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Pedro Infante

(Mazatlán, Sinaloa, 1917 - Mérida, Yucatán, 1957) Actor cinematográfico y cantante mexicano.
A edad muy temprana se trasladó con su familia a Guamúchil, donde adquirió algunas
nociones de música y fue en sus primeros años aprendiz de carpintero. Fue también miembro
de un conjunto musical que actuaba en la localidad de Guasave.

Pedro Infante

En 1939, una emisora de radio local, la XEB, permitió a Pedro Infante iniciar modestamente su
carrera como cantante hasta que, en 1943, consiguió grabar su primer disco, Mañana, cuyo
relativo éxito fue el primero de su brillante carrera y supuso que su nombre comenzara a ser
conocido por el gran público.

Intérprete especializado en el género de las rancheras, Pedro Infante llegó a grabar más de
trescientas canciones que siguen gozando de gran popularidad en toda Latinoamérica, donde
su muerte, en un accidente de aviación acaecido en las proximidades de Mérida (Yucatán) en
1957, provocó un dolor y una estupefacción semejantes a los que rodearon la desaparición de
los míticos Rodolfo Valentino y Carlos Gardel.

Pedro Infante inició su carrera de actor en un papel perfectamente irrelevante, aunque


vinculado, como es lógico, a la actividad musical que comenzaba ya a hacerle famoso: fue
contratado para reforzar, en la película La feria de las flores (1943), la voz del protagonista
Antonio Badú en la melodía que dio título a la producción. La naturalidad, verismo y simpatía
que impregnaban su trabajo de actor le supusieron un éxito inmediato, razón por la que
comenzaron a lloverle las ofertas. Infante se convirtió así, muy pronto, en el galán y cantante
favorito del cine nacional.

Su interpretación de papeles en los que encarnaba varoniles y mujeriegos personajes de


charro (hombre del campo, muy diestro en el manejo del caballo, que viste un traje especial
compuesto de pantalones ajustados y chaquetilla, acompañado del característico sombrero
ancho, de copa puntiaguda), así como su ejemplar personificación de las gentes humildes,
siempre sencillas pero llenas de valor y a la vez que sentimentales y nobles, le valieron la
aceptación del gran público, que lo convirtió en el símbolo por antonomasia de la mexicanidad.

Pedro Infante
La comedia Jesusita en Chihuahua, producida en 1942, constituyó una nueva revelación del
talento interpretativo de Pedro Infante que, con naturalidad y verismo, personificaba a
Valentín Terrazas, valiente sinvergüenza que se juega la vida por la mujer a la que desea y que
termina por enloquecerlo de amor.

En La razón de la culpa, también de 1942, representó por única vez en su carrera el papel de
"gachupín", mote despectivo que los criollos mexicanos aplicaban desde el siglo XVII al español
que emigraba y se establecía en México, y que, por su condición de metropolitano, gozaba de
mercedes y cargos de los que la Corona excluía a los criollos (el sobrenombre continuó
usándose después de la Independencia para referirse a los emigrados económicos españoles
en la otra orilla del Atlántico). Los resultados en tal papel dejaron bastante que desear. De
1943 es la filmación Arriba las mujeres, comedia ligera perfectamente obviable.

En el mismo año 1943, ya como protagonista y en una verdadera maratón cinematográfica,


intervino en otras cuatro películas: Cuando habla el corazón, La Ametralladora, Mexicanos al
grito de guerra, titulada también Historia del Himno Nacional (drama patriótico que hubo de
vencer ciertas dificultades para ser exhibido) y Viva mi desgracia, comedia ranchera que gira
en torno a un brebaje denominado "Animosa", capaz de transformar al tímido Infante en un
bravucón desvergonzado, y que parece un reconocimiento del papel catártico que se atribuye
al alcohol en buena parte de las producciones de cierto cine mexicano.

Pedro Infante en Ustedes los ricos (1948)

Una de sus creaciones más representativas fue su actuación en Escándalo de estrellas (1944),
comedia caricaturesca, caótica y dislocada en la que se realizan sangrientas parodias del
mundo de Hollywood, cuyas estrellas, entre otras la célebre actriz Verónica Lake, sirven de
blanco para las burlas de los guionistas, tal vez en una suerte de inconsciente venganza por el
tratamiento que La Meca del cine reservó, tantas y tantas veces, a los actores mexicanos.
Como dato curioso cabe destacar que el celebrado "gag" de la lectura de un texto muy largo, a
cargo del propio Infante, fue copiado dieciséis años más tarde por el genial cómico Jerry Lewis
en Cinderello (Érase una vez un ceniciento), de Frank Tashlin.

La biografía de Pedro Infante puede resumirse a partir de entonces en una serie


ininterrumpida de películas ya como protagonista absoluto, que fueron creadas únicamente
para el lucimiento personal de Pedro Infante y puestas al servicio de sus dotes musicales. Vale
la pena mencionar, aunque sea tan sólo a título indicativo, Cuando lloran los valientes (1945),
cuyo título parece un resumen de su personaje arquetípico; Soy charro de Rancho Grande y
Nosotros los pobres, ambas estrenadas en 1947, y en las que Infante renueva su interpretación
del emblemático personaje mexicano; Los tres huastecos y Ustedes los ricos, ambas de 1948; y
El gavilán pollero (1950).
En 1951, siguiendo con su infernal ritmo de trabajo, interpretó A toda máquina, Ahí viene
Martín Corona y El enamorado, a las que siguieron, en 1952, Dos tipos de cuidado y Pepe el
Toro; dos películas más: Escuela de vagabundos y El mil amores, en 1954; El inocente, en 1955,
y Tizoc y Escuela de rateros, en 1956. Aquel mismo año, 1956, obtuvo el Premio Ariel a la
mejor actuación masculina por el drama (uno de los pocos que interpretó en su fugaz pero
intensa carrera) La vida no vale nada. Tras su muerte, fue distinguida su participación en Tizoc
con el

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