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MATERIA:
SEMIOLOGÍA PSICOLÓGICA
ESTUDIANTES:
KELIS DAYANA CANTILLO RICARDO
SEBASTIAN LODOÑO
STEFANY MARTINEZ
PROFESOR:
GERMAN FAVID GÓMEZ
MEDELLIN-ANTIOQUIA
22/05/2019
NIÑA DE OCHO AÑOS DE EDAD
DIAGNOSTICADA AUTISTA*
En la escuela la profesora reporto algunos comportamientos que tenía dentro del salón,
alegando que la niña tomaba un lápiz y hacía garabatos en una hoja y que buscaba una
hoja para romperla y desgarrarla, y en ocasiones no quería entrar al salón y si lo hacían
se enojaba y se auto agredía dándose golpes en la pared. Los padres alegan que le
agrada y le relaja escuchar música con tonalidades pausadas y relajantes, cuando algo
perece molestarle se muerde el dedo índice derecho, esporádicamente golpea su cabeza,
cuando había mucho ruido se tapa los oídos.
Al hacer el análisis del caso, se observa que en las primeras sesiones, el estado de
conciencia de la niña es negativo, ya que no se evidencia la capacidad de contactarse
con su entorno. “No permitía ningún tipo de contacto, ya que mordía, pegaba, y no
miraba los presentes en lo más mínimo”. (Sesión 1). Con respecto a la orientación,
concluimos que esta es distorsionada en todos los aspectos, debido al tipo de trastorno
que presenta la niña.
“Por momento se logró que aceptara el abrazo, pero en seguida se intentaba soltar y
comenzaba a golpear” (sesión 5). Referente a esta situación, pudimos observar que la
niña, posee dificultades para expresar y dejar que otras expresen sus emociones y/o
afecto. En ocasiones se muestra irritada en terapia, lo cual dificulta el trabajo con ella.
“Fue muy difícil trabajar en el colchón para relajarla, ya que venía muy inquieta. Al
tratar de hacerlo ella se molestaba mucho y nos daba patadas.” (Sesión 11). Aunque en
algunas de la sesiones empezó a mostrar un poco de afecto con las terapeutas. “Marcela
le dijo “dame paleta”, de pronto ella volteó y le dio en la boca, después sin que Sandra
le dijera nada volteó y le dio en la boca, enseguida chupaba y manchaba a Sandra en la
cara, Sandra le siguió el juego y le hacía lo mismo. La niña se limpiaba la cara y volvía
a manchar a Sandra.”. (Sesión 13). Lamer era su forma de besar, por lo que este suceso
mostró un gran avance en la terapia.
Con respecto al lenguaje, se notó que en ninguna de las sesiones pronuncio palabra
alguna, solo emitía sonidos, ya fuera por estar incómoda, enojada o el sentirse bien.
“comenzó a balbucear (los sonidos que emitía se escuchaban, a manera de comparación,
como los de un bebé de tres o cuatro meses aproximadamente)” (sesión 9). El lenguaje
corporal, tampoco era muy fluido. Sin embargo lograba moverse de cierta forma. “Se
colocaba en cuclillas con el tronco y la cabeza tocando el piso, colocando los brazos
extendidos al costado de su cabeza, colocada en esta posición empezaba a mover el
tronco y la cabeza de arriba hacia abajo, haciendo ruidos rítmicos acordes con el
movimiento (que llamaremos por sus características “sapito”).
Además se le da una interpretación a este hecho desde el juicio debilitado, en el cual “se
manifiesta la dificultad en el organismo para organizar lo que está captando, en
procesarlo y formar opiniones estructuradas”, pues la paciente no evidencia de forma
estructurada la orden de evitar la ingesta del producto jabonoso, pues no “alcanza a
entender explicaciones elaboradas” ni las consecuencias que ello podría traerle.
Si bien la niña por el autismo presenta problemas con el lenguaje (mutismo), parece
que se está comunicando con sus terapeutas de forma no verbal de acuerdo a las
necesidades y/o deseos que quiere expresar, evidenciado cuando la terapeuta informa
que “la niña se puso de pie, tocó en el hombro a Marcela y salió corriendo y se hizo otra
pregunta “quieres que te siga verdad” y comenzó la persecución. Esto podría indicar una
forma de tratar de comunicarse con nosotras.”