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En los tiempos más antiguos la compraventa tuvo sus orígenes en el trueque porque la
contraprestación no se la realizaba con dineros Y no con especies. El primer indicio de
venta, aparece en el derecho Quiritano donde se trasmitía automáticamente la
propiedad enajenada es decir que no era una venta obligacional sino traslaticia de
dominio “Tal venta se efectuaba por medio de la mancipación y por la tradición, acto
que no tenía solemnidades, pero que requería un elemento material: la entrega de la
cosa ”.35 La venta romana era un contrato consensual, sinalagmático perfecto y de
buena fe, por el obligaba a asegurar a otra llamada comprador, la posesión pacífica y
duradera de su cosa, trasmitiéndole todos sus derechos sobre la misma, mediante el
pago de un precio cierto en dinero. El contrato de compraventa es institución del
derecho romano vulgar o bonitario, fue creación de la apretura para reemplazar la
mancipio en los casos que esta institución quiritaria y exclusiva no procedía, es
requisito legal creado por el pretor para poder conceder comercialización a los fundos
provinciales.
En plena época clásica, cuando dos personas convienen que una debe procurar a la
otra sólo la posesión pacífica de una cosa, mediante el pago de un precio en dinero
celebraban el contrato de compraventa. El que debe entregar la cosa es el vendedor;
ha celebrado una venditio y tiene contra el comprador, para exigir el pago del precio,
la acción venditi. Por su parte, el que debe entregar el precio es el comprador y ha
celebrado una emptio; tiene contra el vendedor, para exigir la entrega de la cosa, la
acción empti. Esta institución de la compraventa desplazó a la mancipio, típica del
Derecho Romano Clásico o Quiritano, porque se pudo aplicar y por eso se concibió
fundamentalmente por el Pretor, a los fundos provinciales sobre los cuales los
ciudadanos romanos no tenían verdadera propiedad quiritana, sino una mera tenencia
oposición. Los fundos provinciales no eran cosas mancipi. La compraventa se
empleaba también a las cosas de poco valor, como ganado lanar yc abrío y también a
las cosas ajenas en general, sin poder acreditar dominio quiritano, como habría sido el
caso de un ciudadano que no había adquirido por mancipio. La compraventa se
diferencia de la mancipio, fundamentalmente en que sólo es título traslaticio, o sea
que sólo habilita para adquirir el dominio de la cosa. No es requisito de la esencia del
contrato que el vendedor sea dueño, como ocurre con la mancipio quiritaria, principio
que se mantiene en la compraventa del Código Civil de Napoleón.
2. DEFINICIÓNDECOMPRAVENTA:
Porque no se especifica con exactitud en qué sentido se obliga a “dar” la cosa si con
ánimo de transferir la propiedad o con ánimo de arrendar, de ceder el uso, de prestar,
se puede entender en fin de cualquier otro sentido que puede desvirtuar la
transferencia de dominio; y, b)Al señalar en la definición comentada la palabra “cosa”
daría la impresión de que es sujeto de venta exclusivamente las “cosas corporales” y
no los derechos, al respecto se dice: “casi se podría decir que la compraventa lo es
siempre de derechos, ya que cuando se vende una cosa, se trata, al menos
tendencialmente, de transmitir la propiedad de la misma, es decir, un derecho sobre
ella; razón por la que la compraventa tendería en todo caso como ya ha puesto de
relieve el Código Civil italiano en su Art. 1.470 al cambio de un derecho (de propiedad
o de otra clase) por un precio . En consecuencia en el Código Civil ecuatoriano,
aceptando el principio del Derecho Romano Bonitario es decir que es título traslaticio
de dominio que sólo habilita para adquirir el mismo, la venta de cosa ajena es válida y
es justo título. En el derecho romano de Justiniano, refunde los derechos quiritano y
bonitario que en su origen el vendedor sólo traspasaba la tenencia de la cosa vendida,
luego en el Derecho Bonitario de Roma, sólo se concedía la entrega de la cosa, pero en
el derecho romano de Justiniano también se concibe la tradición en la compraventa
porque su esencia en la compraventa era la transferencia de dominio, por lo que
nuestro Código Civil en su artículo 1764 señala que: “Las obligaciones del vendedor se
reducen en general a dos: la entrega o tradición…”. Será tradición si el vendedor es
dueño porque nadie puede transferir más derechos de los que tiene. A pesar de lo
señalado creo que el legislador cumplió con una definición con mérito. Podría definirse
en el Ecuador la compraventa como el contrato por el cual una parte transfiere o se
obliga a transferir el dominio de una cosa material o inmaterial, y la otra parte paga o
se obliga a pagar el precio convenido.
NUESTRA DEFINICIÓN:
En las fuentes jurídicas romanas se llamaba contrato consensual a aquel que quedaba
concluido con el mero consentimiento de los contratantes. En el derecho romano se
consideró a la compraventa como un contrato eminentemente consensual. Los
contratos consensuales no aparecen en el viejo derecho, pues los únicos contratos
sancionados por la ley fueron entonces los formales. Cayo se refiere en sus
Instituciones a esta categoría de contratos, distinguiéndolos de otros tipos: Y decimos
que por estos modos se contrae la obligación consensualmente porque no es preciso
el empleo de palabras ni de escritura, sino que basta con que las partes contratantes
consientan. Para la opinión dominante, los contratos consensuales derivaron
directamente del derecho de gentes, pues, en los mercados internacionales se
celebran convenciones entre comerciantes romanos y extranjeros, que fueron
protegidos por el Pretor Peregrino. Más tarde fueron acogidos por el Derecho Civil y su
uso se extendió a los ciudadanos romanos. El derecho romano reconoció cuatro
contratos consensuales: la compraventa, la locación o arrendamiento, la sociedad y el
mandato, todos de buena fe.
Por regla general, un contrato consensual. Se desprende así del artículo 1740, inciso
1º…Jamás es real.
“…En el Libro IV, Título XXI, relativo a las pruebas de las obligaciones, (artículo1753) del
Código Civil ecuatoriano se establece que: ‘Deberán constar por escrito los actos o
contratos que contienen la entrega o promesa de una cosa que valga más de dos mil
sucres. No será admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de algún
modo lo que se exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que se alegue haberse dicho
antes, al tiempo o después de su otorgamiento, aun cuando en alguna de estas
adiciones o modificaciones se trate de una cosa cuyo valor no alcance a la referida
suma. No se incluirán en esta cantidad los frutos, intereses u otros accesorios de la
especie o cantidad debida.”(CORTESUPREMADEJUSTICIADELECUADOR, Primera Sala,
Resolución No.82-‐ 2004, R.O.No.424, de20-‐IX-‐2004)
El Art. 1732 del Código Civil, define a la compraventa no como un contrato en que una
de las partes da una cosa y la otra la paga en dinero, como lo hace al definir los
contratos de mutuo, comodato, depósito y prenda; esto significa que la compraventa
no es un contrato real, como lo hubiera sido si la hubiera definido en la forma antes
indicada, la forma en que la ley ha definido la compraventa le da el carácter de
contrato consensual (Alessandri), justamente este artículo citado ha sido reformado
desde la codificación de 1871, y la redacción actual consta desde 1930, con el
propósito de insistir en su aspecto obligacional y no real. A diferencia de los contratos
reales, “la venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en
el precio ” (Art. 1767 del Código Civil)
, la regla generales que el contrato de compraventa se perfecciona o nace a la vida
jurídica o surte sus efectos legales, con el mero consentimiento de las partes, en el
momento que haya acuerdo verbal, hay contrato de compraventa que surte sus
efectos legales, este es uno de los rasgos o características típicas de esta clase de
contratos, por tanto basta para que se perfeccione esta clase de contratos no pagar el
precio ni entregar la cosa, basta el simple acuerdo de voluntades en el valor del precio
y en la cosa que es materia de la compraventa para que se perfeccione el contrato y
como consecuencia de ello el vendedor contrae el deber y obligación jurídico de
entregar la cosa materia de la compraventa y el comprador por su parte adquiere la
obligación jurídica de pagar el precio convenido al vendedor, por lo mismo para que
haya compraventa perfecta, por el contrario de los contratos reales no es necesario
que el vendedor entregue la cosa ni el comprador pague el precio estipulado, sólo se
necesita el acuerdo de voluntades en la cosa y el precio, en otras palabras necesita el
consentimiento. Hay el error común de indicar que contrato consensual es el que
“requiere de consentimiento”. Por lo general, todo contrato requiere de
consentimiento; éste es la base de la contratación. Sólo el contrato colectivo, y más
todavía, el contrato colectivo obligatorio del Derecho Laboral, no necesitan
consentimiento de todos los vinculados al contrato. Por ello hay que precisar que es el
que nace por el mero, simple o solo acuerdo de voluntades. El consentimiento debe
recaer sobre los elementos de la compraventa, que se desprenden de la
propia
definición que comentamos traída por el Código Civil, esto es sobre la cosa y el precio,
lo que en Roma llamaron consensus, res y pretium.
BILATERAL:
b) Por otro lado esta característica incide en lo dispuesto en el Art. 1505 del Código
Civil que otorga derechos alternativos a la parte que ha cumplido el contrato, para
exigir su cumplimiento o resolución con indemnización en los dos casos, a elección de
la parte cumplida.
c) También tiene importancia esta clasificación por la pérdida de la cosa que se debe
consagrada en el Art. 1686.
ONEROSA:
Tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes. Como hemos visto el contrato de
compraventa es bilateral, y en esta clase de contratos por su naturaleza bilateral son
también siempre onerosos. El actual artículo 1456 del Código Civil, define al contrato
oneroso de la siguiente manera:
“El contrato es…oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes,
gravándose cada uno a beneficio del otro”.