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El

Periodo
Clásico
Rosa Alabort

Lourdes Llorca
ÍNDICE

1. Contexto histórico y cultural del Clasicismo


 Arquitectura
- Francia
- Inglaterra
- Alemania
- España
 Escultura
- Italia
- Francia
- EE.UU
- Inglaterra
- Alemania
- España
 Pintura
 Ciencia
 Filosofía
 Literatura
2. Características generales de la Música del Clasicismo
a. Música vocal
b. Música instrumental
c. Música vocal-instrumental
3. Vida y obra Wolfang Amadeus Mozart
- Familia e infancia
- Años de viajes
- La Corte de Salzburgo
- El viaje a París
- Marcha a Viena
- Autónomo (1782-1790)
- Vuelta a la ópera
- Dificultades económicas
- Últimas obras y muerte
- Enfermedad final y fallecimiento
- Obras
4. Audición Mozart
5. Conclusiones
6. Bibliografía
1. Contexto histórico y cultural del Clasicismo

Se trata de un período que se enmarca entre el Barroco y


el Romanticismo. Suele fecharse convencionalmente entre 1750 (muerte de
J.S.Bach) y 1827 (año en el que muere Beethoven). Es una etapa corta que
marca la transición de la Edad Moderna a La Edad Contemporánea.

El clasicismo nace en una época en la que Europa revisa de manera


crítica el orden establecido; una época en la que crecen la filosofía y la ciencia,
lo que permite ir saliendo de un largo período de oscurantismo para dar paso a
la razón, a la reflexión, al mundo de las ideas. La burguesía surge como clase
social relevante en amplios sectores del poder político y económico, lo cual
tendrá consecuencias en el mundo de la cultura y de la música.

El movimiento de la Ilustración de Francia es un claro ejemplo del proceso


intelectual, que propone a la razón como método universal de generación de
conocimiento. La publicación de L’Encyclopédie o Dictionnaire raisonné des
sciences, des arts et des métiers bajo la dirección de Diderot y d’Alembert
(1751-1772) materializa este proceso; dicha obra incluye artículos de Voltaire,
Rousseau, Condillac y Turgot. Fue un arte elaborado por los creadores
franceses del reinado de Luis XIV. Se da en el último tercio del siglo XVII.
Aspira a tener un ideal de belleza basado en el orden, las normas o reglas
clásicas de la antigüedad y el predominio de la razón. Toma de la mano la
lucha contra el Barroco y centra su atención en lo culto y mesurado.

En la 2ª mitad del siglo XVIII se van a dar una serie de acontecimientos


históricos importantes y reformas sociales que darán lugar a violentos
movimientos de masas, destacando entre ellos "La Revolución Francesa"
de 1789, hecho que romperá con las monarquías absolutas. El lema
revolucionario de "Libertad, Igualdad y Fraternidad" será llevado a todos los
contextos, también al de la música.

La tendencia artística y literaria consiste en la imitación de los modelos


griegos y romanos, considerados estéticamente perfectos. Como movimiento
nace al socaire del humanismo renacentista, que ve en la concepción del
mundo clásico el ideal de la perfección absoluta. La palabra clasicismo en
sentido general, es la persistencia de la tradición clásica - griega - romana:
normas y modelos. En sentido particular es la designación del movimiento
artístico y literario, de la poética y la retórica que tiene como modelos la
literatura y el arte clásico y se somete a los modelos y leyes de Roma y Grecia.
La aspiración del clasicismo es la forma; el objetivo es la inmortalidad de las
realizaciones humanas; la exaltación es su tendencia inevitable. Los clásicos
amaron sobre todas las cosas la forma: el cuerpo, la palabra y el carácter
humano; el diálogo, el gesto, la actitud, la forma de ser y existir. El estilo de los
clásicos es equilibrado, sobrio, razonado y medido.

Con el clasicismo se da un regreso lo clásico e imperecedero, y esto no


solo se refiere a las formas y estilos, sino también a que se produce una vuelta
temática, en la que lo religioso (que hasta entonces dominaba) pierde
protagonismo en favor de las grandes gestas y los relatos mitológicos, o de los
sentimientos humanos.

Se expresó en todos los dominios del arte, desde la arquitectura y la


música hasta la pintura y la literatura. Aparece junto con el Manierismo, que a
su vez dio paso al Barroco y éste al Rococó; siendo renovado a través
del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo.

Podríamos resumir las características del clasicismo en:

- Se inspira en los modelos de la antigüedad clásica.


- Ser racionalista y rechazar lo imaginativo.
- Tender a la sencillez y la claridad (mesura, orden y equilibrio).
- Mantener una actitud pedagógica.
- Establecer leyes propias para la distinción de los géneros.

 Arquitectura

En la segunda mitad del siglo XVIII se vuelve la vista hacia la Antigüedad.


En este momento se excavan las ruinas de Pompeya y Herculano y se crean
las academias de Arte en diferentes países. El neoclasicismo, a diferencia del
Barroco y de Rococó, hace hincapié en el orden, el equilibrio, la serenidad, la
austeridad y la sobriedad. Es un arte que ama a la naturaleza.

Se puede decir que es una reacción al Barroco. Este estilo tiene las
siguientes características:

 Se inspira en los monumentos de la antigüedad grecorromana.


 El concepto de belleza está basado en la pureza de las líneas
arquitectónicas, en la simetría y en las proporciones sujetas a las leyes
de la medida y las matemáticas.
 Reacciona contra los efectos decorativos del barroco y el rococó.
 Hay un gusto por la sencillez, con predominio de lo arquitectónico sobre
lo decorativo.
 Emplea elementos básicos de la arquitectura clásica: columnas, órdenes
dórico y jónico, frontones, bóvedas, cúpulas, etc.
 Se van a utilizar como fuentes los edificios griegos, romano y del
renacimiento.
  La forma del edificio debe responder a la función y a una espacialidad
racionalmente cálcula.
 Apariencia solemne y severa, simplicidad de líneas, armonía de
volúmenes y la búsqueda de la belleza en su conjunto.
 La columna aparece como elemento base e indispensable en cualquier
construcción e incluso el peristilo. Se prefiere la columna dórica con
fuste acanalado.
 Uso de frontones poblados de figuras escultóricas.
 Empleo de la cúpula.

El Neoclásico alcanza en Francia su forma más pura y se extiende por


Alemania, Inglaterra, EE.UU. y España.

Francia

Es la arquitectura de la razón. Se intenta adecuar la funcionalidad y la


forma del edificio, por eso se decanta por construcciones de tipo práctico e
industrial. Como consecuencia de los cambios económicos y  sociales, la
arquitectura realizará edificios como  bolsas de comercio, bibliotecas, teatros,
museos, hospitales, etc. También se hará arcos de triunfo y columnas
conmemorativas para narrar las hazañas napoleónicas y eternizar al
emperador.

A mediados del siglo XVIII surge este movimiento de reacción contra el


rococó. Ange-Jacques Gabriel (1698-1782) fue el primer arquitecto de Luis
XV. A partir de 1770 empezó a realizar edificios con muy poca ornamentación.

El primer ejemplo de este cambio arquitectónico fue el pequeño Trienon


de Versalles, con unas líneas muy sobrias. Otra de sus obras fue el proyecto
para la Plaza de la Concordia de París, donde los edificios tienen una gran
simetría con el fondo arquitectónico. Este proyecto se le presentó a Luis XV.

Germain Soufflot (1713-1780) realizó el Panteón de los Hombres


Ilustres, antes Iglesia de Santa Genoveva. Esta iglesia se reconvirtió en
panteón para albergar a los héroes de la Revolución Francesa (1789). Se
considera una obra neoclásica por su estatismo y su austeridad decorativa. El
exterior articula con rigor los cuerpos que la forman: el pórtico monumental de
inspiración romana, rematada por un festón y la bella cúpula, con un anillo de
columnas corintias, y coronada por una linterna. Esta cúpula fue muy imitada
por los autores neoclásicos y nos recuerda a San Pedro in Montori de
Bramante.

Durante el imperio napoleónico, trabajó Bartolomé Vignon (1716-1846).


Este arte se conoció como arte imperio. El arte está al servicio de Napoleón y
su expansión territorial. También refleja las conquistas y no es de extrañar que
aparezcan como elementos decorativos flores de loto, esfinges, pirámides y
águilas.

Su obra más importante es la Iglesia de Santa Magdalena, que se


realizó entre 1806 y 1824 en París, y es una copia de un templo romano
llamado Maison Carrée de Nimes. Es una iglesia con planta de cruz latina y con
cúpula en el interior y exterior. Es un templo períptero (rodeado de columnas
corintias). Tiene un frontón clásico.

Otra obra de este estilo imperio es el Arco del triunfo de París, obra de
Jean-Francoise Chalgrin (1739-1811). Se hizo para conmemorar las victorias
de Napoleón. Es el arco de un solo vano más grande del mundo, con 50 metros
y sin columnas.

En 1804, Napoleón nombró arquitectos oficiales a Charles


Percier  (1764–1838) y a Pierre Francoise Fontaine (1762–1853). Estos
arquitectos llevarán a la perfección el estilo imperial.  Ambos realizarán el Arco
del Triunfo del Carrusel (1805-1806) para conmemorar la victoria de Napoleón
en la batalla de Austerlitz. Tiene tres vanos y está rematado por el grupo de la
Victoria triunfal. Está inspirado en el arco de Severo Séptimo de Roma.

Inglaterra

El clasicismo inglés está influido por el estilo clasicista griego y por la


influencia de Palladio (Cinquecento italiano).

Siguiendo el clasicismo de Palladio tenemos a William Chambers (1726-


1796), cuya obra maestra es el gigantesco Palacio de los Magistrados de
Somerset House.

Otros autores en la misma dirección clásica son Robert y James Adam,


principales arquitectos del neoclasicismo escocés.

John Soane (1752-1837) es otro autor influido por el arte romano. Entre
sus obras destacan la ampliación del Banco de Inglaterra.

Con la llegada de la tendencia helenizante, crece la pasión por el pórtico


de columnas. En este sentido tenemos a Robert Smirke (1781-1867) que hizo
el Museó Británico.

 William Wilkins (1778-1839) realizó la National Gallery de Londres. 

En 1812 John Nash (1752-1835) fue el encargado de desarrollar el


urbanismo de la ciudad de Londres durante la época del Rey Jorge V.
Diseñó también el Regent's Park en Londres, un gran parque donde a su
alrededor se establecieron las terraces, primeras viviendas colectivas de lujo
estilo palacete, siendo quizás la más bella Cumberland Terrace. Al lado del
parque está la Regent Street, que abre una calle hasta la residencia real y que
a su vez divide el Londres rico del pobre

Su obra más importante es el Pabellón Real de Brighton, de estilo


historicista. 

Alemania

La corriente clasicista tiene sus representantes en Langhans y Schinkel


en Berlín y en Leo Von Klenze en Múnich.

Carl Gotthard Langhans (1732-1808) realizó la Puerta de Branderburgo.

Karl Friedrich Schinkel (1781-1841) trabajó principalmente en Berlín y


sus alrededores. Entre sus obras destacan el Teatro, el Museo Antiguo y el
edificio de la Nueva Guardia.

España

En España el neoclasicismo tuvo que superar el arraigo del barroco. El


baluarte del neoclásico en España fue la Academia de San Fernando, fundada
en 1752. Esta academia formaba a los nuevos arquitectos y examinaba los
planos de los edificios públicos.

Ventura Rodríguez (1717-1785) evolucionó del barroco al neoclásico con


la fachada de la catedral de Pamplona (1783), con pórtico tetrásilo clásico.
Es una reacción contra la excesiva ornamentación barroca. Llega a prescindir
de por completo de la decoración, salvo algunas pilastras de poco relieve y
frontones del mismo tipo, que recorren la fachada.

Francesco Sabatini (1722-1797) también evolucionó desde el barroco.


Trabajó para Carlos III en Madrid, realizando Instrucciones para el
alcantarillado de la ciudad. Continuó las obras del Palacio Real tras la muerte
de Sachetti. Es el creador, junto con Villanueva, del urbanismo de la zona de
El Pardo y sus alrededores. 

Su obra más famosa es la Puerta de Alcalá. Esta puerta es neoclásica


pero todavía presenta muchos restos barrocos, como la ornamentación
superior. También realizó la fachada de San Francisco el Grande. Esta iglesia
fue trazada por Francisco Cabezas, después de rechazarse un proyecto de
Ventura Rodríguez, y fue continuada por Antonio Pla hasta 1776. En este
año Sabatini se encargó de la dirección de la obra y decora el convento con
una sobriedad neoclásica típica.

El arquitecto auténticamente neoclásico fue Juan de Villanueva (1739-


1811). Este arquitecto se formó en Roma y en El Escorial.  En 1777, Carlos III
lo nombró arquitecto del príncipe y los infantes. En lo sucesivo trabajaría casi
en exclusiva para la Casa Real. Desde 1781 fue arquitecto encargado del Real
Sitio de El Escorial; Carlos IV le nombró arquitecto mayor.

En 1771 construye la Casa de Infantes en el Real Sitio de Aranjuez; en


1772, la Casita del Príncipe en El Pardo; en 1773, la Casita de Arriba y la
Casita de Abajo (o del Príncipe), ambas en el Real Sitio de El Escorial. 
Su construcción más significativa es el Museo del Prado (1785-1819). El rey
Fernando VII reunió aquí las Colecciones Reales.

Su fachada se articula en dos cuerpos: el inferior ritmado por la


alternancia de arcadas y hornacinas rectangulares con esculturas; y el superior,
una galería de columnas jónicas. La parte central de la fachada es un pórtico
sobresaliente definido por orden dórico gigantes, y rematado por un relieve
rectangular. Villanueva agrupó libremente los órdenes arquitectónicos, pero
siempre con un criterio estético y de proporciones armónicas.

Otro edificio de Villanueva en Madrid es el Observatorio Astronómico.


Sus obras se inician en 1790. Llama la atención el pórtico corintio y el templete
jónico central y circula, que corona el eje del edificio.

En  1791 se encargó de la reconstrucción de la Plaza Mayor de Madrid,


tras el incendio de 1790. En 1804 realizó el Teatro del Príncipe, hoy Teatro
Español de Madrid. Y en 1810, un año antes de su muerte, realizó el túnel
(gruta del Campo del Moro) que comunicaba el Palacio Real con la Casa de
Campo.

Otro discípulo de Villanueva, que trabajó en Madrid, fue Antonio López


Aguado (1764-1831). Su obra más importante en la Villa es, sin duda, la
Puerta de Toledo. Construida hacia 1826, en sus últimos años de visa. Tiene
unas estampas muy equilibradas y correctas, a base de tres cuerpos con vanos
adinteladas en los laterales y bóveda de medio cañón en el central. En el
exterior se decora con pilastras y columnas jónicas.

Narciso Pascual y Colomer (1808-1870) es un arquitecto neoclásico


tardío. Trabajó durante el reinado de Isabel II. En 1843 comenzó las obras del
Congreso de los Diputados, terminándose siete años más tarde. Hay que
destacar la espléndida columnata sobre gradas de la fachada, coronada por un
frontón clásico de tipo helénico, obra de Jerónimo de Gándara.

Otro arquitecto que trabajó durante el reinado de Isabel II fue Francisco


Jareño y Alarcón (1818-1892). En 1866 inició las obras del Palacio de
Museos y Bibliotecas Nacionales, que hoy acoge la Biblioteca Nacional y el
Museo Arqueológico Nacional. Este edificio no pudo ser terminado por el autor.
Ruiz de Salas se encargó de las obras hasta su finalización en 1892.
 Escultura

La armonía del cuerpo humano, tal como la habían plasmado los griegos
y romanos, fue sin duda el principal tema de la escultura. La expresión de los
caracteres y los estados de ánimo también tuvo un papel central.

 Como reacción contra la frivolidad del decorativismo del  rococó, surgió


la escultura neoclásica inspirada en la antigua tradición greco-romana,
adoptando principios de orden, claridad, austeridad, equilibrio y propósito, con
un fondo de moralización.

Los escultores neoclásicos tuvieron a su disposición la gran cantidad de


obras clásicas que se conservaron de la antigüedad. Esta nueva mirada no se
limitará a la mera imitación y copia, sino que propiciaron un acercamiento
original a los rasgos estilísticos de la antigüedad clásica. De esta cercana
manera de entender lo clásico se desprenden algunas de sus características
más sobresalientes:

 El mármol blanco es el material más utilizado. Su textura y color


simboliza la pureza y belleza más clásica. Aunque hoy se ha descubierto
que las figuras griegas se policromaban.
 Una perfección formal y técnica que suprime la emoción del artista.
 Una belleza serena que nos transmite frialdad por la falta de
expresividad y sentimiento.
 La visión desde un solo punto de vista, el frontal, impera en la visión de
la obra.
 Una temática muy diversa en la que destaca el retrato y la estatuaria
funeraria.

Italia
Según Winckelmann, Roma, fue el centro de un círculo de artistas que
indujeron a producir el estilo neoclásico. Entre ellos se encontraba Johan
Tobias Sergel, un sueco que después llevó la novedad hasta el norte de
Europa y los británicos Thomas Banks y Joseph Nollekens que hicieron lo
mismo en Inglaterra.
Lorenzo Bartolini fue una figura importante y protegido por Napoleón,
pero quien dominó la escena fue Antonio Canova, que comenzó su carrera
con influjo del rococó, pero fue dirigido hacia el neoclasicismo por Gavin
Hamilton y Antoine Chrysostome Quatremère de Quincy, y acabó por ser
conocido y solicitado internacionalmente desde Roma, el centro de interés para
todos los estudiantes de este arte en su tiempo. Paulina Borghese del artista
Antonio Canova es una obra escultórica fundamental del neoclasicismo; como
una Venus clásica tumbada en su blando diván nos aleja del duro y frío
material en el que está realizada esta obra, el mármol. Los valores táctiles y la
perfección de la forma y técnica junto a la naturalidad compositiva, hacen de
esta visión una experiencia sorprendente. Fue el espejo más perfecto de los
ideales defendidos por Winckelmann.
Su tratamiento del mármol de extraordinario refinamiento, su pureza de
líneas, la claridad de referencias antiguas, su sincero respeto a los grandes
escultores del pasado, la fuerza de sus composiciones, que al mismo tiempo
mostraban una poesía delicada y abstracta al lado de su buen carácter e
integridad personal, lo convirtieron en un modelo para todos, y fue maestro
directo de Antonio de Este, Richard Westmacott y John Gibson.
Otros italianos son Giuseppe Angelini, Camilo Pacetti…

Francia
En Francia el apoyo por los ideales neoclásicos partió directamente de
los círculos oficiales relacionados con la Academia de Bellas Artes y el propio
rey, y se estableció por la admiración de la cultura antigua que existía desde el
renacimiento, y que se había mantenido incluso durante el barroco.
Por otra parte, los pensadores independientes
como Diderot defendieron el principio de que el arte debía «hacer atractiva la
virtud y el vicio odioso». En estrecha relación con los revolucionarios, el
pintor Jacques-Louis David fue nombrado director de la Academia y el
principal organizador de festivales cívicos que se habían convertido muy
populares durante la Revolución, y que claramente se inspiraban en fuentes
paganas antiguas, con procesiones y ritos. Con el ascenso de Napoleón al
poder imperial, y la Restauración Borbónica, las relaciones entre el
neoclasicismo y el poder constituido, se volvieron tensas y el estilo se
distorsionó y asumió una función de propaganda y en muchos aspectos
retrógrada, consiguiendo su debilitación y disolución en el romanticismo. En su
período de mayor vigor, tuvo como representantes más distinguidos a Jean
Antoine Houdon, François Rude, Jean-Baptiste Pigalle y Augustin Pajou,
entre ellos el precursor Edmé Bouchardon, que aún perteneciendo al estilo
rococó se unió a los principios neoclásicos.

Estados Unidos
El neoclasicismo en los Estados Unidos se desarrolló más tardíamente
que en Europa. El país obtuvo su independencia en 1776, y hasta entonces no
había una tradición artística sólidamente establecida, pero el pensamiento de la
ilustración europea era conocido entre los círculos intelectuales y la imagen de
la antigua Roma republicana fue la inspiradora para la nueva nación. Uno de
los primeros introductores de la escultura neoclásica en el Nuevo Mundo fue el
francés Houdon, que por invitación de Benjamín Franklin cruzó el Atlántico en
1785 para realizar una estatua de George Washington, de la que
posteriormente se sacaron varias copias. Si bien se indica la presencia del
precursor William Rush a principios del siglo XIX, el contexto nacional aún no
tenía un sistema del arte capaz de soportar la producción de obras importantes
que se requería una gran infraestructura técnica, e incluso los monumentos
públicos eran encargados, la mayor parte, a extranjeros.
A partir de la década de 1820 surgió un grupo de escultores nativos de
talento superior. Italia ofrecía un fondo de interés histórico y cultural irresistible
para los artistas, el ambiente estaba estimulado por la existencia de
monumentos, ruinas y colecciones de valor incalculable y por la presencia de
maestros como Bartolini, Canova y Thorvaldsen. Horatio Greenough fue el
primero de una ola de norteamericanos en establecerse entre Roma y
Florencia. Después de él, vino Hiram Powers, uno de los más exitosos
y William Wetmore Story que después de 1857 se puso al frente de la colonia
estadounidense que se había creado en Roma, siendo una referencia para
todos los recién llegados. A pesar de su permanencia en Italia, el grupo fue
celebrado en su país, y sus logros artísticos recibieron una cobertura continua
por la prensa hasta que la corriente neoclásica se disipó en Estados Unidos a
partir de la década de 1870.

Inglaterra
En Inglaterra, las raíces del neoclasicismo se remontan al siglo XVII. En la
escultura, los resultados tardaron en aparecer. Uno de sus primeros
exponentes fue Thomas Banks, quien estudió en Roma y al regresar a
Londres creó la primera obra inglesa en el nuevo estilo, un relieve titulado La
muerte de Germánico (1774). Junto con John Flaxman, fue uno de los líderes
del movimiento en la isla. Fueron secundados por sir Francis Chantrey, John
Bacon, John Gibson, y sir Richard Westmacott, discípulo del gran maestro
italiano Antonio Canova. Su hijo, Richard Westmacott el Joven, fue también
escultor respetado y que siguió muy de cerca el estilo paterno. El movimiento
pierde fuerza con el penetrante influjo romántico francés a partir de 1875.

Alemania
En Alemania las ideas de Winckelmann habían tenido una aceptación
inmediata y entusiasta, y su influencia se mantuvo hasta mediados del siglo
XIX, especialmente a través de la carrera artística de Johann Gottfried
Schadow que ejerció gran influencia no sólo por sus esculturas, sino también
por sus tratados técnicos sobre el arte. Fue padre del pintor Friedrich Wilhelm
Schadow y del escultor Rudolph Schadow, que siguió la misma escuela y
dejó piezas de gran calidad. Christian Daniel Rauch, quien también estudió en
Roma, participó en los círculos más célebres de la ciudad y más tarde recibió la
consagración de los tribunales alemanes, recibiendo honores de nobleza y la
producción de muchos monumentos, entre los que destaca uno colosal,
dedicado a Federico II de Prusia, que es una de las mayores creaciones de
este género en el siglo XIX.

España
La introducción del neoclasicismo en la escultura española fue un proceso
lento. La tradición barroca estaba muy arraigada en nuestro país y no podía
desaparecer de golpe. Cuando en 1752 se funda la Academia de San
Fernando (principal instrumento de difusión del Neoclasicismo), todavía los
escultores estaban muy ligados a las fórmulas tardobarrocas. Poco a poco la
Academia irá endureciendo sus postulados para acabar con la vieja tradición.
Se defiende la expresión serena y sosegada, imitando el estilo de los
grandes escultores de la Antigüedad, frente al realismo y expresionismo de la
escultura barroca. Rechaza los efectos pictóricos, la teatralidad y el movimiento
desbordado del Barroco. Se evitan los fuertes contrastes de claroscuro y dotan
a la representación de un modelado suave y de un acabado pulido y
homogéneo. Interesa más, en general, la belleza puramente formal que la
fuerza espiritual de la obra, por eso caen en la frialdad.
Los materiales preferidos serán el mármol blanco y el bronce. En cuanto a
la temática, predominan los temas profanos.Comienza a tomar entidad la
estatuaria monumental (los monumentos conmemorativos y las decoraciones
escultóricas de los edificios). La Corona es el principal cliente de la época, y los
Borbones pusieron de moda la figura del escultor de cámara, que el que
coordina las iniciativas y encargos reales.

Encontramos dos focos artísticos. Por un lado, Madrid, marcado por la


Academia de San Fernando y por las necesidades escultóricas de la
monarquía en los Sitios Reales. Por otro lado, Barcelona, con la Junta de
Comercio y su escuela de la Lonja, que fue el segundo gran centro de
formación del país.

José Álvarez Cubero (1768-1827) es la figura central de nuestro


clasicismo. Estudió en la Academia de San Fernando y obtuvo una pensión
para estudiar en París. Pasó luego a Roma, siendo éste el periodo más
fecundo de su obra.

Realizó varias esculturas para La Casita del Labrador en Aranjuez. Pero


su obra más sobresaliente es La Defensa de Zaragoza, que conmemora un
episodio de la Guerra de la Independencia, la protección de un hijo a su padre
durante en Zaragoza. Consiguió que este grupo de composición piramidal no
se quedara en lo anecdótico, dotándola de atemporalidad y de carácter
trascendente.

Aparte de las obras de temática mitológica ejecutó numerosos retratos en


el ámbito aristocrático, donde se observa la perfecta asimilación del clasicismo.

Ramón Barba (1769-1831) fue primer escultor de cámara con Fernando


VII. Esta vinculación con el poder favoreció la elaboración de retratos como los
bustos de Carlos IV y Maria Luisa de Parma o el retrato sedente de Carlos IV.

Valeriano Salvatierra (1789-1836), formado en la Academia y pensionado a


Roma, su obra más relevante es el Sepulcro del Cardenal Luís de Borbón y
Vallabriga. También realizó el Sepulcro de la Condesa de Chinchón.

Damian Campeny (1771-1855) estudió en la Lonja y fue pensionado por la


Junta de Comercio para estudiar en Roma. De esta época es su obra maestra,
la Lucrecia muerta. Realizada en yeso en Roma y enviada a la Lonja, no se
pasó a mármol hasta treinta años después. En su Cleopatra agonizante utiliza
una iconografía similar. Ambas representan la belleza femenina ante una
muerte violenta de forma serena e idealizada.

Antonio Solà (1782-1861), se formó en la Lonja y también fue


pensionado a Roma. El conocimiento de los griegos lo corrobora su Venus y
Cupido, cuyo referente es el cuerpo femenino de las diosas clásicas, aunque es
más conocido el Daoiz y Velarde de la Plaza del Dos de Mayo de Madrid. El
espíritu retórico y apasionado, vinculado a la exaltación patriótica, al valor y al
heroísmo, hace que esta obra se relacione con la Defensa de Zaragoza de
Cubero. Ambas, además, se inspiran en la Guerra de la Independencia.
La novedad de la obra reside en que Solà despoja a los personajes de los
característicos atuendos romanos y los viste con los ropajes de la actualidad,
adecuándose al momento histórico al que pertenece, pero trabajándolos con la
estética clásica.

 Pintura

La vuelta a la antigüedad tenía un inconveniente: la escasez de pinturas


antiguas. El pintor tuvo que inspirarse en la escultura, por lo que el ideal de
este periodo es el dibujo, por lo que deja de preocuparse por la luz.Los temas
son clásicos, mitológicos, históricos…

Los autores más destacados son los franceses David e Ingres, el alemán
Mengs, y los españoles Salvador Maella, Francisco Bayeu y José Madrazo.

Jacques-Louis David (1748-1825) se formó a partir del arte


grecorromano y de los antiguos maestros de la pintura italiana, desde Rafael a
Caravaggio. Su temática se inspira en el mundo antiguo, aunque David le
otorga un significado contemporáneo con un mensaje moral destinado a la
sociedad del momento.

Elige acontecimientos de la antigüedad que glorifican las virtudes del


patriotismo, el valor y el sacrificio. Se inspiró en los relieves, de los que tomó la
simetría y la ordenación paralela de las figuras, modeladas como las estatuas
antiguas. La anatomía está representada con precisión. Una de sus pinturas es
el “El juramento de los Horacios”.

Jean Auguste Dominique Ingres (1780-1867) fue el alumno y heredero


de David, es el continuador del clasicismo en el siglo XIX. Es un pintor fiel a la
línea y al dibujo. La base de su arte es el dibujo como un producto de la línea
pura.

Su principal obsesión es la mujer y el desnudo femenino, como "La gran


Odalisca" y "El baño turco". En el desnudo busca la belleza ideal y la grandeza
de las formas, aunque se haya tomado ciertas libertades respecto al canon de
la Antigüedad. Los cuerpos de las figuras están envueltos en un leve sfumato. 
También realizó  las composiciones históricas o religiosas tratadas al modo de
las mitologías históricas como "Juana de Arco". También tiene temas
mitológicos como este "Edipo y la  esfinge".

Antoigne-Jean Gros (1771-1835) un noble francés, discípulo y amigo de


David. Su pintura inicialmente neoclásica se acercó luego al romanticismo
atraído por su fuerza y expresividad dramática.
La muerte de su padre cuando era pequeño le obligó a vivir de la pintura desde
joven. En 1793 se fue a Italia, estableciéndose en Génova.
 En 1796 Gros se presentó ante el ejército francés cerca de Arcola. Bonaparte
le dio el encargo de inspector de correo, profesión que le permitió seguir al
ejército en sus campañas militares. Gros simultaneó su vida militar con su
trabajo como artista, reforzando la expresividad y energía de sus cuadros. En
este periodo pudo influir sobre pintores como Théodore Géricault y Eugène
Delacroix. 

Antón Raphael Mengs (1728-1779) de origen germano, trabajó principalmente


en Roma y Madrid. Tomó como modelo la estatuaria antigua, el clasicismo de
Poussin y las pinturas de los grandes maestros del Renacimiento.

Tiene un dibujo suntuoso y el colorido frío y abigarrado. En sus figuras


predomina la suavidad de la línea curva. En 1761 pintó el fresco de “El
Parnaso” en el techo de la Villa Albani, en Roma, que se convirtió en un
manifiesto del neoclasicismo por su evidente empleo de soluciones tomadas de
los maestros del Renacimiento y en particular de Rafael. Ese mismo año es
llamado a España, donde permanecería hasta 1769, siendo nombrado Primer
Pintor del rey Carlos III.

Mengs evita las composiciones en profundidad y ordena sus figuras


paralelas al plano pictórico, como un relieve escultórico.

Mariano Salvador Maella (1739-1819) recibe de su padre su primera


formación, también pintor. Más tarde, irá a estudiar a Madrid, a la Academia de
San Fernando, donde logrará varios premios que le permitieron ir a Italia.
En 1765, tras su regreso a Madrid y gracias a Mengs, trabaja en la
remodelación del Palacio Real.

 Ingresó como Académico de la de San Fernando, de la que llegó a ser


Director General. Fue nombrado pintor de cámara en 1774, donde se reconoció
su espléndida técnica para el retrato. Pintó al fresco, hizo retratos para la Casa
Real y elaboró de patrones para tapices en la Real Fábrica de Tapices con
quien fue durante toda su vida el oponente más firme a Maella, Francisco
Bayeu.
Francisco Bayeau (1734-1795), nació en Zaragoza, donde residió hasta
que en 1763, Mengs lo llamó a Madrid para colaborar en la decoración del
Palacio Real. Bajo la protección de éste, consiguió ser el artista más influyente
de Madrid. En 1767 es nombrado pintor de la corte de Carlos III de España.
Junto con su hermano Ramón y bajo la dirección de Mengs, realizó cartones
para la Real Fábrica de Tapices.

Realizó cuadros de temática religiosa como esta "Sagrada Familia" de El


Prado. También pintó frescos en el Palacio Real ("la rendición de Granada",
"Hércules en el Olimpo", etc.), Palacio de Aranjuez, La Granja de San
Ildefonso, en la bóveda de la basílica del Pilar de Zaragoza...

Protegió a Goya, introduciéndolo en la corte. Goya se casó con la


hermana de Francisco, Josefa Bayeu, en 1773.

José de Madrazo y Agudo (1781-1859), es el pintor neoclásico español


más importante. Evolucionó del barroco al neoclásico y fue fundador de una
famosa saga de artistas. Estudió con Gregorio Ferro, quien le enseña el estilo y
la técnica de la pintura de Mengs, en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando.

A partir de 1803, estudió en París, con David, donde se formó como


verdadero pintor neoclásico y entabló amistad con Ingres. Y bajo el gobierno de
José Bonaparte marchó becado a Roma. Allí consiguió cierto éxito con "La
muerte de Viriato", inspirado en un episodio de la historia española. Utilizó unas
gamas cromáticas frías y estridentes, un dibujo de gran corrección y una
retórica gestual un tanto excesivas.

En Roma y debido a la oposición a la ocupación francesa, fue detenido en


Roma. Allí conoció a los reyes Carlos IV y María Luisa de Parma, que le
nombran pintor de cámara en 1813. Este era un título honorífico, ya que los
reyes estaban en el exilio. Tras la llegada de Fernando VII a España trabajó
reorganizando el Museo del Prado, llegando a ser Director. Entre sus obras
destacan la de temática religiosa, como "Jesús en la casa de Anás".

Inició, junto a José Aparicio, la corriente pictórica histórica patriótica, una


corriente artística neoclásica, con base en temas patrióticos. Se enmarca en un
estilo clasicista puro. Su estilo se caracterizaba por su extrema teatralidad y por
la temática histórica de exaltación patriótica, siguiendo el modelo de David.

José Aparicio (1773-1838) fue el primer alumno español de Jacques-


Louis David, y en Roma, siguió su proceso de aprendizaje. Se mostró, más de
una vez, fiel al rey español, al negarse a jurar fidelidad a José Bonaparte.
Debido a este hecho, José Aparicio cayó preso. Después de ser liberado, es
nombrado en 1815 pintor de cámara del rey Fernando VII.
Un año más tarde comenzó a pintar Las glorias de España tras casarse
con la hija del rey, que le tendría ocupado durante cerca de dos años. Con esta
obra, comienza una gran serie de cuadros de gran tamaño que abordan temas
patrióticos.

Sus obras más conocidas son "El hambre en Madrid" y "el  Desembarco
de Fernando VII en la isla de León".

Juan Antonio Ribera (1779-1860) fue alumno de Francisco Bayeau. Fue


becado en París y trabajó con David. Allí es en donde realizará su obra más
famosa "Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma".

Se exilió durante la Guerra de la Independencia Española. En 1811 es


nombrado pintor de cámara por el exiliado Carlos IV de España, acompañará a
este a su exilio en Roma donde será nombrado miembro de la Academia de
San Lucas.

Cuando en 1814 el rey Fernando VII  regresa a España, confirma a


Ribera como pintor de cámara en 1816, aunque éste permanecerá en Roma
hasta 1818 realizando obras como “Alegorías de las Estaciones” y “Cristo
crucificado”.

 Ciencia

La ilustración fue fecundísima en el orden del progreso científico. El


movimiento científico del siglo XVIII surgió de las Academias y centros
fundados por los gobiernos al margen de las universidades. Pero al lado de
estos centros, el afán de la ilustración era tan poderoso que en toda Europa se
desarrollaron innumerables laboratorios, gabinetes, observatorios, museos,
etc., creados ya por los reyes, ya por las sociedades culturales o por simples
filántropos.

Los progresos de las matemáticas, tan firmemente establecidos por


Newton y Leibniz (ambos descubrieron separadamente los cálculos
diferencial, integral e infinitesimal), y la afición a los estudios de la naturaleza
revolucionaron la Física.

Farenheit, Reaumur y Celsius inventaron los termómetros, Gay-Lussac,


Mariotte y Boyle, descubrieron los principios de estática y dinámica de los
gases. El norteamericano Franklin inventa el pararrayos y Galvani las
corrientes eléctricas que Volta obtuvo más tarde en sus pilas y baterías. En el
campo de las aplicaciones, Watt, siguiendo los experimentos de Papin,
construye la primera máquina de vapor en 1765, y los Montgolfier se elevan
por primera vez en un globo en 1783. 

En la Química, especialmente en la de los gases, los progresos fueron


asimismo considerables. Lavoisier con sus trabajos sobre la composición del
aire y del agua, inauguró la Química moderna. Pero es en las Ciencias
naturales  donde los progresos fueron más definitivos. Buffon estableció las
bases de la Antropología y la Geología, y el sueco Linneo racionalizó la
clasificación de plantas y animales. 

La  perfección de los telescopios permite a Herschell (1822) descubrir


Urano, los anillos de Saturno y la doctrina de las nebulosas, y a Laplace emitir
(1795) su teoría sobre la formación del sistema solar.

La Geografía y  matemática da también un paso de gigante. La medicina


alcanza progresos tan notables como el descubrimiento por Jenner de la
vacuna contra la viruela.

En las ciencias históricas nace la Filología con F. A. Wolf (m. 1824) y el


espíritu racionalista, aplicado a la crítica y depuración de documentos, acaba
con muchas leyendas. Destacan en esta labor editora y depuradora de
documentación algunos conventos como los benedictinos de S. Mauro
(Languedoc) y los jesuitas bolandistas (continuadores de la obra de Juan
Bollard).

Con Voltaire, el siglo de Luis XIV, se impone la visión cultural de los


hechos históricos, con Winkelmann (1760) y luego con Lessing , nace la
historia del arte, y Herder aplica la concepción idealista prusiana a su Filosofía
de la Historia.

En el campo de las ciencias económicas, Quesnay inicia la fisiocracia


aplicando a la economía los principios de la libertad que conducirán al
librecambismo, formulado en 1774 por Adam Smith.

 Filosofía

El siglo XVIII constituye una época de progreso de los conocimientos


racionales y de perfeccionamiento de las técnicas de la ciencia. Fue un período
de enriquecimiento que potenció a la nueva burguesía, si bien se mantuvieron
los derechos tradicionales de los órdenes privilegiados dentro del sistema
monárquico absolutista. Sin embargo, la historia del siglo XVIII consta de dos
etapas diferenciadas: la primera con continuidad del Antiguo Régimen (hasta la
década de 1770), y la segunda que culmina con la Revolución estadounidense,
la francesa y la Industrial en Inglaterra.

Esta corriente abogaba por la razón como la forma de establecer un


sistema autoritario ético. Entre 1751 y 1765 se publicó en Francia la
primera “Encyclopédie”, de Diderot y Alembert, que pretendía recoger el
pensamiento ilustrado. Querían educar a la sociedad, porque una sociedad
culta que piensa por sí misma era la mejor manera de asegurar el fin
del Antiguo Régimen. En su redacción colaboraron pensadores
como Montesquieu, Rousseau y Voltaire. Por lo demás, existen lados
oscuros en la Ilustración enciclopedista francesa.

Los líderes intelectuales del movimiento enciclopedista se consideraban a


sí mismos la élite de la sociedad, cuyo principal propósito era liderar al mundo
hacia el progreso. Este movimiento trajo consigo el marco intelectual en el que
se produciría la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y
la Revolución francesa, así como el auge del capitalismo y el nacimiento
del socialismo. Frente a la dominante música del barroco europea, las artes en
Francia responderán al movimiento Neoclásico y Rococó.

Otro destacado movimiento filosófico del siglo XVIII se caracterizaba por


centrar su interés en la fe y la piedad. Sus partidarios trataban de usar el
racionalismo como vía para demostrar la existencia de un ser supremo. En este
periodo, la fe y la piedad eran parte integral en la exploración de la filosofía
natural y la ética, además de las teorías políticas del momento.

El siglo XVIII vio también el continuo auge de las ideas empíricas en


la filosofía, ideas que eran aplicadas a la política económica, al gobierno y a
ciencias como la física, la química y la biología.

En la historia nada es casual, un hecho es la consecuencia inevitable de


otros que lo precedieron. La Revolución francesa, si bien tuvo otras causas, no
hubiera sido posible sin la presencia del iluminismo que, poniendo luz sobre el
oscurantismo de la Edad Media, época en que se impedía pensar libremente,
se alejó de los dogmas religiosos para explicar el mundo y sus
acontecimientos, para hacerlos a la luz de la razón.

El iluminismo tampoco hubiera existido de no haberlo precedido un


debilitamiento del poder de la Iglesia a causa de la reforma protestante, que
dividió al mundo cristiano; y del humanismo, movimiento filosófico que centró
en el hombre el objeto de las preocupaciones terrenales, quitando a la religión
ese privilegio y desechando el teocentrismo.

 Literatura y teatro

La literatura del siglo XVIII comprende todos los escritos literarios


creados durante el este siglo y marca el fin de la literatura de la Edad Moderna.
El siglo está marcado por el auge del racionalismo y las ideas de la Ilustración,
en las que se quería dictar normas para el arte y así distinguirlo del mal arte y
otras manifestaciones, por lo que proliferan las poéticas y los tratados de teoría
literaria. Los modelos de excelencia se encuentran en la cultura grecolatina que
actúa como referente. Los autores tienen una intención moral aparte de literaria
y tratan de educar a los lectores o criticar sus contemporáneos, a menudo a
través de la sátira. A finales de siglo se abandonan estos cánones en favor de
una mentalidad más propia del romanticismo, una corriente que marcará
la literatura del siglo XIX.

Durante los años 50 comienza a publicarse “L'Encyclopédie” (1751-1772),


la obra magna de la Ilustración, que pretendía recoger en forma de artículos
todo el saber contemporáneo. Entre sus autores
destacan Alembert, Diderot y Voltaire.

“Il servitore di due padroni” es la comedia más conocida del


italiano Goldoni, en la que toma elementos de Molière y los mezcla con el
teatro tradicional véneto para crear obras de sátira de costumbres en la línea
de la literatura de denuncia presente durante todo el siglo. Compatriota suyo
es Parini, un autor que usa el diálogo poético con la misma intención crítica.

En 1759 se publica la primera parte del “Tristram Shandy” (1759–1767)


Sterne, precursor de la novela experimental por su estructura errática y llena
de digresiones donde la trama se supedita al puro acto narrativo. En España la
novela de Campazas denuncia el exceso del barroco, que había perdurado
durante medio siglo.

En la literatura catalana destaca el diario de Amat y de Cortada. Entre


los autores suecos, destaca Olof von Dalin.

En 1762 aparece “Emilio”, de Rousseau, una reflexión novelada sobre la


educación que recoge gran parte de las preocupaciones de los ilustrados sobre
la necesidad de instruir adecuadamente el pueblo. Por los mismos años este
filósofo reflexiona sobre el contrato social que delega parte del poder al Estado
para asegurar justamente una cierta igualdad, incluyendo la enseñanza. 

Se escribe “El castillo de Otranto” (1764) de Walpole, la primera novela


gótica, que anticipa un subgénero de terror y ambiente exótico. Ossian,
pseudónimo de identidad controvertida, firmó una recopilación de poemas y
leyendas tradicionales irlandesas, que también se acercan al gusto romántico,
para recuperar un pasado mítico y resurgimiento del mundo germánico y celta.

Fuera de Europa, destaca la publicación de “El sueño del pabellón rojo”,


una de las cuatro novelas chinas más relevantes. Su importancia en las letras
asiáticas es tan alta que se creó una rama de la crítica dedicada únicamente a
su análisis.

Entre 1770 y 1779, en la escena teatral sobresale el francés Caron de


Beaumarchais, con versiones de historias canónicas de la literatura según los
cánones de su tiempo. Krasicki fue uno de los mayores poetas polacos del
siglo, tanto por sus composiciones líricas como sus fábulas.

Durante todo el siglo XIX destaca la obra “Historia de la decadencia y


caída del Imperio romano” (1776-1789), de Gibbon. Adopta un punto de vista
netamente ilustrado, al denunciar la corrupción de las costumbres y por la
importancia otorgada a las fuentes que expliquen lo que sucedió en las
postrimerías del Imperio Romano.

La transición plena de la Ilustración al Romanticismo tuvo lugar con el


movimiento del Sturm und Drang, con obras como la novela “Los sufrimientos
del joven Werther” (1774) de Goethe.

Entre los años 1780 y 1789, Friedrich von Schiller, publica sus primeras
obras de teatro, algunas de ellas con gran escándalo por sus ataques a la
nobleza. William Blake recoge sus poemas más famosos en un solo volumen.
En la línea de la recuperación de las tradiciones autóctonas renace el interés
por los cuentos populares y por el folclore.
“Las amistades peligrosas” (1782) de Laclos, narra en forma epistolar las
intrigas amorosas de dos nobles ociosos y se convirtió en una obra de gran
éxito. En España, Cadalso escribe sus “Cartas marruecas” (1789) a imitación
de las de Montesquieu para criticar el retraso del país a la luz de un supuesto
crítico extranjero. Bajza escribió la que se considera la primera novela en
eslovaco.

“Justine o los infortunios de la virtud” (1791) es una novela pornográfica


que acuña el término «sadismo». Su autor fue condenado varias veces por
inmoral tanto por sus escritos como por sus fiestas y orgías. A pesar de su
temática, se puede considerar una de las últimas obras ilustradas, ya que los
personajes intentan justificar racionalmente sus gustos y la violencia que
emplean.

“Manuscrito encontrado en Zaragoza” (1804-1805) es un libro de


ambientación gótica escrito por Jan Potocki que puso de moda una España
arquetípica, llena de gitanos y magia que aparecería en varios libros hasta el
siglo XX. Los autores españoles de esta década, no escriben sobre estos
arquetipos sino que se adentran en la fábula clásica, con las obras de Félix
María Samaniego y Tomás de Iriarte.

Las corrientes literarias y teatrales son las siguientes:

- Neoclasicismo:

El momento de esplendor de la tendencia clasicista se remonta a finales


del siglo XVII, pero sus influencias llegarán a la literatura ilustrada. Su estética
se encuentra sintetizada en “La poética” de Boileau (1674), y se basa en un
sentimiento filtrado por el intelecto y en una referencia a los antiguos como
clásicos dignos de imitación. Se niegan también los excesos del barroco y
del rococó. En el teatro domina la regla aristotélica de las tres unidades:
espacio, tiempo y acción, que limita cada espacio de acción a un sólo lugar y a
un sólo día, mientras que en la poesía se impone el verso alejandrino de
catorce sílabas, y formas clásicas como la fábula, la elegía y la égloga. Es
precisamente en el siglo XVIII cuando las reglas clásicas son discutidas,
coincidiendo el triunfo del neoclasicismo en las artes plásticas con su
decadencia en la literatura.

- Ilustración:

La Ilustración se podría fechar entre el año 1689 y 1785. Han de


señalarse los siguientes aspectos en lo referente a las preocupaciones y
actitudes del hombre neoclásico, y sobre todo al contenido de su literatura:

 Predomina la razón ante la emoción, imaginación y sensibilidad.


 El carácter de las obras literarias es impersonal y colectivo, civil y moral.
 La literatura tiene un fin útil para el hombre, pudiendo ser didáctico,
moral o social.
 El laicismo, cuestionamiento de la religión y de sus instituciones en lo
tocante a la libertad de los hombres.
 Se cuestiona el poder político de las monarquías absolutas, y se
defiende la participación del pueblo en la política.
 Se analizan y se critican los valores y costumbres adoptados por el
pueblo.
 Preocupación por la ciencia y sus aplicaciones en la vida real. La
tolerancia se considera una virtud fundamental, en la religión y en
la política.
 La historia es una fuente de conocimiento muy recurrida para el hombre
ilustrado.
 Se toma la naturaleza como signo de agración y parte política.

Las características formales:

 Como los renacentistas, se imitan a los clásicos, incorporando como


modelo la tragedia y la comedia. En la poesía la estructura era similar a
las églogas, las fábulas, la elegía, la épica o el himno. 
 Se sigue respetando la estética neoclásica en el teatro y en la poesía.
En la prosa, aparece la novela, precedida anteriormente por “El Quijote” y
la novela picaresca.
 Se separan tajantemente los géneros, impidiendo mezclarse en una
misma obra poesía y prosa, o tragedia y comedia.
 Se valora más lo tradicional que lo novedoso.
 Se valora también el término medio de las cosas, y el decoro en la forma
de expresarse.
 Primacía de lo natural y realista sobre lo fantástico.
 La claridad es un valor literario.
 La ironía y la parodia son recursos en la crítica y denuncia a los
poderosos.
 Uso del lenguaje culto, limpio y literario, como metáforas, imágenes y
figuras retóricas, siempre y cuando estén ya presentes en la literatura
clásica.
Por literatura se entendía la capacidad y experiencia de leer, y era
también todo el conjunto de libros que contuviera conocimiento, lo que incluía
libros de filosofía, economía, ensayo e historia, y excluía a la novela.

- Prerromanticismo:

El prerromanticismo fue un movimiento literario que se desarrolla en


Europa a lo largo del siglo XVIII y cuyo ocaso transcurre en las últimas
décadas de la centuria, en total oposición al Neoclasicismo. Durante el siglo
XVIII triunfan en Europa las ideas clásicas francesas del siglo anterior
(Neoclasicismo). A la vez, se va forjando en varios países una reacción de
signo radicalmente contrario.

2. Características generales de la Música del Clasicismo


a. Música vocal

b. Música instrumental

c. Música vocal-instrumental

3. Vida y obra Wolfang Amadeus Mozart

Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart más conocido


como Wolfgang Amadeus Mozart hijo del violinista de la corte y maestro
segundo de capilla Leopold Mozart, vio la luz por primera vez en la ciudad de
Salzburgo el 27 de enero de 1756. Fue un compositor y pianista austriaco,
maestro del Clasicismo, considerado como uno de los músicos más influyentes
y destacados de la historia.
"Wolferl", ese niño prodigio, recibió de su padre una brillante, esmerada
y polifacética educación. El joven Mozart viajó por toda Europa dando
numerosos conciertos de piano. En el momento oportuno, el padre supo dar el
giro virtuoso a la creación en la carrera del artista. Mozart se convirtió en uno
de los genios más polifacéticos del arte musical, del que fue un gran creador en
todas sus manifestaciones. La obra mozartiana abarca todos los géneros
musicales de su época e incluye más de seiscientas creaciones, en su mayoría
reconocidas como obras maestras de la música sinfónica, concertante, de
cámara, para piano, operística y coral, logrando una popularidad y difusión
internacional.
Creó 626 obras de los más diversos estilos musicales, que comprenden el
catálogo “Köchel” de las creaciones de Mozart. En ellas se incluyen tanto
música sacra y profana, como obras vocales e instrumentales.
Ningún otro maestro del siglo XVIII ha legado una música, cuya viveza
siga perdurando y dominando los escenarios hoy en día, como la obra de este
compositor, el más conocido austriaco de todos los tiempos.
- Familia e infancia
Mozart fue el último hijo de Leopold Mozart y Anna Maria Pertl.
Leopold era el segundo maestro de capilla en la corte del arzobispo de
Salzburgo y un compositor con poca relevancia, aunque fue un experimentado
profesor. Debido a la altísima mortalidad infantil en la Europa de la época, de
los siete hijos que tuvo el matrimonio, sólo sobrevivieron Maria Anna, apodada
cariñosamente Nannerl, y Wolfgang Amadeus.
Mozart, fue bautizado en la catedral de San Ruperto el día después de su
nacimiento con los nombres de Joannes Chrysostomus Wolfgangus
Theophilus Mozart; a lo largo de su vida firmaría con diversas variaciones
sobre su nombre original, siendo una de las más recurrentes «Wolfgang
Amadè Mozart».
La casa natal de Mozart se encuentra en la Getreidegasse nº9 de la
ciudad de Salzburgo. Se trata de una casa que actualmente cuenta con una
gran cantidad de objetos de la época e instrumentos que pertenecieron a
Mozart durante su niñez. Es uno de los lugares más visitados de Salzburgo y
una especie de santuario para músicos y aficionados a la música de todo el
mundo.
Leopold, componía y daba clases de música, e incluso el año del
nacimiento de Wolfgang publicó un exitoso tratado para la interpretación del
violín titulado “Versuch einer gründlichen Violinschule”. Después del nacimiento
de Wolfgang abandonó todo, salvo las tareas propias de su cargo, para
dedicarse de manera exclusiva a la formación de su hijo. Fue exigente como
padre y como profesor y en todo momento estuvo al tanto de la formación de
Wolfgang, para guiarlo como hombre y como artista.
Con cuatro años Mozart, tocaba el clavicordio y componía pequeñas
obras de considerable dificultad; a los seis, tocaba con destreza el clavecín y el
violín. Podía leer música a primera vista, tenía una memoria prodigiosa y una
inagotable capacidad para improvisar frases musicales.
Definitivamente no era un niño común. Su progenitor era un hombre
inteligente, orgulloso y religioso. Creía que los dones musicales de su hijo eran
un milagro divino que él, como padre, tenía la obligación de cultivar. Cuando el
niño iba cumplir 6 años de edad, Leopold decidió exhibir las dotes musicales
de sus hijos ante las principales cortes de Europa. Según los primeros
biógrafos de Wolfgang, su padre «quiso compartir con el mundo el milagroso
talento de su hijo». Leopold creyó que proclamar este milagro al mundo era un
deber hacia su país, su príncipe y su Dios, por lo que tenía que mostrarlo a la
alta sociedad europea, ya que de otra manera él sería la criatura más ingrata.
El biógrafo Maynard Solomon afirma que mientras Leopold era un
profesor fiel a sus hijos, existen evidencias de que Wolfgang trabajaba
duramente para avanzar más allá de lo que le enseñaban. Su primera
composición impresa y sus esfuerzos precoces con el violín fueron por
iniciativa propia y Leopold se vio fuertemente sorprendido. Padre e hijo tenían
una relación muy estrecha y estos logros de niñez hicieron llorar de alegría a
Leopold más de una vez.
Finalmente Leopold dejó de componer cuando el excepcional talento
musical de su hijo se hizo evidente. Él era el único profesor de Wolfgang en
sus primeros años y le enseñó música, así como el resto de asignaturas
académicas.
- Años de viajes
Durante los años en los que Mozart se estaba formando, su familia
realizó varios viajes por Europa, en los cuales mostraron a él y a su hermana
Nannerl como niños prodigio. El 12 de enero de 1762 la familia entera partió
hacia Múnich, comenzando con una exhibición en la corte del príncipe elector
de Baviera Maximiliano III y más tarde en el mismo año en la corte imperial de
José II de Habsburgo en Viena y Praga. La permanencia en la ciudad de
Viena, uno de los principales centros de la música en esa época, culminó con
dos recitales ante la familia imperial en el palacio de Schönbrunn. El pequeño
Wolfgang causaba sensación en cada concierto, aunque el dinero recolectado
en este viaje no fue tanto como los elogios recibidos. Podría decirse que éste
fue un viaje de prueba para Leopold. El 5 de enero de 1763 la familia Mozart
retornó a Salzburgo; el viaje había durado poco menos de un año.
El 9 de junio de 1763, iniciaron una larga gira de conciertos que duró tres
años y medio, en la que la familia se desplazó a las cortes de Múnich,
Mannheim, París, Londres, La Haya, otra vez a París y volvieron a casa
pasando por Zúrich, Donaueschingen y Múnich, cosechando grandes éxitos.
Durante este viaje Mozart conoció un gran número de músicos y las obras de
otros compositores, en particular a Johann Christian Bach, a quien Mozart
visitó en Londres en 1764 y 1765. Bach fue una influencia importante para el
joven compositor. La familia regresó a Viena a finales de 1767 y permaneció en
la ciudad hasta diciembre del año siguiente. En Viena fueron llamados al
palacio por la madre del emperador, María Teresa, quien quedó encantada con
el niño Wolfgang Amadeus hasta el punto de que incluso lo sentó en su
regazo y lo besó.
En Versalles, los Mozart tocaron ante el monarca Luis XV. La anécdota
cuenta que en esa ocasión la amante del rey, la altiva Madame de
Pompadour, no permitió que el niño Wolfgang la abrazara por temor a que se
estropeara su traje. En Londres causaron la admiración del rey Jorge III y
durante este viaje el joven músico compuso su “Primera Sinfonía (en mi bemol
mayor, KV 16)”. En los Países Bajos deslumbró tocando el órgano y compuso
su primer oratorio “Die Schuldigkeit des ersten Gebotes, KV 35” a los 9 años.
A menudo estos viajes eran duros debido a las primitivas condiciones de
los viajes en aquel tiempo, la necesidad de esperar pacientemente las
invitaciones y el pago de las actuaciones por parte de la nobleza y las largas
enfermedades, algunas casi mortales, padecidas lejos de su hogar: en primer
lugar enfermó Leopold, en el verano de 1764 durante su estancia en Londres,
y luego enfermaron ambos niños en La Haya durante el otoño de 1765.
La familia regresó a Salzburgo el 30 de noviembre de 1766. Después de
un año en la ciudad Leopold y Wolfgang viajaron a Italia, dejando en casa a la
madre de Wolfgang y a su hermana. Estos viajes duraron de diciembre de
1769 a marzo de 1771 y, al igual que los primeros viajes que realizaron, tenían
como objetivo mostrar las capacidades del joven como intérprete y como
compositor que maduraba rápidamente. Mozart conoció en Bolonia a Giovanni
Battista Martini, importante teórico de la música en aquel tiempo y por quien
Mozart siempre guardó un gran afecto, y fue aceptado como miembro de la
Academia Filarmónica de Bolonia, considerada el centro de erudición
musical de la época. El ingreso de Mozart en la Academia fue extraordinario,
ya que aún le faltaba mucho para los veinte años, edad mínima exigida por el
reglamento.
Wolfgang tocando el clavicordio y Thomas Linley el violín, durante su
estancia en Florencia en 1770.
Llegaron a Roma el 11 de abril de 1770, donde escuchó el “Miserere” de
Gregorio Allegri durante una representación en la Capilla Sixtina. Esta obra
tenía carácter secreto, pues sólo podía interpretarse en dicho lugar y su
publicación estaba prohibida bajo pena de excomunión. Sin embargo, el joven
compositor apenas llegó a la posada donde se alojaba, escribió de memoria
una versión muy aproximada de la partitura completa. El papa Clemente XIV,
admirado del talento del músico de 14 años, no sólo no lo excomulgó, sino que
lo nombró Caballero de la Orden de la Espuela de Oro.
En Milán, Mozart escribió la ópera “Mitridate, re di Ponto” (KV 87, 1770),
que fue interpretada con éxito. Esto supuso el encargo de dos nuevas óperas y
Wolfgang y Leopold volvieron dos veces más a Milán para la composición y
los estrenos de “Ascanio in Alba” (KV 111, 1771) y “Lucio Silla” (KV 135, 1772).
Leopold esperaba que estas visitas consiguieran una contratación profesional
para su hijo en Italia, pero sus esperanzas nunca se cumplieron. Hacia el final
del último viaje a Italia, Mozart escribió la primera de sus obras más famosas y
que todavía es interpretada extensamente en la actualidad, el motete
“Exsultate, jubílate” (KV 165).
Cada representación del joven Wolfgang Amadeus era una exhibición de
su virtuosismo con el clavecín y el violín (se cuenta que ya en esa época podía
tocar el teclado con los ojos vendados), y maravillaba a los espectadores
improvisando sobre cualquier tema que le proponían.
- La corte de Salzburgo
Mozart y su padre volvieron definitivamente a Salzburgo el 13 de marzo
de 1773. Allí se enteraron de la muerte del príncipe-arzobispo
Schrattenbach, quien siempre los había apoyado. Comenzó entonces una
nueva etapa, mucho más difícil, en la que Hieronymus von Colloredo, el
nuevo príncipe-arzobispo de Salzburgo, se mostró autoritario e inflexible con el
cumplimiento de las obligaciones impuestas a sus subordinados. Mozart era
hijo predilecto de la ciudad, en la que tenía muchos amigos y admiradores, y
tuvo la oportunidad de trabajar en numerosos géneros musicales, incluyendo
sinfonías, sonatas, cuartetos de cuerdas, serenatas, divertimentos, mucha
música sacra y algunas óperas menores. Varias de estas primeras obras aún
son interpretadas. Entre abril y diciembre de 1775, Mozart desarrolló un
entusiasmo por los conciertos para violín, produciendo una serie de cinco
conciertos (los únicos que escribiría en su vida), incrementando
constantemente su sofisticación musical. Los últimos tres (KV 216, KV 218 y
KV 219) son ahora básicos en el repertorio de este instrumento. En 1776 centró
sus esfuerzos en los conciertos para piano y orquesta, culminando en el
“Concierto para piano y orquesta nº9 en mi bemol mayor” (KV 271, llamado
Jeunehomme) a principios de 1777, considerado por los críticos el punto de
inflexión de su obra.
A pesar de estos éxitos musicales y de ser confirmado en su puesto de
maestro de conciertos (Konzertmeister), Mozart estaba cada vez más
descontento con su situación en Salzburgo y redobló sus esfuerzos para
establecerse en cualquier otro sitio. Uno de los motivos de dicho descontento
fue su bajo salario, 150 florines/año, pero también necesitaba mucho tiempo
para componer sus óperas y la ciudad en raras ocasiones se lo permitía. La
situación empeoró en 1775 cuando el teatro de la corte fue clausurado,
especialmente desde que el otro teatro de Salzburgo fue reservado
principalmente para las compañías visitantes.
Leopold y Wolfgang realizaron dos largas expediciones en busca de
trabajo durante su larga estancia en Salzburgo. Visitaron Viena desde el 14 de
julio al 26 de septiembre de 1773 y Múnich desde el 6 de diciembre de 1774
hasta marzo de 1775. Estas visitas no tuvieron éxito, aunque el viaje a Múnich
tuvo una gran acogida popular con el estreno de la ópera “La finta giardiniera”
(KV 196) y el viaje a Viena fue positivo para su arte, ya que conoció el nuevo
estilo vienés a través de la música de Joseph Haydn.
- El viaje a París
Mozart trabó relación con los miembros de la famosa orquesta de
Mannheim, la mejor de Europa en esa época. Esta orquesta era conocida
porque, por primera vez en la historia de la música, exageraban la diferencia
entre los pasajes suaves y los fuertes. Este estilo se conoció como «estilo de
Mannheim» y pocas décadas después sería una característica principal de la
música del Romanticismo. También se enamoró de Aloysia Weber, una de las
cuatro hijas de la familia Weber, a la que conoció durante una escala en
Múnich. En Mannheim había algunas perspectivas de conseguir empleo, pero
no encontraron nada y los Mozart se marcharon a París el 14 de marzo de
1778 para continuar su búsqueda. Allí su suerte apenas mejoró. En una de sus
cartas a casa insinúa la posibilidad de establecerse como organista en
Versalles, pero Mozart no estaba demasiado interesado con este
nombramiento. Su situación económica era delicada hasta el punto de que
debido a las deudas tuvo que empeñar objetos de valor. El peor momento de
su viaje fue cuando la madre de Mozart enfermó y falleció el 3 de julio de
1778. Probablemente se demoraron demasiado en llamar a un doctor, según
Halliwell, por la falta de fondos.
Durante la estancia de Wolfgang en París, Leopold seguía buscando
enérgicamente oportunidades para la vuelta de su hijo a Salzburgo y con el
apoyo de la nobleza local asegurarle una mejor posición como organista y
primer violinista de la corte. El salario anual ascendía a 450 florines, pero
Wolfgang era reacio a aceptarlo y después de marcharse de París el 26 de
septiembre de 1778 se detuvo en Mannheim y Múnich, todavía con la
esperanza de obtener un nombramiento fuera de Salzburgo. En Múnich se
volvió a encontrar con Aloysia, convertida en una exitosa cantante pero ella le
dejó claro que no estaba interesada en él.
Finalmente, Wolfgang regresó a su hogar el 15 de enero de 1779 y
aceptó el nuevo puesto, pero su descontento con Salzburgo no había
disminuido. La “Sonata para piano nº8 en la menor” (KV 310) y la “Sinfonía
nº31 en re mayor” (KV 297, llamada París) están entre las obras más
conocidas de la estancia de Mozart en París, donde fueron ejecutadas el 12 y
18 de junio de 1778, respectivamente.
- Marcha a Viena
En enero de 1781, se estrenó en Múnich la ópera “Idomeneo, re di Creta”
(KV 366) de Mozart con un «considerable éxito» y en marzo, el compositor fue
llamado a Viena, donde su patrón el arzobispo Colloredo acudió a las
celebraciones del acceso al trono austriaco de José II de Habsburgo como
emperador. Mozart, fortalecido por los elogios recibidos en Múnich, se sintió
ofendido cuando Colloredo lo trató como a un mero sirviente y particularmente
cuando el arzobispo le prohibió tocar ante el Emperador en casa de la condesa
Maria Wilhelmine Thun, actuación por la que hubiera recibido unos honorarios
iguales a la mitad del salario anual que cobraba en Salzburgo.
El enfrentamiento llegó en mayo, cuando Mozart se negó a llevar un
paquete enviado por Colloredo a Salzburgo. Ante su negativa de convertirse
en mensajero, Mozart es insultado por su patrón y el compositor, de forma
audaz, lo interrumpe en medio de su ira: « ¿Su Gracia no está conforme
conmigo?». La respuesta de Colloredo fueron más improperios y se cerró con
un « ¡vete ya!». Mozart intentó dimitir de su puesto presentando su dimisión al
auxiliar del arzobispo, el conde Arco, pero el arzobispo la rechazó. Le
concedieron un permiso el mes siguiente, pero de forma insultante. Días más
tarde, cuando Mozart intentaba entregar personalmente a Colloredo un último
«memorial», el conde Arco le cerró el paso en la antecámara del arzobispo,
produciéndose otra escena violenta, y el compositor fue expulsado literalmente
«con una patada en el culo».
La discusión con el arzobispo fue muy dura para Mozart porque su padre
se posicionó en su contra, ya que esperaba fervientemente que siguiera
obedientemente a Colloredo en su vuelta a Salzburgo. Leopold intercambió
cartas con su equivocado hijo, urgiéndole a reconciliarse con su patrón, pero
Wolfgang defendió apasionadamente sus intenciones de emprender una
carrera independiente en Viena. El debate finalizó cuando Mozart renunció a
su puesto, liberándose de las demandas de un patrón opresivo y un padre
demasiado solícito. Solomon caracteriza la dimisión de Mozart como un «paso
revolucionario» que alteró enormemente el curso de su vida. En Viena, Mozart
se había dado cuenta de algunas buenas oportunidades y decidió instalarse allí
como intérprete y compositor independiente.
- Autónomo (1782 – 1790)
La nueva carrera de Mozart en Viena tuvo un buen comienzo. A menudo
realizaba interpretaciones como pianista, destacando en una competición ante
el Emperador con Muzio Clementi el 24 de diciembre de 1781 y pronto se
«consolidó como el mejor intérprete de teclado de Viena». También prosperó
como compositor y en 1782 completó la ópera “El rapto en el serrallo” (Die
Entführung aus dem Serail, KV 384), que fue estrenada el 16 de julio de ese
mismo año, obteniendo una enorme aclamación y que dio inicio al género
operístico conocido como singspiel u ópera alemana, en un momento en que el
italiano era el idioma «oficial» para la ópera. La obra fue pronto interpretada «a
través de la Europa de habla germana» y consolidó plenamente la reputación
de Mozart como compositor. Como anécdota, el emperador José II comentó al
final del estreno de la ópera: «Música maravillosa para nuestros oídos,
verdaderamente creo que tiene demasiadas notas», a lo que el compositor
contestó: «Exactamente, ¿cuántas son menester?».
A pesar de que Mozart aún no lograba su madurez y profundidad
definitiva, en esta obra se expresa quizá por primera vez la dimensión
dramática que se aprecia en las posteriores óperas del compositor de
Salzburgo. Esta ópera le dio a Mozart el mayor éxito teatral que conocería en
vida.
En la época en la que sus disputas con el arzobispo Colloredo estaban
en su punto más álgido, Mozart se trasladó con la familia Weber, que se
habían mudado a Viena desde Mannheim. El padre, Fridolin, había fallecido y
el resto de la familia acogía ahora huéspedes como medio para subsistir. Tras
su fracaso sentimental con Aloysa Weber, que estaba ahora casada con el
actor Joseph Lange, encontró consuelo en Constanze, la hermana menor.
Pero sabía que su padre Leopold no apreciaba a esa familia puesto que, no
sin razones, creía que éstos, fundamentalmente la madre, querían
aprovecharse del éxito de su hijo. Sin embargo, hay suficientes antecedentes
de que Constanze amaba verdaderamente a Mozart y nunca compartió las
maquinaciones de su madre. Como el consentimiento de su padre era
fundamental para Mozart, quiso viajar a Salzburgo para presentarle
formalmente a la novia, pero varios eventos postergaron el temido viaje para
enfrentarse a su progenitor.
El 4 de agosto de 1782, sin el consentimiento paterno, Wolfgang
Amadeus y Constanze se casaron en Viena. Para celebrar la unión y para
calmar a su padre, Mozart compuso la inconclusa “Gran misa en do menor”
(KV 427). Pensaba estrenarla en Salzburgo con Constanze como primera
soprano solista. Sólo pudo hacerlo en agosto de 1783, pero no consiguió su
objetivo. Deseaba demostrar a su familia que había sabido elegir, pero
Leopold y Nannerl jamás terminarían de aceptar a Constanze. En el contrato
de matrimonio, Constanze «asigna a su prometido quinientos florines que [...]
ha prometido aumentar después con mil florines», «para poder sobrevivir» con
el total. Además, todas las adquisiciones conjuntas durante el matrimonio
debían ser propiedad común de ambos.
El matrimonio tuvo 6 hijos, sólo dos sobrevivieron, Karl Thomas y Franz
Xaver Wolfgang:
- Raimund Leopold (17 de junio de 1783-19 de agosto del mismo año).
- Karl Thomas Mozart (21 de septiembre de 1784-31 de octubre de
1858).
- Johann Thomas Leopold (18 de octubre de 1786-15 de noviembre de
ese año).
- Theresia Constanzia Adelheid Friedericke Maria Anna (27 de
diciembre de 1787-29 de junio de 1788).
- Anna Maria (25 de diciembre de 1789, fallecida poco después de su
nacimiento).
- Franz Xaver Wolfgang Mozart (26 de julio de 1791 - 29 de julio de
1844).
Durante los años 1782 y 1783 conoció profundamente la obra de Georg
Friedrich Händel y Johann Sebastian Bach a través del barón Gottfried Van
Swieten, un coleccionista y aficionado musical que tenía en su poder una
biblioteca con gran cantidad de obras de compositores barrocos. Mozart
asimiló los modos de composición de ambos, fusionándolo con el propio, dando
a la mayoría de las obras de este período un toque contrapuntístico, apreciable
en las transcripciones que hizo de algunas fugas de “El clave bien temperado”
KV 405, las “fugas para piano” KV 394, KV 401 y KV 426 (esta última transcrita
luego para cuerdas con el número de catálogo KV 546). Pero, sobre todo, se
puede apreciar la influencia de Händel y Bach en los pasajes de fuga de “La
flauta mágica” y el final de la “Sinfonía Júpiter”. El estudio de estos autores fue
para Mozart tan importante que llegó a realizar arreglos para obras como “El
Mesías” (KV 572) o “Alexander's Feast” (KV 591), ambos oratorios de Händel.
En 1783, Mozart y Constanze visitaron a la familia de éste en Salzburgo.
Leopold y Nannerl fueron, a lo sumo, solamente corteses con Constanze pero
la visita al menos incitó la composición de una de las grandes obras litúrgicas
de Mozart, la ya mencionada “Gran misa en do menor” KV 427. Aunque no
completada, fue estrenada en Salzburgo con Constanze cantando las partes
solistas.
Mozart conoció a Joseph Haydn en Viena. Cuando Haydn visitaba la
ciudad, en ocasiones interpretaban juntos en un cuarteto de cuerdas
improvisado. Los seis cuartetos de Mozart dedicados a Haydn (KV 387, KV
421, KV 428, KV 458, KV 464 y KV 465) datan del período de 1782 a 1785 y
suponen una respuesta cuidadosamente considerada a los “Cuartetos de
cuerda rusos Opus 33” que Haydn había compuesto en 1781. Al oírlos, Haydn
permaneció en pie como signo de respeto hacia Mozart y, según recordó más
tarde su hermana, dijo a Leopold sobre Wolfgang: «Le digo a usted ante Dios,
y como un hombre honesto, que su hijo es el mayor compositor conocido por
mí en persona y por reputación, tiene gusto y, además, la mayor habilidad para
la composición».
Desde 1782 hasta 1785, Mozart organizó conciertos en los que realizaba
interpretaciones como solista, presentando tres o cuatro nuevos conciertos
para piano en cada estación. Ya que el espacio en los teatros era escaso,
reservó lugares poco convencionales para realizar sus conciertos, como un
cuarto grande en el Trattnerhof (un edificio de apartamentos) y el salón de
baile del Mehlgrube (un restaurante), entre otros. Los conciertos eran muy
populares y de los que él estrenó algunos todavía son obras básicas de su
repertorio. Solomon escribe que durante este periodo Mozart creó «una
conexión armoniosa entre un ejecutante-compositor impaciente y una
audiencia encantada, que dieron la oportunidad de atestiguar la transformación
y la perfección de un género musical principal».
Con las sustanciales ganancias de sus conciertos y otras actuaciones, el
matrimonio Mozart adoptó un modo de vida más bien lujoso. Se trasladaron a
un apartamento caro, con un alquiler anual de 460 florines. Mozart también
compró una excelente fortepiano de Anton Walter por aproximadamente 900
florines, una mesa de billar y envió a su hijo Karl Thomas a un internado caro y
contrataron sirvientes. Por lo tanto, con este modo de vida el ahorro era
imposible y el corto período de éxito financiero no hizo nada para amortiguar
las dificultades que más tarde Mozart experimentaría.
El 14 de diciembre de 1784, Mozart se convirtió en francmasón y fue
admitido por la logia Zur Wohltätigkeit. La francmasonería jugó un papel
importante en el resto de la vida del compositor, ya que acudió a muchas
reuniones, muchos de sus amigos eran masones y en varias ocasiones
compuso música masónica.
- Vuelta a la ópera
A pesar del gran éxito obtenido con “El rapto en el serrallo” en 1782,
Mozart compuso poca literatura operística en los siguientes 4 años,
produciendo dos obras inconclusas: “L'oca del Cairo” KV 422 y “Lo sposo
deluso” KV 430 y la comedia en un acto “Der Schauspieldirektor” KV 486. Se
centró fundamentalmente en su carrera como pianista solista y como
compositor de conciertos. Sin embargo, alrededor de 1785, Mozart abandonó
la composición de obras para teclado y comenzó su famosa colaboración
operística con el libretista Lorenzo da Ponte.
En 1786 tuvo lugar en Viena el exitoso estreno de la ópera “Las bodas de
Fígaro” KV 492, basada en la obra homónima de Beaumarchais y que no
estuvo exenta de polémica debido a su contenido político. Sin embargo, Mozart
y Da Ponte se las arreglaron para excluir de ésta todo aquello que pudiese
«poner nerviosas» a las autoridades vienesas y logró pasar la censura. La
preocupación del Emperador residía en que la obra sugería la lucha de clases
y en Francia ya había provocado algunos disturbios a su hermana María
Antonieta. En el aria de Fígaro «Se vuol ballare» se nota parte de ese
contenido que quiso minimizarse (Fígaro, con fina pero intensa ironía, entona
una cavatina dirigida a su patrón el Conde de Almaviva).
Su recepción en Praga más tarde en el mismo año fue aún más cálida y
esto condujo a una segunda colaboración con Da Ponte: la ópera “Don
Giovanni” (KV 527), que fue estrenada en Praga en octubre de 1787 con un
rotundo éxito, al igual que sucedió en su estreno en Viena en 1788. Esta obra,
que narra las aventuras de Don Juan, había sido un tema recurrente en la
literatura y el teatro y, por lo tanto, Da Ponte no se basa en un texto en
particular, sino que recoge información de múltiples fuentes. La ópera fue
catalogada por Mozart como un «dramma giocoso» y su título original era “Il
dissoluto punito o sia Il D. Giovanni”. El contenido dramático de esta obra está
presente desde el comienzo, con la muerte del comendador, hasta el final y
contiene algunos de los pasajes más hermosos de la obra de Mozart.
Las dos óperas se encuentran dentro de las obras más importantes de
Mozart y son básicas en el repertorio operístico actual, aunque en sus estrenos
su complejidad musical causara dificultades tanto para los oyentes como para
los intérpretes. Leopold, no pudo ser testigo de estos acontecimientos, ya que
había fallecido el 28 de mayo de 1787. Esto sumió al hijo en una gran aflicción,
ya que su padre había sido su mejor consejero y amigo.
En diciembre de 1787, Mozart finalmente obtuvo un puesto estable bajo
el patrocinio aristocrático. El emperador José II lo designó como su
«compositor de cámara», un puesto que había quedado vacante el mes
anterior tras la muerte de Gluck. Este fue un nombramiento a tiempo parcial,
recibiendo únicamente 800 florines/año y que sólo requirió que Mozart
compusiera obras para los bailes anuales en el palacio imperial. Mozart se
quejó a Constanze de que la paga era «demasiado para lo que hago,
demasiado poco para lo que yo podría hacer». Sin embargo, a pesar de que
este ingreso era modesto fue importante para Mozart cuando llegaron los
tiempos duros. Los expedientes judiciales muestran que el objetivo del
Emperador era impedir que su estimado compositor abandonara Viena en la
búsqueda de mejores perspectivas.
En 1787, el joven Ludwig van Beethoven pasó dos semanas en Viena,
esperando estudiar con Mozart. Los documentos existentes sobre este
encuentro son contradictorios y existen al menos tres hipótesis en vigor: que
Mozart oyó la interpretación de Beethoven y lo elogió, que Mozart rechazó a
Beethoven como estudiante, y que nunca se llegaron a encontrar.
- Dificultades económicas
Hacia el final de la década de 1780, la situación económica de Mozart
empeoró. Alrededor de 1786 dejó de aparecer frecuentemente en conciertos
públicos, por lo que sus ingresos se redujeron. Esa época fue de grandes
dificultades para todos los músicos de Viena a causa de la guerra entre Austria
y Turquía y que el nivel de prosperidad y estatus económico de la aristocracia,
que los financiaba, se había reducido.
La ciudad de Viena iría perdiendo el interés musical por Mozart debido al
advenimiento de otros pianistas con una técnica mucho más aguerrida, como
en el caso de Muzio Clementi, con escalas en terceras y acordes más
sonoros, ideales para los pianos de construcción inglesa de una sonoridad más
robusta, al contrario de los de sonoridad delicada vienesa, aptos para las
escalas y sutilezas del pianismo mozartiano. Sus Academias o conciertos por
suscripción, que habían sido en toda su estadía en Viena una de las mejores
fuentes de ingreso, comenzaron a perder audiencia, por lo que ya no le
reportaban beneficios económicos.

A mediados de 1788, Mozart y su familia se trasladaron desde el centro


de Viena a un alojamiento más barato en el barrio periférico de Alsergrund.
Mozart comenzó a pedir prestado dinero a Puchberg, un amigo y hermano de
la misma logia masónica. Solomon y otros autores han sugerido que Mozart
estaba sufriendo una depresión y que parecía que ralentizaba su recuperación
económica. Las principales obras de este periodo incluyen las tres últimas
sinfonías (nº39 en mi bemol mayor KV 543, nº40 en sol menor, KV 550, y nº41
en re mayor, KV 551 Júpiter), todas ellas de 1788, y la última de las tres óperas
escritas en colaboración con Da Ponte, “Così fan tutte” (KV 588), estrenada en
1790.
Aproximadamente en esa época, Mozart realizó una serie de largos viajes
con la esperanza de incrementar sus ingresos. Estos viajes sólo produjeron
éxitos aislados y no mitigaron los sufrimientos económicos de la familia.
En 1789 recibió una oferta del empresario inglés Salomon, quien le
propuso a él y a Haydn realizar una gira de conciertos por Inglaterra. Se
acordó que Haydn fuese el primero en ir, durante la temporada 1791-1792, y
Mozart iría a la vuelta de éste, lo que no pudo concretar por su fallecimiento.
- Últimas obras y muerte (1791)
El último año de vida de Mozart, 1791, fue, hasta su enfermedad final, un
tiempo de gran productividad y, en cierto sentido, un tiempo de recuperación
personal. Realizó numerosas composiciones, incluyendo algunos de sus
trabajos más admirados: la ópera “La flauta mágica” (Die Zauberflöte, KV 620),
el último “Concierto para piano y orquesta” (nº27 en si bemol mayor, KV 595),
el “Concierto para clarinete en la mayor” KV 622, el último de su gran serie de
quintetos de cuerda (KV 614 en mi bemol mayor), el motete “Ave verum
corpus” KV 618 y el inacabado “Réquiem en re menor” KV 626.
La situación financiera de Mozart, una fuente de ansiedad extrema en
1790, finalmente comenzó a mejorar, ya que, aunque las evidencias no sean
concluyentes aparecieron patrocinadores ricos en Hungría y Ámsterdam
prometiendo anualidades a Mozart a cambio de composiciones ocasionales.
Probablemente también se benefició de la venta de música de baile compuesta
en su papel como compositor de cámara imperial. Mozart no volvió a pedir
dinero prestado a Puchberg y empezó a hacer frente al pago de sus deudas.
En marzo de 1791, Mozart ofreció en Viena uno de sus últimos conciertos
públicos; tocó el “Concierto para piano y orquesta” KV 595. Su último hijo,
Franz Xaver, nació el 26 de julio.

- Enfermedad final y fallecimiento


La salud del compositor empezó a declinar y su concentración disminuía.
Mozart se sintió enfermo durante su estancia en Praga el 6 de septiembre
durante el estreno de su ópera “La clemenza di Tito” (KV 621), compuesta en
ese año como un encargo para los festejos de la coronación de Leopoldo II
como emperador. La obra fue acogida con frialdad por el público. Al regresar a
Viena, Mozart se puso a trabajar en el “Réquiem” y preparó, en compañía del
empresario teatral y cantante Emanuel Schikaneder, los ensayos de “La flauta
mágica”. Ésta se estrenó con enorme éxito el 30 de septiembre, con el propio
Mozart como director.
Por entonces Mozart escribió el “Concierto en la mayor para clarinete”
(KV 622), compuesto para el clarinetista Anton Stadler. En octubre su salud
empeoró; caminaba con su esposa por el Prater cuando de pronto se sentó en
un banco y muy agitado comentó a Constanze que alguien lo había
envenenado. El 20 de noviembre la enfermedad se intensificó y cayó postrado
en cama, sufriendo hinchazón, dolores y vómitos.
Mozart recibió los cuidados de su esposa Constanze y su hermana
menor Sophie durante su enfermedad final y fue atendido por el doctor
Nicolaus Closset. Es un hecho probado que estaba mentalmente ocupado en
la finalización de su “Réquiem”. Sin embargo, las evidencias de que realmente
dictara pasajes a su discípulo Franz Xaver Süssmayr son muy remotas.
El 5 de diciembre de 1791, aproximadamente a las doce de la
madrugada, llegó el doctor Closset de la ópera y ordenó que le pusieran
compresas frías de agua y vinagre sobre la frente para bajarle la fiebre (a pesar
de que Sophie se mostró reacia a hacerlo, puesto que pensaba que no sería
bueno para el enfermo el cambio tan brusco de temperatura). Esto hizo tanto
efecto en él que perdió el conocimiento y no volvió a recuperarse hasta su
muerte. Según Sophie, los últimos suspiros de Mozart fueron «como si
hubiera querido, con la boca, imitar los timbales de su Réquiem».
A las 00:55, Mozart falleció en Viena a la edad de 35 años, 10 meses y 8
días, y su funeral tuvo lugar en la Catedral de San Esteban el día 6 de
diciembre. Fue amortajado según el ritual masónico (manto negro con
capucha).
El entierro de Mozart fue de tercera categoría, con un coste de ocho
florines con cincuenta y seis kreutzer (más un suplemento de tres florines
para pagar el coche fúnebre), lo usual para miembros de la burguesía media.
Fue enterrado al anochecer, siendo trasladado el féretro en coche de caballos
hasta el cementerio de St. Marx en Viena, en el que recibió sepultura en una
tumba comunitaria simple. El tiempo que hacía aquella noche era suave y
tranquilo, y con nieblas frecuentes, no tormentoso o ventisca como se ha
pensado erróneamente. El biógrafo Otto Jahn afirmó en 1856, al entierro
asistieron Antonio Salieri, Süssmayr, Gottfried Van Swieten y otros dos
músicos.
La escasa afluencia de público al entierro de Mozart no reflejó su
categoría como compositor, ya que los funerales y conciertos en Viena y Praga
contaban con mucha afluencia. Ciertamente, en el período inmediatamente
posterior a su muerte la reputación de Mozart se incrementó
considerablemente: Solomon lo describe como «una ola de entusiasmo sin
precedentes» por sus obras. Varios escritores redactaron biografías sobre el
compositor, como Friedrich Schlichtegroll, Franz Xaver Niemetschek y
Georg Nikolaus von Nissen, entre otros; y los editores compitieron para
publicar las ediciones completas de sus obras.

- Obras
Óperas
KV 35 — 1767 — Die Schuldigkeit des ersten Gebotes Parte I22 (La
obligación del primer mandamiento)
KV 38 — 1767 — Apollo et Hyacinthus (Apolo y Jacinto)
KV 5026 — 1768 — Bastien und Bastienne (Bastián y Bastiana)
KV 5129 — 1768 — La finta semplice (La falsa ingenua)
KV 8731 — 1770 — Mitridate, re di Ponto (Mitrídates, rey del Ponto)
KV 111 — 1771 — Ascanio in Alba (Ascanio en Alba)
KV 126 — 1772 — Il sogno di Scipione (El sueño de Escipión)
KV 135 — 1772 — Lucio Silla (Lucio Sila)
KV 196 — 1774 — La finta giardiniera (La falsa jardinera)
KV 208 — 1775 — Il re pastore (El rey pastor)
KV 34542 — 1773 — Thamos, König in Ägypten (Thamos, rey de Egipto)
KV 34443 — 1779 — Zaide (Zaida)
KV 366 — 1781 — Idomeneo, re di Creta (Idomeneo, rey de Creta)
KV 384 — 1782 — Die Entführung aus dem Serail (El rapto en el serrallo)
KV 422 — 1784 — L'oca del Cairo (La oca del Cairo)
KV 43046 — 1784 — Lo sposo deluso (El esposo engañado)
KV 486 — 1786 — Der Schauspieldirektor (El empresario teatral)
KV 492 — 1786 — Le nozze di Figaro (Las bodas de Fígaro)
KV 527 — 1787 — Don Giovanni (Don Giovanni o Don Juan)
KV 588 — 1790 — Così fan tutte (Así hacen todas)
KV 621 — 1791 — La clemenza di Tito (La clemencia de Tito)
KV 620 — 1791 — Die Zauberflöte (La flauta mágica)

Sinfonías

Nº1 en mi bemol mayor (1764)


Nº2 en si bemol mayor (1764)
Nº3 en mi bemol mayor (1764)
Nº4 en re mayor (1765)
Nº5 en si bemol mayor (1765)
Nº6 en fa mayor (1767)
Nº7 en re mayor (1768)
Nº8 en re mayor (1768)
Nº9 en do mayor (1769 ó 1770)
Nº10 en sol mayor (1770)
Nº11 en re mayor (1770)
Nº12 en sol mayor (1771)
Nº13 en fa mayor (1771)
Nº14 en la mayor (1771)
Nº15 en sol mayor (1772)
Nº16 en do mayor (1772)
Nº17 en sol mayor (1772)
Nº18 en fa mayor (1772)
Nº19 en mi bemol mayor (1772)
Nº20 en re mayor (1772)
Nº21 en la mayor (1772)
Nº22 en do mayor (1773)
Nº23 en re mayor (1773)
Nº24 en si bemol mayor (1773)
Nº25 en sol menor (1773)
Nº26 en mi bemol mayor (1773)
Nº27 en sol mayor (1773)
Nº28 en do mayor (1774)
Nº29 en la mayor (1774)
Nº30 en re mayor (1774)
Nº31 ("París") en re mayor (1778)
Nº32 en sol mayor (1779)
Nº33 en si bemol mayor (1779)
Nº34 en do mayor (1780)
Nº35 ("Haffner") en re mayor (1782)
Nº36 ("Linz") en do mayor (1783)
Nº37 en sol mayor (1783)
Nº38 ("Praga") en re mayor (1787)
Nº39 en mi bemol mayor (1788)
Nº40 en sol menor (1788)
Nº41 ("Júpiter") en do mayor (1788)

Misas

Nº1 en sol mayor, KV 49 (47d), Missa brevis Nº1


Nº2 en re menor, KV 65 (61a), Missa brevis Nº2
Nº3 en do mayor, KV 66 Missa Dominicus
Nº4 en do menor, KV 139 (47a) Waisenhausmesse (Misa del orfanato)
Nº5 en sol mayor, KV 140 (235d), Missa brevis Nº6. Pastorale
Nº6 en fa mayor, KV 192 (186f), Missa brevis Nº3
Nº7 en do mayor, KV 167, Missa in honorem Ssmae Trinitatis o Missa
Trinitatis
Nº8 en re mayor, KV 194 (186h), Missa brevis Nº4
Nº9 en do mayor, KV 220 (196b) Missa brevis Nº5, 'Spatzenmesse'
Nº10 en do mayor, KV 257 Misa Credo
Nº11 en do mayor, KV 258 Missa brevis Nº7 'Spaur' o 'Misa Piccolomini'
Nº12 en do mayor, KV 259, Missa brevis Nº8
Nº13 en do mayor, KV 262 (246a), Missa longa
Nº14 en si ? mayor, KV 275 (272b), Missa brevis Nº9
Nº15 en do mayor, KV 317 Krönung (de la Coronación)
Nº16 en do mayor, KV 337, Missa Aulica
Nº17 en do menor, KV 427 (417a) Große
Nº18 en re menor, KV 626 Réquiem

4. Audición Mozart

5. Conclusiones

6. Bibliografía

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