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SESIÓN 02

EL CEREBRO Y EL APRENDIZAJE
EL CEREBRO
Es bien sabido que la vida sería imposible sin el cerebro; un órgano con un papel primordial
en cada instante de nuestras vidas.
El cerebro es un órgano complejo e indispensable. Por lo general, sabemos que regula las
distintas acciones del organismo, así como nuestras emociones, razonamientos, recuerdos y
demás. No obstante, también es cierto que no siempre recordamos todo lo que hace el cerebro
por nosotros ni las funciones de sus distintas partes.

Es normal que olvidemos algunas de sus funciones y que no recordemos todas y cada una de
sus partes, puesto que no forman parte de nuestra rutina (a menos que seamos neurólogos o
investigadores especializados en este órgano). Para facilitarte las cosas, repasaremos lo que
es la estructura del cerebro y qué función tiene cada una de ellas.

Algo que no solemos pasar por alto es el hecho de que en el cerebro hay una gran cantidad
de neuronas; células nerviosas que reciben, procesan y transmiten la información mediante
impulsos bioeléctricos. Por otra parte, se considera que existen más dudas que certezas en
torno a su capacidad total. Por ello, en la actualidad, los investigadores continúan sus estudios
acerca de este órgano y sus alcances.

El cerebro pesa alrededor 1,36 kilogramos; siendo el cerebelo el área cerebral que más
pesa, ya que supone hasta el 85 % del peso total. Ahora bien, para que su peso no suponga
una dificultad en el movimiento ni en la forma de hacer vida de las personas, el cerebro flota
en el líquido cefalorraquídeo dentro de la estructura ósea, mejor conocida como cráneo.

El cerebro está conformado por un 78 % de agua, 10 % de grasa y un 8 % de proteína. Supone


solo el 2 % del peso corporal y utiliza el 20 % de la energía que producimos. Las partes en
las que se divide son las siguientes:

1. Tallo encefálico

Se encuentra en la base del cerebro. Controla funciones vitales como el ritmo cardíaco, la
digestión, la respiración y la presión arterial. Además, conecta el cerebro con el resto del
cuerpo por medio de la médula espinal. El tallo encefálico se divide en bulbo raquídeo,
protuberancia y mesencéfalo.

2. Cerebelo

Se encarga de mantener el equilibrio, la postura y está implicado en el movimiento de todo


el cuerpo. Se encarga de que los movimientos sean realizados de manera coordinada y
precisa.
3. Cerebro

El cerebro está relacionado con los sentidos, las emociones, los recuerdos y las reacciones.
En pocas palabras, es el jefe de nuestro cuerpo. Se encarga de recibir, procesar y responder a
los distintos estímulos. Por ejemplo: al apoyar la mano en una superficie caliente el cerebro
recibe una señal de que la temperatura es muy elevada, entonces responde enviando una
orden a los músculos de la mano para retirarla de inmediato.

Otras estructuras importantes del cerebro

Hemisferios

La corteza cerebral es una capa delgada y plegada. En primer lugar, se divide en dos
hemisferios cerebrales, el izquierdo y el derecho, los cuales a su vez se dividen en 4 lóbulos.

La parte derecha se encuentra relacionada con la expresión no verbal. Por ejemplo, la


intuición o el reconocimiento de caras, voces, melodías, etc. En este hemisferio, los
pensamientos y recuerdos se manifiestan a través de imágenes.

Si el hemisferio izquierdo se ve perjudicado, la persona se encontrará con dificultades para


hablar y escribir. Asimismo, tendrá problemas para expresarse y comprender el lenguaje. Las
funciones son la capacidad de análisis, razonamientos lógicos, resolución de problemas
numéricos, entre otras.

No obstante, hoy en día se considera que ambos hemisferios trabajan en conjunto, de manera
que muchas de las funciones las realizan los dos.

Ambos hemisferios están conectados a través de una estructura denominada cuerpo


calloso. El hemisferio derecho está encargado de controlar el lado izquierdo del cuerpo,
mientras que el hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo.

Lóbulos

Cada hemisferio se divide en 4 lóbulos:

Frontales: en ellos se procesa el pensamiento consciente, allí se resuelven los problemas.

Parietales: se encargan de la percepción de estímulos relacionados con el tacto, la presión, la


temperatura y el dolor.

Temporales: se encargan de la percepción y el reconocimiento de estímulos auditivos y


relacionados a la memoria.

Occipitales: se relacionan con los estímulos visuales.


El cerebro es un órgano sumamente poderoso y complejo. Controla todos los aspectos de
nuestras vidas, incluso de los que no somos conscientes (como respirar). Además, interviene
en los movimientos voluntarios de nuestros músculos, aquellos que deseamos realizar. Y
aunque existe aún mucha incertidumbre acerca del funcionamiento de este órgano, es posible
que se hallen nuevos datos gracias a las investigaciones científicas que continúan
realizándose.

¿QUÉ ES EL APRENDIZAJE?

Como proceso de aprendizaje se denomina a la acción y efecto de aprender. Como tal, el


aprendizaje es el proceso de asimilación de información mediante el cual se adquieren
nuevos conocimientos, técnicas o habilidades.
En este sentido, el aprendizaje consiste en adquirir, procesar, entender y aplicar una
información que nos ha sido enseñada o que hemos adquirido mediante la experiencia
a situaciones reales de nuestra vida. De allí que el aprendizaje pueda observarse tanto
en los seres humanos como en los animales.
No obstante, cuando nos referimos particularmente a seres humanos, el aprendizaje es el
resultado de procesos de estudio, experiencia, instrucción, razonamiento y observación. Y
cuando este proceso se da en etapas más tempranas de la vida, durante la escolaridad, el
aprendizaje no solo supone la adquisición de nuevos conocimientos, sino que también entraña
la modificación de conductas, actitudes y valores en relación con la sociedad en que vivimos.
El aprendizaje es vital para los seres humanos, pues nos permite adaptarnos y saber cómo
actuar en el medio en que vivimos y en las diferentes situaciones a las que tendremos que
enfrentarnos a lo largo de nuestras vidas.

El Aprendizaje Autónomo: (José Carlos Mariátegui La Chira)


El aprendizaje autónomo es aquel donde el individuo adquiere nuevos conocimientos por su
propia cuenta. Como tal, el aprendizaje autónomo supone la capacidad para dirigir, controlar
y evaluar el proceso de aprendizaje de manera consciente, mediante la puesta en práctica de
métodos y estrategias que permitan alcanzar las metas de aprendizaje que el individuo se ha
impuesto. En este sentido, es un proceso autorreflexivo que se puede resumir como aprender
a aprender. A las personas que han aprendido por aprendizaje autónomo se les llama
autodidactas.
El Aprendizaje Cooperativo: (Trabajos grupales)
Como aprendizaje cooperativo o colaborativo se denomina aquel modelo educativo que
consiste en organizar actividades grupales dentro del aula, de modo que el aprendizaje sea
una experiencia social y escolar, donde los alumnos se apoyen unos a otros, e intercambien
conocimientos y experiencias, para la realización de tareas colectivas. Por su parte, hay quien
diferencia el aprendizaje colaborativo del cooperativo, señalando que lo que los distingue es
el grado de intervención y control del profesor sobre el proceso de aprendizaje. En este
sentido, en el aprendizaje cooperativo, es el profesor el que diseña y controla el proceso de
aprendizaje y los resultados que se deben obtener, mientras que en el colaborativo los
alumnos gozan de mayor autonomía.

El Aprendizaje significativo:
Como aprendizaje significativo se designa aquel en que una persona que se encuentra en un
proceso de adquisición de nuevos conocimientos es capaz de relacionar la nueva información
con conocimientos y experiencias previas. En el aprendizaje significativo, en este sentido, la
persona debe ser capaz de reestructurar y modificar por sí misma sus conocimientos en
función de la información nueva que ha recibido.
El psicólogo estadounidense David Ausubel (1918-2008) define el aprendizaje significativo
dentro del paradigma cognitivo como una la forma de generar nueva información en los
alumnos de una forma sustancial.
Por otro lado, el psicólogo estadounidense Carl Rogers (1902-1987) postula dentro del
paradigma humanista que el aprendizaje significativo solo es efectivo dentro de un contexto
social participativo.

EL PROCESO DEL APRENDIZAJE:

El proceso educativo abarca diversas acciones que tienden a la transmisión de conocimientos


y valores. Hay personas que se dedican a enseñar y otras que reciben dichas enseñanzas,
aprendiendo de las mismas.
Puede decirse, por lo tanto, que en el proceso educativo se distinguen el proceso de enseñanza
y el proceso de aprendizaje. Éste último abarca todo lo relacionado con la recepción y la
asimilación de los saberes transmitidos.

El proceso de aprendizaje es individual, aunque se lleva a cabo en un entorno social


determinado. Para el desarrollo de este proceso, el individuo pone en marcha diversos
mecanismos cognitivos que le permiten interiorizar la nueva información que se le está
ofreciendo y así convertirla en conocimientos útiles.

Esto quiere decir que cada persona desarrollará un proceso de aprendizaje diferente de
acuerdo a su capacidad cognitiva. Esto no implica que la posibilidad de aprendizaje ya esté
determinada de nacimiento: desde cuestiones físicas como la alimentación hasta asuntos
psicológicos como la estimulación, existen numerosos factores que inciden en la capacidad
de aprendizaje de un sujeto.

Para que el proceso de aprendizaje sea exitoso, no alcanza con que la persona en el rol de
estudiante memorice aquello que se le enseña. Tras tomar conocimiento de la información,
debe comprenderla, analizarla y juzgarla para estar en condiciones de aplicar los datos. Si el
proceso es exitoso, el individuo habrá adquirido conocimientos y valores que pueden incluso
modificar su conducta.

Es importante resaltar que no existe un único proceso de aprendizaje. A lo largo de la vida,


todos vamos desarrollando diferentes procesos de aprendizaje: en la escuela, en la
universidad, en el trabajo, en la casa familiar, etc.

ETAPAS DEL PROCESO DE APRENDIZAJE

Uno de los aspectos más fascinantes del aprendizaje es que nos lleva desde un punto en el
cual desconocemos absolutamente la existencia de un concepto hasta otro en el cual podemos
dominarlo y aplicarlo con destreza en diversos campos. Esto nos pasa tanto a las personas
como al resto de los animales, y existen cuatro etapas bien definidas que sirven para entender
qué ocurre en nuestro cerebro paso a paso:

1) Incompetencia inconsciente:
Antes de aprender algo nuevo para nosotros, lo normal es que no seamos conscientes de no
conocerlo, quizás por no haberlo necesitado hasta ese momento, o bien porque aún no
estábamos en condiciones de hacerlo. Para entender esta primera etapa del proceso de
aprendizaje con un ejemplo cotidiano, pensemos en la primera vez que un niño pequeño se
encuentra frente a un ordenador, un teléfono móvil o cualquier otro dispositivo; antes de su
descubrimiento, no sentía angustia por no saber usarlos, ya que no era consciente de su
existencia y, mucho menos, del disfrute y los beneficios que podrían brindarle.

2) Incompetencia consciente:

En esta segunda etapa, cobramos conciencia de nuestra falta de conocimiento. Por esta razón,
comenzamos a poner atención en los detalles que antes ignorábamos por completo, para
intentar satisfacer esta nueva necesidad que ha nacido en nosotros. Continuando con el
ejemplo anterior, el niño se enfrenta a su incompetencia en el uso de los dispositivos
mencionados y decide superarla acercándose a ellos.

3) Competencia consciente:

Luego de mucha práctica, logramos desarrollar habilidades nuevas que nos permiten
desenvolvernos con éxito en ese terreno que poco tiempo atrás desconocíamos. Junto con la
incompetencia consciente, ésta es una de las dos etapas cruciales del proceso de aprendizaje.

4) Competencia inconsciente:

Se trata del punto en el cual hemos interiorizado los nuevos conocimientos y podemos usarlos
sin ser conscientes de ello. A diferencia del aprendizaje forzoso, típico del sistema educativo,
que consiste en memorizar una serie de conceptos para superar un examen, alcanzamos la
competencia inconsciente cuando hacemos de dicha información parte de nosotros.

TIPOS DE APRENDIZAJE:
1. Aprendizaje implícito:
El aprendizaje implícito hace referencia a un tipo de aprendizaje que se constituye en
un aprendizaje generalmente no-intencional y donde el aprendiz no es consciente sobre
qué se aprende.
El resultado de este aprendizaje es la ejecución automática de una conducta motora. Lo cierto
es que muchas de las cosas que aprendemos ocurren sin darnos cuenta, Por ejemplo, hablar
o caminar. El aprendizaje implícito fue el primero en existir y fue clave para nuestra
supervivencia. Siempre estamos aprendiendo sin darnos cuenta.

2. Aprendizaje explícito:
El aprendizaje explícito se caracteriza porque el aprendiz tiene intención de aprender
y es consciente de qué aprende.
Por ejemplo, este tipo de aprendizaje nos permite adquirir información sobre personas,
lugares y objetos. Es por eso que esta forma de aprender exige de atención sostenida y
selectiva del área más evolucionada de nuestro cerebro, es decir, requiere la activación de
los lóbulos prefrontales.

3. Aprendizaje asociativo: (condicionamiento)


Este es un proceso por el cual un individuo aprende la asociación entre dos estímulos o
un estímulo y un comportamiento. Uno de los grandes teóricos de este tipo de aprendizaje
fue Iván Pavlov, que dedicó parte de su vida al estudio del condicionamiento clásico, un tipo
de aprendizaje asociativo.

4. Aprendizaje no asociativo (habituación y sensibilización):


El aprendizaje no asociativo es un tipo de aprendizaje que se basa en un cambio en
nuestra respuesta ante un estímulo que se presenta de forma continua y repetida. Por
ejemplo. cuando alguien vive cerca de una discoteca, al principio puede estar molesto por el
ruido. Al cabo del tiempo, tras la exposición prolongada a este estímulo, no notará la
contaminación acústica, pues se habrá habituado al ruido.
Dentro del aprendizaje no asociativo encontramos dos fenómenos: la habituación y
la sensibilización.

5. Aprendizaje significativo:
Este tipo de aprendizaje se caracteriza porque el individuo recoge la información, la
selecciona, organiza y establece relaciones con el conocimiento que ya tenía
previamente. En otras palabras, es cuando una persona relaciona la información nueva con
la que ya posee.

6. Aprendizaje cooperativo:
El aprendizaje cooperativo es un tipo de aprendizaje que permite que cada alumno
aprenda, pero no solo, sino junto a sus compañeros.
Por tanto, suele llevarse a cabo en las aulas de muchos centros educativos, y los grupos de
alumnos no suelen superar los cinco miembros. El profesor es quien forma los grupos y quien
los guía, dirigiendo la actuación y distribuyendo roles y funciones.

7. Aprendizaje colaborativo:
El aprendizaje colaborativo es similar al aprendizaje cooperativo. Ahora bien, el primero se
diferencia del segundo en el grado de libertad con la que se constituyen y funcionan los
grupos.
En este tipo de aprendizaje, son los profesores o educadores quienes proponen un tema o
problema y los alumnos deciden cómo abordarlo.

8. Aprendizaje emocional:
El aprendizaje emocional significa aprender a conocer y gestionar las emociones de
manera más eficiente. Este aprendizaje aporta muchos beneficios a nivel mental y
psicológico, pues influye positivamente en nuestro bienestar, mejora las relaciones
interpersonales, favorece el desarrollo personal y nos empodera.
9. Aprendizaje observacional:
Este tipo de aprendizaje también se conoce como aprendizaje vicario, por imitación o
modelado, y se basa en una situación social en la que al menos participan dos individuos: el
modelo (la persona de la que se aprende) y el sujeto que realiza la observación de dicha
conducta, y la aprende.

10. Aprendizaje experiencial:


El aprendizaje experiencial es el aprendizaje que se produce fruto de la experiencia,
como su propio nombre indica.
Esta es una manera muy potente de aprender. De hecho, cuando hablamos de aprender los
errores, nos estamos refiriendo al aprendizaje producido por la propia experiencia. Ahora
bien, la experiencia puede tener diferentes consecuencias para cada individuo, pues no todo
el mundo va a percibir los hechos de igual manera. Lo que nos lleva de la simple experiencia
al aprendizaje, es la autorreflexión.

11. Aprendizaje por descubrimiento:


Este aprendizaje hace referencia al aprendizaje activo, en el que la persona en vez
aprender los contenidos de forma pasiva, descubre, relaciona y reordena los conceptos para
adaptarlos a su esquema cognitivo. Uno de los grandes teóricos de este tipo de aprendizaje
es Jerome Bruner.

12. Aprendizaje memorístico:


El aprendizaje memorístico significa aprender y fijar en la memoria distintos conceptos
sin entender lo que significan, por lo que no realiza un proceso de significación. Es un tipo
de aprendizaje que se lleva a cabo como una acción mecánica y repetitiva.

13. Aprendizaje receptivo:


Con este tipo de aprendizaje denominado aprendizaje receptivo la persona recibe el
contenido que ha de internalizar.
Es un tipo de aprendizaje impuesto, pasivo. En el aula ocurre cuando el alumno, sobre todo
por la explicación del profesor, el material impreso o la información audiovisual, solamente
necesita comprender el contenido para poder reproducirlo.

IMPORTANCIA DEL APRENDIZAJE:

El aprendizaje en el ser humano


La voluntad, la disciplina, las creencias y los valores tienen, por tanto, una gran importancia
en el proceso de aprendizaje. Es preciso trabajar previamente o en paralelo los programas de
cultura o valores que eduquen a las personas en los requerimientos.

El aprendizaje es un proceso y no un producto o resultado final. Para abordarlo con éxito en


las personas, es necesario comprender distintas dimensiones del ser humano y trabajar
conscientemente sobre las mismas.

Es un proceso de cambio; lo que aprendemos nos cambia y pasa a formar parte de


nosotros mismos. Si no hay cambio, no hay aprendizaje. Si el cambio producido es
negativo, tampoco hay aprendizaje, y eso es deshumanización. Por tanto, preguntarse
qué he aprendido en un tiempo determinado es similar a reflexionar sobre en qué he
cambiado positivamente.

Para aprender, es imprescindible sentirse motivado, lo cual sólo se produce en profundidad


si uno sabe claramente lo que quiere y ha escogido o preferido esa opción entre distintas
posibilidades. De alguna manera, ha de haber lucidez mental acompañada de cierto equilibrio
emocional. Saber hacia dónde se quiere ir y ser consciente de haber preferido esa meta sobre
otras opciones son fundamentales para estar comprometido en el proceso de cambio y
perseverar especialmente en los momentos difíciles, en los que hay que mantener un gran
esfuerzo.

(En lenguaje marinero, tener claro el puerto y querer llegar allí. Sin ambos puntos, el capitán
del barco tendría una sensación de dispersión y fragmentación desconcertantes, la travesía
perdería el sentido y, posiblemente, el barco iría a la deriva en cuanto cambiara el viento o
hubiera temporal).

La claridad de metas/objetivos y la decisión o preferencia sobre una opción son


fundamentales para aprender no sólo cuando abordamos un proceso a futuro, sino también
para aprender de una vivencia o experiencia pasada.

En ocasiones, acontecimientos importantes que nos sacan de la rutina pueden hacer que nos
perdamos, que cambiemos el rumbo de nuestra vida sin saber muy bien hacia dónde vamos,
y que parezca ante los demás y antes nosotros mismos, que nuestra vida está llena de
discontinuidades al no tener una proyección futura clara.

Sin embargo, no tiene por qué ser así: podemos llenar de significado esos cambios de rumbo.
Tal vez sea esto una de las cosas que más me maravillan del ser humano, la posibilidad de
construir, de re-crear siempre un nuevo mapa en el que los caminos recorridos se transformen
en trampolines para la ruta que desde el presente queramos trazar.

Para ello es preciso reflexionar sobre los acontecimientos vividos e integrar en esa reflexión
intelectual las emociones, buscando coherencia entre pensamiento y sentimientos pues a
veces pueden ir en direcciones distintas y a ritmos diferentes (hay que lograr que las
emociones y los sentimientos refuercen las metas que se quieren conseguir, aunque para ello
haya que analizarlos, trabajarlos y canalizarlos). Y después de esta reflexión, hay que actuar,
y provocar cambios positivos desarrollando un proceso de aprendizaje sobre las experiencias
vividas. Para ello, muchas veces se necesita un tiempo, distinto de unas personas a otras.

Si el cambio que se produce es sólo interior, se ha incrementado la capacitación de la persona,


pero no ha tenido lugar un aprendizaje en pleno sentido, ya que éste se implementa cuando
se aplica a la conducta, ocurriendo muchas veces que cuando se aprende algo se cambia toda
una cadena de comportamientos que están interrelacionados. Para que el impacto del
aprendizaje sea a largo plazo, ha de integrar las distintas dimensiones de la persona, es decir,
ha de ser vivencial.
Desde este enfoque es obvio que aprender no es lo mismo que hacer cursos, ni disponer de
más información sobre un asunto determinado.

También parece evidente que el aprendizaje es dinámico y tiene lugar durante unidades de
tiempo, por lo que la intervención puntual de un curso o de una acción formativa es
insuficiente (al menos habría que contemplar un programa).

Por otra parte, parece claro que el que aprende es el individuo, es decir, que es un proceso
que ha de realizar uno mismo, que la responsabilidad del aprendizaje recae sobre uno mismo
y no sobre la figura del formador/instructor, o en su caso coacher. No obstante, esto no
significa que se aprenda solo ni aislado del entorno: uno de los caminos más eficaces para
aprender es compartir, reflexionar, dialogar en un equipo entre iguales y disponer del feed-
back grupal.

Por otra parte, analizar la relación de la persona que aprende con el entorno hará que el
aprendizaje sea integrador y motivador.

Se podría añadir que aprender precisa unos requerimientos previos como tener educada la
voluntad de la persona para conseguir sus retos, es decir, para romper la inactividad inicial y
empezar las acciones que le conduzcan hacia la meta escogida y, por otra parte, realizar de
forma consciente un esfuerzo continuado en todo el proceso de cambio. Cuánto cuesta
perseverar, cuando los resultados finales del proceso se difieren en el tiempo.

La voluntad, la disciplina, las creencias y los valores tienen, por tanto, una gran importancia
en el proceso de aprendizaje. Es preciso trabajar previamente o en paralelo los programas de
cultura o valores que eduquen a las personas en los requerimientos necesarios para que
aprendan en otros campos.

Tenemos bastante asumido que la educación puede cambiar la naturaleza corporal del
hombre, pero no somos tan conscientes de su fuerza para originar otro tipo de cambios mucho
más profundos de la persona. Es importante ser capaz de verbalizar nuestros procesos de
cambio para ser conscientes de los mismos y consolidar el aprendizaje re-denominando en
ocasiones nuestras referencias.

De todo lo dicho podemos deducir que no es lo mismo formación que desarrollo, aprendizaje
o educación.

Formar es poner orden, dar forma, actuar exteriormente sobre el molde de una esencia. Hace
referencia por tanto a una figura exterior. Formador sería el que ayuda a poner orden (en las
experiencias, ideas/conocimientos de la persona).

Educar introduce el componente de creencias y valores, es decir, de un cierto adoctrinamiento


ya que su finalidad es dirigir, encaminar, perfeccionar facultades intelectuales y morales. Es
similar a instruir.

El educador o instructor intenta, desde fuera, que el educando o instruido construya su


persona en un contexto cultural.

Desarrollar introduce un componente dinámico, de evolución o progreso en el tiempo. Es


más que formar y que educar al incluir los procesos de aprendizaje del individuo. Aprender
tiene una connotación de actividad interna, responsabiliza al propio individuo, es similar a
aprehender, coger, asimilar.

La figura del coacher es la que mejor acompaña el proceso de aprendizaje de una persona, ya
que contempla este proceso como tal en su dimensión interna y dinámica, e incluye todos los
roles anteriores, pues en determinados momentos forma, entrena o adiestra en la práctica,
educa pues dirige, mentoriza porque influye o da parecer, y da feed-back.

Hablar de necesidades de aprendizaje no es lo mismo, por tanto, que hablar de necesidades


formativas: las necesidades de aprendizaje son necesidades individuales, referidas a una
persona en concreto en relación a unos objetivos de rendimiento en el tiempo, contemplan su
trayectoria, desarrollo y potencial, y precisan, para su cobertura, del apoyo de un coacher.
Creemos importante valorar ambas dinámicas:
-La de los programas formativos funcionales dirigidos a determinados colectivos, que ayudan
al cumplimiento de la estrategia empresarial.

-Y la de facilitar el coaching en procesos de aprendizaje de empleados con potencial, que se


podrían estructurar en planes de desarrollo. Crucial para el crecimiento de la organización.

Ambas perspectivas son perfectamente compatibles con la conducción de los procesos de


aprendizaje que viven los componentes de los equipos, que puede liderar la línea, así como
con otras microactividades formativas desarrolladas en el entorno próximo del colaborador.

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