Oh, es posible que un ser humano pueda dejar a su familia, Nube de sentimientos, raíces de costumbres Girar a otros mundos desconocidos para ayudar a otros, es mi destino Replicó ella con simples palabras me respondió: Eso es amor…Amor puro… Amor por el prójimo Gran desprendimiento, sin importar quién, dónde, ni cuándo. Ante estas respuestas pintadas Centré mis ideas y entendí las razones que motivó a nuestras hermanas Incondicionalmente, dejar su bella Italia Ondular el mar pacífico No dudar establecerse en el Perú.
Hace cincuenta años nuestras hermanas gerardinas
Establecieron su servicio a la iglesia y a Dios Rodeadas e invadidas por el amor infinito a los hermanos desvalidos Más necesitados, dedicaron su vida al cuidado y asistencia A los ancianos, niñas y personas de extrema necesidad Nunca cesaron de liderar la obra del apostolado en bien de los demás Amor al prójimo siempre fue su motivo Sus corazones, muestran la sensibilidad de su alma
Gracias, hermanas Gerardinas
En nuestra memoria y corazón quedarán grabados su servir sin mediar a quién Recordaremos y seguiremos sus ejemplos: Veremos esperanza donde otros Ajenos a él, sólo ven a los desvalidos como problemas Recordaremos siempre sus enseñanzas centradas en los valores De responsabilidad, respeto y autodisciplina. Incondicionales, bondadosas, con un corazón limpio hecho para el servicio Nunca olvidaremos sus preceptos y los practicaremos con amor Ante el prójimo daremos testimonio de cómo debemos vivir; por ello, Siempre estarán en nuestras oraciones para que Dios las bendiga siempre.