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INSTITUTO SUPERIOR TECNOLOGICO “DR.

MISAEL ACOSTA SOLIS”


Comunicación Oral y Escrita

Nombre: Sara Timbila

EL ÁRBOL QUE LLORABA


En un parque de la ciudad de Latacunga, vivía hace muchos años un gran árbol
de roble. Era muy alto, fuerte y tenía muchos años viviendo en ese lugar. Era muy
querido por toda la gente de la ciudad, lo cuidaban con mucho amor y cariño
porque les daba sombra cada día, purificaba el aire, y cuando llegaba la primavera
se llenaba de hermosas flores de múltiples colores, entre las más visibles se podía
observar flores rojas, lilas, amarillas y púrpuras y además les proporcionaba unos
ricos frutos.
Un día muy en la mañana llegaron unos trabajadores del municipio para talar el
árbol de roble, ya que en dicho lugar se iba a construir un moderno edificio para
las nuevas instalaciones de un supermercado, y esperaron la noche para realizar
su trabajo, para que los vecinos no protestaran por el árbol.
Cuando empezaron a golpear con su hacha el gran árbol empezó a gritar:

– ¡No! ¡No me hagan daño! decía una y otra vez

Los trabajadores continuaron su trabajo, haciendo poco caso a sus suplicas, no


querían escucharle y solo querían realizar su trabajo.

– ¡Me duele! ¡No me hagan daño! Por favor se lo pido. No les gustaría a ustedes
que les cortasen sus brazos, o sus piernas. Por favor ya no sigan. Me duele todo
no deberían tratarme así.

Los trabajadores continuaban su trabajo y no paraban. Y el gran árbol empezó a


llorar diciendo:

– ¿Por qué me hacen daño? ¿Acaso, ya no me quieren? Pero si yo los amo,


purifico el aire para que puedan respirar mejor, en primavera les doy hermosas
flores con variados colores y ricos frutos, y en verano les ofrezco mi sombra para
que puedan descansar.

Los trabajadores se pusieron muy tristes escuchando al gran árbol, dejaron de


lado sus herramientas y pararon su trabajo. Uno de ellos se fue y manifestó lo
sucedido a su jefe, le comentó que decidieron dejar el árbol en su sitio.

Al día siguiente, todos los vecinos junto con los trabajadores empezaron a cuidarlo
con mucho amor y cada día lo regaban con abundante agua limpia y cortaban solo
sus hojas secas. Les parecía muy agradable pasear alrededor del gran árbol junto
con sus hijos, pasaban lindas tardes todos muy felices.

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