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La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica, progresiva y actualmente incurable en la cual se produce
una desmielinización progresiva del sistema nervioso. Esta desmielinización es provocada debido a la
actuación del sistema inmune, que ataca la mielina presente en las neuronas y provoca su destrucción.
Se generan asimismo pequeñas cicatrices en forma de placa endurecida que dificulta el paso del estímulo
nervioso. La pérdida de mielina, junto a la presencia de dichas placas cicatriciales provoca que a nivel
neuronal la información transportada por las fibras nerviosas tarde más tiempo en llegar a su destino,
Los síntomas de este trastorno van a depender de las zonas que se vean desmielinizadas, pero a grandes
rasgos es común que quienes la sufren padezcan fatiga, debilidad muscular, descoordinación, problemas de
Si bien inicialmente se creía que era una enfermedad que solo provocaba síntomas físicos, se ha detectado
que a lo largo del transcurso de la enfermedad se produce también una afectación intelectual, siendo
frecuente que haya un deterioro del área frontal y por tanto de las funciones ejecutivas y cognitivas.
recuperaciones parciales una vez el brote remite. Esto es debido a que aunque la mielina es destruida por el
sistema inmune y los oligodendrocitos que la producen son incapaces de regenerarla, el organismo envía a las
zonas dañadas células madre que con el paso del tiempo se transforman en nuevos oligodendrocitos y
Esta nueva mielina no es tan eficaz ni resistente como la original debido a la presencia de daños en el axón, de
modo que posteriores ataques del sistema inmune irán debilitando las conexiones y la recuperación posterior
Como hemos dicho anteriormente, la esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune, que a través del
ataque y eliminación de la mielina de los axones neuronales provoca toda una serie de efectos derivados de la
mala transmisión del impulso nervioso. Así pues, los mecanismos a través de los cuales actúa ya están en
nuestro cuerpo. Sin embargo, las causas de este ataque siguen siendo a día de hoy una incógnita, no habiendo
Algunas de las teorías más aceptadas indican que quienes sufren esclerosis múltiple tienen una vulnerabilidad
genética que ante la llegada de algún tipo de estímulo del medio como una infección provoca que el sistema
inmune reaccione en la pared de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro, cruzando la barrera
Tal y como se ha indicado la esclerosis múltiple es una enfermedad que se presenta en forma de brotes. Pero
estos brotes no siempre ocurren de la misma manera o con la misma intensidad, pudiendo haber diferentes
cursos del trastorno. En base al curso que lleve, se puede considerar la existencia de diferentes subtipos de
esta enfermedad.
El subtipo y curso más frecuente, en esta modalidad de esclerosis múltiple surgen brotes sintomatológicos
inesperados y no previsibles que con el paso del tiempo terminan desapareciendo, habiendo tanto remisión
como recuperación sintomatológica. Esta recuperación entre brotes puede ser parcial o incluso completa. Los
Uno de los tipos menos frecuentes, en este subtipo de esclerosis no se pueden identificar brotes concretos,
pero de forma progresiva se van viendo síntomas que van empeorando poco a poco. En este caso no hay
periodos de remisión ni recuperación (o al menos no de gran importancia). Sin embargo en algunas ocasiones
puede llegar a estacionarse.
Al igual que en la forma remitente-recurrente, en este tipo de esclerosis múltiple se observan diferentes
brotes inesperados e impredecibles. Sin embargo, en los periodos en que el brote ha cesado el grado de
discapacidad del paciente no mejora sino que de hecho se puede observar un empeoramiento, siendo éste
progresivo.
Al igual que con la forma primaria progresiva, en este subtipo poco frecuente se da un empeoramiento
progresivo y sin periodos de remisión, con la diferencia de que en este caso sí son reconocibles brotes
concretos.
En ocasiones identificada con la esclerosis tipo remitente-recurrente, este tipo de esclerosis múltiple recibe su
nombre debido a que, a pesar de la presencia de brotes, la recuperación del paciente de ellos se da de forma
completa, teniendo síntomas más leves y que al parecer no empeora con el tiempo. La discapacidad que
En búsqueda de un tratamiento
Si bien en la actualidad la esclerosis múltiple no tiene cura, hay una gran cantidad de tratamientos de tipo
farmacológico que pueden servir para paliar y retrasar el avance de la enfermedad. Asimismo, pueden
controlarse los síntomas, reducir la gravedad de éstos y ayudar al paciente a mantener su calidad de vida.
brotes, analgésicos en casos de dolor o inmunosupresores para alterar el curso de la enfermedad y reducir el
nivel de deterioro.
Fármacos
Pero si bien estos tratamientos no curan de la enfermedad, se sigue investigando y avanzando en la búsqueda
de una cura para la esclerosis múltiple. Algunas de las últimas investigaciones han llegado a probar y realizar
ensayos con un fármaco llamado Ocrelizumab, el cual se ha demostrado capaz de demorar el avance de los
Si bien el problema en sí es neurológico y por lo tanto se trata desde la medicina, las dificultades que produce
la esclerosis múltiple suelen causar dificultades y problemas que afectan a la psique de quienes la sufren. Es
frecuente que ante la detección de la enfermedad los pacientes padezcan procesos de duelo ante la pérdida
Por ello puede ser de utilidad trabajar también desde una vertiente psicológica, aumentando el nivel de
expresión emocional del paciente respecto a su situación y trabajando sobre ella, así como en que éste vea la
autodestructivas.
Terapia ocupacional
autonomía y el nivel de actividad del paciente y la participación en grupos de apoyo como método para
expresar y compartir sensaciones y puntos de vista respecto a la enfermedad, sus consecuencias y las
maneras de afrontar la vida con otras personas con esclerosis múltiple. Es una de las terapias más efectivas a
El apoyo familiar y social es fundamental en casos de esclerosis múltiple, puesto que permite hacer frente al
día a día y hace ver al sujeto que no está solo ni desamparado. También el uso de dispositivos como sillas de
ruedas y barras pueden contribuir a que el paciente pueda mantener una cierta autonomía durante más
tiempo, además de ayudar a que el nivel de discapacidad producido por la enfermedad sea menor.