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Es necesario y prioritario entonces, enfrentar el gran reto en salud pública: afrontar estos
cambios poblacionales con la consecuente transformación de la carga de la enfermedad,
diseñando estrategias de promoción y prevención, enmarcadas siempre en el concepto del
individuo biopsicosocial, para lograr un óptimo control de las mismas evitando daños
irreparables, con el consecuente detrimento en la calidad de vida y el enorme costo al sistema de
salud que esto representa.
De igual manera, todo programa de atención al paciente crónico debe estar ajustado al concepto
global de la prevención: La primaria para actuar sobre los sanos y los individuos de alto riesgo
para evitar que desarrolle la enfermedad; la secundaria actuando sobre los enfermos,
minimizando la enfermedad, la discapacidad, aplazando la muerte y mejorando la calidad de
vida y, la terciaria para la rehabilitación integral del paciente con secuelas de la enfermedad.
Por otra parte, dentro del grupo de las enfermedades crónicas no transmisibles, el plan nacional
de salud enfoca su atención sobre la Hipertensión Arterial y al Diabetes 2 por encontrarse entre
las primeras causas de morbi-mortalidad de la población. Sin embargo existe otro grupo de
enfermedades actualmente bien delimitadas e investigadas científicamente en estrecha relación
con las dos primeras. Estas enfermedades deben ser tenidas en cuenta por parte del equipo
médico que atiende al enfermo crónico puesto que también son susceptibles del desarrollo de
estrategias de prevención y de gran importancia en la detección de los factores de riesgo
cardiovascular: las dislipidemias, el síndrome metabólico y obesidad.
Así mismo, la enfermedad renal crónica, que puede derivarse como consecuencia de un
inadecuado control de las enfermedades crónicas no transmisibles, representa un serio
problema de salud pública, con repercusiones considerables en las estructuras social y
económica de un país. Cabe mencionar que la enfermedad renal crónica puede estar presente en
forma silenciosa, manifestándose clínicamente en estadíos avanzados.
Por otro lado, es reconocido el carácter multifactorial de las enfermedades crónicas y su relación
con factores de riesgo del comportamiento, del ambiente y ocupacionales. El papel de la carga
genética esta también ampliamente documentado y recientemente, en enfoques que avanzan de
la construcción de la “historia natural” hacia la “historia social” del proceso salud enfermedad,
se producen desarrollos teóricos en torno a la “determinación social” (i) de la salud y
“determinantes sociales de la salud”, que se convierten en marcos explicativos interesantes de la
génesis de las enfermedades crónicas, los cuales tienen en cuenta no solo los aspectos de la
morbilidad y mortalidad sino que incluyen la exploración de las causas estructurales de estos
eventos.
JUSTIFICACION
En Colombia, las Enfermedades Crónicas No Transmisibles ocupan el primer lugar entre las
principales causas de enfermedad y muerte, sobrepasando incluso las causas por violencia y
accidentes. Desde 1990 a 2005 la mortalidad por enfermedad crónica pasó de 59% al 62,6%; las
enfermedades del sistema circulatorio, tumores, enfermedades pulmonares crónicas y
enfermedades degenerativas osteo-articulares están entre las primeras causas de muerte. (ii)
En el departamento del Valle del Cauca la mortalidad general presenta una tendencia negativa
entre el período 1990 – 2002, con un 62% de las causas de muerte debidas a enfermedades no
transmisibles; para el año 2007, enfermedades como infarto agudo de miocardio, hipertensión,
accidente cerebrovascular aparecen entre las 10 primeras causas de muerte y el
comportamiento en el departamento registra una disminución de la mortalidad por causas
infecciosas en el grupo menor de cinco años y la mortalidad materna, pero un importante
incremento en las crónicas: por ejemplo, la hipertensión registró un incremento del 13% de la
tasa, en población mayor de 20 años, entre 1998 y el 2007, la cardiopatía isquémica del 18%, la
enfermedad cardiovascular del 3%, y los tumores, de cérvix y mama del 54% y 13%
respectivamente. (iii)
En relación con los factores de riesgo, la encuesta nacional de salud registro para el año 2005
una prevalencia de sobrepeso en población de 18 a 69 años de 32,3% y de obesidad de 13,7%,
encontrando también cifras importantes de sobrepeso en niños (3,1% en menores de 5 años,
4,3% entre 5 – 9 años, y 1% entre 10 y 17 años) (iv); La Encuesta nacional de la situación
nutricional en Colombia en el año 2005 encontró que el 74% de adolescentes entre 13 y 17 años
son inactivos y el 57,4% de personas entre 18 y 64 años también lo son; la prevalencia de
hipertensión para el año 2005 fue de 22,8% y la de colesterol elevado de 7,8%. En Cali la
encuesta de factores de riesgo del 2007 resalta cómo cerca del 80% de la población mayor de 18
años es sedentaria y el 82% tienen un consumo inadecuado de frutas y verduras; 27% de esta
misma población realiza un consumo peligroso de alcohol y 14% son fumadores actuales, 17%
reportaron tener colesterol elevado, 16,5% ser hipertenso y 4,7% ser diabético.
De otro lado, la alta morbilidad generada por complicaciones de la HTA y la Diabetes, así como
la consecuente mortalidad prematura, está relacionada entre otros factores, con los problemas
de calidad y oportunidad de la atención, la baja adherencia a los programas de control, la
atención NO protocolizada, las complicaciones de las enfermedades crónicas no documentadas.
Es importante mencionar en relación con el sistema de información que actualmente no se
están registrando las intervenciones en prevención primaria para la evaluación de los resultados
e impactos de las mismas.
1. OBJETIVOS
Brindar los lineamientos técnicos para el abordaje de los factores de riesgo cardiovascular, de la
Hipertensión Arterial, de la Diabetes y sus complicaciones cardiovasculares y renales, para el
municipio de Cali, con base en las Guías de Promoción de la salud y prevención de
enfermedades en la salud pública versión 2007.
La HTA es un síndrome que incluye no solo la elevación de las cifras de la presión arterial,
tomada con una técnica adecuada, sino los factores de riesgo cardiovascular modificables o
prevenibles y no modificables; los primeros abarcan los metabólicos (dislipidemia, diabetes y
obesidad), los hábitos (consumo de cigarrillo, sedentarismo, dieta, estrés) y, recientemente se ha
incluido la hipertrofia ventricular izquierda; los no modificables incluyen (edad, género, grupo
étnico, herencia). La hipertensión es una enfermedad silenciosa, lentamente progresiva, que se
presenta en todas las edades con preferencia en personas entre los 30 y 50 años, por lo general
asintomática que después de 10 a 20 años ocasiona daños significativos en órgano blanco.
Se reconocen dos tipos de Hipertensión Arterial:
HTA primaria, esencial o idiopática: sin una causa clara, son 90 a 95% de los pacientes
hipertensos. Se han descrito diversos factores asociados: genéticos, estilo de vida
(sobrepeso u obesidad, ocupación, ingesta de alcohol, exceso de consumo de sal,
sedentarismo), estrés ambiental e hiperreactividad del sistema simpático.
HTA secundaria: con una alteración orgánica o un defecto genético identificable, se
presenta aproximadamente en 5% de los casos. La historia clínica (examen físico y
anamnesis) y los laboratorios pueden identificarla. Se debe sospechar hipertensión
secundaria en pacientes que presentan hipertensión antes de los 20 años o después de los
50 a 55 años o aquellos casos refractarios a la terapia farmacológica adecuada.
El VII Reporte del JNC ha creado la categoría pre hipertensión para dar mayor
importancia a un estado pre-morbido y une bajo una sola categoría la antigua
hipertensión arterial grado 2 y 3 al considerar el mismo riesgo de morbi-mortalidad.
Además, plantea tener en cuenta los otros factores de riesgo cardiovascular y la
evidencia de lesión de órgano blanco (LOB)
Dado que es importante priorizar y enfocar los esfuerzos de manera adecuada y con una visión
integral de los diferentes factores de riesgo cardiovascular (Tabla 2), el primer paso para
abordar un paciente es realizar una anamnesis dirigida y establecer el RCV (riesgo
cardiovascular) que presenta (ver tablas), y por supuesto para establecer este último es
necesario realizar una adecuada toma de la TA.
1. Hipertensión.
2. Tabaquismo.
3. Obesidad (IMC* > o = a 30).
4. Inactividad física.
5. Dislipidemia.
6. Diabetes Mellitus.
7. Microalbuminuria o TFGE** < de 60 ml/min
8. Edad (hombres >55, mujeres >65).
9. Antecedente Familiar de Enfermedad Cardiovascular Prematura (hombres <55, mujeres
<65).
Arterias Periféricas
Enfermedad Arterial Periférica.
Retina Retinopatía.
4. CARACTERÍSTICAS DE LA ATENCIÓN
La evaluación del paciente con HTA documentada se realiza por medio de la historia clínica
1
RESOLUCION No. 5261 AGOSTO 5 DE 1994. Manual de Actividades , Intervenciones y Procedimientos del P.O.S.
ARTICULO 97. CONSULTA MÉDICA GENERAL
(Anexo estandarizado de aplicación de Historia Clínica), Ésta tiene tres objetivos:
La historia clínica
Perimetro abdominal
Fondo de ojo.
Clasificación de la retinopatía hipertensiva: Keith Wagener (18)
Exámenes de Laboratorio
Creatinina sérica
La determinación de la creatinina sérica es superior a la de urea o al nitrógeno ureico (BUN)
como indicador del filtrado glomerular, dado que no está influida por la ingesta proteica o por la
existencia de deshidratación. Adicionalmente elevaciones de la creatinina entre 1,3 y 1,5 en los
varones y entre 1,2 y 1,4 en las mujeres, se asocian con un incremento del riesgo cardiovascular
en el hipertenso y se consideran lesión de órgano diana (3), por lo tanto en todos los casos se
debe calcular la tasa de Filtración Glomerular Estimada (TFGE) para identificar el grado de
compromiso renal y realizar las intervenciones necesarias (ver guía de Enfermedad Renal
Crónica). Se debe realizar dentro del estudio inicial y en forma anual en caso de ser reportada
como normal, cada 6 meses en caso de estadio 2 de Enfermedad Renal Crónica, cada 3 meses en
estadio 3 ó 4 ó antes si hay indicación clínica independiente del estadio.
Potasio sérico
La detección de una hipopotasemia en un paciente sin tratamiento puede ser la clave de
sospecha de un exceso secretor de aldosterona, primario (hiperaldosteronismo primario) o
secundario a la excesiva producción de renina que acompaña a la HTA vasculorrenal
(hiperaldosteronismo secundario). El tratamiento con diuréticos tiazídicos o del asa puede
inducir hipopotasemia que debe ser corregida, dada su capacidad arritmogénica. Se ha
demostrado que el beneficio terapéutico de los diuréticos desaparece en los pacientes que
desarrollan hipopotasemia como consecuencia de dicho tratamiento (14).
La hiperpotasemia puede estar presente en pacientes con un tratamiento sustitutivo excesivo
con sales de potasio, con diuréticos distales ahorradores de potasio o con IECA o antagonistas
de los receptores de dicha hormona, especialmente en pacientes con insuficiencia renal. En
sujetos diabéticos puede indicar la existencia de un hipoaldosteronismo hiporreninémico. Se
debe solicitar como parte del estudio inicial del hipertenso, para descartar un origen secundario
de la HTA.
Perfil lipídico
La determinación del perfil lipídico es una práctica obligada a todos los pacientes hipertensos en
el inicio de su estudio. Su misión es evaluar otros posibles factores de riesgo cardiovascular
entre los que el perfil lipídico tiene una importancia crucial. En dicha evaluación debe incluirse
el colesterol total, los triglicéridos y el colesterol HDL, con el consiguiente cálculo del colesterol
LDL.
Colesterol LDL = colesterol total-(colesterol HDL + triglicéridos/5).
La presencia de un colesterol total superior a 250 mg/dl, de un colesterol LDL superior a 155
mg/dl o colesterol HDL inferior a 40 mg/dl en varones y 48 mg/dl en mujeres se considera
como factor de riesgo cardiovascular asociado en la HTA (3).
En caso de encontrarse dentro de lo normal se debe repetir cada año.
Las medidas terapéuticas encaminadas a disminuir el riesgo vascular pasarán por intentar
disminuir los niveles de LDL y aumentar los de HDL, al tiempo que se consigue la reducción
tensional. Se ha demostrado recientemente que el tratamiento hipolipidemiante con estatinas
en pacientes hipertensos hasta alcanzar niveles de colesterol inferiores a 175 mg/dl (LDL
inferior a 100 mg/dl) disminuye la tasa de morbimortalidad cardiovascular (15).
Glucemia
Es obligada su determinación si tenemos en cuenta que la prevalencia de diabetes mellitus está
claramente elevada en la población de hipertensos y que aquélla supone, además, un factor
adicional de riesgo. La normalidad de la glucemia en ayunas se establece en cifras inferiores a
100 mg/dl (por lo tanto se podrá realizar en forma anual) y el diagnóstico de diabetes en cifras
superiores o iguales a 126 mg/dl. Los valores entre 100 y 125 se consideran como glucosa
anómala en ayunas y requieren nuevas pruebas para establecer que tipo de alteración en el
metabolismo de la glucosa se presenta.
No se recomienda solicitar como prueba de tamizaje para diabetes glicemia postcarga o
postdesayuno, ni las llamadas “curvas de glicemia”.
Por otra parte, la coexistencia de diabetes e hipertensión puede modificar la decisión terapéutica
en varios sentidos. En primer lugar, las cifras de normalidad tensional recomendadas para los
pacientes diabéticos son menores (menos de 130/80 mmHg) (2)(3), que para el resto de los
hipertensos.
En segundo lugar, el bloqueo farmacológico del sistema renina-angiotensina constituye un
elemento esencial en la protección cardiovascular y renal del paciente diabético (16).
Parcial de orina
Como medida rutinaria de evaluación inicial debe procederse a un examen de la orina fresca de
la mañana. En ella debe investigarse la presencia de glucosa, proteínas, cilindros, bacterias,
leucocitos o hematíes. En algunos casos este examen deberá complementarse con el análisis de
la orina de 24 horas para la cuantificación de la proteinuria, en caso de reportar proteinuria
positiva la muestra inicial. La detección de proteinuria 2g/24 horas, o la detección de cilindros o
hematíes en el examen en fresco, debe hacer sospechar la existencia de una patología glomerular
como causa de la HTA. Este examen debe repetirse anualmente en caso de ser reportado como
normal.
Microalbuminuria
Actualmente se recomienda solicitarla como método de detección precoz de ERC. Es
mandatorio en HTA con Diabetes.
En la actualidad, hay evidencia sobre la importancia de medir microalbuminuria en la
evaluación de los hipertensos, por ser marcador precoz de enfermedad renal y
complicación cardiovascular, por esto la Guía de las sociedades europeas de
hipertensión y cardiología recomienda solicitar microalbuminuria.
Electrocardiograma
El electrocardiograma (ECG) constituye el método más sencillo de evaluación de la posible
afección cardiaca por la HTA, se debe realizar anualmente. Aunque su sensibilidad es baja
pueden obtenerse datos de una posible hipertrofia miocárdica, expresados por la presencia de
unos voltajes altos en las derivaciones precordiales o de una desnivelación del segmento ST en
V5-V6. Existen diversos índices electrocardiográficos que determinan el crecimiento ventricular
izquierdo (HVI). Los más utilizados son los índices de Sokolow-Lyon (SV1 + RV5 o V6 > 38 mm)
y de Cornell (SV3 + RaVL > 28 mm en hombres y 20 mm en mujeres). La presencia de HVI
detectada por ECG es un predictor independiente de episodios cardiovasculares (18), es por
tanto mandatorio la realización de un ecocardiograma y la derivación a Medicina Interna para
valoración y definición del manejo más adecuado tendiente a lograr un mejor control de la HTA
y una remodelación ventricular favorable (19).
Si en el ECG no hay signos de HVI, pero se evidencia hipertrofia auricular izquierda y/o
trastornos de repolarización, no es necesario solicitar otras pruebas adicionales, esto indica que
se debe ser más estricto en el cumplimiento de las metas de TA, por ser la fase inicial de una
futura HVI.
Ecocardiograma
La mejor técnica para confirmar el diagnóstico de HVI es la ecocardiografía, en ella se determina
el índice de masa ventricular (125 g/m2 en hombres y 110 g/m2 en mujeres), y por tanto, la
presencia o no de HVI. Finalmente, la ecocardiografía es útil en la detección de disfunción
sistólica (medida de la fracción de eyección), crecimiento auricular, disfunción diastólica
(estudio doppler del flujo transmitral) y trastornos segmentarios de la motilidad (isquemia), con
lo que se convierte en una herramienta muy útil en la evaluaciónpor parte del especialista del
daño cardíaco hipertensivo.
Meta a alcanzar
La recomendación general es el descenso de la TA por debajo de 140/90 mmHg (nivel de
evidencia A), siempre que sea posible es recomendable que toda la población alcance cifras
normales de TA (por debajo de 120/80 mmHg) (nivel C), especialmente en los individuos
jóvenes, en los que dada su mayor esperanza de vida, el beneficio esperado también será mayor.
En aquellos pacientes con ECV es razonable reducir la TA a cifras inferiores a 130/80 mmHg.
OBJETIVO
Metas de TA en función del riesgo de los individuos y de su esperanza de vida libre
de complicaciones cardiovasculares
Tipo de Hipertenso Meta TA
En general para todo hipertenso < 140/90
Si es menor < de 55 años <120/80
Si es de alto riesgo, Diabético o Renal Crónico o con ECV < 130/80
Tratamiento no farmacológico
El tratamiento de la HTA, al igual que el del resto de patologías, tiene como pilar fundamental la
concientización del paciente sobre su enfermedad y la necesidad imperiosa de introducir
cambios en el diario vivir para recuperar, mejorar o mantener la salud, y en la mayoría de los
casos este proceso debe ser apoyado por su entorno familiar, laboral y social.
a. Ejercicio físico
b. Reducción de peso
• En cada visita médica se debe medir peso, talla, perímetro de la cintura y determinar IMC en
todos los adultos
• Todos los individuos con o sin ECNT deben mantener un IMC de 18.5 a 24.9 kg/m2 y
perímetro de la cintura menor de 90 cm en hombres y de 80 cm en mujeres .Toda persona
hipertensa con sobrepeso debe ser aconsejada para reducir de peso
• Para lograr la reducción de peso se debe contar con el apoyo de un equipo
interdisciplinario que brinde educación alimentaria, incentive la actividad física y oriente la
modificación del comportamiento .
c. Dieta
Los hipertensos deben consumir una dieta rica en frutas verduras, baja en grasa (dieta
DASH) .
d. Ingesta de sodio
• En individuos con presión arterial normal pero con riesgo de desarrollar HTA y
considerados sensibles a la sal (afroamericanos, mayores de 45 años, con alteración de la
función renal o diabetes) la ingesta de sodio debe ser restringida a menos de 100 mmol/día
• En hipertensos la ingesta de sodio puede fluctuar en un rango de 65 a 100 mmol/día.
f. Estrés
Existe una relación epidemiológica directa entre el consumo de alcohol, las cifras de presión y la
prevalencia de hipertensión. Dicha relación no es completamente lineal, de forma que la
incidencia de HTA se incrementa con dosis de etanol a partir de 210 ml/semana (30 ml/día) en
los hombres (equivalente a 720 ml de cerveza, 300 ml de vino o 60 ml de whisky) y a partir de
140 ml/semana (20 ml/día) en las mujeres o en los sujetos de raza negra (25, 26). Además el
consumo compulsivo (borracheras), se asocia de forma especial con la mortalidad por ictus. La
moderación del consumo de alcohol o su cese reduce las cifras de TA en hipertensos bebedores.
El abandono del tabaco es tal vez la medida aislada más eficaz en la prevención de las
enfermedades tanto cardiovasculares como no cardiovasculares en los pacientes hipertensos.
Aquellos fumadores que abandonan el tabaco antes de los 40-50 años tienen una expectativa de
vida similar a los no fumadores. Aunque el efecto presor del tabaco es muy pequeño y el
abandono del mismo no reduce la TA (29), el riesgo cardiovascular total sí se ve claramente
reducido al dejar de fumar.
Todos los pacientes hipertensos que fuman deben recibir el consejo apropiado para que dejen de
hacerlo. Este hecho debe suponer un aumento evidente en el período de tiempo dedicado a este
tópico en la primera visita o primer contacto con el paciente y debe reforzarse en cada visita
sucesiva hasta conseguir el abandono total. Esta medida es capaz de conseguir el abandono en el
21% de los pacientes (30).
El abandono del tabaco es en ocasiones un objetivo difícil ante la importante adicción que
provoca el hábito. La conciencia del peligro del hábito y la voluntad de su abandono son
las principales herramientas que garantizan el éxito.
• El médico y demás personas del equipo de salud deben dar la mejor utilidad al tiempo
de contacto con el paciente y su familia para brindar educación sobre el diagnóstico y
régimen de tratamiento
• A su vez, dar educación al paciente para el automonitoreo de las cifras de presión
arterial
• La elección del tratamiento farmacológico debe ser individualizada y escalonada
• El medicamento debe tener buen perfil hemodinámico, baja incidencia de efectos
colaterales, proteger el órgano blanco
• Es preferible usar fármacos de dosis única o máximo dos por día para facilitar la
mayor adherencia al tratamiento y menor costo
• Se debe evaluar la adherencia al tratamiento farmacológico y no farmacológico en cada
visita
• Se debe iniciar el medicamento con bajas dosis para luego ir graduándo las según la
respuesta. La dosis debe ser la menor efectiva, pero teniendo cuidado de no prescribir
nunca una dosis subóptima
• En caso de inadecuado control de cifras de presión arterial después de cuatro semanas,
con buena tolerabilidad al tratamiento iniciado, se procede a asociar uno o más fármacos de
diferente grupo farmacológico más que a aumentar la dosis del medicamento
i
BREILH, Jaime. Una perspectiva emancipadora de la investigación y acción, basada en la Determinación
Social de la salud. En: Taller Latinoamericano sobre Determinantes sociales de la salud. ALAMES.
Septiembre de 2007.
ii
MINISTERIO DE LA PROTECCION SOCIAL. Indicadores Epidemiológicos Colombia. 2008.
iii
SECRETARIA DE SALUD DEL VALLE DEL CAUCA. Situación de Salud del Valle del Cauca. Año
2007. Abril de 2008
iv
MINISTERIO DE LA PROTECCIÒN SOCIAL –DGSP. Encuesta Nacional de Salud. 2007.