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Los juristas romanos no contemplaban la causa como uno de los elementos del contrato,
por lo cual no era necesario para que estos se formasen. No tenía una noción única, sino
más bien plurívoca. Además, ya tomaban en cuenta que los móviles o motivos inductores
que motivaban a un sujeto de derecho a participar en el contrato no podían ser de carácter
inmoral, toda vez que el pretor se encontraba habilitado para atajar los efectos de dicho
negocio.
Domat y su pensamiento
La causa para Domat es la fundamentación en equidad que debe estar presente en toda
obligación contractual, siendo nula las obligaciones que carezcan de ella. Por ejemplo, en
los contratos sinalagmáticos las obligaciones con que cada parte se ha agravado sirven de
fundamento a su contraparte contractual. En los contratos reales onerosos, el fundamento es
que el deudor ha recibido algo del acreedor, exactamente igual a aquello que
posteriormente va a ejecutar en vía de retorno. En los contratos a título gratuito, su
fundamento es el interés del deudor de hacer bien a su contraparte contractual. Es entonces
la causa para Domat, todo hecho jurídico que en el plano de la equidad y la justicia explica
una atribución patrimonial. Sin embargo, la verdadera consecuencia no es la de la nulidad
como lo plantea Domat, pues si no existe una justificación se está, verdaderamente, ante un
enriquecimiento incausado.
- El Código de Bello se ha visto influenciado por diversas fuentes que han tratado la
noción de causa, más particularmente de la noción de Domat (causa en las
obligaciones), el Código Civil francés (causa en los actos jurídicos en general y los
contratos en particular) y la jurisprudencia francesa (causa impulsiva o
determinante).
- La causa función cumple tres aplicaciones importantes: (i) sirve como aspecto
diferenciador entre los negocios jurídicos llamados causales (tienen causa función
fija) y los conocidos como abstractos (tiene causa función variable y por lo tanto
pueden las parte negóciales verter cualquier contenido negocial y, de esta manera,
ocasionar resultados prácticos variables, un ejemplo es la stipulatio); (ii) es una
herramienta para la clasificación de los negocios jurídicos, pues evaluando los
resultados prácticos del mismo puede calificarlo como típico y ubicarlo dentro del
catálogo legal, o puede calificarlo como atípico; (iii) es un presupuesto de eficacia
de los negocios jurídicos, ya que si no cuenta con una causa función, no está en
condiciones de desatar efectos negóciales estables (por ejemplo, el caso del artículo
1872 del C.C que regula el evento en que se adquiere por el comprador una cosa
propia).