El concepto de metacognición se refiere a la capacidad
de las personas para reflexionar sobre sus procesos de pensamiento y la forma en que aprenden. Gracias a la metacognición, las personas pueden conocer y regular los propios procesos mentales básicos que intervienen en su cognición.
Esta capacidad, que se encuentra en un orden
superior del pensamiento, se caracteriza por un alto nivel de conciencia y de control voluntario, ya que permite gestionar otros procesos cognitivos más simples. El conocimiento sobre la propia cognición implica que un individuo es capaz de tomar conciencia del funcionamiento de su manera de aprender y comprender por qué los resultados de una actividad han sido positivos o negativos. La metacognición aplicada al aprendizaje de lenguas extranjeras se refiere al control que puede realizar durante su aprendizaje, e incluye la planificación de las actividades cognitivas, el control del proceso intelectual y la evaluación de los resultados.
La aparición del concepto de metacognición es
relativamente reciente. Surgió como objeto de los estudios en psicología a finales de los años setenta del siglo XX a partir de las investigaciones de Flavell sobre algunos procesos cognitivos. Según Flavell, la metacognición se desarrolla en el ser humano porque es un ser vivo que piensa y que es susceptible de cometer errores cuando piensa, necesita algún tipo de mecanismo que le permita regular estos errores. Asimismo, la metacognición es necesaria para las personas porque les permite planificar y tomar decisiones de forma fundamentada sobre asuntos de sus vidas en general. Desde entonces, la investigación se ha dedicado a estudiar los procesos mentales que, de forma deliberada y consciente, realizan los aprendientes eficientes cuando estudian, resuelven problemas, llevan a cabo tareas académicas o intentan adquirir información.
En el estudio de la metacognición se distinguen dos
aspectos centrales: uno sobre el conocimiento declarativo y otro sobre el conocimiento instrumental. El conocimiento declarativo permite que las personas sepan qué procesos cognitivos usan (es decir, un conocimiento sobre las personas); por qué una tarea es relativamente más compleja que otra, y qué estrategias son más apropiadas para resolverlas (conocimiento sobre las tareas); el conjunto de estrategias que cada uno puede usar (conocimiento sobre las personas). El otro aspecto central de la metacognición gira en torno al conocimiento procedimental, es decir, la capacidad de la persona para controlar sus procesos cognitivos. Implica planificar qué se va aprender, controlar el transcurso del aprendizaje y evaluar los logros obtenidos.
El conocimiento sobre la metacognición ha sido de
gran valor en la enseñanza de lenguas extranjeras, hasta el punto de que los procesos metacognitivos han pasado a formar parte de los contenidos de los programas de enseñanza junto con el resto de contenidos procesuales, lingüísticos, pragmáticos y culturales. El conocimiento sobre la metacognición ha permitido identificar las estrategias metacognitivas e incorporarlas a los objetivos de aprendizaje de los currículos procedimentales, así como su concreción en actividades de aula mediante el enfoque por tareas.
Los beneficios de una enseñanza de lenguas
extranjeras que preste atención a los procesos metacognitivos son importantes: los alumnos pueden incrementar su autonomía en el aprendizaje en la medida en que tienen cierto conocimiento de los objetivos que desean alcanzar, qué estrategias pueden emplear para lograrlo, pueden evaluar su proceso de aprendizaje y darse cuenta de si las estrategias utilizadas son las apropiadas o no, pueden evaluar los resultados que van obteniendo y valoran en qué medida han alcanzado sus objetivos previamente establecidos. Otros términos relacionados