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SILENCIO COLORIDO

Primer Acto

¿Y las túnicas qué?

Personajes:

Arlequín 1 (mujer)

Arlequín 2 (hombre)

Mimo 1 (hombre)

Mimo 2 (mujer)

Esquilo

Sófocles

Eurípides

Arlequín 1: Buenas tardes tengan todos aquí. Caballeros, lindas féminas, niños, niñas,
abuelos, abuelas, maestros, maestras, panaderos, bomberos, parteros, médicos
cirujanos, abogados, enfermeras, ingenieros, mascotas… y seres vivos en general. Lo
digo por si es que alguien aquí presente no “pertenece” a ninguna de las clasificaciones
antes mencionadas. Mi nombre es… bueno, en el libreto para esta obra aparezco como
“Arlequín 1”, así que dejémoslo así. Arlequín 1 es mi nombre, así me pueden llamar. En
verdad, llámenme. Y también tengo fb por si a alguien le interesa… yo sé que sí. ¡En fin!,
estoy aquí porque el día de hoy realizaremos un recorrido por el grandioso, extraordinario,
pasmoso, a veces extraño, embobador, algo embarazoso, inexplicable y en ocasiones
aterrador, pero sobre todo, ¡mágico! mundo del teatro. T – E – A – T – R – O.

Es bien sabido que la historia y transición del teatro a través de los años, puede llegar a
ser muy extensa y algo tediosa. Esto ocurre cuando no se le pone el “toque” necesario de
diversión y entretenimiento. Así que me he permitido invitar a un amigo para que me
ayude. Un cómplice sobre el escenario. Con ustedes, el Arlequín 2. Porque así lo dice el
libreto.
Arlequín 2: ¡Hey, hey!, buenas tardes, mi público encantador. Me siento profundamente
halagado por haber recibido la invitación de mi queridísima amiga…

Arlequín 1: No, sigue el libreto…

Arlequín 2: ¡Ah!, de mi… de El Arlequín 1, (¿sí estoy bien?). ¡Bien!, la invitación del
Arlequín 1. Y como ya les mencionó, estamos aquí para presentarles una pequeña reseña
de lo que ha sido y de lo que es, actualmente, el teatro. O algo así. Esperemos que
resulte… la verdad es que nunca presté mucha atención en las clases de... Antecedentes,
antecedentes, antecedentes del teatro. Iniciar en el sobrio mundo de los griegos sería lo
más adecuado. Llegando al hediondo pero, eso sí, erudito mundo medieval.
Deteniéndonos con los neoclásicos y románticos; y concluyendo, quizá, en el siglo XX y
en nuestro actual mundo socio-económico-político capitalista pos modernista y neoliberal.
Y todos esos conceptos que los de humanidades entenderán…

Arlequín 1: Así es. Porque, ¿qué sería del mundo sin el teatro? ¿Qué? ¿Quééééééé…?

Arlequín 2: Sí… ¿Qué? ¡Mejor hay que comenzar! (Saca sus anteojos, saca el libro, lo
abre y comienza a leer.) “Capítulo IV: LITERATURA GRIEGA. Siglos V y IV A. DE J. C.
EL TEATRO. En ésta, la edad de oro de la literatura helénica, durante el cual el genio
griego se muestra en toda su grandeza, y alcanza Atenas, bajo el gobierno de Pericles, su
máximo esplendor. Durante las centurias V y IV a. de J. C. aparecen géneros nuevos…”

En ese momento, el Arlequín 2 es interrumpido por el Arlequín 1

Arlequín 1: (Mirando con desconcierto al Arlequín 2 y también hacia el público, lo


interrumpe). ¡Oye!, Arlequín 2… Mmmm, tú disculparás que te interrumpa, pero, ¿qué
jodidos haces?

Arlequín 2: ¿Cómo que qué hago? ¿No es obvio? Explico los principales antecedentes
de la dramaturgia. O sea, ¡Daaahhh!

Arlequín 1: Ok, ok, tranquilo. Ya veo. Solo que… No creo que esta sea la mejor forma de
presentarles la historia del teatro. Porque, bueno, tú entenderás, comprenderás, que
puede ser algo… Pues, tú sabes… ¡¡ABURRIDO!! ¡¿Acaso quieres que nos echen a
patadas como la última vez?! ¿¿EHHH?? Querido, esta no es la forma correcta,
¿entendido?, ¿e n t e n d i d o? (Aplaude, toma el libro, y un tercer Arlequín entra, agarra
el libro y sale de escena rápidamente.) Bien, ustedes disculparán. Ahora sí, comencemos
bien...
Arlequín 2: Oye… Arlequín 1, ahora tu disculparás que te interrumpa, pero… si no vamos
a recurrir a los métodos tradicionales didácticos de la lectura para la enseñanza, ¿cómo
vamos a realizar el tan mencionado “viaje” a través de la historia del teatro?

Arlequín 1: Es interesante que lo preguntes, aunque ya te habías tardado en hacerlo. Y la


respuesta es sencilla. Es probable que parezca algo asombroso, ¡muy asombroso!, y
nada creíble lo que estás a punto de presenciar. Pero es verdad. He traído a unos
invitados.

Arlequín 2: ¿Invitados? ¡¿Otros?!, creí que… que yo era el único…

Arlequín 1: Basta, basta. Tú eres el único presentador y anfitrión esta noche, junto
conmigo. A lo que me refiero es que he traído, o mejor dicho, se me ha permitido traer a
unos invitados viajeros del tiempo. VIAJEROS DEL TIEMPO. Con los cuales, se nos hará
mucho más sencilla e interesante la explicación de lo que ha sido el teatro a través de los
años. Así, el público no se aburrirá ni nos ignorarán con sus celulares o charlando entre
ellos. ¿Verdad? (Dirigiéndose al público.)

Arlequín 2: Ah, claro. ¿Eh?

Arlequín 1: Lo que acabas de escuchar. Y mejor observa, queridísimo amigo. Por favor,
reciban con un fuerte aplauso a tres grandiosos dramaturgos griegos: ¡Esquilo, Sófocles y
Eurípides!

Arlequín 2: Oye, ¿solo tres?

Arlequín 1: Cállate que no alcanzó el presupuesto para más. Además, son los más
relevantes dentro de la tragedia clásica griega. Mejor tomen apuntes para sus futuros
exámenes… ¡Bienvenidos!, pasen, pasen. Créame que hablo por todos, al decir que es
un tremendo placer el tenerlos aquí.

Entran los tres dramaturgos griegos, pero también entra un mimo. Mimo 1 entra
confundido, perdido. Fuera de su contexto escénico. El Arlequín 1 y el Arlequín 2 no le
toman tanta importancia, así que continúan con la presentación.

Arlequín 1: Pasen, pasen. Sean bienvenidos al siglo XXI. Y sí, AMLO es nuestro
presidente. Lamentablemente.

Los invitados se miran entre ellos con caras de decepción y asombro.


Arlequín 2: (Afirmando a lo que acaba de decir Arlequín 1 pero confundido porque cuenta
a los invitados y se da cuenta de que son cuatro y no tres.) Oye, creí que solo eran tres.
¿Él quién es? ¿Acaso también es un invitado dramaturgo griego viajero del tiempo?
Porque, sinceramente, no lo parece. Ni siquiera tiene perfil griego; mucho menos tiene
pinta de dramaturgo. Y se viste raro. Como un mimo.

Arlequín 1: Es porque es un mimo. Y es verdad. No tengo idea de quién sea. Pero si ya


está aquí, supongo que es un invitado más. Y como tal, hay que recibirlo bien. Recuerda
que queremos tener buena fama de presentadores y anfitriones para las futuras obras
*guiño*.

Esquilo, Sófocles, Eurípides y el Mimo 1, se sientan. Junto a ellos, ambos arlequines


también toman asiento. Es así como comienza la entrevista… Una entrevista que pasará
a la historia

Arlequín 2: Oigan, chicos, ¿se les apetece algo, un refresco, algún bocadillo? ¡Hey,
Esquilo!, ¿qué me dices tú?, ¿te gustaría una sombrilla, un casco? Tú sabes, el del clima
pronosticó una fuerte lluvia de caparazones de tortuga. Jajaja, bueno, de hecho solo
caerá un caparazón de tortuga… y como tienes la peor suerte de todas, te caerá a ti.
Jajaja jajaja, jaja, ja, ja…

Esquilo: (Comienza a llorar, se levanta y sale corriendo.)

Arlequín 1: ¡Así se hace, “bufón”!, has hecho llorar al pobre de Esquilo, y ni siquiera
llevaba cinco minutos aquí. Seguro que esto le dejará traumas de por vida. ¡No me mires
así!, ve por él.

Arlequín 2: Claro, claro, disculpa, no era mi intención… (Sale del escenario a paso veloz
detrás de Esquilo.)

Arlequín 1: Bien, muchachos, mientras mi tonto amigo regresa con Esquilo, cuéntenme
sobre ustedes. Estamos en confianza… Ya todos aquí sabemos que los griegos eran
unos loquillos.

Sófocles y Eurípides se miran mutuamente

Sófocles: Pues, me gusta la muerte.

Arlequín 1: La muerte… Entiendo, pero, dígame, señor Sófocles, ¿tiene alg…


Sófocles: También me gusta la locura, los crímenes… las epidemias, los castigos, ¡LA
SANGRE! (Se pone de pie y comienza a ponerse todo “loco”. Se retuerce, se acerca a
Arlequín 1 y la huele y le hace caras a Eurípides.) Muajajajaja… (De repente se detiene,
regresa a su asiento, se sienta, cruza la pierna y recobra la cordura.) ¿Qué más puedo
decirte, querida?, soy un trágico. Ah, sí, también introduje a un tercer actor a las
representaciones teatrales e inventé la escenografía. Y mi “Twitter” es “Sófolove”
(dirigiéndose al público), para todas aquellas chicas que les interese… Y también chicos.
De hecho (saca un celular moderno), ahora mismo “twittearé”: “Mi toga me pica xDDD.”
(Se rasca.)

Arlequín 1: ¡Maldita sea!, ¿por qué siempre me envían a los locos? (También saca un
celular y escribe.) “Aquí con los trágicos griegos. Kill me please xDDD.”

En ese momento regresan a escena Esquilo y el Arlequín 2. Esquilo trae puesto un casco,
también lleva una sombrilla y lame nerviosamente un helado.

Arlequín 1: Ya era hora, ¿por qué tardaron tanto?

Arlequín 2: Tú disculparás, Arlequín 1, pero Esquilo se puso un poco mal. Lo tuve que
llevar por un helado… y al baño… Y el casco es por, pues tú sabes. Por si las moscas.
Recuerda que no tenemos seguro.

Arlequín 1: Bien, bien, no es necesario tantas explicaciones; nada de detalles.


Regresaron justo a tiempo. Es tiempo de cuestionar a Eurípides. Señor dramaturgo griego
viajero del tiempo, Eurípides, dígame, ¿qué opina de Dionisos?

Eurípides: Pues es interesante que preguntes acerca de él. Gracias a él comenzaron las
representaciones teatrales. Verás…

En ese momento, suena una alarma. Tres Arlequines más entran, y sacan a los invitados
griegos. Pero el Mimo, continúa ahí, sentado. Observándolos con una gran sonrisa. Una
sonrisa algo incómoda.

Arlequín 1: Es todo. Muchas gracias. Fue un honor el que ustedes, grandes dramaturgos
griegos viajeros del tiempo estuvieran con nosotros esta tarde/noche

Arlequín 2: Oye, Arlequín 1… ¿siempre quién es ese tipo, y por qué sigue aquí?
Arlequín 1: Tienes razón. Es tan silencioso, que me olvidé de él por un momento.
Disculpa… Amigo, ¿quién es usted?, ¿también es un dramaturgo griego?, porque si es
así, me temo decirle que es momento de que se retire.

Por razones bien conocidas, el Mimo no dice nada. Sigue sonriendo. Se pone de pie, y
comienza a “hacer la pared” mientras que, acto seguido, sale corriendo del escenario.

Arlequín 2: ¡Eso sí que fue ridículamente extraño!

Arlequín 1: Pero quién lo dice…

Arlequín 2: ¿Eh?

Arlequín 1: Nada, nada. Querido público, estoy segura de que han aprendido algo de lo
que acaba de ocurrir. Espero que sí; porque yo no. En fin, recuerden que no solo existió la
Tragedia. Es preciso mencionar que la Comedia…

En ese momento, el Mimo regresa “jalando una cuerda”. Llega hasta donde se
encuentran los dos Arlequines. Se da la vuelta hasta quedar de espaldas. Pegado, en su
trasero, trae consigo una hoja doblada a la mitad. El Arlequín 2 la jala de las posaderas
del Mimo, la abre y se la muestra al Arlequín 1.

Ambos Arlequines: ¡¿”Pantomimus”?!

El Mimo afirma con la cabeza. Mientras parece recargarse en algo aparentemente


“invisible”.

Arlequín 2: ¿Qué es eso, Arlequín 1?

Arlequín 1: Bueno… Tú sabes, mimetismo. “Mimicus”. Imitación… Pantomima. El


representar algo, lo que sea, por medio, principalmente, de gestos. Anulando el uso de
palabras. No existe un diálogo en sí. Se dice que forma parte de los “antecedentes”, de
los “orígenes” de la Comedia... Pero nunca ha sido la gran cosa. Inclusive, los griegos y
los romanos veían a esta técnica de representación teatral como algo mínimo. Algo bajo.
Sin importancia… Mejor olvidemos esto. (Toma la hoja de papel, la hace bola y la lanza
fuera del escenario.) Continuemos.

Pareciera como si el Mimo perdiera el equilibrio de donde está apoyado y cae


violentamente. Ve con una cara de sorpresa y tristeza hacia el Arlequín 1, y a su vez,
hacia el público. Se pone de pie lentamente. Se limpia, y con una gesto de “volveré” y de
“ya verán”, sale del escenario a paso veloz. Está enojado.
Arlequín 2: Oye, Arlequín 1… Creo que te pasaste un poco con lo de “Sin importancia”.
Hiciste que nuestro amigo se sintiera mal.

Arlequín 1: La mímica, la pantomima, nunca ha sido de gran relevancia, amigo mío. Y,


además, ese sujeto no tiene nada que hacer aquí. Estamos hablando del mundo del
TEATRO. No de la pantomima. Así que es mejor continuar. Pero, primero, debemos
preparar la escenografía para recibir a nuestros siguientes invitados. Y yo necesito hacer
pipí.

Ambos Arlequines salen del escenario. Entran otros Arlequines y sacan todo
rápidamente. Inmediatamente, con una luz baja, aparece otro Mimo. Es el Mimo 2. Está
caminado, al parecer recolecta flores. Y de repente, sale corriendo el Mimo 1. Casi
tropezando y tirando al Mimo 2, el Mimo 1 comienza a “contarle” lo que le acaba de
ocurrir. El Mimo 2 parece sorprendido. Furioso. Inmediatamente que el Mimo 1 termina de
“decirle” todo, el Mimo 2 toma una cara de seriedad. Se sube los puños de la camisa,
agarra al Mimo 1 y sale del escenario con él… Entran nuevamente los Arlequines
ayudadores a montar la escenografía siguiente.
Segundo Acto

Ya no me voy a portar mal

Personajes:

Arlequín 1

Arlequín 2

Monje 1 (hombre)

Monje 2 (hombre)

Arlequín 2: Es bueno saber que tantas personas continúan con nosotros. Con un interés
con el que hasta dan ganas de ser maestro… Y no es sarcasmo. Ahora, retomando; el
teatro griego nació del culto a Dionisos. Mediante algunos cánticos en su honor. En torno
a su altar. Y fue gracias a varios personajes, como los invitados que acabamos de tener
con nosotros, que dichos cantos y danzas fueron evolucionando hasta convertirse en
afamadas representaciones teatrales. Y no solo tragedias. Aristófanes fue el
comediógrafo griego por excelencia. En una lástima que seamos pobres; porque si no
fuera así, también hubiera estado esta noche con nosotros.

Arlequín 1: Ahora, si fue así como se inició el teatro, ¿cómo llegó a representarse en la
Edad Medieval? Sería interesante saber cómo es que se representaban las obras
teatrales en una época donde la caca abundaba y en las calles; y en donde si no estabas
enfermo, lleno de úlceras y con menos de una semana de vida, no estabas a la moda. Y
para responder a esta duda, tenemos a dos invitados que nos pueden dar respuesta. Con
ustedes, el Monje 1 y el Monje 2. Lo sé, somos todos unos creativos con los nombres. Por
favor, un fuerte aplauso.
Las luces se ponen tenues y en el fondo se alcanzan a escuchar unos cánticos
gregorianos. Lentamente, y con unas largas túnicas las cuales los cubren completamente,
entran ambos mojes. Hasta que llegan a un lado de los Arlequines, la música cesa y la luz
regresa a su normalidad

Arlequín 2: (Un poco temeroso.) Hooo… Hola. Sean bienvenidos.

Ambos monjes voltean. Siguen sin mostrar su cara.

Arlequín 1: Es un placer tenerlos aquí, monjes medievales viajeros del tiempo. Por favor,
tomen asiento.

Todos se sientan. Los Arlequines se ven entre ellos; extrañados de que ninguno de los
monjes hayan dicho palabra alguna. Asustados por la apariencia tan “tétrica” que tienen
ambos frailes.

Arlequín 1: La dramaturgia en la Edad Medieval, en su época, es un tanto desconocida


para muchas personas. ¿Serían tan amables de darnos alguna reseña de cómo es que
era el teatro en su época? Por favor…

Ambos monjes se ven entre sí y afirman con la cabeza

Monje 1: (Sin mostrar el rostro y con una voz grave e imponente.) ¡El teatro no fue bien
recibido en la Edad Media!

Ambos Monjes mueven la cabeza en señal de negación

Monje 2: (Igual, sin mostrar su rostro y con una voz igual de imponente.) Aun así, el teatro
que llegó a existir, tanto el religioso (ambos monjes se persignan), como el profano,
derivaron de nuestras festividades eclesiásticas. (Ambos monjes realizan una pequeña
oración en latín. Cuando terminan la plegaria, se voltean a ver y afirman con la cabeza.)

Los Arlequines se miran con desconcierto e inquietud

Ambos Monjes: ¡Milagros! (Se ponen de pie, se quitan la capucha de la túnica y alzan
sus manos y sus caras hacia el techo.)

Empieza la canción “Aleluya”. Salen cuatro ángeles, una virgen, dos pastores, tres diablos
y “Jesucristo”. Inmediatamente comienza una canción cristiana (como las que suelen
poner en las iglesias de cristianos afroamericanos). Todos aplauden y se colocan en
medio círculo. Ambos monjes son los más emocionados. Los dos Arlequines se han
arrinconado mostrando una importante extrañez. Después de unos pocos segundos de
esta “escena”, la música cesa. Todos los personajes “bíblicos” salen y los monjes
adquieren, nuevamente, una actitud de imponencia. Se dirigen a sus asientos y se
sientan al mismo tiempo.

Arlequín 2: ¡¿WTF?!

Arlequín 1: (Le da un pequeño zape en la espalda a Arlequín 2 y lo invita a que tome


asiento nuevamente.) Bien… (Susurrándole a su amigo Arlequín.) Realmente no
comprendo qué acaba de suceder.

Arlequín 2: Pues fue más que obvio. Ellos dijeron “Milagros” y…

Nuevamente comienza la música cristiana y todos los personajes anteriores entran


aplaudiendo; y con la misma actitud que hace un momento, los Monjes se unen a ellos
una vez más. Esta vez toda esta “festividad” es más breve, concluye y los Monjes
regresan a sus lugares. Con seriedad observan a los Arlequines.

Arlequín 2: Mila… ¡Milagros!

Entran repetidamente todos. El Arlequín 2 también se pone de pie y comienza a aplaudir.


Inicia la música una vez más, pero justo en el momento en que los Monjes se van a poner
de pie a bailar, el Arlequín 1 interrumpe.

Arlequín 1: ¡Ya estuvo bueno! (Se pone de pie, exaltada. Se dirige hacia los animados
personajes y los corre.) ¡Se me van de aquí! ¡Ustedes también diablitos! ¡Suficiente!
(Regresa a su lugar y gritándoles a los Monjes.) ¡Basta de sus “”Milagros””! (La música ya
iba a iniciar otra vez pero el Arlequín uno hace un señal de amenaza hacia el otro lado del
escenario.) Pobre de ti si me pones esa musiquita otra vez, eh. ¿Dónde estamos? ¿En
“Dementelandia”? Ni que fuéramos estudiantes de ____________. (Respira hondo y
pareciera tomar cierta tranquilidad.) Frailes, queridos frailes. Por favor, solo queremos que
nos expliquen lo que era el teatro en su época. Es todo. Sin necesidad de tanta
celebración. Por favor.

Ambos Monjes se miran mutuamente. Niegan con la cabeza, voltean hacia el público y
hacen “Palm face” al mismo tiempo

Monje 2: Arlequín, arlequín, arlequín… arlequín, arlequín. Pero si es lo que ya hemos


hecho.
Monje 1: “Milagros”. Así como “Misterios” y “Moralidades”; eran el nombre que recibían
los dramas en nuestra docta Edad Media. Eso sí, tenían que ser dramas religiosos.
Haciendo profundo énfasis en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Ah, y en la vida de
Santos.

Monje 2: Amén.

Ambos Monjes se persignan

Arlequín 2: ¿Ya ves, Arlequín 1?, y tú ya los querías asesinar.

Arlequín 1: Mejor cállate.

En ese momento comienza la canción de los “Reyes Magos” de Tatiana. Y entra al


escenario “un auto” y dentro de éste, van los Tres Reyes Magos

Arlequín 1: No es posible. ¿Ahora qué?

La música cesa. El auto se detiene. El Monje 1 está a punto de hablar, pero es


rápidamente interrumpido por el Arlequín 2

Arlequín 2: El “Auto de los Reyes Magos”. Una obra teatral española que consta de 147
versos, y su asunto procede del Evangelio de San Mateo...

Los Monjes se miran mutuamente y aplauden

Arlequín 2: Bueno… se trata de eso, o estos tres sujetos se dirigen a una fiesta de
disfraces. Una fiesta de disfraces fetichista. (Guiña.)

Comienza nuevamente la canción y el auto, junto con los tres personajes, sale de escena.

Monje 1: No, no, no, nada de eso, hijo mío. Tu primera deducción es la acertada. Esta
obra es de las más relevantes de nuestra época y, afortunadamente, todavía se conserva
hoy en día.

Ambos Monjes: Amén.

Arlequín 1: ¿De las más importantes?, pues con lo que acaba de ocurrir, no dio la
impresión de que fuera tan relevante…

Monje 2: Hija mía, recuerda que en esta vida, nada es lo que parece. Nada. Nada…
En ese momento la luz se vuelve una vez más tenue. Los Monjes se acercan al proscenio
y una luz los resalta.

Ambos Monjes: (Con la cabeza hacia abajo y las manos en posición como si fueran a
rezar.) ¡Nada es lo que parece!

En ese momento levantan las caras y en un rápido movimiento se deshacen de sus


túnicas. Están vestidos de juglares. Al fondo, una música animada. El Monje 2 sale de
escena pero inmediatamente regresa acompañado de una guitarra

Monje 1: Nada es lo que parece

No seas tan ingenua

Eres muy hermosa

Ya no seas gruñona

No te dejes llevar por las apariencias

Y mejor ven, y dame un beso, nena

El Monje 1 se acerca hacia el Arlequín 1, la jala hacia él y la besa en la boca. Mientras


tanto, el Monje 2 lo sigue acompañando con notas musicales en la guitarra. Ambos
Monjes se acercan al proscenio nuevamente. Hacen una reverencia al público. El “auto”
entra una vez más a escena, se detiene justo detrás de los dos Monjes; estos se montan
y salen del escenario.

Tal pareciera que los Monjes se han ido, pero de repente uno de ellos regresa y
dirigiéndose hacia la mitad del escenario, levanta su mano y en señal de cruz menciona
con voz grave:

Monje 1: Vade in pace. (Sale corriendo de escena.)

Arlequín 2: ¡Su mamá! (Viendo con cara de incredulidad cómo se va el Monje y


dirigiéndose hacia el Arlequín 1.) Vaya… Apenas se conocieron y fueron inmediatamente
por la “segunda fase”. ¡Eres tremenda, Arlequín 1!

Arlequín 1: Mejor cállate. ¡Me voy a volver loca! (Se dirige hacia una de las sillas y se
sienta bruscamente.) Todo esto está de dementes. Y solo vamos a la mitad de lo que
tenemos que presentar. Creo que… que esto de traer a sujetos de diferentes épocas no
fue tan buena idea como esperaba. Todos son tan raritos.
Arlequín 2: ¿Estás loca? Todo lo que ha pasado ha sido de lo más entretenido y
divertido. Y, no sé tú, pero yo he aprendido mucho. Además no todo está perdido. Según
lo que ensañamos, todavía falta mucho por exponer en esta noche. ¡Ánimo! Ven, mejor
vayamos por un vaso de agua para que te tranquilices. Sirve que limpian todo este
desmadre.

Ambos Arlequines salen de escena.

Tercer Acto

Personajes:

Arlequín 1

Arlequín 2

Mimo 1

Mimo 2

Arlequín 1: Después de que la popó, las ratas y las enfermedades, y sobre todo, después
de llevar una vida corriente y apestosa; se inició un movimiento artístico y literario durante
los siglos XV y XVI que restableció la tradición clásica. Así es, los griegos y latinos
estuvieron de moda nuevamente. Se dio la bienvenida al Renacimiento.

Arlequín 2: ¿Ahora hablaremos del Renacimiento? ¡Qué emoción! La verdad es que me


gustaron tanto las togas de nuestros invitados griegos, que he conseguido una. (Saca una
toga de entre sus pantalones.) Y como dices que todo lo clásico regresó, creo es buen
momento para usarla.

Arlequín 1: Amigo, lamento desilusionarte. Sí, el Renacimiento fue un movimiento


importante, pero no lo expondremos. No en esta ocasión. Y sí, es a causa de falta de
tiempo y de presupuesto.

Arlequín 2: ¿Y mi toga?

Arlequín 1: Ya será en otra ocasión. Además, dudo que el público aquí presente esté
dispuesto a verte en paños menores. En verdad, lo siento.
Arlequín 2: Pues ya qué. Aunque sí que quería usar mi toga… Pero, oye, si no
hablaremos del Renacimiento, ¿ahora qué sigue?

Arlequín 1: Ahora veo que en verdad no ponías atención en tus clases…

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