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CULTURA EMPRESARIAL GANADERA INTERNACIONAL

https://culturaempresarialganadera.org/2017/02/28/potreros-cuadrados-por-que/

Potreros cuadrados ¿por qué?


28 febrero, 2017 por zoot. esp. michael rua franco, posted in blog ceg, zootecnia ceg
HERRAMIENTAS PARA LA GERENCIA DEL NEGOCIO GANADERO

 
Hoy es Martes de Zootecnia en CEG Internacional, y voy a aprovecharlo para
hablar de uno de los temas sobre los que recibo consultas más recurrentes por
parte de los ganaderos, en especial de los que se han ido interesando por
el Pastoreo Racional Voisin (PRV), pero persisten diversas dudas para dar el
paso definitivo a su implementación, aunque, extrañamente, también este tipo de
consulta la he recibido de los ganaderos que ya dieron este paso y a pesar de
estar haciendo PRV en sus ganaderías todavía parece que no lo tenían claro.
Hablo de la pregunta que da título a esta nota: ¿Por qué hacer los potreros
cuadrados?

Comienzo por decir que el cuadrado no es la forma ideal de un potrero. La


forma ideal de un potrero sería el círculo, y esta afirmación se basa en estudios
de etología (comportamiento animal), ya que los sitios angulosos (esquinas) son
absolutamente indeseable en el manejo de animales de pastoreo. Sin embargo, ya
se podrán imaginar lo complejo que sería hacer potreros circulares, pues entre un
círculo y otro (o varios de ellos) van quedando puntos muy angulosos (espacios
externos al círculo), que no se podrían usar como potrero, o de hacerlo serían
exactamente lo opuesto a lo deseado e indicado para garantizar el máximo
bienestar animal.
Además, uno de los principios más importantes en la etología de los animales de
pastoreo está en manejar equidistancias desde el punto más central de cada
potrero hacia todos sus lados (lo que viene a constituir el perímetro). Es decir,
que si ubicamos el punto medio (o punto cero) de cada potrero exactamente en el
centro del potrero (como si fuese un eje), la distancia de este hasta cualquiera
de sus lados debe ser exactamente igual (por eso se llama equidistancia).
El potrero cuadrado, entonces, viene a ser la figura geométrica más próxima a
una circunferencia, lo que bajo la perspectiva etológica es deseable.
Sacrificaremos entonces el criterio de no dejar puntos angulosos (esquinas),
porque en todo cuadrado tendrá que haberlos, pero mantendremos relativamente
inalterable el principio de etología de que el potrero sea equidistante en todo su
perímetro con relación al punto central.

Aparte de la sustentación etológica, también se advierte una sustentación


económica que hace que la forma cuadrada sea la más recomendada para
diseñar los potreros de una ganadería, y esto es igual si se quiere hacer PRV o
no, porque finalmente no está basado en principios de PRV solamente, sino
de bienestar, confort y conducta animal, que afecta por igual al ganado de
pastoreo de cualquier ganadería.
RAZONES POR LAS CUALES ES PREFERIBLE DARLE UNA
FORMA CUADRADA A LOS POTREROS:

Seguridad: En etología animal se ha estudiado a cerca del instinto de los


animales de pastoreo. Como sabemos, estos animales son
principalmente herbívoros (se alimentan de vegetales). Esto los instala
en desventaja frente a los carnívoros, ya que en la cadena trófica los herbívoros
pastoreadores son presa de los carnívoros (por ejemplo, felinos). Los herbívoros
no son cazadores, no se comen a otros animales, física y fisiológicamente no
están preparados para eso. En cambio, si pueden ser cazados. Los
pastoreadores, por tanto, han desarrollado un instinto natural para protegerse de
sus cazadores, y en consecuencia también adoptaron ciertos patrones de
conducta o comportamiento. Se sienten más seguros estando en
manada (porque cuando están solos son presa más fácil de cazar), a lo cual se le
conoce como instinto gregario. Cuando el potrero es cuadrado, el principio de
equidistancia les provee o transmite seguridad (se sienten menos vulnerables), ya
que los obliga a mantenerse menos dispersos y por su instinto gregario esto les
genera tranquilidad, paz, seguridad, confort. Por el contrario, en potreros
alargados (rectangulares o puntiagudos), se dispersan mucho más y esto les
genera inseguridad ya que se sienten más vulnerables. Por supuesto, esto
afectará negativamente su conducta, y en consecuencia también su desempeño
productivo.

Pseudo-sedentarismo: a mayor equidistancia entre el punto medio y el


perímetro de cada potrero, en los animales de pastoreo se desestimula la acción
de caminar, y mientras menos caminen más aprovechan el pasto como alimento,
menos lo pisotean y desperdician, menos energía corporal consumen, y más
conversión del alimento habrá en carne, leche o crías (mejor reproducción). El
animal no llega a ser totalmente sedentario, pero, si pseudo-sedentario, ya que
reduce de manera significativa su actividad (desplazamientos de un lado a otro). Si
por ejemplo, se hicieran potreros con formas geométricas alargadas, como son los
rectángulos (por ejemplo pastoreo en franjas) o triángulos (por ejemplo pastoreo
en radiales), el ganado tendrá que hacer caminatas más largas de un extremo
a otro, y esto le restará eficiencia a su conversión alimenticia para la producción
(se verá expuesto a un mayor desgaste físico que incrementa las demandas
nutricionales diarias).

Menores pérdidas: Es bien sabido que los animales de pastoreo suelen


ser selectivos para comer, y desde luego, comen lo que les gusta y rechazan lo
que no les gusta. Además, parecen tener escrúpulos para comer, por lo
cual, donde un animal pisa (pisoteo) los demás no comen, donde se echan al
suelo para reposar o rumiar y aplastan el pasto ahí tampoco comen, donde
encuentran heces de otro animal no comen en un radio de unos 10 cm a la
redonda de las bostas (y a veces un poco más de radio), donde olfatean que
otro animal orinó los demás no comen, y hasta rechazan las partes de pasto
muy ensalivadas, es decir que donde uno come los demás no. Cuando
hacemos potreros cuadrados, el principio de equidistancias al causar pseudo-
sedentarismo les hace caminar menos, pisotean menos y ensucian menos
pasto, y por lo tanto, aprovechan mejor el pasto disponible.
Además, al caminar menos, se concentran más en comer (he aquí en plenitud
de expresión el pseudo-sedentarismo), y como se desplazan menos no tienen que
verse obligados a comer donde otro pisó, aplastó, defecó, orinó o ensalivó (casi se
adueñan de un punto específico y comen ahí la mayor parte del pasto que
requieren). No significa que se planten en un solo lugar, en realidad si caminan, se
desplazan, pues es natural de su instinto de pastoreo, pero no tan activamente.
Contrariamente, si los potreros son alargados (rectangulares o puntiagudos), los
animales se ven estimulados a caminar más de un extremo a otro o hacia los
sitios más distantes, se dispersan más, pisotean más, ensucian más pasto con
sus heces, orina y saliva, y todo esto le resta eficiencia a las jornadas de
pastoreo, ya que el ganado desperdicia más comida, aprovecha menos, no
llena sus requerimientos diarios, y lógicamente no serán tan productivos. Con
el potrero cuadrado todo esto se corrige y se transforma en algo favorable.

Rec
orridos más cortos = Mayor consumo de forraje = Mayor producción
Praderas más equilibradas: Una de las consecuencias inmediatas de hacer
potreros cuadrados es que permitirá una mayor dinámica en la pradera. Esto
significa que, al ajustar la carga animal al tamaño de la parcela y el aforo de pasto
para que el tiempo de ocupación con ganado no sea superior a 24 horas logrando
cosechar la pradera completamente, estimularemos un mejor desarrollo de las
gramíneas en equilibrio con leguminosas y arvenses (o malezas). La táctica
de manejar cargas animales para cambio de parcela cada 24 horas y logrando
pastoreos rasantes (a fondo), se denomina “presión de pastoreo”. Incluso, si el
productor lo quisiera, cualquiera que fuese la razón que lo motive, podrá acortar el
área de pastoreo usando cerco móvil, y por ejemplo no permitir al ganado entrar a
comer todo el potrero durante 24 horas continuas, sino supongamos, partir cada
cuadrado en 2 rectángulos para ofrecer cada mitad en 12 horas, o partirlo en 4
partes iguales (4 subcuadrados), acortando los tiempos de pastoreo a 6 horas en
cada uno de esos subcuadrados. Mientras más acorte el tiempo de ocupación,
mayor presión de pastoreo y mejor cosecha de la pastura (ya que se usa
exactamente la misma carga animal).
Corresponde concretamente a una estrategia de fraccionamiento del potrero
para obligar al ganado a comer más a fondo. Con este manejo, la supuesta
“selectividad” del ganado para comer se anula por completo, y el ganado se
ve conducido (casi obligado) a comer todo lo que el suelo produce.
Esto favorece el desarrollo de gramíneas, pero dado que las arvenses (y/o
malezas) son menos resistentes al pastoreo rasante, poco a poco van a ir
desapareciendo las menos resistentes y van a ir menguando su
población, tornándose dominantes los pastos. Esta práctica permite anular el
uso de herbicidas, y mantener los potreros con una composición botánica más
equilibrada y favorable para nutrir al ganado.

Praderas mejor abonadas: Como podemos suponer, el cumplimiento de los


principios que hemos listado antes, asegura que el ganado deposite sus heces y
orina de una forma menos dispersa cuando pastorea en potreros cuadrados, y
aunque nunca se logrará una cobertura total del suelo de la parcela con las heces
y orina de los animales, si van a estar más concentrados o mejor distribuidos
por toda su superficie, logrando estimular eficazmente el desarrollo de una
biocenosis más activa (en otras palabras, jalona más vida de organismos que
constituyen la fauna edáfica y estos a su vez se encargan de procesar las heces
del ganado produciendo humus que es lo que se convierte en la fracción más fértil
del suelo). Se dice, además, que cada punto donde un animal descarga su orina
tiene un valor varias veces más alto de aporte de nitrógeno que donde no cae
orina, por ejemplo, para el caso de vacunos, se dice que la concentración de
nitrógeno en un punto de descarga es 500 veces más elevada que donde no
hay orina. El nitrógeno es el principal mineral que las plantas usan para su
crecimiento y desarrollo en biomasa, luego, en los puntos donde orinan los
animales habrá sin duda una mayor biomasa que en el resto del potrero. Algo
similar ocurre donde se depositan las bostas o heces. A estos puntos donde se
depositan heces y orina se les llama en Ganadería Racional como “puntos o
manchas de fertilidad” haciendo alarde de la mayor productividad de biomasa
de pasto o forraje que habrá en esos lugares de cada potrero. En los potreros
cuadrados, los puntos o manchas de fertilidad son notablemente más
abundantes que en potreros alargados.
Economía: El área de menor perímetro después del círculo es el cuadrado. Esto
significa que al diseñar potreros perfectamente cuadrados, la cantidad de
materiales para las cercas de los potreros van a ser las menores posibles, y
esto, en otras palabras, significa que la inversión será más baja. Si se optara por
potreros rectangulares o triangulares, la cantidad de materiales requeridos para
establecer el cerco son mayores (debido al mayor perímetro), lo que significará
un costo más elevado para establecer los potreros. Podemos sumar a esto el
ahorro en fertilizantes químicos (que ya no serán necesarios porque en potreros
cuadrados abundarán las manchas de fertilidad), el ahorro en herbicidas (que ya
no serán necesarios debido a la mayor presión de pastoreo que hace que el
ganado coma todo, y no desperdicie nada), y por supuesto, el mayor volumen de
animales por unidad de tierra usada como potrero, lo que significa a su vez un
mayor retorno de capital por cada hectárea de la propiedad destinada al pastoreo.
Luego, con potreros cuadrados se gasta mucho menos, y se gana mucho
más (máxima rentabilidad).

Como podemos observar y entender a partir de los postulados anteriores, cuando


hacemos potreros alargados (rectangulares o puntiagudos), incurrimos en
prácticas incorrectas de pastoreo que nos conducen a resultados mediocres
en productividad, tanto de la pastura como de los animales, así como
en inversiones y gastos más altos con ganancias más bajas (mínima
rentabilidad), situación totalmente opuesta a lo que ocurre con potreros cuadrados.
Como consecuencias de las prácticas incorrectas de pastoreo tendremos un
mayor pisoteo, pasto más desperdiciado por alta dispersión del ganado,
permisividad con la selectividad debido a cargas no ajustadas al tamaño de la
parcela y al aforo de pasto producido, heces, orina y saliva más dispersos y
generando rechazo al pastoreo en los animales, y en general toda una secuencia
de situaciones indeseables que son las que al fin y al cabo le restan eficiencia al
pastoreo y de paso le menguan rentabilidad al negocio ganadero. Todas estas son
notablemente las causas más sensibles de baja productividad en las
ganaderías, ya que los ganaderos tienen la tendencia a dar por hecho que abrir
más potrero es producir más pasto y ganar más kilos, producir más litros o más
crías, cuando en realidad están en la vía contraria para lograr tales objetivos.
Mientras mayor control se haga del pastoreo, mejor será la producción de pastos y
forrajes en ellos, mejor conducta de los animales de pastoreo, y mayor su
producción de carne, leche o crías.
Mientras mayor control se haga del pastoreo, mejor será la producción de
pastos y forrajes en ellos, mejor conducta de los animales de pastoreo,
y mayor su producción de carne, leche o crías.
Excepciones al principio de potreros cuadrados
Aunque ya hemos dejado claro las ventajas inmejorables de hacer potreros
cuadrados, como se suele decir, toda regla tiene su excepción, y en este caso, el
principio de potreros cuadrados también tiene sus excepciones. En otras
palabras, no siempre es recomendable hacer potreros cuadrados. Puede
parecer paradójico, o contradictorio, pero hay casos en los cuales conviene más
hacer potreros longitudinales (no necesariamente rectángulos pero si tienden a
parecerlo). Veamos las siguientes observaciones para entenderlo mejor:
¿Cuándo hacer potreros longitudinales?
Comencemos por hacer una última aclaración: El principio de potreros
cuadrados parte del supuesto de que no se debe hacer ganadería en tierras
no apropiadas para el pastoreo. Se considera entonces que un terreno que
supere los 35 grados de inclinación, y el relieve sea muy heterogéneo (quebrado),
estas no serán tierras idóneas para hacer ganadería, ya que el peso corporal
de los animales de pastoreo (especialmente vacunos, búfalos y equinos que son
los de mayor peso) junto con la presión que ejerce este peso sobre cuatro patas
de muy poca área de superficie de contacto, le confieren al pastoreo una
capacidad bastante superior de compactar y/o erosionar suelos, lo que en
terrenos inclinados y quebrados será nocivo para el suelo (facilitaría su erosión),
ya que la inclinación y relieve los hacen más vulnerables en este sentido.
Sin embargo, dado que la agricultura para producir vegetales para el consumo
humano se ha establecido principalmente en terrenos planos (refiriéndonos a
producción de alta escala), ya que por lógica, las tierras planas son más idóneas
para este tipo de cultivo, lo que desplaza forzosamente la ganadería hacia áreas
no aptas para agricultura, así que por siglos un buen número de los ganaderos se
han venido asentando en tierras de mucha pendiente y de relieve muy quebrados,
que aunque no son muy aptos para el cultivo de pastos y forrajes, y mucho menos
para el pastoreo, se han visto obligados a ello.
Por siglos se han establecido cultivos y ganaderías en este tipo de terrenos (no
solo ganaderos), y que las mejores tierras se han ido quedando en manos de los
más pudientes que son una minoría, mientras los medianos y pequeños
ganaderos (que fácilmente pasan de un 70% del total de productores
agropecuarios en el planeta) han tenido que conformarse con tierras menos
aptas para agricultura y ganadería. Y esto es un proceso que se ha dado
posterior a la colonización.
Probablemente muchos de nosotros hemos podido conocer, no siempre de forma
directa, pero sí al menos por referencias (lecturas o fotografías), la manera
como las tribus indígenas cultivaron en tierras inclinadas y quebradas. Si nos
fijamos bien, aunque no había en aquella época la tecnología que hoy tenemos, ni
el conocimiento, ni el desarrollo científico, ellos por inteligencia natural idearon
una manera de facilitarse el trabajo y conseguir mayor eficiencia en su
productividad, a pesar de no disponer de las mejores tierras. Entonces
desarrollaron las terrazas o gradas de cultivo (esto será tema para una próxima
publicación, puesto que merece dedicarle un espacio a hablar de esta muy
excelente manera de convertir tierras no aptas para agricultura o ganadería en
tierras aptas, y sin exponerla a deterioro sino al contrario, hacerlas tierras
longevas y permanentemente productivas).

Así que hoy, con terrazas, podemos lograr darle a las tierras inclinadas y
quebradas un manejo mucho más racional, para anular su erosión y
desgaste. Y en complemento, tenemos que implementar un correcto diseño
de infraestructura de potreros, en cuyo caso el cuadrado no será la forma
más correcta. Como podemos suponer, en este tipo de terrenos el ganado no
tiene los mismos hábitos de conducta, ya que la forma del terreno lo obliga a
desarrollar otro patrón diferente. Por naturaleza, los animales de pastoreo no van
a preferir subir y bajar, sino pastorear horizontalmente sobre la montaña. Subir
y bajar los desgatará demasiado, agotará sus fuerzas, los debilitará, así que para
evitar este desgaste el ganado pastorea en perpendicular a la inclinación. Ya
que esto ocurre naturalmente, se va formando una especie de rutas o caminos
naturales, que a su vez le van dando el aspecto a la montaña de estar escalonada.
Tal vez esto fue lo que observaron nuestros antepasados para decidir imitar ese
patrón de la naturaleza, y simplemente ampliar más el ancho de esas rutas,
formándose las denominadas terrazas o gradas.
Ya luego se les da el nombre a estas delineaciones naturales del terreno
de curvas de nivel (con el desarrollo de la ingeniería). Y concretamente, son
estas curvas las que se toman en consideración para poder diseñar los potreros
en ese tipo de terrenos. Por supuesto, ya no será igual de importante el principio
de equidistancias, porque en tal caso, el ganado tendría que subir y bajar la misma
distancia que recorren de lado a lado en forma horizontal y perpendicular a la
inclinación, y esto sería de un lado imprudente (pensando en el bienestar de los
animales) y de otro lado inconveniente (pensando en prevenir la erosión del
suelo). Así que lo más correcto es formar terrazas y hacer los potreros
longitudinalmente en el mismo sentido que el ganado se desplaza mientras
pastorea, en este tipo de terrenos inclinados y quebrados, y en consecuencia, será
mejor buscar que los potreros queden más largos que anchos.
¿Por qué no hacer potreros puntiagudos?
Para terminar con esta nota, considero importante aclarar porque
definitivamente la forma triangular no es apropiada para un correcto manejo
del pastoreo. Ya hemos indicado cuando es mejor hacer potreros cuadrados y
cuando longitudinales (cuasi-rectangulares), pero igual creo es importante que el
lector tenga claro por qué no debemos trabajar potreros en triángulo.
Razones tenemos varias, pero expondré las más evidentes:
Los potreros en triángulo tienen una base y un vértice (como toda figura
triangular). La base es la parte más ancha, y el vértice la parte más puntuda o
puntiaguda que es la más estrecha de todo el potrero. Resulta que en términos de
presión de pastoreo tenemos un desequilibrio. Ya que la presión de pastoreo es
una relación entre carga animal y superficie ocupada, en la base del triángulo por
ser la parte más ancha tenemos una extremadamente baja presión de
pastoreo, mientras en el punto más anguloso que es el vértice por ser más
estrecho tenemos muy poca área pero debe ser pastoreada por la misma carga
animal lo que se traduce en una extremadamente alta presión de pastoreo. Por
supuesto, ninguno de los dos extremos es bueno. Sin embargo, donde la
presión de pastoreo es más baja (parte ancha del potrero) el pasto se desarrollará
notablemente mejor que en su extremo diametralmente opuesto que es el
vértice donde la presión es elevada y por tanto el pasto prácticamente
desaparece.
Si algún lector ha ensayado hacer pastoreo en radiales, sabe muy bien de qué
hablamos aquí exactamente. En el sistema de radiales (también llamado pastoreo
en forma de torta o ponqué), el eje de la rotación es el saladero o el bebedero, o
ambos. Es decir, el punto al cual convergen todos los vértices de cada potrero se
destina para ubicar allí saladero, bebedero, o ambos, de modo que el ganado
cuando quiera pastorear vaya a la base del potrero (parte ancha) y cuando quiera
sal y/o agua venga al vértice a buscarla. Esto obliga a los animales, primero, a
hacer largos recorridos varias veces a diario (lo estamos sometiendo a
desgaste y por ende no serán animales de los que podamos esperar su mejor
producción), y segundo, estamos causando un fuerte pisoteo que será más
notable en los vértices (porque todos los animales tienen que pasar por ahí para
llegar al agua y la sal, o incluso, la sombra). Esta situación terminará causando un
deterioro tal en los vértices, que cuando estemos atravesando una temporada de
lluvia, el área alrededor del bebedero y saladero (que con seguridad se ha
convertido también en los recostaderos del ganado para reposar y rumiar) se
volverá un completo lodo, bastante perjudicial para los animales mismos, ya
que se vuelve en un foco de contaminación, parásitos y hasta daña-patas.

No me extenderé en más detalles, pero estoy seguro que usted como lector
tomará estas observaciones como “chispa de encendido” para darle rienda suelta
a su imaginación, y deducir por sí mismo, el sinnúmero de desventajas que esta
situación que he advertido trae como consecuencia para la ganadería que
implemente ese sistema de pastoreo. Tal vez en una próxima publicación
advertiremos con lujo de detalles una explicación más amplia sobre por qué no
hacer potreros en triángulo. Por ahora, con argumentos de peso, solo advertimos
que definitivamente no es conveniente para ninguna ganadería.
Concluiré con una observación final, más general, y es que ya presiento que habrá
algunos lectores que refutarán los argumentos presentados en esta nota para
controvertir un poco con nuestra opinión, y mantenerse en su posición de que
aunque lo mejor es hacer potreros cuadrados pueden existir un sinfín de
argumentos de toda índole para decir que no este no es un asunto tan importante
para hacer pastoreo racional. Y dejo claro también de paso, que no pretendemos
jamás estar parados sobre la verdad absoluta y que nos tengan que hacer caso
siempre de todo lo que conocemos y compartimos abierta y generosamente con
ustedes. Soy (y así tratamos de manejarlo en nuestro equipo) de los que
pensamos que “la sabiduría está en la multitud de consejos”. Lo que de ninguna
manera significa hacerle caso a todo el mundo tampoco, sino que hay
que escuchar (o leer), filtrar, retener lo bueno y desechar lo malo, y
establecer un criterio propio. Así que bienvenida la controversia!
Pero termino indicando que aunque cada quien decide qué forma darle a sus
potreros, porque existe un sinnúmero de situaciones que en campo podrían
dificultar hacer un diseño de potreros cuadrados, como por ejemplo, ya tener
cercos instalados, que desinstalarlos y volverlos a instalar puede resultar muy
costoso, lo que nos interesa es que estén bien informados y fundamentados de
cuáles son los criterios a tener en cuenta, y que mientras se pueda, hagan lo
posible de diseñar primero en el papel, como mínimo un 70% de sus
potreros cuadrados (si disponen de tierras planas o levemente onduladas e
inclinadas), y el otro 30% o menos son justamente aquellos potreros que por más
que queramos no se va a poder ya que están en los linderos con tierras vecinas, o
contra los cercos que ya estaban instalados. E igual, si tienen que hacer
potreros longitudinales por estar en terrenos muy inclinados y/o muy
quebrados.

Una vez más, nos ponemos a su disposición, para prestarle nuestros servicios
de agrimensura y arquitectura de potreros, especialmente si usted desea
optimizar el pastoreo y la producción de su ganado, así como reducir costos y
gastos, y lograr mejores ganancias, implementando tecnologías como PRV
(Pastoreo Racional Voisin), SSP (Sistemas Silvo Pastoriles), o la integración
de estos dos que denominamos como SPRV (Silvo Pastoreo Racional Voisin).
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