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La espondilosis deformante en los perros

Espondiloartrosis: síntomas,
tratamientos, cuidados:
Existe una gran confusión en el terreno de la artrosis canina, sus
variantes, subgéneros y tratamientos. La que nos ocupa en esta
ocasión es la llamada espondiloartrosis osificante, una enfermedad
degenerativa que afecta a la columna de los perros, especialmente a
los de edad avanzada. A continuación hablamos sobre este trastorno,
sus síntomas, posibles tratamientos y cuidados básicos.

¿Qué es la espondiloartosis osificante?


Esta enfermedad también recibe el nombre de espondilosis deformante y picos de
loro, aunque realmente se presentan algunas leves diferencias entre ellas sólo
detectables para los expertos en la materia.

Consiste en un proceso degenerativo lento que afecta principalmente al


ligamento intervertebral. Se caracteriza por la aparición de exóstosis óseas
(coloquialmente llamadas “picos de loro”) en la parte ventral de las vértebras.

Suelen darse entre las regiones lumbosacra o toracolumbar, al ser la zona


que experimenta un mayor movimiento cuando el animal realiza actividades
físicas. Es por ello que afecta en mayor medida a los canes de trabajo, aunque
también se da con mayor frecuencia en perros ancianos, de raza grande y que
sufren algún tipo de inestabilidad en sus articulaciones: lesiones de rodilla,
cojera, displasia de cadera, etc.

Principales síntomas
Las exóstosis óseas que se forman como consecuencia de esta enfermedad y
producen roces en los tejidos blandos que las rodean; es decir, en los
músculos y ligamentos. Esto causa síntomas como los siguientes:
 Dolor en la columna.
 Dolor en la región abdominal.
 Rigidez.
 Espasmos musculares.
 Atrofia muscular.
 Inflamación medular.
 Pérdida de la sensibilidad.
 Dificultad para moverse.
 Encorvamiento.

Además de los efectos psicológicos. Todas estas molestias producen en el


perro apatía, depresión e inapetencia, entre otros problemas. Es probable
también que huya de las caricias, rechace los paseos e incluso muestre un
comportamiento agresivo derivado del propio dolor.

Causas
Los motivos por los que se manifiesta la espondiloartrosis son similares a los
de cualquier tipo de artrosis. La causa más común es la sobrecarga física,
dada en la mayoría de los casos por un exceso de ejercicio o por obesidad.
Otra posibilidad serían las deformidades en la columna de nacimiento, los
microtraumatismos y las alteraciones del cartílago.

Diagnóstico y tratamiento
Ante cualquiera de estos síntomas, el perro debe ser examinado por un
veterinario. Éste realizará estudios radiográficos de la columna vertebral
para confirmar o descartar la existencia de osteofitos o exóstosis óseas en
la zona. En muchas ocasiones también se lleva a cabo un examen neurológico
para averiguar si existe cualquier posible patología de este tipo.

De ser confirmado el diagnóstico, el experto administrará un tratamiento que


dependerá del estado de la enfermedad. Es importante saber que la
espondiloartrosis no tiene cura, pero sus síntomas pueden
controlarse con determinados medicamentos y algunos métodos.

El principal objetivo es aliviar la inflamación y el dolor de los tejidos adyacentes


a la columna vertebral, para lo cual se administran antiinflamatorios no
esteroides y, en muchas ocasiones, condroprotectores. Es aconsejable
complementar este tratamiento con un programa de rehabilitación. También
hay quien recomienda la acupuntura. Por supuesto, todo ello debe estar
siempre supervisado por un veterinario.

Tratamientos complementarios
Una dieta rica en nutrientes es otra gran clave para mejorar la vida del
animal. Es muy recomendable el consumo de vitamina C, que favorece la
formación de colágeno, con lo que ayuda a reducir la inflamación. Por otro lado,
la vitamina B12 fortalece la estructura ósea y la niacinamida mejora el
metabolismo de los cartílagos.

Además, evitar el sobrepeso nos ayudará a ralentizar el avance de la


enfermedad y favorecer la adecuada movilidad del can. De igual forma,
muchas veces las terapias alternativas como la acupuntura, la hidroterapia o
los masajes pueden ser muy beneficiosos.

Cuidados básicos
Desde casa también podemos tomar algunas medidas para ayudar a nuestro
perro a enfrentarse a este problema. Podemos resumirlos en:

 Evitar que salte o baje desde superficies muy altas. Lo mejor será
que pongamos un pequeño puf, rampa o escalera cerca de la cama y el
sofá. De esta manera el animal podrá subir y bajar sin hacerse daño en
la espalda.
 Ejercicio moderado. Un error muy común es suprimir todo tipo de
actividad física para proteger al perro, pero de esta manera causamos el
efecto contrario. Los paseos ligeros son esenciales para mantener su
salud a raya, sin llegar a forzar nunca al animal.
 Evitar las escaleras. Subir y bajar escaleras obliga al perro a realizar
movimientos bruscos en su columna, por lo que será mejor alejarle de
ellas. Si nos es imposible, tendremos que ayudarle nosotros mismos
para que no fuerce tanto la columna.
 Masajes caseros. Podemos pedirle a un quiropráctico canino que nos
indique cómo masajear el cuerpo del perro para aliviar sus síntomas. Así
reforzamos los efectos del tratamiento veterinario.
 Revisiones veterinarias. Si siempre son esenciales, cuando nuestra
mascota sufre alguna enfermedad las revisiones veterinarias cobran
mayor importancia. Asimismo, debemos recurrir al profesional ante
cualquier duda o problema.

Discoespondilitis
La discoespondilitis, también llamada osteomielitis vertebral,
es la causa más común del dolor de espalda en los perros de
mediana edad o mayores.

Puede sucederles a los perros de cualquier tamaño y de


ambos géneros, aunque es más común en los perros machos
grandes o de raza gigante, especialmente en el Pastor Alemán
y Gran Danés.

La discoespondilitis, es una infección en la espalda del perro,


localizada entre el disco y las vértebras adyacentes. Cuando
un patógeno bacterial o un hongo (mucho menos frecuente),
se sitúa en un disco y en cualquier lado de las vértebras
ocurre la discoespondilitis.

Cualquier disco de la espina dorsal puede verse afectado,


aunque la infección es más común en la espalda baja (en la
región lumbosacra).

La discoespondilitis causa inflamación (itis significa


inflamación), hinchazón y deformidades óseas que presionan
o comprimen la médula espinal que corre a lo largo de las
vértebras de la espalda.

No hay que confundir la discoespondilitis con la


discoespondilosis, una condición que describe una fusión o
degeneración no infecciosa de los huesos de la espalda.

Causas de la Discoespondilitis
La discoespondilitis se observa frecuentemente en áreas con
abundancia de plantas con aristas, como semillas de pasto
y colas de zorro. Se cree que las aristas contienen bacterias u
hongos, y cuando una pasa a través de la piel de un perro,
llega al torrente sanguíneo y propaga las bacterias.

Otras causas posibles de la discoespondilitis son la


endocarditis bacteriana (una infección del recubrimiento del
corazón), infecciones del tracto urinario y de la próstata, y
extracciones o enfermedades dentales, que pueden ocasionar
que las bacterias entren en el torrente sanguíneo e infecten
las vértebras.

También se ha descubierto que la brucelosis, una enfermedad


venérea bacteriana, puede causar discoespondilitis en los
perros. Muchos de los casos de discoespondilitis no tienen una
causa conocida. También podría haber una predisposición
genética en algunos perros.

Síntomas de la Discoespondilitis
El dolor de espalda es el síntoma clínico principal de la
discoespondilitis. La intensidad del dolor varía bastante, por lo
que a menudo se diagnostica erróneamente o se ignora.

Los síntomas más obvios que hay que observar son la rigidez,
la cojera y el aletargamiento, especialmente en una fase
temprana de la enfermedad.

Los perros con discoespondilitis a menudo están cada vez


más renuentes a correr o saltar. Conforme progresa la
enfermedad, se daña el sistema nervioso y se presentan
síntomas variables que pueden ser: debilidad de las
extremidades traseras y falta de coordinación. Raramente, se
desarrolla un sitio de drenaje o fístula, que es visible al nivel
de la piel, por encima del espacio intervertebral afectado.

Otros síntomas comunes de la discoespondilitis son la falta de


apetito, pérdida de peso, depresión y fiebre.

Diagnóstico de la Discoespondilitis
El diagnóstico de la discoespondilitis a veces es difícil y puede
involucrar:

 Los análisis usuales de diagnóstico, como el conteo


sanguíneo completo (CSC), perfil químico sanguíneo
y un análisis de orina
 Rayos-X y tal vez una tomografía computarizada
(CT) o una resonancia magnética de la espina dorsal
de tu perro
 Cultivos de sangre y orina, para determinar la fuente
de la infección y el organismo infeccioso específico
que está involucrado
 Una mileografía para determinar el lugar exacto de
la compresión de la espina
 Una evaluación con ultrasonido del corazón o
abdomen
 Revisión en busca de brucelosis
Se considera que la punción lumbar o el cultivo de líquido
encefalorraquídeo, que es un procedimiento invasivo, es el
método definitivo para diagnosticar la discoespondilitis.

A menudo es mejor que un veterinario especializado en


radiología, neurología o cirugía realice algunos de los análisis
de diagnóstico, o todos.

Opciones de Tratamiento
El tratamiento de la discoespondilitis está basado en lo que
causa la infección, las cuales son generalmente bacterias,
aunque ocasionalmente puede ser un hongo, según lo
determina el análisis del cultivo o de sensibilidad.

Las infecciones óseas son más difíciles de tratar, en


comparación con otros tipos de infecciones, así que se
suministran medicamentos durante al menos 6 semanas, y el
tratamiento puede continuar hasta por seis meses o más. Es
importante terminar el tratamiento completo, ya que son
comunes las recaídas.

Inicialmente, se administra el medicamento de forma


intravenosa. Se deben realizar los rayos-X a intervalos
regulares para evaluar el progreso del tratamiento.

Tu perro debería sentirse mejor dos semanas después de


haber iniciado los medicamentos, conforme se eliminan los
síntomas. Dependiendo de la severidad de éstos, podrían
necesitarse otros tratamientos, como medicamentos para el
dolor, líquidos intravenosos, monitoreo del índice cardiaco y
respiratorio y de la temperatura corporal, y terapia de
rehabilitación, para restaurar la fuerza y el paso normal.

Desafortunadamente, algunos perros necesitan una cirugía


para reducir la compresión de la médula espinal.

Yo he descubierto que la acupuntura y la terapia intravenosa


con vitamina C pueden ser benéficas para los perros con
discoespondilitis, así como los nutracéuticos que estimulan al
sistema inmunológico.

Los perros con discoespondilitis no deberían recibir vacunas


bajo ninguna circunstancia y alimentarlos de forma nutritiva
con comida fresca ayudará a apoyar la respuesta saludable
de su sistema inmunológico.

El pronóstico para los perros con discoespondilitis depende de


varios factores, como la gravedad de la infección, el éxito con
el que se erradica el organismo infeccioso, qué tan débil está
el perro cuando se inicia el tratamiento y la cantidad de daño
al nervio que ocasiona la compresión espinal.

Los perros que han sido diagnosticados con discoespondilitis a


menudo desarrollan una dolorosa osteoartritis como
resultado, incluso después de un tratamiento efectivo, así que
es importante comenzar con el apoyo a sus articulaciones y
discos en cuanto se realiza el diagnóstico.

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