de la más alta im-
en su cura. portancia en la humanidad, ya que
son tan numerosas y que cada per-
En general, la enfermedad es sona tiene tanto que luchar contra
una desarmonía, un desequilibrio ellas. Conocemos aún muy poco el
psicosomático que pone en crisis arte de aprovecharlas. Son en reali-
la totalidad del individuo. Antes de dad el estimulante y la materia más
la enfermedad, en la salud, la vida interesante de nuestra reflexión”8.
transcurre en esa unidad espíritu-
cuerpo, sin distinción, una suerte de Precisamente, la imaginación
«monotonía vital». humana normal puede construir,
crear imaginarios hacia la vida, ha-
Es preciso valorar la enferme- cia el futuro, un futuro pleno.
dad como una condición, entre
otras, que puede propiciar un Previamente es preciso con guía
progreso en la capacidad de ima- especializada, y de manera metódi-
ginarnos en los dos momentos. ca, una suerte de «tratamiento» de
Más aún, sólo en la desarmonía vaciado de los imaginarios de muer-
nos damos cuenta de la monotonía te, violencia, odio, destrucción,
previa de nuestro ser total, como racismos, enfermedades incurables,
intuye con precisión Heráclito en el minusvalías imaginarias, etc.
siglo VI A.C., cuando afirma: “Es la Entonces la imaginación hu-
enfermedad que vuelve agradable mana normal, educada y formada,

174 Una estética de la salud


puede intervenir para anticipar la profesionales, ni las influencias de

Revista Realidad 119, 2009


salud por venir, imaginando des- los medios de comunicación, ni la
de la enfermedad, la futura salud vida cotidiana actual promueven
reconquistada, imaginándose el o invitan a mirar hacia adentro, a
enfermo una posible vida digna, conocernos, el oráculo délfico: «co-
gozosa, en su nuevo estado de sa- nócete a ti mismo» está tan vigente
lud diferente, metamorfoseado en como en el siglo IV A.C.
su ser anterior. La encendida reclamación de
Por su parte, Paracelso pone Teresa de Ávila, desde la mística,
énfasis en la necesidad de estudiar lanza un llamado a «cultivar nuestro
cómo es la salud que se recupera huerto interior», hoy en día selváti-
luego de pasada la enfermedad9. Es co y abandonado11.
este un trabajo no solamente para el En este sentido, la escuela de
médico como orientador, sino para las enfermedades, sobre todo las
el enfermo en sí mismo. enfermedades límites, que dejan
Novalis después apunta: “Las postrado al enfermo, son poderosos
enfermedades, especialmente las llamados a la introspección.
de larga duración, son años de En esos momentos, una intros-
aprendizaje del arte de vivir y una pección guiada por una fuerte y me-
escuela de la vida interior. Hay que tódica imaginación, el estudio serio
buscar, por medio de observaciones y riguroso de la imaginación como
cotidianas, el arte de utilizarlas”10. vía hacia la autoafirmación, hacia el
En otros textos he analizado la goce de una vida digna, puede sem-
siguiente situación, de hecho, de brar y recoger frutos insospechados.
la humanidad actual, en cualquier A una estética de la enfermedad
sociedad. Ni las escuelas primarias, le sigue la propuesta de una estética
ni las secundarias, ni las carreras hacia la salud.

9. Una estética hacia la salud

U
na estética hacia la salud especie en riesgo de extinción, no
se amplifica y radicaliza en hay tiempo que perder. Sin embargo,
la trama más vasta y más en unas sociedades, más enfermas
universal de una estética hacia la que sanas, con unos individuos más
libertad. muertos que vivos, creo que hay
aún una vía que, aunque aletargada,
En la actualidad con nuestro
abandonada, menospreciada, da sig-
hábitat, el mundo, en vías de destruc-
nos vitales, a atender urgente.
ción (¿irreversible?), y nuestra especie
(dudo mucho que «racional» en al- Es la vía regia de las relaciones
gún momento de su historia), nuestra estéticas, de la conmoción estética

Una estética de la salud 175


Revista Realidad 119, 2009
ante uno mismo, ante el otro, ante En general sostengo que el
el cosmos, las relaciones estéticas thauma originario de la humanidad
no están extinguidas, sino lejos de es el ºº estético. En este sentido,
ello, la estética es el ámbito en el afirmo con Gaston Bachelard: “El
que la humanidad puede revivir. mundo es bello antes de ser verda-
dero. El mundo es admirado antes
de ser verificado”12.

10. Hacia una estética de la libertad

L
a primera condición necesaria de Spinoza, que, no obstante las
es la de instalarnos en un ser- distancias filosóficas, se aproximan
para-la-vida (invirtiendo la tan en el sentimiento del amor a la vida
célebre como desafortunada senten- y a lo creado, en la religión viva. Y
cia de Heidegger). esto por hacer referencia solo a una
corta historia.
Recordar el llamado de un en-
fático «sí a la vida» de Nietzsche, el Esta condición es el fundamen-
firme y esencial conato, así como to determinante para el criterio de
el persistir en su ser de cada cosa valor estético de relaciones estéticas
como tales.

11. ¿Cómo entender las relaciones estéticas?

L
as relaciones estéticas se esta- La relación estética de placer,
blecen ante la imagen de un deja libre el objeto se establezca
objeto x cualquiera: presente o no contacto con él, no es una
o ausente; presente, pasado o futu- relación de determinación, de
ro; real, posible, utópico; singular, conocimiento, de apropiación, de
general o cósmico, natural o social, posesión.
mínimo en su pequeñez o máximo
Si el goce surge ante la muerte,
en su dimensión; con los colores,
el odio, el asesinato, la destrucción,
texturas, formas, y características
el terror, el horror y todo lo que
más diversas imaginables.
atente contra la dignidad inherente
Son aquellas relaciones cuyas a la vida, entonces se trata de rela-
diferencias específicas surgen de ciones enfermas, patológicas, noci-
un movimiento centrípeto, de deter- vas en su destrucción. Los placeres
minación de la subjetividad por la necrófilos con sus variantes son el
imagen del objeto x. El impacto de pan nuestro de cada día. Atención:
la imagen en la subjetividad produ- nuestra especie está en peligro de
ce una resonancia y repercusión de descomposición.
goce, placer13.

176 Una estética de la salud


Revista Realidad 119, 2009
12. ¿Qué entender por la propuesta de una estética de la
libertad?

Primera propuesta mirada, el aroma, las zonas expertas

E
de la lengua, el paladar, la boca, el
n el mundo de hoy, regido
paso por la garganta, y el aromático
por el vértigo de la velocidad,
sabor impregnado que queda des-
aparecen sus correspondientes
pués. Más allá aún, queda la expe-
estéticas; entre otras el futurismo
riencia profunda del vino simbólico,
de Marinetti, en los comienzos del
el vino como símbolo.
siglo XX; la estética de la velocidad
de Virilio hacia finales del XX y las Planteo filosóficamente la ur-
estéticas que surgen de la casi lo- gencia del renacer de una nueva
grada anulación del tiempo por la estética de la lentitud, del demo-
velocidad, convirtiéndolo instantes, rarse en medio del torbellino de
determinan sus estéticas conco- las fugacidades, de lo efímero. Y
mitantes. La instantaneidad de las precisamente la enfermedad nos
comunicaciones, simultáneas, sin demora, nos vuelve lentos. De este
mediación de tiempo, logro impre- modo nos pone en una situación
sionante de los medios virtuales, idónea para buscar una experiencia
genera diversas estéticas de la rea- estética. Y la experiencia estética es
lidad virtual, de lo efímero, lo fu- un paso hacia la libertad.
gaz. Importante dimensión estética
de lo humano antes desconocida, Propongo un modelo primor-
bienvenida sea, siempre que su su- dial para salir sano: aprender una
premacía absoluta no conduzca a estética de la lentitud desde la enfer-
la valoración exclusiva de lo nuevo, medad. Es interesante observar este
en desmedro de las tradiciones y las modelo ético-estético para la huma-
culturas propias de los pueblos. nidad realizado por ese ente humil-
de e irracional llamado: piedra.
De estos seudovalores solo vale
lo nuevo, a la abolición de la tradi- Las piedras son la calma del
ción, al snobismo del consumismo mundo
declarado no hay más que un paso. Dirigir nuestra mirada a las pie-
Así como no es sano tragar en dras cualesquiera nos da una voz
instantes, sin masticar, y qué pla- de alerta, ellas nos invitan a reinau-
cer estético profundo despierta el gurar, con el siglo XXI, las antiguas
demorarse en los sabores, olores, estéticas de la lentitud, la serenidad,
formas, texturas de una comida la quietud.
realizada por un artista14, tampoco Las relaciones estéticas profun-
es sano lanzarse el vino al esófago, das exigen el demorarse, el goce
como el vaquero del cine hollywo- nacido de un instante de suspenso,
odense, sin demorar el vino en la y precisamente las piedras, «estos

Una estética de la salud 177


Revista Realidad 119, 2009
pacientes habitantes del planeta Segunda propuesta
son presencias de la equidad y de
Sobre esta base literalmente
la justicia, pues ellas no se oprimen,
sólida, porque es la roca del mundo
sojuzgan, maltratan o devoran».
mismo, erguida en él nuestra espe-
Son un modelo para comprender la
cie, como un pedazo de cosmos,
libertad humana.
tendrá que re-aprender el camino,
Cada piedra y su modelo, el tendrá que transitar las etapas de
diamante en la belleza de su per- una vía estética iniciática, de meta-
fección, muestran un ser centrado morfosis, de transmutación radical:
en sí, en la lentitud de su «impa- de la apropiación, en comunión;
sibilidad» y en la lentitud de su del tener, en ser; de la pasión, en
«impenetrabilidad». Ellas son la acción, hasta alcanzar la acción
concreción material del ideal del contemplativa; del sufrimiento y el
sabio, porque transmiten la imagen dolor, en ecuanimidad; del deseo, la
de la perfecta serenidad en la len- envidia, el resentimiento y el odio
titud de su «inmutable» dureza. El a la serenidad. Resumimos todo en
sabio, más allá de toda vicisitud y una noción-vivencia ético-estética
contingencia, permanece paciente, fundamental: el goce pleno de la ar-
ecuánime, libre. monía con uno mismo, con el otro,
con la naturaleza, con el cosmos,
El sabio-diamante es el modelo
con la vida.
para la perfección humana. Y ni
siquiera es necesario un diamante. En lo que sigue, y para concluir,
Cada guijarro insignificante, en su señalo sucintamente algunas de las
pluralidad infinita, es una muestra estaciones fundamentales en la vía
del respeto al otro en su mismidad alquímica de la metamorfosis del
y su diferencia, un modelo para una espíritu desde una vida vivida en
estética hacia la libertad15. clave estética y guiada por la luz de
la belleza.

13. De la belleza

Las nociones de belleza pueden Pero precisamente sus más des-


variar hasta el infinito, y el espectro concertantes relativismos históricos,
de sus modificaciones puede ser sociales, culturales, generales, parti-
inabarcable. culares y singulares, muestran que,
en su más infinita diversidad, los
Umberto Eco, en su recorrido
encuentros con la belleza no han
magistral por la Historia de la be-
tenido tregua, ni huecos, ni olvido,
lleza, dedica el último capítulo a
ni silencios.
la belleza de los media en general,
y en particular, la belleza del con- Ello testimonia precisamente
sumo16. lo que considero la permanencia,

178 Una estética de la salud


la universalidad, la necesidad de la Si la belleza alcanzara su máxi-

Revista Realidad 119, 2009


belleza. Recordemos una vez más la mo en cada individuo, entonces
premisa de esta comunicación. La teñiría la subjetividad del individuo,
belleza es inherente a lo humano17. se trataría de una vida guiada por la
belleza y sumergida en ella. De tal
¿Qué entendemos aquí por manera, se trataría de una vida ple-
belleza? na y digna, humana, en la armonía
Por belleza significamos la consigo mismo, con el otro, con la
vivencia gozosa de diversos ima- naturaleza, con el cosmos: belleza
ginarios, entendidos como conste- inmanente.
laciones de imágenes de cualquier La belleza inmanente se recor-
tipo, imágenes que fungen como el ta sobre el misterio de la belleza
montaje en que se presentan a la trascendente que le otorga respaldo
subjetividad seres, cosas, fenómenos y sentido. En última instancia, la
de la naturaleza, del cosmos, singu- belleza es el misterio volcado en
lares, particulares y diversos. formas18.

14. Las metamorfosis por la belleza

Hoy es el primer día del resto de mi vida.


Proverbio

L
a tremenda profundidad de imaginario primigenio. La primera
la belleza requiere una larga medida de salud es una buena dosis
y lenta asimilación. Recorrer de desapego.
esta vía exige de una auténtica
Primera estación
paideia.
Es preciso comenzar por una
La belleza ofrece un largo ca-
mino iniciático hacia la salud. La norma de higiene: la «catarsis» de la
belleza es medicina contra el dolor. Poética de Aristóteles.

Punto de partida La humanidad se merece una


purificación de los imaginarios de
Se trata de un individuo perdi- sufrimiento, dolor, horror y muerte.
do de sí mismo y del mundo. Un En este primer momento, la belleza
habitante de la enfermedad, la vio- se insinúa como el gozo de lo dado,
lencia, el horror, el sometimiento y situarse en concordancia con uno
la dependencia. Su vida transcurre
mismo hurgando allí la belleza es-
en el marco de imaginarios hacia
condida y en sintonía con el cosmos.
la muerte. Metafóricamente, es un
mundo de tinieblas y oscuridad. Es Esta noción incipiente de belle-
como si estuviera hundido todavía za manifiesta la que llamo belleza
en el presente, en el lejano caos operante.

Una estética de la salud 179


Revista Realidad 119, 2009
Ella disuelve los «grumos» En un primer alarde de acto vo-
de los complejos, distiende los luntario es posible aún encadenado
«nudos» de la tristeza, lima las imaginarse libre, inmerso en una
«asperezas» de las frustraciones, belleza naciente, en una incipiente
pone distancia ante sometimientos simpatía con todo aquello que es
y dependencias. La belleza es un ser-para-la-vida. Entonces se hace
disolvente universal. necesaria una decisión en la que se
Segunda estación elige voluntariamente como destino
una anticipación imaginaria. Es una
La inercia del consumismo apuesta a una vida posible. Es el
provoca la apatía y anestesia de anticipo imaginario de una vida de
un «dejar pasar la vida», «pasar serenidad, calma, goce. Es la irrup-
el tiempo». Ante ello, se trata de ción de la voluntad de belleza.
querer despegar de los imaginarios
tristes de la vida gris, anonadada. Cuarta estación
En este sentido, la belleza despierta Novalis afirma: “Es el acto
la sensibilidad, la memoria, la con- humano por excelencia de trascen-
ciencia, la subjetividad imaginante. derse, de saltar por sobre sí mismo,
Ella indica una manera dichosa, hacia más allá de sí, es la génesis
feliz, de vivir intensamente mundos de la vida. (…) Humano es aquel
alternativos al de aquí y ahora. El a quien le es constitutivo ese saltar
despertar a la belleza es un des- eterno a lo trascendente, hacia más
pertar a la salud. La belleza es un allá de sí y hacia más allá de lo
bálsamo universal. La belleza cura. dado, en el acicate de la infinita
Tercera estación curiosidad de su niñez eterna, por
asomarse al abismo ‘interior’ y ha-
Llegados a este punto se necesi-
cia el abismo más allá de lo dado;
ta dar un giro radical. Es el camino
esto es, al misterio” 20.
hacia la propia intimidad, allí el
socrático «conócete a ti mismo», De esta manera la belleza in-
imperativo de valentía y autentici- manente aprehensible es propulsada
dad éticas, presenta una exigencia hacia la trascendencia, espacios
más en nuestro contexto estético. místicos posibles, en que la viven-
Propongo pensar el «conócete cia de lo invisible se hace visible
a ti mismo», además, con alcances bajo la forma de bellezas visibles,
estéticos. En la medida que lo es- inmanentes.
tético es un registro de lo humano, Quinta estación
entonces, «conócete a ti mismo»
como ser estético ausculta tu dor- La construcción de uno mis-
mida capacidad de goce estético, mo, el edificarse desde su elección
procura despertar a la belleza, em- imaginaria, desde el imaginario de
prende un camino hacia una vida belleza anticipada. Belleza antici-
plena19. pada que designa un nuevo mundo

180 Una estética de la salud


posible para nuestra vida. Este pro- En fin, nace así la belleza como

Revista Realidad 119, 2009


ceso señala otra metamorfosis vital. trabajo de cultivar la intimidad. Es
un trabajo de vida, que trae consigo
En este punto, parafraseo el
un don: la recuperación de la auto-
título del anónimo del siglo IX: es
nomía. Iniciamos así la vía bella en
preciso cuidar “el jardín simbólico”,
el ejercicio cotidiano del goce de
aprender a sembrar y cuidar el jar-
la libertad.
dín del espíritu. Entonces, hay que
empezar por arrancar la maleza, Así, quizás un día despertemos
sembrar, regar, atender, cuidar, hasta sintiendo la vida teñida de belleza.
alcanzar la plenitud del recoger.

NOTAS Voilquin, GF-Flammarion, Paris,


1 1964, Fragmento 111, p.80.
Nietzsche, Friedrich. Le philosophe
comme médecin de la civilisation 8
Novalis, (Friederich Wilhelm von
(1873) en: Le livre du philosophe, Hardenberg), Fragmentos, fragmen-
GF-Flammarion, Paris, 1969, Cfr. tos matemáticos y otros fragmnentos,
175, p. 113. Juan Pablos Editor, México, 1984, p.
2 125, 126.
Paracelso (A. F. Teofrasto Bombas-
to de Hohenheim) (1599), Obras 9
Paracelso, op.cit., Libro V, cap. VI,
Completas, Opus Paramirum, Libro p.125.
I, cap. 10
Novalis, ídem., p.127.
3
Lapoujade, M. N. Filosofía de la 11
Lapoujade, M. N. La irrupción del
Imaginación. Editorial Siglo XXI,
cogito, Facultad de Filosofía y Le-
México, 1988, p. 21.
tras, UNAM, en prensa.
4
Lapoujade, op. cit. Además Lapouja- 12
Desarrollo del tema en:Lapoujade,
de, M. N. Imagen y temporalidad,
M.N. Mito e imaginación a partir
1992, Montevideo, Revista Relacio-
de la poética de Gaston Bachelard,
nes, N° 98.
2007, Revista de Filosofía, Nº 57,
5
M. N. Lapoujade. Filosofía de la Centro de Estudios filosóficos,
imaginación. En este libro expliqué Universidad del Zulia, Venezuela,
estos conceptos, y defendí una críti- pp.91-111.
ca a Jacques Lacan al respecto.
De allí tomo la cita de Gaston Ba-
6
Agrippa, Enrique Cornelio (1486- chelard, que extraje de El aire y los
1535), Filosofía oculta, Cap. LXIV, sueños. Referencias en el artículo.
pp.100-108. La cita se encuentra en 13
Lapoujade, M.P. Kant-Proust: une
lap.108.
rencontre esthétique en Kant et la
7
Héraclito en Les penseurs grecs avant France, Kant und Frankreich, sous
Socrate, de Thales de Milet a Pro- la direction de Jean Ferrari, Margit
dicos, Traducción y notas de Jean Ruffing, Robert Theis, Matthias Vo-

Una estética de la salud 181


17
llet, colección «Europea Memoria» Final del viaje, 2007, Boletín de abril
Revista Realidad 119, 2009
en Georg Olms-Verlag, Alemania, del Centro de Estudios Filosóficos
2005. pp. 157-167. del Uruguay.
18
14
Cfr. Italo Calvino, Bajo el sol jaguar. Lapoujade, M.N. Filosofía como
Roland Barthes, L’empire des signes, despertar a la belleza, Revista Lo-
L’obvie et l’obtus, en: Lapoujade, gos, Revista de Filosofía de la
M.N. La imaginación estética en la Universidad La Salle, número 105
mirada de Vermeer, Herder, México, septiembre-diciembre, México, 2007,
2007. pp. 89-96.
19
15
Lapoujade, M.N. Lo imaginario y las Evoco la obra antes citada de Séneca,
piedras en M.N.Lapoujade (Com- De la vida feliz.
piladora), Imagen, signo y símbolo, 20
El análisis detenido en Lapoujade,
2000, Facultad de Filosofía y Letras,
M.N. La imaginación estética en la
Benemérita Universidad autónoma
mirada de Vermeer, Herder, 2007,
de Puebla, pp. 95-114.
p.79.
16
Eco,Umberto. Historia de la Belleza,
2006, Editorial Lumen, Barcelona.
Cap. XVII, pp. 413-429.

182 Una estética de la salud

También podría gustarte