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Hernando Aguirre Arango decidió salir a caminar por Colombia desde agosto de
2013 como una manera de promover el diálogo y la paz en su país. Tiempo
después, transitó por tierras ecuatorianas. El 13 de enero de 2020 arribó a San
Rafael de El Piñal en su periplo por nuestro país
Raúl Márquez
Era el mediodía del lunes 13 de enero de 2020. San Rafael de El Piñal, capital del
municipio Fernández Feo, es un pueblo del piedemonte andino, ubicado en el sur
del estado Táchira, también conocido como ´La puerta del llano´. Ese día, en
particular, era el centro de atención de los periodistas deportivos de la región y del
mundo ciclístico internacional, pues la tercera Etapa de la Vuelta al Táchira en
Bicicleta, en su 55 edición, partiría desde su Plaza Bolívar.
Tras la partida del recorrido ciclístico, el pueblo volvió a su cotidianidad. Sólo ese
anciano de barba blanca y espesa, con una gorra, llevando a sus espaldas un
bolso con dos banderas: la de Colombia y una blanca con la palabra PAZ, rompía
la monotonía y llamaba la atención de algunos vecinos.
—Chamo, allá viene San Nicolás… ¡Pero como que llegó tarde! ¿No?
Y así fue como nos detuvimos a mirarlo, con detenimiento, mientras transitaba,
con la ayuda de un improvisado bastón, las calles principales de aquel pueblo
ubicado entre el llano y la montaña, en donde el calor puede alcanzar los 36
grados centígrados. Sin saberlo, estábamos en presencia del “San Nicolás
caminante”, quien el 06 de agosto de 2013 decidió protestar contra el conflicto
armado que azota a su país –Colombia-, desde hace décadas, caminando,
llevando un mensaje de paz a los pueblos del mundo.
«Muchas personas me ven como un personaje extraño, pues nadie sale a caminar
en las condiciones, en las que lo he hecho yo. En cuanto a mi familia, ellos están
en el municipio de Hispania en Antioquia y siempre me han apoyado» afirma, con
voz queda.
«En cada pueblo que voy trato de hablar con la gente para que reflexione sobre la
necesidad de la paz, del diálogo y de la reconciliación, no solo en mi país,
Colombia, sino en todo el mundo, de la mano de la oración y la fe en nuestro
Señor Jesucristo» Mientras habla, con aire profético, sus ojos reflejan el brillo
intenso de la tarde.
En la primera etapa de este nuevo itinerario, arribó una mañana cálida a Arauca,
cruzó al estado Apure y con esa cadencia reflexiva se enfila a Caracas, con su
mensaje a cuesta, con fe y esperanza; con una salud de roble, a sus 82 años de
edad.
«En primera instancia, voy a proponerme como meta llegar a Barinas, por la
llamada Troncal Cinco, y así seguiré a la capital venezolana. Quiero compartir con
los venezolanos esa lucha titánica, y en lo posible, les voy a llevar mi mensaje,
humilde, pero certero: la paz como la única arma para enfrentar los conflictos, las
diferencias, el odio”.
Tras una hora de charla, se puso de pie, -por primera vez sonrió- me estrechó la
mano y me pidió orientaciones sobre la ruta. Luego sus pasos, más bien rápidos, y
con cierta agilidad, retomaron el camino.
Foto 3: La gente lo suele comparar con San Nicolás por su barba espesa y blanca
(Foto Raúl Márquez)