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EDAFOLOGIA

La roca como factor formador


La roca representa la fuente de los materiales sólidos. Generalmente, los
minerales del suelo proceden directamente o indirectamente de la roca madre. El
influjo de las rocas en los constituyentes y propiedades de los suelos es muy
marcado para los suelos más jóvenes, pero esta relación se va volviendo cada vez
menos patente conforme va transcurriendo el tiempo.

Son muchos los parámetros de la roca que inciden en la formación y evolución de


los suelos, pero de ellos podemos destacar claramente a tres.

Composición mineralógica. Aquellas rocas que contengan abundantes


minerales inestables evolucionarán fácil y rápidamente para formar suelos,
mientras que aquellas otras, como las arenas maduras, que sólo contienen
minerales muy estables, como el cuarzo, apenas si llegan a edafizarse aunque
estén expuestas durante largo tiempo a la meteorización.

Permeabilidad. Regula la penetración y circulación del aire y del agua, lo que


va a condicionar de un modo decisivo la fragmentación, alteración y
translocación de los materiales.

Granulometría. De los dos apartados anteriores se desprende el importante


papel que el tamaño de las partículas de los constituyentes de la roca va a
representar para la edafización de estos materiales.

Los materiales de granulometría grosera, los arenosos, van a presentar una gran
estabilidad frente a la alteración. Cuanto mayor sea el tamaño del grano menos
representará la superficie frente al volumen total del grano y por tanto menos
superficie de ataque presentarán a la agresión del medio.

Por otro lado la granulometría gruesa da lugar a materiales muy porosos, con
poros lo suficientemente grandes como para la rápida circulación del agua (al ser
grandes los granos dejan al empaquetarse huecos de tamaño también grande).

Los materiales arcillosos ofrecen unos comportamientos opuestos, mientras que


los materiales de granulometrías equilibradas dan resultados intermedios.
El clima como factor formador
La decisiva acción del clima en la formación del suelo se desprende al considerar
que el clima va a regular el aporte de agua al suelo, así como su temperatura.
Como se muestra en la figura, ambos factores (humedad y temperatura) ejercen
una influencia decisiva en los tres procesos básicos de formación de los suelos

Por otra parte el clima también influye directamente en otros factores


formadores, como es el factor biótico y el relieve.

La disponibilidad y el flujo de agua regulan la velocidad de desarrollo de la


mayoría de los procesos edáficos. Es por ello que la intensidad de percolación
(infiltración) se considera un factor decisivo en la formación del suelo
(condicionada por factores climáticos, cantidad y distribución anual de las
precipitaciones, y algunos parámetros edáficos, como la permeabilidad). La
intensidad de percolación nos va a indicar si en un suelo se produce suficiente
exceso de agua como para producir el lavado y la translocación de materiales o si
por el contrario el agua queda retenida sin que apenas se desplace hacia los
horizontes profundos. La intensidad de la alteración, la clase de procesos que se
presentan, el tipo de horizontes que se formen y el espesor del suelo van a ser
muy diferentes según que los suelos sean percolantes (abundante infiltración de
agua) o subpercolantes 

Influencia del clima en las propiedades del suelo

Las acciones del clima también quedan reflejadas en muchas de las propiedades
del suelo. La capacidad de cambio (cantidad de iones adsorbidos en las
superficies de los materiales del suelo) aumenta proporcionalmente a las
precipitaciones, e incluso los iones fijados en las posiciones de cambio también
muestran una dependencia.

El relieve como factor formador


Los procesos edáficos repercuten en el relieve y viceversa.

Desde el punto de vista edáfico los elementos del relieve más importantes son la
inclinación y longitud de las laderas, la posición fisiográfica y la orientación.

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