Está en la página 1de 5

Causa en el Derecho Romano

a. La causa es el hecho jurídico generador de obligaciones


b. La causa para que nazca el negocio jurídico a la vida es el cumplimiento de las
solemnidades.
c. La causa es el móvil o motivo que induce a los sujetos de derecho a participar en un
negocio jurídico.
d. La causa se refiere a que una institución jurídica se encuentra regulada en el derecho
de fuente legislativa, por lo cual se dice que tiene su “causa en derecho civil”.
e. La causa es el hecho jurídico que justifica una atribución patrimonial.

Los juristas romanos no contemplaban la causa como uno de los elementos del contrato,
por lo cual no era necesario para que estos se formasen. No tenía una noción única, sino
más bien plurívoca. Además, ya tomaban en cuenta que los móviles o motivos inductores
que motivaban a un sujeto de derecho a participar en el contrato no podían ser de carácter
inmoral, toda vez que el pretor se encontraba habilitado para atajar los efectos de dicho
negocio.

Domat y su pensamiento

La causa para Domat es la fundamentación en equidad que debe estar presente en toda
obligación contractual, siendo nula las obligaciones que carezcan de ella. Por ejemplo, en
los contratos sinalagmáticos las obligaciones con que cada parte se ha agravado sirven de
fundamento a su contraparte contractual. En los contratos reales onerosos, el fundamento es
que el deudor ha recibido algo del acreedor, exactamente igual a aquello que
posteriormente va a ejecutar en vía de retorno. En los contratos a título gratuito, su
fundamento es el interés del deudor de hacer bien a su contraparte contractual. Es entonces
la causa para Domat, todo hecho jurídico que en el plano de la equidad y la justicia explica
una atribución patrimonial. Sin embargo, la verdadera consecuencia no es la de la nulidad
como lo plantea Domat, pues si no existe una justificación se está, verdaderamente, ante un
enriquecimiento incausado.

Comentarios: 1) Domat solo hablo de la causa en las obligaciones contractuales. Sin


embargo, su discurso puede extrapolarse a las demás relaciones jurídicas, pues en razón de
la equidad y la justicia todas deben tener una causa sobre la cual justificarse. 2) Domat se
equivocó al decir que la ausencia de causa genera la nulidad del contrato, pues esta solo es
aplicable cuando en la construcción del acto este padece de graves vicios. La solución
correcta para el caso es que, no puede el acreedor reclamar al deudor la prestación, pues
carece de exigibilidad para hacerlo. Pero si el deudor igualmente llegare a cumplir, no
puede el acreedor ejercer su retención. 3) Domat se equivocó al decir que era un elemento
de las obligaciones, cuando verdaderamente su concepción se refiere es a un presupuesto de
exigibilidad. 4) Domat no consigno la causa como elemento del contrato, fueron sus juristas
franceses superiores los que lo hicieron. 5) La concepción de causa de Domat es extraña a
los móviles o motivos que llevaron a los contratantes a tomar parte en el negocio, para él,
estos se controlan en el objeto contractual.

Código Civil francés y el origen de las cuestiones controversiales en la ciencia francesa

- Código Civil francés: utiliza indistintamente la noción de causa en las obligaciones


y en los contratos, sin definir qué significa esta noción en cada caso, o darle una
sola definición si es que significa lo mismo en cada caso.

- Causalismo (doctrina clásica de la causa o causa jurídica): trasladan la noción de


causa de Domat de las obligaciones a los contratos, dejando un poco de lado lo
relacionado con la justificación en el plano la equidad y la justicia, para enfocarse
en fines o propósitos abstractos e inmediatos (causa final próxima) que las partes
han tenido en cuenta al momento de cerrar su convención y que sustentan el
compromiso obligacional, siendo los mismos en cada tipología de contrato y que
escapa al control judicial por no encontrase en conexión con los motivos de las
partes contractuales. Entienden que en los contratos bilaterales, las obligaciones
asumidas por las partes se sirven recíprocamente de causa, siendo la obligación que
uno asume la causa de la que el otro contrae. Además, involucran la causa en la
estructura del contrato, siendo un componente de este.

- Anticausalismo: critica la postura causalista por incompleta, vaga, errónea e inútil.


Dicen que es incompleta porque no abarca todos los tipos contractuales. Afirman
que es ambigua porque carece de precisión. La tildan de desacertada porque en los
contratos bilaterales las obligaciones solo pueden ser recíprocamente causantes si
nacen al mismo tiempo, porque si no es así la primera obligación carecería de causa,
pues la otra no habría nacido aún; porque en los contratos reales la entrega de la
cosa no es una causa, sino es la forma de perfeccionarlo. La acusan de inútil porque
según la noción dada, no es posible que se surta algún efecto en el plano de la
existencia o eficacia.

- Neocausalismo: pretende reencausar la noción de causa en el marco de las


obligaciones, sacándola del medio de los contratos. Proponen una nueva definición
en la cual entienden por causa el fin concreto y personal que cada uno de los
contratantes aspira a conquistar al hacer parte del acto contractual (causa final
remota); finalidad que ya sea que se haga explicita o que este implícita, estos sujetos
tienen en mente desde que se origina la entidad y que se preserva a todo lo largo de
la fase de ejecución de la relación contractual. Le asignan a la causa un doble papel,
de fundamento de la estabilidad de la relación contractual y ser participe en el
proceso progenitor del contrato. Pretenden que los fines concretos de las partes no
sean controlados por los jueces, y para ello aducen que estos son de difícil
conocimiento para la otra parte, por lo cual si se controlaran se ayudaría a la
inestabilidad del trafico contractual.

- Jurisprudencia francesa: los jueces no han tomado partido en la discusión frente a la


noción de causa, sino que se han limitado a enfatizar en lo importante que es para la
sociedad y el Estado que los operadores judiciales estén dotados del poder-deber de
controlar la moralidad y la licitud en la contratación. Para realizar esa tarea han
utilizado un concepto de causa impulsiva o determinante, según la cual la causa
comprende los motivos o móviles inductores que animan a los contratantes a tomar
posición contractual.

Código Civil colombiano

- El Código de Bello se ha visto influenciado por diversas fuentes que han tratado la
noción de causa, más particularmente de la noción de Domat (causa en las
obligaciones), el Código Civil francés (causa en los actos jurídicos en general y los
contratos en particular) y la jurisprudencia francesa (causa impulsiva o
determinante).

- Con referencia a la obligaciones, el Código Civil sitúa la causa en el escenario del


enriquecimiento sin causa (igual que Domat), pues entiende que siempre el pago de
la prestación debida implica una atribución patrimonial y ninguna entidad de esta
naturaleza puede carecer de una causa, entendida como el fundamento de la
asignación patrimonial en el campo de la equidad natural.

- La causa en el contrato, es entendida por el Código Civil como los motivos o


móviles inductores que animan a los contratantes a tomar posición contractual
(1524 inciso 2). Si estos motivos o móviles inductores son contrarios al derecho
legal imperativo, orden público o las buenas costumbres la causa deviene en ilícita,
y la consecuencia siguiente es que el negocio es ineficaz, en la especie invalidez, del
grado nulidad absoluta.

La moderna noción de causa función

- En la literatura italiana se distingue una noción subjetiva de causa negocial y una


noción objetiva de la misma. La primera noción se encuentra en conexión con
aspectos internos del sujeto del negocio (móviles inductores y propósitos o fines
concretos), mientras que la segunda hace referencia al aspecto funcional del
negocio, es decir, la trascendencia que este tiene en el trafico negocial en general y
en particular en la esfera de los intereses de quienes son participes de él.

- Dentro de la noción objetiva se habla de “causa función”, para hacer referencia a la


función económica social que el negocio cumple en el trafico jurídico, función que,
en el caso de los negocios jurídicos legal y socialmente típicos corresponde con los
efectos negóciales específicos que el negocio desata y que, tratándose de los
negocios atípicos, resulta del diseño que los actores del negocio a él impartan, de lo
cual, a su turno, dependerán el contenido y los efectos negóciales finales. Por
ejemplo, la causa del contrato de donación es causa novandi, referente a la función
económico social consistente en la atribución gratuita de un bien a otra persona.

- La causa función cumple tres aplicaciones importantes: (i) sirve como aspecto
diferenciador entre los negocios jurídicos llamados causales (tienen causa función
fija) y los conocidos como abstractos (tiene causa función variable y por lo tanto
pueden las parte negóciales verter cualquier contenido negocial y, de esta manera,
ocasionar resultados prácticos variables, un ejemplo es la stipulatio); (ii) es una
herramienta para la clasificación de los negocios jurídicos, pues evaluando los
resultados prácticos del mismo puede calificarlo como típico y ubicarlo dentro del
catálogo legal, o puede calificarlo como atípico; (iii) es un presupuesto de eficacia
de los negocios jurídicos, ya que si no cuenta con una causa función, no está en
condiciones de desatar efectos negóciales estables (por ejemplo, el caso del artículo
1872 del C.C que regula el evento en que se adquiere por el comprador una cosa
propia).

- La falta de causa función, sea originaria o sobreviniente, en un negocio o contrato


de condición patrimonial debe ser abordada desde la teoría del enriquecimiento sin
causa. Por lo cual, en ausencia de este presupuesto, el receptor del beneficio
estimable en dinero queda en condición de no poder exigirlo. Para los negocios
extramatrimoniales, toda vez que no se les puede aplicar la teoría del
enriquecimiento sin causa, la cuestión debe ser abordada tomando la causa función
como un presupuesto o condición de eficacia del acto.

También podría gustarte