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FACULTAD DE PSICOLOGÍA

MATERIA:
SEMIOLOGÍA PSICOLÓGICA

CASO: Niña de ocho años de edad diagnosticada autista

ESTUDIANTES:
KELIS DAYANA CANTILLO RICARDO
SEBASTIAN LODOÑO
STEFANY MARTINEZ

PROFESOR:
GERMAN FAVID GÓMEZ

MEDELLIN-ANTIOQUIA
22/05/2019
NIÑA DE OCHO AÑOS DE EDAD
DIAGNOSTICADA AUTISTA*

ENCUADRE DEL CASO


Para realizar la intervención los padres de la niña dieron paso para que fuera medicada
por un psiquiatra, así ofreciéndole la posibilidad de entrar en terapia individual con ella.
La niña tiene 8, años diagnosticada con autismo, los padres alegan tener una
preocupación porque la ella no se valga por si sola en un futuro. La niña fue el segundo
del producto de 3 embarazos, los padres anhelaban tener una hija, su relación fue estable
y positiva. La madre durante el embarazo necesitaba mucho reposo e ingería
medicamentos por el alto riesgo que tenía. El embarazó fue prematuro, la niña presentó
daños en los pulmones, por eso no respiraba al nacer, por consiguiente la niña estuvo en
incubadora por 10 días y hubo que tenerla con ventiladora por 18 días. Durante la
hospitalización la niña no abría los ojos ni reflejo de succión, para alimentarla tenía que
ser suministrada por sondas donde los médicos afirmaron que posiblemente tenía riesgo
de derrame cerebral.

Al salir de la hospitalización ya no era alimentada por medio de sondas sino por la


leche materna de la madre, los padres afirman que la niña lloraba muy poco “hacia una
especie de quejiditos”. Después de unos meses ya abría los ojos, inició a balbucear a los
3 meses, a los 4 meses sostenía la cabeza, casi no gateaba, comenzó a caminar al año y
medio, al caminar se golpeó en la mejilla causando un desmayo y este siendo el motivo
por lo cual sus padres la sobreprotegen haciéndola caminar muy poco, a los 7 meses la
niña ya había articulado sus primeras dos palabras “mamá, papá” y a los cuatro años y
medio la niña ya controlaba esfínteres.

DESARROLLO DEL SÍNDROME

A raíz del golpe en la mejilla la sobreprotección de los padres fue cambiando,


dejándola ser más libre y que experimentara por si sola el mundo, debido a que sus
familiares renegaban por la sobreprotección que le tenían a ella. Después de un tiempo
los padres empezaron a notar en ella comportamientos anormales como déficit de
atención, movimientos de los dedos enfrente de la cara, no le gustaba que le obligaran
hacer otra cosa distinta a lo que ella prefería, empezaba a perder el interés por tratar de
hablar, con el tiempo comenzó a aislarse y a caminar de un lado a otro y a masturbarse.
Estas conductas empezaron a partir de los 13 años, los padres la llevaron donde una
neuróloga y fue diagnosticada con “inmadurez cerebral”, causada por el embarazo
prematuro y la ingesta de medicamentos, es ahí donde la niña comenzó a asistir a
escuelas de educación especial y era diagnosticada con autismo debido a que se aislaba
mucho y presentaba problemas para integrarse con los demás.

En la escuela la profesora reporto algunos comportamientos que tenía dentro del salón,
alegando que la niña tomaba un lápiz y hacía garabatos en una hoja y que buscaba una
hoja para romperla y desgarrarla, y en ocasiones no quería entrar al salón y si lo hacían
se enojaba y se auto agredía dándose golpes en la pared. Los padres alegan que le
agrada y le relaja escuchar música con tonalidades pausadas y relajantes, cuando algo
perece molestarle se muerde el dedo índice derecho, esporádicamente golpea su cabeza,
cuando había mucho ruido se tapa los oídos.

ANÁLISIS SEMIOLÓGICO DEL CASO

Al hacer el análisis del caso, se observa que en las primeras sesiones, el estado de
conciencia de la niña es negativo, ya que no se evidencia la capacidad de contactarse
con su entorno. “No permitía ningún tipo de contacto, ya que mordía, pegaba, y no
miraba los presentes en lo más mínimo”. (Sesión 1). Con respecto a la orientación,
concluimos que esta es distorsionada en todos los aspectos, debido al tipo de trastorno
que presenta la niña.

“Por momento se logró que aceptara el abrazo, pero en seguida se intentaba soltar y
comenzaba a golpear” (sesión 5). Referente a esta situación, pudimos observar que la
niña, posee dificultades para expresar y dejar que otras expresen sus emociones y/o
afecto. En ocasiones se muestra irritada en terapia, lo cual dificulta el trabajo con ella.
“Fue muy difícil trabajar en el colchón para relajarla, ya que venía muy inquieta. Al
tratar de hacerlo ella se molestaba mucho y nos daba patadas.” (Sesión 11). Aunque en
algunas de la sesiones empezó a mostrar un poco de afecto con las terapeutas. “Marcela
le dijo “dame paleta”, de pronto ella volteó y le dio en la boca, después sin que Sandra
le dijera nada volteó y le dio en la boca, enseguida chupaba y manchaba a Sandra en la
cara, Sandra le siguió el juego y le hacía lo mismo. La niña se limpiaba la cara y volvía
a manchar a Sandra.”. (Sesión 13). Lamer era su forma de besar, por lo que este suceso
mostró un gran avance en la terapia.

Con respecto al lenguaje, se notó que en ninguna de las sesiones pronuncio palabra
alguna, solo emitía sonidos, ya fuera por estar incómoda, enojada o el sentirse bien.
“comenzó a balbucear (los sonidos que emitía se escuchaban, a manera de comparación,
como los de un bebé de tres o cuatro meses aproximadamente)” (sesión 9). El lenguaje
corporal, tampoco era muy fluido. Sin embargo lograba moverse de cierta forma. “Se
colocaba en cuclillas con el tronco y la cabeza tocando el piso, colocando los brazos
extendidos al costado de su cabeza, colocada en esta posición empezaba a mover el
tronco y la cabeza de arriba hacia abajo, haciendo ruidos rítmicos acordes con el
movimiento (que llamaremos por sus características “sapito”).

También concluimos que el estado de percepción de la niña no es totalmente efectivo,


ya que la enfermedad no permite que la desarrollo normalmente, incluso se evidencia
que no es capaz de percibir que está en terapia, el asistir a estas es solo un momento más
en su vida, ya que no está en la capacidad de diferenciar las situaciones o momentos de
su vida. Solo responde a los estímulos generados de manera espontáneamente, es como
un bebé sin noción del mundo social.

Otro aspecto a tratar en este caso es el nivel de introspección y juicio de realidad de la


niña con respecto a esto, observamos que la niña no está en la capacidad de identificar
sus estados mentales, y por tanto, no reflexionar sobre ellos. “busca el filo de una mesa
o acostada boca abajo con la mano en los genitales, se mueve de un lado a otro”.
(Sesión 14). Se concluye que la niña a este punto de la terapia presenta desrrealizacion,
ya que muestra extrañeza con el entorno.

La paciente ha ido mostrando cierto grado de adaptación y pequeños avances derivados


del proceso de las terapias, pero aún así presenta una actitud hostil desde la parte física,
pues al no haber desarrollo del lenguaje (mutismo) debe expresar su incomodidad y
agresividad mediante conductas que alejan a las terapeutas de su alcance. Adicional a
esto, la paciente presenta cierto grado de alerta y vigilia en el momento que sigue con su
mirada las bombas de jabón e intenta alcanzarlas con las manos, desplegando de forma
voluntaria respuestas conductuales para interactuar con su entorno, pero a su vez, se
identifica en la niña una notoria incapacidad de reflexión cuando se le pide no consumir
el producto (jabón) pues puede hacerle daño al no ser apto para la ingesta y aun así,
seguir intentando consumirlo.

Además se le da una interpretación a este hecho desde el juicio debilitado, en el cual “se
manifiesta la dificultad en el organismo para organizar lo que está captando, en
procesarlo y formar opiniones estructuradas”, pues la paciente no evidencia de forma
estructurada la orden de evitar la ingesta del producto jabonoso, pues no “alcanza a
entender explicaciones elaboradas” ni las consecuencias que ello podría traerle.

La paciente empieza a presentar una marcada actitud de interés a partir de la terapia


número 16 frente al trabajo que las terapeutas estaban realizando desde diferentes tipos
de estímulos, en los cuales permitían a la niña ejercitar la lógica, entendida por M.
Fierro como “una herramienta para guiar los pensamientos”, evidenciado en el juego de
las agujetas que debían ser introducidas por los agujeros, en el cual respondió de manera
satisfactoria, permitiendo en la paciente sentir alegría y sonreír la mayor parte del
tiempo que estuvo en terapia.

Frente a la terapia de contención, la niña reacciona de forma satisfactoria, develando en


ella la capacidad para vivenciar el afecto, y a su vez le permite identificar en este tipo de
terapia una imagen sensorial “a partir de la presencia de un estímulo claramente
identificable” que es el abrazo, incitando paulatinamente a la paciente a generar
parcialmente la memoria declarativa que le permite instaurar en ella la disminución de
las actividades o conductas agresivas. Se evidencia que la paciente comienza a asociar
este tipo de estímulos que se vuelven constantes para llevarlo a la memoria visoespacial
en la cual como indica Marco Fierro, “el paciente almacena la información constituida
por imágenes, sonidos, olores sabores y hasta emociones” y la reproduce o evoca, en
este caso por asociación de la emoción que le genera el abrazo de las terapeutas.

La paciente evidencia capacidad para evocar experiencias anteriores cuando las


terapeutas aseguran “…en ocasiones la niña al ver que nos acercamos se encorva y
sonríe porque presiente lo que vamos a hacerle”, develando el almacenamiento de
memorias implícitas ya que está focalizando su atención en el estímulo (abrazo) para ser
procesado y “constituirse en la motivación de otras conductas”.

La paciente presenta un avance comportamental desde la intervención, evidenciada en


la capacidad de procesar parcialmente información para seguir instrucciones en el
momento en que las terapeutas estaban requiriendo dejar de golpearse la cabeza o
cuando le pidieron quitarse los zapatos y de inmediato lo hizo; la niña respondía
accediendo a la solicitud o evitando la conducta indeseada. Esto se puede ver explicado
por Wittgenstein, el cual es citado por M. Fierro, quien propone que “el significado de
las palabras no hay que buscarlo en otras cosas ni en la mente de las personas, conviene
más observar el contexto en que esas palabras se usan”. La niña estaba aprendiendo por
asociación del contexto presentado (evitar dolor - jugar en las colchonetas) algunas
conductas que develarían la comprensión de la información inmersa en el contexto que
la rodea. “…Llegó un momento en que le dijimos que ya había terminado ese juego y al
parecer lo entendió”.

Si bien la niña por el autismo presenta problemas con el lenguaje (mutismo), parece
que se está comunicando con sus terapeutas de forma no verbal de acuerdo a las
necesidades y/o deseos que quiere expresar, evidenciado cuando la terapeuta informa
que “la niña se puso de pie, tocó en el hombro a Marcela y salió corriendo y se hizo otra
pregunta “quieres que te siga verdad” y comenzó la persecución. Esto podría indicar una
forma de tratar de comunicarse con nosotras.”

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