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Hacia Una Concepciýýn No Ortodoxa Del Ordenamiento Jurýýdico. A Propýýsito de La Confrontaciýýn Entre Monismo Jurýýdico y Pluralismo Jurýýdico
Hacia Una Concepciýýn No Ortodoxa Del Ordenamiento Jurýýdico. A Propýýsito de La Confrontaciýýn Entre Monismo Jurýýdico y Pluralismo Jurýýdico
I. Introducción
Asimismo, se nos enseña de que las normas jurídicas derivan del Estado, quien
tiene la prerrogativa de promulgar todas las normas que tienen por finalidad
regular la realidad social y promover que la convivencia entre todos nosotros
se desenvuelva en forma pacífica y ordenada.
Hans Kelsen, por otro lado, es quien desde el punto de vista jurídico señala que
es el Estado y sólo el Estado, la única fuente productora del Derecho, cuyo
resultado es la existencia de un conjunto de normas que se encuentran
debidamente jerarquizadas y sistematizadas, teniendo como norma
fundamental a la constitución política del Estado12.
Como se puede ver, los orígenes del monismo jurídico ha tenido como base la
función centralizadora del Estado, producido en un determinado contexto
histórico-político que motivó a que el mismo sea el ente creador de las normas
jurídicas que regule la convivencia pacífica de todos los ciudadanos13.
No obstante los orígenes y las características del paradigma convencional del
cual somos parte, han surgido distintas críticas que buscan cuestionar el
Estado canalizar los deseos, los intereses y las emociones de los ciudadanos hacia las metas
definidas por el mismo. Esto significa que el Estado moderno no solamente adquiere el
monopolio de la violencia, sino que usa de ella para “dirigir” racionalmente las actividades de
los ciudadanos, de acuerdo a criterios establecidos científicamente de antemano”.
9
HOBBES, Thomas. “El Leviatán”. Traducción de Manuel Sánchez Sarto”. 2 º edición. México: FCE,
1980, Pág. 166 y ss.
10
LOCKE, Jhon. “Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil: Un ensayo sobre el verdadero origen,
alcance y fin del gobierno civil”. Traducción de Carlos Mellizo Cuadrado. Madrid: Tecnos, 2006.
11
BONILLA, Daniel y ARIZA, Lizardo. Ob cit....pp. 5 y 6: “Así como para Hobbes y Locke, la
diversidad de fuentes creadores de derecho y la diversidad de entes que aplican y ejecutan la
ley resulta un hecho negativo. Para estos autores, el único derecho deberá ser aquel creado por
el soberano; el único derecho deberá ser el derecho estatal”.
12
KELSEN, Hans. “Teoría Pura del Derecho”. Traducción de Moisés Nilve. 18 ed. Buenos Aires:
EUDEBA, 1982, Pág. 196: “Por el contrario, para una ciencia que no se enreda en imágenes
antropomórficas y busca la realidad de las relaciones humanas detrás del velo de las
personificaciones, el Estado y su derecho son un sólo y mismo sistema de coacción. De aquí
resulta la completa imposibilidad de legitimar el Estado por el derecho, pues no es posible
legitimar el derecho por sí mismo, a menos que se trate de dos derechos diferentes, el derecho
positivo y el derecho justo o la justicia”.
13
BONILLA, Daniel y ARIZA, Lizardo. Ob cit....Pág. 1: “Para proteger los principios de igualdad,
seguridad jurídica, legalidad, y unidad política, así como para mantener el orden social y
político debe haber, argumentan los monistas, un único ordenamiento jurídico de carácter
estatal. Las normas jurídicas han de tener un carácter general, los ciudadanos han de saber
cuales son las consecuencias jurídicas que tendrán sus acciones y deben tener certeza de que
las misma reglas y principios les serán aplicadas de manera similar a todos los miembros de la
comunidad política”.
monopolio legal del Estado, señalando que éste no es el único ente que
puede crear derecho y por consiguiente, puede crear normas jurídicas con
vinculatoriedad y coerción. Dichas críticas son las que analizaremos a
continuación.
Las críticas que se han esbozado ante el monopolio legal estatal tienen sus
bases en la antropología y sociología jurídica, las cuales permiten dilucidar que
el proyecto estatal no tiene en cuenta las diversidades que existen en un
determinado espacio geopolítico sobre el cual se circunscribe el Estado 14.
Asimismo, se ha señalado que el proyecto centralista no tiene en cuenta el
concepto de cultura15 (rectius: las culturas), puesto que la misma no se
14
DE SOUZA SANTOS, Boaventura. Ob cit.…..Pág. 20: “La concepción sociológica del campo
jurídico presentada aquí exige un concepto de derecho suficientemente amplio y flexible para
abarcar las dinámicas sociojurídicas que ocurren en marcos especiales y temporales tan
diversos. El concepto de derecho propuesto por la teoría jurídica liberal – la ecuación entre
nación, Estado y derecho – y elaborada sobre las bases del positivismo jurídico de los siglos XIX y
XX, es demasiado estrecho para los propósitos porque reconoce sólo uno de los espacios y
tiempos: el nacional. Con base en la literatura de la antropología jurídica y la filosofía jurídica
antipositivista de finales del siglo XIX, concibo el derecho como un cuerpo de procedimientos y
estándares normativos regulados, que se considera exigible ante un juez o tercero que imparte
justicia y que contribuye a la creación y prevención de disputas, así como a su solución
mediante un discurso argumentativo acompañado de la amenaza de fuerza”.
15
Son interesantes en ese sentido las apreciaciones de: OLIVÉ, León. “Multiculturalismo y
Pluralismo” en trabajaen.conaculta.gob.mx/.../Multiculturalismo%20y%20pluralismo.PDF, Pág. 1.
“En todo el mundo, la llamada globalización ha conducido a la formación de una sociedad
planetaria, en la cual ha dominado algo que por ahora vagamente podemos denominar
“cultura occidental”. Al respecto, son interesantes las siguientes consideraciones: CALDERÓN,
Fernando, HOPENHAYN, Martín y OTTONE, Ernesto. “Una perspectiva cultural de las propuestas
de la CEPAL” en AAVV. “Globalización y diversidad cultural: una mirada desde America Latina”.
Compiladores Ramón Pajuelo y Pablo Sandoval. Lima: IEP Instituto de Estudios Peruanos, Pág. 48:
“Un equívoco profundo subyace el imaginario de la modernidad en la región. Porque si con
tanta frecuencia hemos querido interpretar la modernidad como superación de todo
particularismo excluyente o como una suerte de “occidentalización exhaustiva” de nuestra
región, con ello hemos dado la espalda al elemento de la modernidad que más se relaciona
con nosotros mismos: la capacidad para integrar dinámicamente la diversidad cultural en un
orden social compartido”.
encuentra reflejada y respetada en las distintas normas que el Estado
promulga, denunciando la conducta asimilacionista que se ha llevado a cabo
a lo largo de la historia de las naciones latinoamericanas16.
16
YRIGOYEN FAJARDO, Raquel. “Tratamiento judicial de la diversidad cultural y la jurisdicción
especial en el Perú” en http://alertanet.org/ryf-arica2-vf.htm, pág. 1: “Desde la configuración de
los estados latinoamericanos en el s. XIX, se instalaron en la cultura jurídica la ideología del
Estado-Nación y el monismo legal, asociados a la teoría del monopolio estatal de la violencia
legítima. El ideal de construir naciones culturalmente homogéneas, a fuerza de negar la realidad
plural y las culturas indígenas, fue parte del proyecto político asimilacionista que los legisladores
plasmaron en la institucionalidad jurídica republicana. Se identificaba “nación” con la idea de
un solo pueblo con una sola cultura, religión, idioma e identidad, el cual debía estar regido por
una sola ley y sistema de justicia. Se eliminó el sistema colonial de regímenes jurídicos
diferenciados para dar paso a una ciudadanía de individuos, formalmente libres e iguales ante
la ley. Los derechos colectivos a la tierra, así como la cultura, idiomas, conocimientos, sistemas
de creencias, normas, valores y derecho indígena fueron desconocidos por la legalidad oficial,
mientras que se reforzaba la expoliación de tierras comunales, la explotación económica, la
marginación política y la discriminación de facto de los indígenas”.
17
BONILLA, Daniel y ARIZA, Lizardo. Ob cit....Pág. 8.
18
NADER, Laura. “Le forze vive del diritto: Un`introduzione all´antropologia giuridica” a cura di
Elisabetta Grande. Napoli: Edizioni Scientifiche Italiane, 2003, 72: “En otras palabras, un estudio
antropológico del derecho no conoce barreras y desafía los conceptos preconstituidos sobre la
naturaleza autónoma del derecho visto como no alterado por las relaciones sociales y
económicas, por las fuerzas políticas y por los fenómenos culturales, desenmascarando en este
modo la existencia de mitos ideológicos”.
19
CORREAS, Oscar. “Introducción a la Sociología Jurídica”. 1º edición. México: Ediciones
Coyoacán, Pág. 111: “México es un país en el que sucede este fenómeno: existen comunidades
que obedecen normas que no han sido dictadas por el estado mexicano organizado alrededor
de la norma fundante que dice: es obligatoria obedecer la constitución dictada por los
constituyentes de 1917 (…) existen muchísimos grupos que “tienen costumbres” – como dicen los
antropólogos – que chocan con las leyes del estado mexicano. Y no sólo los indígenas: la historia
reciente muestras casos insólitos de comunidades, que como algunas universidades, se rigen por
normas que provienen de fuentes distintas que las leyes universitarias del estado mexicano. Un
concepto útil de derecho, debe poder dar cuenta de estos fenómenos de pluralidad que se
observan por doquier (…)”.
lado, en atención a que las normas que existen en nuestro ordenamiento
jurídico muchas veces en vez de estar coordinadas y sistematizadas entre sí,
son incompatibles e incongruentes. Esta crítica tiene sus orígenes en el realismo
jurídico norteamericano20 y modernamente en la escuela de los critical legal
Studies21, así como también desde la comparación jurídica22, quienes
cuestionan abiertamente la base positivista y formalista del derecho al
desnudar que varios de los postulados de la racionalidad jurídica tradicional
no tienen una base real sobre la cual asentarse23.
Como se puede ver, no son pocos los estudios que se han realizado en torno a
los orígenes del denominado pluralismo jurídico, el cual ha tenido su origen en
la confrontación entre determinadas culturas, una de las cuales ha
predominado sobre la otra, ya sea desde un enfoque colonial30 y no colonial,
lo que ha logrado la coexistencia de ambas y así, la posibilidad de que
desarrollen de manera paralela distintos mecanismos de regulación sobre
determinados grupos. Ambos estudios, coloniales y no coloniales31 como se les
28
WOLKMER, Antonio Carlos. “Pluralismo Jurídico: Nuevo marco emancipatorio para América
Latina” en AAVV. “Derecho y Sociedad en América Latina: Un debate sobre los estudios jurídicos
críticos”.....Pág. 250.
29
WOLKMER, Antonio Carlos. “Pluralismo Jurídico: Nuevo marco emancipatorio para América
Latina” en AAVV. “Derecho y Sociedad en América Latina: Un debate sobre los estudios jurídicos
críticos”.....Pág. 250.
30
BONILLA, Daniel y ARIZA, Lizardo. Ob cit....Pág.17: “Uno de los primeros lugares en los que se
empezó hablar y aplicar la teoría del pluralismo jurídico de manera sistemática fue el espacio
colonial. Como resultado de la expansión europea, distintos pueblos y culturas fueron incluidos
forzosamente en el proyecto de consolidación y universalización de la cultura occidental. Como
principio general, en los contextos coloniales la metrópoli acepta la vigencia de los usos y
costumbres de los pueblos autóctonos, sometiendo su validez al respecto de los principios
básicos del derecho oficial. Las prácticas jurídicas autóctonas son conservadas en la medida en
que no contradigan los valores y principios fundamentales del derecho oficinal. La llamada
cláusula de repugnancia es una de las principales instituciones de este modelo. De esta forma el
pluralismo jurídico es el resultado del colonialismo, en cuyo contexto las naciones colonizadas
cuando no fueron totalmente exterminadas, fueron sometidas al derecho del conquistador con
el permiso, expreso o implícito, de seguir conservando en ciertos dominios su derecho
tradicional. Las relaciones entre el derecho del colonizador y el derecho de los pueblos
colonizados es el principal objeto den estudio de lo que Engle Merry denomina como el
pluralismo jurídico clásico. Dentro de esta perspectiva se enmarcan aquellos trabajados que se
ocupan de analizar la coexistencia dentro de un mismo espacio – el colonial – de dos tipos de
derecho: el derecho europeo y del derecho autóctono”.
31
De manera paralela a las formas colonial y no colonial que han dado origen a los casos de
pluralismo jurídico, es importante tener en cuenta los denominados estudios postcoloniales que
se han desarrollado en las ciencias sociales, los cuales cuestionan los paradigmas de la
modernidad, al afirmar que el proceso de modernidad implica un proceso de colonialidad,
expresada en distintas áreas de la cultura, en donde prevalecen los valores y principios
occidentales. Al respecto, son interesantes los estudios que un grupo de científicos sociales
latinoamericanos han desarrollado en el grupo de estudios denominado
nombra en el párrafo anterior, evidencias pues, las causas del pluralismo
jurídico, el cual surge de manera contestataria a la forma de entender
tradicionalmente el derecho, el ordenamiento jurídico y las normas jurídicas
que regulan a una determinada sociedad.
En nuestro país, Guevara Gil define al pluralismo jurídico como “la coexistencia
e interacción de diferentes ordenamientos normativos sobre las mismas
situaciones sociales en un espacio geopolítico determinado (e.g., estado-
nación, imperio, confederación). Basados en esta realidad, los teóricos de la
pluralidad legal plantean una premisa central, a saber, que el derecho no es
un monopolio del estado. Por eso afirman que en oposición a las teorías
monistas sobre la vigencia de un sólo sistema legal en un espacio y tiempo
determinado, lo que ocurre es que diversos “derechos” tienen vigencia social
en forma simultánea y conflictiva. En rigor, esta pluralidad es una cualidad
estructural de cualquier sociedad porque ninguna está completamente
subordinada a una sola fuente productora de derecho”35.
El autor italiano Rodolfo Sacco señala en torno al tema que: “El pluralismo
jurídico centra su atención sobre los grupos sociales, sobre la interacción entre
el orden de las comunidades locales y el orden normativo superior, sobre
tratamientos diversificados de los conflictos que se presentan dentro del grupo
limitado y de aquellos que intervienen en grupos diversos, contrapone el
derecho oficial y aquel no oficial, y toma como blanco la identificación del
derecho con el Estado”36.
34
CORREAS, Oscar. Ob cit…..Pág. 110.
35
GUEVARA GIL, Armando. “Las causas legales de la pluralidad legal en el Perú” en
http://dike.pucp.edu.pe, Portal legal de información y opinión legal, Pontificia Universidad
Católica del Perú, Pág. 3.
36
SACCO, Rodolfo. Ob cit.…..Pág. 83.
37
ROULAND, Norbert. “Antropologia Giuridica”. Traduzione di Roberta Aluffi Beck-Peccoz. Milano:
Dott. A. Giuffrè Ediotore, 1992, Pág. 67: “El pluralismo jurídico pone el acento sobre un fenómeno
de ocultamiento del derecho en el cual sobresalen las sociedades modernas: se querría que
existiese tan sólo el derecho oficial, aquel del Estado, postulado que inspira la famosa ecuación
derecho = ley. Los sostenedores del pluralismo jurídico no comparten tal convicción”.
Mientras tanto, el nuevo pluralismo jurídico entiende que existen casos de
pluralismo independientemente de que se hayan originado en base a un
procedimiento de colonización y que coexisten dentro de un mismo espacio
geopolítico con independencia y autonomía. Mientras que en el pluralismo
jurídico clásico, nos encontramos ante la presencia de un derecho
subordinado como es el caso de la comunidad dominada, en el nuevo
pluralismo jurídico encontramos que ambos órdenes jurídicos conservan su
independencia y autonomía, pudiendo incluso producirse su interrelación
dentro de un determinado espacio38.
44
Son interesantes los estudios realizados sobre la propiedad indígena que al respecto han
efectuado: CORREAS, Oscar. “La propiedad. Reflexiones sobre la propiedad en el mundo
indígena” en AAVV. “Pluralismo Jurídico: Otros Horizontes”. UNAM: Ediciones Coayacán, 2007,
pp. 121-195. MIGUES, Rodrigo. “Las proyecciones del indigenismo jurídico sobre la propiedad
andina” en “Revista Crítica de Derecho Privado”. Revista Editada y publicada por el Taller de
Derecho Civil José León Barandiarán de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Número 02, Lima, 2008, pp. 195-240. En torno a la
tenencia y titulación de tierras de los pueblos indígenas es interesante el estudio que hacen al
respecto: PLANT, Roger y HVALKOF, Soren. “Titulación de tierras y pueblos indígenas” en AAVV.
“Grandes temas de la antropología jurídica: V Congreso de la red latinoamericana de
antropología jurídica en honor a Janer Collier”. RELAJU: México, 2006, pp. 135-205.
45
En nuestro país es interesante el estudio que se ha realizado al respecto en la comunidad de
Chillhuapampa en Huancavelica, en donde se revela la confrontación entre el derecho de
dicha comunidad con el derecho estatal. Dicho estudio se realizó en base a una ponencia
presentada en el “II Congreso Peruano de Antropología Jurídica forum sobre pluralismo jurídico y
derechos indígenas, derecho y diversidad cultural” que se llevó a cabo en la Pontificia
Universidad Católica del Perú los días 03 al 05 de septiembre de 2010: LAURENTE CHAHUAYO,
Merly. “La subordinación de lo consuetudinario frente al derecho positivo en la comunidad
indígena de Chillhuapampa-Huancavelica”. Son interesantes las conclusiones a las cuales se
llega: “Como hace notar Torres (1995), existen dos colectividades con culturas diferentes. Una
que impone los valores de su cultura (el derecho positivo) y otra que se resiste a esta imposición
(derecho consuetudinario), generando contradicción de valores entre el Estado y la
comunidad. Este último percibe la eficacia o ineficacia, la utilidad e inutilidad de los órganos
creados por el Estado para administrar justicia. A ello se debe que las comunidades indígenas no
se identifican con las leyes del derecho positivo, porque la interacción derecho positivo y
consuetudinario frente a la resolución de un conflicto hace que toda la responsabilidad recaiga
en el último.
Por lo tanto, la diferente valoración es un factor que influye en la conservación de los órganos
de administración de justicia nativos o campesinos para sus necesidades de regulación social
(Ballón, 2002). El Poder Judicial procesa a los indígenas teniendo en cuenta la vulneración a los
derechos fundamentales de la persona y obvia o deja de lado las prácticas consuetudinarias
propias de comunidades tradicionales, preindustriales y con predominio colectivista.
Como es de advertirse, la coexistencia conflictiva entre ambos derechos no se encuentra en
una condición de igualdad más bien el derecho consuetudinario se encuentra subordinado con
relación a la opresión y dependencia del derecho positivo”.
Sobre el valor de la costumbre y su confrontación con el Derecho positivo en relación con el
artículo antes mencionado, es interesante el estudio de POOLE, Deborah. “Los usos de la
costumbre: Hacia una antropología jurídica del estado neoliberal” en “Alteridades” Año 16,
Número 31, enero-junio, 2006, pp. 9-21.
46
Al respecto en torno a los derechos de las comunidades indígenas y nativas, es importante
tener en cuenta el informe presentado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
titulado “Derechos de los Pueblos Indígenas y Tribales sobre sus tierras ancestrales y recursos
naturales: Normas y Jurisprudencia del sistema interamericano de Derechos Humanos” del año
2010, en donde de manera bastante profunda se analizan algunos conceptos elementales
sobre la forma de vida de dichos pueblos, así como la regulación que ellos tienen en torno a su
comunidad. Dicho informe se puede obtener en la siguiente página: http://www.cidh.org.
Ejemplo de lo señalado anteriormente, es el de la comunidad de Jerusalén,
ciudad de Bolívar en Colombia, en donde autores como Daniel Bonilla 47 y
Nicolás Figueroa48 hicieron estudios en donde demostraron que la regulación
de la transferencia de la propiedad y su regulación difería notablemente de la
regulación promovida por el derecho estatal. Este tipo de estudios tuvieron
como base el estudio realizado por Boaventura de Souza Santos quien analizó
una determinada comunidad en el Brasil al cual le dio el nombre de
Pasárgada49.
47
BONILLA, Daniel. “Propiedad Extra legal, Monismo y Pluralismo Jurídico” en
www.law.yale.edu/documents/pdf/.../Bonilla_Pluralismo_Spanish.pdf. pp. 17 y ss. Son
interesantísimas las conclusiones a las cuales se llega a través del trabajo de campo realizado en
la investigación citada. Así, en torno al mismo se manifiesta: “El trabajo de campo igualmente
nos mostró que el ordenamiento jurídico informal de la propiedad en Jerusalén está estructurado
alrededor de 6 reglas y un principio, que ha regido la vida de los habitantes del barrio por cerca
de 25 años y que es siempre concebido por sus habitantes en contraste con el derecho oficial:
La primera regla central en el ordenamiento “Jerusalén” establece el criterio que determina
quién puede ser considerado propietario en el barrio. Esta primera regla señala que los
propietarios son todos aquellos que construyen en la tierra.
La segunda regla hace referencia a la forma a través de la cual se debe transferir la propiedad
en el barrio. Para los habitantes de Jerusalén la propiedad se trasfiere a través de la institución
de la promesa de venta.
La tercera regla, que desapareció cuando el barrio se consolidó, apuntaba a crear un sistema
de registro público de los lotes. El ordenamiento “Jerusalén” ordenaba que todos los lotes del
barrio fueran registrados en el Libro de Predios.
La cuarta, quinta y sexta reglas tienen que ver directamente con los medios para probar los
derechos de propiedad en el barrio y para proteger el derecho real que el derecho estatal
podía reconocerle a los habitantes de Jerusalén: la posesión. Estas reglas indican,
respectivamente, que la propiedad puede ser probada a través de declaraciones extrajuicio,
del testimonio de los vecinos o de los recibos de pago de los servicios públicos domiciliarios o los
impuestos prediales cobrados por la ciudad.
Finalmente, el principio que regula todas las transacciones sobre bienes inmuebles en Jerusalén
es la confianza. La palabra de los contratantes juega un papel fundamental en todas las
transacciones de este tipo. Por un lado, se trata de una comunidad relativamente pequeña en
donde la mayoría de sus miembros se conocen. Por el otro, no hay una institución que pueda
garantizar el cumplimiento de las obligaciones contraídas. Finalmente, es una comunidad que
fue y sigue siendo (aunque mucho menos hoy en día) influenciada por los valores propios del
campo colombiano en donde la palabra empeñada tiene un valor importante entre las
personas”.
48
FUIGUEROA GARCIA-HERREROS, Nicolás. “Pluralismo Jurídico y Emancipación: Análisis de una
experiencia latinoamericana” en www.sortuz.org/revista/images/pdfjunio2009/4.figueroa
%20final.pdf, pp. 67-91.
49
A efectos de poder revisar el estudio efectuado, ver: DE SOUZA SANTOS, Boaventura.
“Sociología Jurídica Crítica”. Traductores varios. ILSA: Editorial Trotta, 2009, pp. 131 en adelante.
El tipo de investigaciones prácticas que hemos citado, comprueba que los
postulados del pluralismo jurídico se encuentran vigentes, y pone en
cuestionamiento los cimientos sobre los cuales se asienta la formación
tradicional que nos brindan sobre la manera de entender el Derecho y el
ordenamiento jurídico. Estas investigaciones nos demuestran que el paradigma
del monopolio legal del Estado se encuentran en cuestionamiento, y que
existen organizaciones que dado la ausencia del Estado, así como también
atendiendo a su cultura y sus costumbres, desarrollan parámetros de
regulación que son por demás distintos a los postulados por las normas jurídicas
promulgadas por el Estado51.
V. A modo de conclusión.
50
Al respecto, compartimos el concepto de sociedad política en vez del de sociedad civil
adoptada por: CHATTERJEE, Partha. “La Nación en Tiempo Heterogéneo y otros Estudios
Subalternos”. Traducción de Rosa Vera y Raúl Hernández Asensio. Lima: IEP, 2007, Pág. 185 y ss:
“Mientras la fraternidad política de los ciudadanos debe ser constantemente reafirmada como
una sola e indivisible, no existe, sin embargo, una única entidad de gobernados. Existe, por el
contrario, una multiplicidad de grupos de población, objeto de la gubernamentabilidad:
blancos múltiples con características múltiples, demandando múltiples técnicas de
administración (…) Los grupos que conforman “la sociedad política”, por su parte, son
conscientes de que sus actividades muchas veces son ilegales y contrarias al buen
comportamiento cívico, pero enfatizan sus demandas de acceso a la vivienda y a forma de
ganarse la vida, señalando que se trata de una cuestión de derechos”.
51
Un fenómeno que no hemos tratado expresamente en el cuerpo del presente trabajo, tiene
que ver con el poder e influencia que tienen muchos grupos o agentes económicos en la
elaboración de normas, e incluso, en la creación de propias normas que se dictan para
terceros. Este fenómeno, es propio del contexto económico capitalista actual que nos
encontramos viviendo, y en donde observamos el poder e influencia que grupos de poder
económico y multinacionales ejercitan. Lo señalado, ha dado pie a que se hable también en
este escenario de la existencia de un pluralismo jurídico. Al respecto, ver: MARCILLA CÓRDOVA,
Gemma. “Desregulación, Estado Social y proceso de Globalización” en “Doxa: Cuadernos de
Filosofía del Derecho” Nº 28, 2005, pp. 239-263.
escenario cultural y social es la bisagra que nos puede ayudar a entender que
el paradigma monista del derecho se enfrenta a las regulaciones que no
toman en cuenta los valores o principios que emanan de la misma.
jerarquía del Estado de bienestar empresarial”. Asimismo, son interesantes las propuestas
manejadas en la revista “El Otro Derecho”. Nº 38: “La educación legal y la garantía de los
derechos en América Latina” del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos, en
donde se discute la problemática de la educación legal en tiempos de globalización y de la
actualidad latinoamericana.
Es también importante el aporte que ha realizado: CONDOR, Eddie (Coordinador). “E Pluralismo
jurídico y la interculturalidad en las escuelas judiciales: una propuesta”. Lima: Comisión Andina
de Juristas, 2010.