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1. DEFINICIÓN DE MARGINACIÓN.

Se denomina marginación o exclusión a una situación social de desventaja


económica, profesional, política o de estatus social, producida por la dificultad que
una persona o grupo tiene para integrarse a algunos de los sistemas de
funcionamiento social (integración social). La marginación puede ser el efecto de
prácticas explícitas de discriminación, que dejan efectivamente a la clase social
o grupo social segregado al margen del funcionamiento social en algún aspecto.

Básicamente, marginar, es excluir a una persona por su rango económico, de género,


social o político.

1.1 Marginación de género

La discriminación de género es fenómeno social. No existe una igualdad de género a


partir de la cual denunciar la discriminación o desigualdad. Al contrario: la base de esta
situación es la supuesta supremacía de uno de los géneros. 

Mientras que el término “sexo” hace referencia a las diferencias biológicas entre
hombres y mujeres, “género” describe los roles, las funciones, los derechos y las
responsabilidades establecidas por la sociedad y que las comunidades y sociedades
consideran apropiados tanto para los hombres como para las mujeres. Esta serie de
supuestos, construidos a partir de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres,
crean las identidades de género pero también contribuyen a la discriminación de
género.

BREVE RESEÑA.

El problema de la discriminación de las mujeres tiene varias causas. Una de ellas es


socio-políticas, ya que a lo largo de la historia, la mayoría de las sociedades humanas
se han organizado en estructuras patriarcales, de manera que la autoridad, el liderazgo y
el poder eran ejercidos por los varones, estando las mujeres y los hijos subordinados a
ellos.

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Otra causa, es económica, ya que las sociedades patriarcales se han caracterizado por
la división sexual del trabajo, de manera que los varones salían fuera del hogar para
ganar un salario mientras que las mujeres se dedicaban a las tareas domésticas y
al cuidado de hijos y enfermos. La no remuneración del trabajo femenino significó
su total dependencia económica del "padre de familia".

Entonces, históricamente existió –y en alguna medida prevalece hoy- el


pensamiento androcéntrico. Es decir que, dado que los varones eran quienes poseían los
medios para estudiar, formarse e investigar; sus teorías científicas, filosóficas y políticas
enseñaban un modo de comprender la realidad en el que en el que ellos mismos, en
tanto que varones, eran más relevantes que las mujeres.

2. EL ROL DE LA MUJER

"La mujer, de alguna manera, tiene de forma innata la predisposición de ayudar, de


crear riqueza para su familia y su entorno" 1, Entonces, si no se la ayuda, la mujer se
verá frustrada ya que se le quita la posibilidad de desarrollarse.

Esto significa que la exclusión de las mujeres empobrece a las sociedades y afecta a la
estabilidad económica de un país.

La ONU ha destacado la necesidad de brindar la educación y la ayuda financiera para


que las mujeres puedan desarrollarse y tener acceso tanto a un puesto de trabajo digno,
como a incorporarse a los centros de decisión políticos que afectan a sus vidas.

La participación de las mujeres en la política se encuentra en sus niveles más elevados


hasta ahora al representar el 16,3 por ciento de todos los parlamentos. Esta cifra es solo
un pequeño incremento respecto a las cifras de los años 80.

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1
Carmen María Gallardo, Comisión del Estatus de la Mujer de la ONU

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Al margen de las recientes elecciones de mujeres como jefas de Estado en Chile, en
Liberia y en Alemania, sigue sin haber grandes progresos para que la mujer acceda a los
puestos de liderazgo y toma de decisiones en el mundo.

Un grupo de mujeres activistas en Noruega afirman que si bien hay muchas mujeres en
política, muy pocas llegan a los puestos más altos.

No obstante, donde más progresos se han producido ha sido precisamente en América


Latina y en África, donde ha habido un incremento del cinco por ciento en la última
década.

Pero además de la política, "hay otros ámbitos donde las mujeres siguen siendo
invisibles y sus voces siguen sin ser oídas"2 como la empresa, la universidad, la
sociedad civil y la justicia, según apuntó la En materia laboral, la ONU alerta de que los
progresos educativos que ha experimentado la mujer en los países desarrollados no han
ido acompañados por un incremento de su participación en la toma de decisiones
económicas.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, el porcentaje de mujeres que


ocupan puestos de gestión es inferior al 40 por ciento en 48 de los 63 países estudiados.

Además, sólo uno de cada cinco empleadores en el mundo es mujer y dos de cada tres
personas que trabaja sin sueldo en una actividad económica familiar es una mujer.

En el aspecto académico, las mujeres también sufren obstáculos, pues si bien cada vez
es mayor el número de estudiantes femeninas que se gradúan, a menudo con mejores
resultados que los hombres, sin embargo "no obtienen empleos fijos en las
universidades, ni reciben tantos fondos para investigar como los hombres", según la
ONU.

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2
Rachel Mayanja., Asesora Especial de la ONU en cuestiones de género, Universia
Argentina

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3. LA MUJER EN AMÉRICA LATINA.

En América Latina las mujeres son objeto de violencia, discriminación, desigualdad


laboral, violación a sus derechos humanos y pobreza. A pesar de tener cada vez mayor
presencia en la sociedad, las mujeres se han incorporado masivamente al trabajo, pero
ello no se ha visto retribuido con salarios similares a los de los hombres.

Las mujeres han adquirido mayor visibilidad en los procesos productivos y en las
estructuras de poder comunitario. 

En general, la falta de políticas que reconozcan el papel de la mujer en la sociedad


latinoamericana ha generado y en muchos casos fortalecido la discriminación y
violencia del género.

La mujer pobre del tercer mundo, en las áreas rurales, trabaja jornadas agotadoras,
carece de agua y servicios higiénicos elementales; Lo mismo le ocurre a su familia, se
alimenta escasa y deficientemente; a partir de los quince años empieza a procrear, un
promedio de nueve hijos, cuyo peso al nacer es inferior a los dos kilogramos y medio.
De esos hijos, solamente sobrevivirán cinco. Esta mujer será también proclive al aborto
en cada embarazo, y en peligro de muerte en los sucesivos partos, por la falta de
asistencia, el descuido y sus condiciones precarias de salud.

En América Latina la llamada "modernización" ha sido vivida en forma desigual. Las


crisis económicas de las últimas décadas, especialmente la de los años ochenta,
causaron estragos en los diferentes países. Los gobiernos reaccionaron poniendo en
práctica sistemas de ajuste económico que extendieron la indigencia, acentuaron las
diferencias entre ricos y pobres y obligaron a buscar nuevas formas de sobrevivencia, en
las que se involucraron mayoritariamente las mujeres. 

3.1 La mujer emigrante

El aporte femenino es muy importante para el desarrollo económico, como ha ocurrido


con el fenómeno de las mujeres emigrantes en América Latina, que han logrado, con el
envío de sus remesas, "transformar por completo el continente". Además, se ha

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establecido una fuerte alianza entre la mujer emigrante, que envía el dinero desde el
extranjero, y la mujer que se ha quedado en casa, que recibe y administra estos fondos,
y logra que su familia y su entorno siga adelante.

3. CARACTERÍSTICAS DEL MERCADO LABORAL ESPECÍFICAS EN


FUNCIÓN DEL GÉNERO.

Las mujeres realizan una contribución sustancial al bienestar económico al aportar


grandes cantidades de trabajo no remunerado, como en el cuidado de los niños y tareas
domésticas, que en muchos casos siguen siendo invisibles y no se contabilizan en el
PIB. La capacidad de las mujeres para participar en el mercado laboral se ve limitada
por la gran cantidad de tiempo que dedican a trabajos no remunerados. En promedio, las
mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a tareas domésticas y cuatro veces
más al cuidado de los niños (Duflo, 2012), lo cual permite que los hombres de la familia
dispongan de mayor cantidad de tiempo para participar en el trabajo formal. Por lo que
la diferencia entre hombres y mujeres en el tiempo total de trabajo —la suma del trabajo
remunerado y no remunerado, incluido el tiempo de viaje— se aproxima a cero en
muchos países (OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
2012). Según Heintz (2006), la división por género entre el trabajo de mercado y el
trabajo doméstico, sumado al menor potencial de ingresos de las mujeres, refuerza la
idea de ldarle mayor importancia al varon.

En todos los países, la representación femenina en los altos cargos y entre los
empresarios sigue siendo baja. Por ejemplo, durante 2008-12, la proporción de mujeres
al frente de las 500 empresas de la lista de Standard and Poor se mantuvo en el 4%. En
los 27 países de la UE, solamente el 25% de las empresas que emplean personal son de
propiedad de mujeres. En 2012, solo alrededor del 20% de las bancas en los
parlamentos nacionales estaban ocupadas por mujeres. Y cuando las mujeres asumen
cargos públicos de mayor jerarquía, suelen ocupar ministerios encargados de temas
socioculturales más que aquellos con funciones en el área económica y otras áreas
estratégicas clave (OCDE, 2012). Asimismo, los datos a nivel microeconómico indican

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que los estereotipos de género pueden menoscabar la participación de las mujeres en la
política12.

Asimismo, existe una significativa diferencia salarial entre hombres y mujeres, aun
dentro de las mismas ocupaciones e incluso si se tienen en cuenta las características
individuales, como la educación. Las mujeres representan poco más de la mitad de la
población mundial pero su contribución a la actividad económica medida, al
crecimiento y al bienestar está muy por debajo de su potencial, lo cual tiene serias
consecuencias macroeconómicas. A pesar de los significativos progresos logrados en las
últimas décadas, en todo el mundo los mercados de trabajo siguen estando divididos por
géneros y parece haberse estancado el avance hacia la igualdad de género. La
participación femenina en la fuerza laboral (PFFL) se ha mantenido por debajo de la
participación masculina; las mujeres realizan la mayor parte de los trabajos no
remunerados, y, cuando tienen un empleo remunerado, se hallan en el sector informal y
entre la población pobre. También se ven significativas diferencias salariales frente a
sus colegas varones. En muchos países, las distorsiones y la discriminación en el
mercado laboral restringen las opciones de las mujeres para conseguir un empleo
remunerado.

4. LA MARGINACIÓN EN ARGENTINA.

Una encuesta realizada por Trabajando.com,  indica que el 56% de las mujeres
argentinas ha sufrido discriminación en el trabajo. El dato más revelador de la encuesta
indica que el 56% de las encuestadas ha sufrido discriminación en el trabajo. La
existencia de ofertas laborales exclusivas para hombres (35%), el hecho de que existan
pocas mujeres en cargos directivos (30%), los salarios más bajos (18%) y la falta de
respeto (17%), son las causas por las que ellas se sienten discriminadas.

 Una investigación realizada por estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba da


cuenta de las fuertes inequidades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral. Sucede
que los planes de empleo actuales no buscan revertir esta desigualdad sino facilitar el

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acceso de mujeres pobres y con hijos a cargo a empleos vinculados con las tareas del
hogar. 

En 16.000 municipios de 16 países de la región sólo el 5% de los intendentes son


mujeres y, por lo general, ejercen dichos cargos en zonas rurales y pequeñas ciudades.
Esa es una situación que se mantiene invariada desde la década de 1980.

Los estudiosos sostienen que se hay que revisar los programas estatales de empleo en
general y en particular los orientados a la economía social. Así se podría posibilitar el
ingreso de las mujeres al mundo productivo.

5. Conclusión: La vida de las mujeres ha experimentado profundas


transformaciones en las décadas recientes. Estas se expresan en el aumento de la
esperanza de vida, la reducción del número promedio de hijos, el mayor nivel
educacional y disminución del analfabetismo, su creciente incorporación y
permanencia en el mercado de trabajo, el mejoramiento de indicadores de salud
y la utilización de anticonceptivos modernos, el aumento de la jefatura de hogar
femenina, entre otras. Sin embargo, existen grandes diferencias entre países y,
en cada uno de ellos, entre áreas urbana y rural, sectores sociales y etnias. Si
bien los promedios nacionales a veces crean una idea de países que se acercan a
los europeos, el examen según esos y otros factores devuelve una imagen de
polaridades, heterogeneidad y enormes diferencias entre las propias mujeres.

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BIBLIOGRAFÍA

ARTÍULOS.

- La exclusión de la mujer empobrece; Paco G. Paz, A FP

- La mujer, el trabajo y la economía: beneficios macroeconómicos de la


equidad de género; Katrin Elborgh-Woytek, Monique Newiak,y otros (FMI).

PÁGINAS WEB

- Mujeres latinoamericanas; www.eurosur.org


- www.sabiduriaaplicada.com
- www.Universia.com .ar

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