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LA BIOÉTICA Y LA PANDEMIA 2020

Es una situación aplastante, la cantidad de información acerca de la enfermedad


Covid 19, desde hace unos dos meses, cuando se diseminó en forma increíble; pero
aún más increíble, es la tremenda desinformación que nos inunda.
No estamos acostumbrados a cuestionar, ni a investigar, lo que vemos, leemos o
escuchamos; simplemente lo creemos y ya.
Debemos aprender a seleccionar lo que decidimos creer, pero no es nada fácil, por
el estado de pánico que esta pandemia nos causa; difícilmente reflexionamos
acerca de lo que nos bombardea, sin establecer cual es el método de selección de
toda esta información y desinformación.
¿Qué hacer entonces, a quien creer? Los pseudo científicos abundan y nos
convencen, los listos que quieren aprovecharse de nosotros también y como casi
siempre sucede los que científica y académicamente hablan, no imponen, solo
informan y por lo tanto no les hacemos caso.
¡Que si el gobierno miente, que si nos están engañando y no hay razón que temer,
que las farmacéuticas están aprovechándose y nos llevan a comprar y creer acerca
de ciertos tratamientos maravillosos, que efectivamente los remedios caseros son
más baratos y mucho mejores!
¿A quién creer, cual debe ser nuestro proceder y a dónde dirigirnos?
La bioética ha entrado en juego, espero que no demasiado tarde, para aclarar y
transparentar nuestro comportamiento con bases no solo científicas, sino
filosóficas, deontológicas y morales, que deben hacer conciencia acerca de lo que
nos rodea, en este momento de crisis existencial.
“Aprendemos de la historia, que casi nunca le hacemos caso a la historia” (Hegel),
desafortunadamente. ¿Qué es lo qué está causando el incremento en el número de
casos a nivel mundial y sobre todo ahora en Italia, donde con un número menor de
enfermos, casi igualan y sobrepasan la cantidad de muertes por la enfermedad,
que lo que sucedió en China?
Aunque no se nos ocurra, la mejor forma de actuar es la transparencia institucional
que manifieste lo que ahora está sucediendo y nos indique la situación en la que
estamos, comparada con la que ocurrió (y sigue ocurriendo) en otros países donde
esto ya pasó: China, Corea del Sur, Italia, España, etc.
Hemos tenido oportunidad de comparar las cifras de la difusión de la enfermedad
entre España y México, con relación a los días desde la aparición del primer caso y
hasta ayer, el patrón de crecimiento en el número de enfermos confirmados, ha
sido prácticamente el mismo; sin embargo viendo las cifras españolas, de un
crecimiento aritmético, se transformó casi en logarítmico, en los siguientes pocos
días, que nos falta transcurrir.
Si persistimos en seguir creyendo que como la mortalidad no es alta, sino más bien
“despreciable” y no tomamos en serio las medidas que Servicios de Salud y el
Gobierno estatal nos están marcando, caeremos en lo mismo que afecta ahora a
Italia y a España, a quienes menciono por su similitud en idiosincrasia “latina”.
Nuestro comportamiento debe corresponder a esa solidaridad para todo ser
humano, no solo lo que nos conviene individualmente. Y ser solidario y equitativo,
significa que debemos pensar en los demás, en lo que podemos hacer como
comunidad para enfrentar y disminuir esta tendencia que la historia nos muestra.
Estamos ciertamente ante una crisis de confianza, además de la angustia y el
pánico. ¿Debemos pensar que esta crisis la enfrentemos como seres humanos
pensantes, libres y responsables, que necesitamos valorar integralmente la
situación?
Tenemos que valorar la información e insistir en la verdad de ella, científica y
académicamente, luchar y exigir que todos cumplamos con lo que la historia
inmediata nos dice, para detener el progreso de esta alta contagiosidad, como lo
ha hecho Japón, Singapur y ahora Corea del Sur; antes de que nos suceda lo que
otros países están sufriendo en cuanto a carencias de servicios y de atención
médica adecuada, por exceso de casos y limitación de recursos, que en realidad
tenemos y no podemos negar.
La respuesta bioética es tan sencilla como la imaginamos, debemos hacer lo que
nos sea posible, para limitar la contagiosidad de esta pandemia y dejemos de ser
ciegos ante la evidencia; que nos puede molestar, pero que es real y puede no solo
prolongar el pánico, sino involucrarnos en una situación que si desafortunadamente
nos llega a tocar a nosotros, estemos enfrente de algo que no puedan remediar en
nuestra persona.

Dr. Raúl Garza Garza


Comisión de Bioética
19 de Marzo de 2020

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